Erhalten Sie Zugang zu diesem und mehr als 300000 Büchern ab EUR 5,99 monatlich.
El triunfo de la humildad y la soberbia abatida es una comedia teatral del autor Lope de Vega. En la línea de las comedias palatinas del Siglo de Oro Español, se articula en torno a una serie de enredos contados en tono desenfadado, en este caso resaltando además los valores más puros del pueblo llano frente a la corrupción y soberbia de las clases altas.
Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:
Seitenzahl: 94
Veröffentlichungsjahr: 2020
Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:
Lope de Vega
Saga
El triunfo de la humildad y soberbia abatidaCopyright © 1930, 2020 Lope de Vega and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726616873
1. e-book edition, 2020
Format: EPUB 3.0
All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com
Sale TREBACIO, príncipe de Albania y el conde FILIPO, su hermano; TREBACIO desnuda la espada, y de por medio LANSPERGIO, y REMUNDO, y otros caballeros.
TREBACIO
¿Pues tú te atreves a mí?
FILIPO
¡Detén, hermano, la furia,
que yo jamás te ofendí!
TREBACIO
Basta, para ser injuria,
que yo lo piense de ti.
FILIPO
Harasme sacar la espada.
REMUNDO
Deténgase Vuestra Alteza,
porque el tenerla envainada
es respetar mi cabeza,
a que ha nacido obligada.
TREBACIO
¡Dejádmele dar la muerte!
FILIPO
Sed testigos, caballeros,
cómo tengo de esta suerte
envainados los aceros.
LANSPERGIO
Señor, su humildad advierte.
TREBACIO
¿Humildad en un traidor?
FILIPO
¡Eso no! ¡Y si no mirara
que eres mi hermano mayor...!
TREBACIO
¿Veis lo que dice en mi cara?
REMUNDO
¿De qué te espantas, señor,
si traidor al Conde llamas?
FILIPO
Tú, Príncipe, no me infamas,
que eres mi hermano, y yo soy
tu hechura.
TREBACIO
¡Templando estoy
del mismo infierno las llamas!
¡Que este tenga atrevimiento
de osar mirar lo que miro!
FILIPO
Ni la miro, ni lo intento;
antes me aparto y retiro
de ofender tu pensamiento.
Y la palabra te doy
de que no la mire más;
mira si obediente soy.
TREBACIO
¡Pienso que fingiendo estás!
FILIPO
Diciendo verdad estoy.
TREBACIO
A mí, Filipo, ¿qué importa?
Tu daño harás en mentir,
mientras esta espada corta.
FILIPO
¡Tú me lo puedes decir!
TREBACIO
¡La lengua, Conde, reporta,
que a bofetones, a coces,
te haré pedazos aquí!
LANSPERGIO
¡Detente!
TREBACIO
¡Mal me conoces!
FILIPO
Una vez te respondí,
y siempre humilde a tus voces.
Sabe Albania y sabe el mundo
que no soy cobarde, y sabe
que en tierra, que en mar profundo,
ya en el campo, ya en la nave,
he sido un César segundo.
Ejércitos he rendido;
cinco batallas vencido,
y pude por mi persona
ver a mis pies la corona
de enemigos que has tenido.
Ser tú mi hermano mayor
me obliga a respeto igual,
que bofetones, señor,
la infamia los sufre mal,
cuanto y más el noble honor.
TREBACIO
¡Quitalde luego la espada!
FILIPO
No querrán estos señores,
de quien es y ha sido honrada.
TREBACIO
Sí querrán, porque a traidores
es justo.
FILIPO
¡Oh, cuánto me agrada
verte tan gran honrador
de tu sangre! ¿Yo traidor,
Príncipe de Albania?
TREBACIO
Sí,
porque te atreves a mí,
que soy tu rey y señor.
Y cuando aquesto no fuera,
soy Trebacio, hombre a quien diera
entre los dioses lugar,
ara, templo, incienso, altar,
Roma, si sucesor fuera;
que el nacer cristiano ha sido
la causa porque he tenido
de solo príncipe el nombre.
FILIPO
¡Mira, señor, que eres hombre!
TREBACIO
Confieso que hombre he nacido,
mas no soy de aquella parte
de quien la Naturaleza
comúnmente los reparte,
que para hacer mi grandeza
hizo otra materia aparte.
Piedra es el rubí, el zafir,
la esmeralda, el girasol;
mas no pueden competir
con aquel hijo del Sol,
diamante eterno, en sufrir.
Metales hay, pero el oro
se debe al mayor decoro.
Aves hay, mas una sola
fénix, que el fuego acrisola.
Bestias hay, el tigre, el toro,
pero es el rey el león.
Peces hay, mas las ballenas
de mayor grandeza son.
Músculos, nervios y venas
se rinden al corazón.
Ríos hay, mas con el mar
no se pueden comparar.
Calidades más perfectas
entre los siete planetas
suelen a Júpiter dar.
Y así vengo, a ser diamante,
oro, fénix, corazón,
y ballena, y mar de Atlante,
y Júpiter, y león,
sin admitir semejante.
¡Mal hayan los inhumanos
hados, porque no nací
entre Césares romanos,
pues me adoraban allí,
aunque entre sus dioses vanos!
Vase.
FILIPO
¡Ay de tu loca arrogancia!
REMUNDO
Él ha llegado, Filipo,
donde será de importancia
tu gobierno.
FILIPO
Si anticipo
a su vida mi ganancia,
me quite el cielo la mía.
REMUNDO
Pues ¿en qué puede parar
su soberbia y tiranía?
FILIPO
En que me la ha de quitar
si en su sospecha porfía.
REMUNDO
No tengas temor, que el cielo
te ha de librar de su mano.
FILIPO
Hoy a su clemencia apelo.
LANSPERGIO
Hombre tan soberbio y vano
no puede sufrirle el suelo.
REMUNDO
Ya sus arrogancias son
insufribles.
FILIPO
Caballeros,
cese la murmuración,
que sacaré los aceros
que envainaba la razón.
No soy de los que aspiran
a estados con daño ajeno,
porque solo su bien miran;
de todo yerro y veneno
mis sentidos se retiran.
Metales tiene la tierra;
plomo soy de sus metales;
fénix el Arabia encierra,
cuyas aras inmortales
hacen a los tiempos guerra;
mas yo, pajarillo soy.
Si animales hay valientes,
cual cierva tímida soy;
y al mar, entre ríos y fuentes,
como arroyo humilde voy.
Si hay un eterno diamante,
yo soy vidrío quebradizo.
Si Júpiter arrogante
sobre el Sol estrados hizo,
yo soy la Luna menguante.
Si es mi hermano el corazón,
yo soy los humildes pies.
Si hay peces que focas son,
ya débil marisco es
mi rendido corazón.
Sin arrogancia ninguna,
soy arroyo, vidrío, Luna,
pez, pajarillo, arroyuelo,
cierva, plomo, pie y el suelo
de los pies de la Fortuna.
Y en ser cristiano, aunque coma
el pan que siembre, más fundo
mi honor que el cetro que toma
de los imperios del mundo,
de Constantinopla y Roma;
que el ser Dios de vanidad
es locura y necedad;
que el ser cristiano y salvarse,
es ser rey para sentarse
en reino de eternidad.
Vase.
REMUNDO
¡Prudente humildad!
LANSPERGIO
Y tanto,
que me ha dejado confuso.
REMUNDO
Bajose Filipo cuanto
Trebacio en alto se puso.
LANSPERGIO
Los dos me causan espanto:
el uno, en querer subir,
y el otro, en querer bajar.
REMUNDO
No veo que el competir
es materia de reinar,
como se suele decir.
LANSPERGIO
¡Bien dices!, que amores son,
y la causa viene aquí.
Sale FELISARDA, dama, con LOPE, lacayo, y ELISA, criada.
FELISARDA
¡Qué engaño, qué confusión!
LOPE
Ya te digo que lo vi,
pues todo fue sin razón.
Él tiene celos sobra,
y, en fin, es hombre arrogante,
y pondrá su muerte en obra.
FELISARDA
Desengaños de constante,
no celos de amante cobra.
LOPE
O celos o desengaños,
él le ha querido matar.
FELISARDA
Uno y otro son extraños.
LOPE
Yo no sé diferenciar
la calidad de sus daños.
Porque si un desengañado
luego viene a ser celoso,
y no es celoso engañado,
el desengaño es forzoso
que esos celos le haya dado.
Mas mira que hay gente aquí.
FELISARDA
Remundo y Lanspergio son.
LANSPERGIO
Recatado se han de mí.
REMUNDO
Pues quitemos la ocasión.
Vanse.
FELISARDA
¿Fuéronse?
LOPE
Señora, sí.
FELISARDA
¿En fin, el Príncipe, fiero,
para su hermano sacó
soberbio, el cobarde acero?
LOPE
¡Por Dios, que el Conde calló,
aunque le temí primero!
FELISARDA
Si tiene tan bien probada
su intención en tantas guerras,
y a poca tierra heredada
ha ganado tantas tierras,
bien hizo en tener la espada.
LOPE
No es creíble la obediencia
que a su hermano mayor tiene.
FELISARDA
¡Bien lo mostró su paciencia!
Sale el conde FILIPO, solo.
FILIPO
¡Felisarda!
LOPE
El Conde viene.
FILIPO
Yo vengo por tu licencia.
FELISARDA
Licencia, Conde querido,
¿para qué?
FILIPO
Para ausentarme,
licencia y paciencia pido:
licencia para matarme;
paciencia para tu olvido.
Yo no sabía el amor
que mi hermano te tenía;
es mayor, soy el menor,
y aunque esta es hacienda mía,
quiere heredarla el mayor.
Sobre celos ha tenido
conmigo tales enojos,
que los míos han querido
perder el bien de tus ojos
para no verme perdido.
Es el Príncipe mi hermano
tan soberbio y arrogante,
tan loco, insufrible y vano,
que parece semejante
del mundo al primer tirano.
Ni admite satisfacción,
ni le vence la humildad,
ni le obliga la razón,
ni conoce la amistad,
ni agradece la intención.
Pues para tanta fiereza,
Felisarda, no me mandes
que oponga tanta flaqueza,
que entre peligros tan grandes
le correrá mi cabeza.
Si te acordares de mí,
que Lope vendrá a saber
si vivo, señora, en ti,
con él puedes responder
lo que te sucede aquí.
Que, deseando tu bien,
con mi hermano te mejoras.
FELISARDA
La lengua y paso detén,
que en término de dos horas
verás la fuerza a un desdén.
Y será de tal manera,
que con hierros de tu ausencia
me daré la muerte fiera,
que creas por experiencia
que hubo mujer verdadera.
Que ser tu hermano arrogante
no me ha de espantar a mí,
que si en amor semejante
amante contigo fui
sin ti pienso ser diamante.
No me quejo de tu amor,
quéjome de valor,
pues parece cobardía
que tu hacienda, por ser mía,
des a tu hermano mayor.
Mas no está muy acabado
con el dueño, que soy yo;
que aunque tú la hayas dejado
al poder donde quedó
ningún poder va forzado.
Vase.
LOPE
Ella se fue.
ELISA
Con razón
va, mi señor, enojada.
FILIPO
Elisa, violencias son
de una voluntad forzada.
No culpes a mi afición.
Dile que no puedo más.
ELISA
Sí puedes.
FILIPO
Tú lo verás
en lo que pasa por mí.
ELISA
Vuélvela a ver.
FILIPO
¡Ya perdí
la esperanza que me das!
Vase FILIPO.
LOPE
¡Ay, Elisa! No te espantes
de que el Conde, mi señor,
en casos tan importantes
haga enano su valor
donde hay contrarios gigantes.
Sabe, amor, que desde aquí
el alma se me hace rajas.
ELISA
¿Vaste con él?
LOPE
Voy sin mí
donde a sombra de tinajas
lloraré, Elisa, por ti.
Ten lástima que una aldea
hoy mi sepultura sea.
ELISA
Tú vas a tu natural;
mas un hombre principal
mal en los montes se emplea.
¿Qué haréis allá?
LOPE
Cazaremos
y otras veces jugaremos,
de la soledad compás,
aunque pienso que lo más
en murmurar pasaremos.
ELISA
¿De quién?
LOPE
De roques y damas,
por vengar entre las ramas
lo que en Corte cortan de él.
ELISA
¿Que hay quien corte?
LOPE
Sí.