Jesús, Mesías, Hijo de Dios - Equipo Bíblico Verbo - E-Book

Jesús, Mesías, Hijo de Dios E-Book

Equipo Bíblico Verbo

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Beschreibung

La colección Leemos, Compartimos, Oramos se inició hace dos años con "Aumenta nuestra fe" y "Rema mar adentro". Quienes están profundizando en la fe que profesan, sienten el imperativo de contarla, y a la vez se cuestionan: ¿Quién es, en realidad, ese Jesucristo que me fascina? ¿Cómo disponernos mejor para su seguimiento? ¿Cuáles son los rasgos peculiares de la comunidad cristiana? "Jesús, Mesías, Hijo de Dios" trata de dar respuesta a estas inquietudes y pretende facilitar al grupo de Lectura Creyente y Orante la tarea de introducirse, en clave de Lectio Divina, en el auténtico rostro de Jesús que presenta el evangelio de Marcos.

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Índice

Presentación

Parte I. Presentación del Mesías

UNIDAD 1

• Texto bíblico: Mc 1,1-13

• Lectura creyente

• Lectura orante

Parte II. Jesús, Mesías

UNIDAD 2

• Texto bíblico: Mc 1,14-20

• Lectura creyente

• Lectura orante

UNIDAD 3

• Texto bíblico: Mc 1,21-39

• Lectura creyente

• Lectura orante

UNIDAD 4

• Texto bíblico: Mc 2,23-3,6

• Lectura creyente

• Lectura orante

UNIDAD 5

• Texto bíblico: Mc 3,20-35

• Lectura creyente

• Lectura orante

UNIDAD 6

• Texto bíblico: Mc 5,1-20

• Lectura creyente

• Lectura orante

UNIDAD 7

• Texto bíblico: Mc 6,45-52

• Lectura creyente

• Lectura orante

UNIDAD 8

• Texto bíblico: Mc 8,27-9,1

• Lectura creyente

• Lectura orante

Parte III. Jesús, Hijo de Dios

UNIDAD 9

• Texto bíblico: Mc 12,1-12

• Lectura creyente

• Lectura orante

UNIDAD 10

• Texto bíblico: Mc 14,53-72

• Lectura creyente

• Lectura orante

UNIDAD 11

• Texto bíblico: Mc 15,21-41

• Lectura creyente

• Lectura orante

UNIDAD 12

• Texto bíblico: Mc 16,1-8

• Lectura creyente

• Lectura orante

Celebración final

1. Como el ciego al borde del camino

2. Te gritamos suplicantes, Señor de la luz

3. Queremos ver y seguirte por el camino

Créditos

Presentación

Desde que, hace tres años, surgió la colección «Leemos, Compartimos, Oramos», muchas personas nos piden que les acerquemos, en ella, los evangelios. Las dos publicaciones anteriores (Aumenta nuestra fe y Rema mar adentro) recogían diferentes pasajes bíblicos pero no recorrían de modo sistemático ningún libro sagrado. Como ya señalamos, el objetivo entonces fue despertar y ahondar en la fe que profesamos para lanzarnos al anuncio del Evangelio.

Consideramos que este objetivo se está cumpliendo, ante la demanda de nuevos materiales que notamos. Quienes están profundizando en la fe que profesan, sienten el imperativo de contarla, y a la vez se cuestionan: ¿Quién es, en realidad, ese Jesucristo que nos fascina? ¿Cómo disponernos mejor para su seguimiento? ¿Quiénes forman la comunidad de los que siguen a Jesús?...

Para todos ellos, un grupo formado por teólogos y biblistas, hombres y mujeres, sacerdotes, religiosos y laicos, hemos preparado estos materiales. Coincidiendo con el ciclo litúrgico correspondiente, verán la luz los evangelios de Marcos, Mateo y Lucas; el cuarto año verá la luz el evangelio de Juan, que se proclama en Pascua.

1. Cómo están estructurados estos materiales

Estos materiales están pensados para el trabajo en grupo, pero también son válidos para la reflexión personal. Constan de doce unidades más una celebración final. Dado que cada unidad está pensada para dos sesiones, resulta un total de 25 reuniones de grupo, que son los encuentros que suelen tener lugar a lo largo del año en cualquiera de nuestras parroquias y grupos bíblicos.

Primer encuentro: Lectura creyente

Hemos denominado a la primera parte de la unidad «Jesús, Mesías, Hijo de Dios». Lejos de ser un análisis meramente intelectual del texto bíblico, pretende descubrir el mensaje de fe que guarda, desde una actitud más orientada a «saborear» que a «indagar».

Los participantes del grupo bíblico, ayudados por la persona que hace las veces de animador, van leyendo el relato, deteniéndose en las reflexiones y preguntas marcadas en cursiva. Juntos, buscan responderlas acudiendo a los textos que se señalan. Es recomendable no saltar al párrafo siguiente, pues en él se ofrecen las respuestas requeridas. De esta forma, el mismo grupo va verificando su avance en la comprensión del pasaje.

Los recuadros al margen tienen carácter informativo. Son ayudas para comprender mejor el texto y para profundizar en elementos que quedan fuera de la explicación ofrecida. El animador debe decidir en qué momento de la sesión pueden ser leídos, o incluso recomendarlos para el trabajo de profundización personal, después del encuentro grupal.

Esta sesión de lectura saboreada de un pasaje que hemos denominado «Lectura creyente», termina con un recuadro que lleva por título «Herramientas para profundizar». En él se ofrecen recursos para seguir ahondando en el tema desde otros lugares de la Escritura, desde las enseñanzas de la Iglesia, desde la pastoral, etc. El animador debe llevar preparado el recurso sobre el que profundizará el grupo, así como los materiales precisos para que pueda desarrollarse.

Segundo encuentro: Lectura orante

La segunda sesión de cada unidad es una ficha de Lectura orante. Una vez que el grupo de Lectura creyente ha saboreado el texto bíblico, da un paso más y efectúa una Lectura orante del mismo. De esta forma la Palabra comprendida, es meditada, orada y contemplada, hasta conformar en nosotros la mirada, los sentimientos y las actitudes de Cristo. Solo desde aquí brotará un compromiso auténtico y coherente con nuestra identidad cristiana.

Hemos tomado el itinerario clásico de la Lectio Divina, al que hemos añadido, según la sensibilidad actual, el paso del compromiso:

• Lectura: ¿Qué dice el texto?

• Meditación: ¿Qué dice de mí/nosotros el texto?

• Oración: ¿Qué le decimos a Dios a partir del texto? Contemplación (incluida en la Oración): Miro y me dejo mirar

• Compromiso: ¿Qué hace surgir en mí/nosotros el texto?

Este encuentro de Lectura orante, aunque se realice en grupo, tiene momentos de silencio y reflexión personal, tal y como está señalado en cada ficha. Como el objetivo es ayudar en el itinerario de oración, cada uno de los pasos (Lectura, Meditación, Oración) contiene numerosas sugerencias que, por otra parte, no se agotan en sí mismas. Evidentemente, no pueden contemplarse todas en una sola sesión. Será necesario que cada participante elija una para reflexionar y después poner en común en el grupo. El tiempo de silencio previo está orientado a dejar que la Palabra ponga al descubierto el elemento más apropiado para mí aquí y ahora, y sobre el que cada uno va a detenerse y a compartir después con el grupo. El resto de las sugerencias, y otras no escritas que puedan presentarse, serán motivo de reflexión y oración en otros momentos.

2. El evangelio de Marcos

Vamos a realizar un acercamiento inicial al evangelio de Marcos, el primero que se pone por escrito. Muchos interrogantes pueden surgirnos a propósito de esta obra sobre la actividad y predicación de Jesús de Nazaret. ¿Quién lo escribió? ¿En qué tiempo el autor se decidió a ponerlo por escrito? ¿A quiénes iba dirigida esta catequesis? ¿Cuál era la finalidad de esta narración?

Comenzaremos diciendo que, aunque la tradición atribuye este evangelio a Marcos, discípulo de Pedro, compañero de Pablo en algunos de sus viajes (cf. Col 4,10; 1 Pe 5,13), nos encontramos con un escrito anónimo, en el que lo más importante es el mensaje de fe que contienen sus páginas. Fijar el tiempo y el lugar en el que fue escrito puede ser una tarea más compleja, pero el mismo evangelio nos ofrece algunas claves. Por ejemplo, enseguida nos daremos cuenta de que está escrito para paganos que se han convertido al cristianismo, porque se hace necesario explicar determinas costumbres judías que estos desconocen. Así, Marcos les explica que los judíos que viven en ambiente pagano, tienen que purificarse a menudo por haber mantenido contactos que los han hecho impuros, y necesitan lavarse las manos de determinada manera (Mc 7). De ahí, que muchos planteen que el escrito ha tenido que nacer en ambiente pagano (¿Roma?). Las numerosas alusiones al tema de la persecución se explicarían bien en este ámbito. La persecución de Nerón, en el año 64, situaría nuestro evangelio alrededor del año 70 de nuestra era.

Hemos nombrado un tema insistente en el evangelio de Marcos, como es el tema del conflicto y la persecución a causa de la fe. Esto nos lleva a preguntarnos qué le ocurre a la comunidad a la que va dirigida esta catequesis. Se trata de una comunidad o comunidades que están viviendo una crisis de fe. Esta crisis es debida a la oposición que experimentan entre la fe que profesan y la experiencia que viven. Por un lado, confiesan a Jesús como Mesías e Hijo de Dios y por otro, no ven este señorío en la historia concreta. El diagnóstico de Marcos es claro: la comunidad tiene una imagen falsa de quién es Jesús. Por ello, el autor pretende en toda su obra corregir una visión triunfalista de Jesús. Invita al lector a preguntarse quién es verdaderamente Jesús.

a) Un drama en dos actos

Ya desde el comienzo, Marcos hace una afirmación clara de quién es Jesús, el Evangelio, la buena noticia. Y cómo se manifiesta Mesías e Hijo de Dios (Mc 1,1). Pero está manifestación va a traer como consecuencia el rechazo del pueblo judío. Así lo presenta el evangelista en el esquema de su obra. Tras una pequeña introducción en la que otros presentan a Jesús (el narrador, Juan Bautista, la voz del cielo, la presencia del Espíritu), el protagonista comienza a actuar y a presentar su mensaje.

El comienzo del primer acto tiene lugar por toda la región de Galilea, donde Jesús va a mostrar quién es él, el Mesías, y cómo actúa, asumiendo la debilidad y el sufrimiento del ser humano. La oposición creciente de los escribas y fariseos no se hace esperar. Estos llegan incluso a confabularse con los herodianos (sus enemigos) para matar a Jesús. Reacción distinta es la que tiene el pueblo, la muchedumbre que se agolpa en torno a él. En un primer momento lo siguen, escuchan sus palabras, ven sus signos, pero se quedan en una actitud superficial. El evangelista señala su incredulidad. Finalmente vendrá el rechazo. El tercer grupo son los discípulos que Jesús ha llamado (Mc 3,13-19). Estos, en ocasiones, se muestran torpes para comprender a Jesús, pero poco a poco se les irán abriendo los ojos y los oídos. Será Pedro quien, en nombre de todos, reconocerá a Jesús como Mesías (Mc 8,29).

El segundo acto se sitúa camino de Jerusalén, donde sus propios seguidores rechazan el destino del Hijo del hombre. Los discípulos no comprenden el mesianismo de Jesús. Su entrada en Jerusalén, la descalificación del templo y su presentación como Hijo de Dios, va a provocar que los dirigentes religiosos y políticos se aúnen para matarlo. Sus discípulos lo abandonan. Pero será en su muerte donde se revelará el auténtico rostro de Jesús como Hijo de Dios (Mc 15,39). Después, el Resucitado volverá a convocar a Pedro y a los discípulos en Galilea, donde lo verán.

b) La nueva imagen de Dios en el crucificado

Los títulos cristológicos que presenta Marcos en su evangelio, Mesías e Hijo de Dios, muestran una imagen de Dios que se aleja de todo triunfalismo. Jesús es el Hijo de Dios con quien mantiene una relación íntima, personal y única. Él proclama y realiza la voluntad del Padre. Esta implica una misión que el mismo Jesús lleva a cabo viviendo una existencia humana. Una vida que le lleva hasta la muerte en la cruz y que el Padre ratifica con la resurrección. Jesús se revela como Dios «oculto», que asume la debilidad para llevar a la humanidad a la Vida. Y ello sin imposición, en total libertad, solo con la fuerza del amor. Conocer a Jesús, Mesías e Hijo de Dios, en esta «epifanía oculta», y no de forma triunfalista como esperaban los destinatarios de este evangelio, es lo que descubriremos en las siguientes páginas.

3. En fin…

Con esta publicación, tenemos por delante, en una duración estimada de un curso, el reto de introducirnos como creyentes en el evangelio de Marcos. La aventura es fascinante, pero no fácil, porque seguir con coherencia a Jesucristo es navegar contracorriente. Contamos, para ello, con el apoyo inestimable del grupo bíblico, con el sostén de la comunidad eclesial y con el viento del Espíritu que, sin duda, hará que la obra llegue a buen puerto. Nos encontramos en el camino, hermano, hermana navegante.

Equipo Bíblico Verbo

Parte I

Presentación del Mesías

Unidad 1

Texto bíblico: Mc 1,1-13

1 Principio de la buena noticia de Jesucristo, el Hijo de Dios.

2 Así está escrito en el libro del profeta Isaías:

Mira, yo envío mi mensajero delante de ti

para que te prepare el camino.

3 Se oye una voz:

alguien clama en el desierto:

«¡Preparad el camino del Señor;

abrid sendas rectas para él!».

4 Juan el Bautista se presentó en el desierto proclamando que la gente se bautizara como señal de conversión para recibir el perdón de los pecados. 5 La región entera de Judea y todos los habitantes de Jerusalén acudían a él, confesaban sus pecados y Juan los bautizaba en las aguas del Jordán. 6 Juan iba vestido de pelo de camello, llevaba un cinturón de cuero y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. 7 Y lo que proclamaba era esto:

—Después de mí viene uno que es más poderoso que yo. Yo ni siquiera soy digno de agacharme para desatar las correas de sus sandalias. 8 Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo.

9 Por aquellos días llegó Jesús procedente de Nazaret de Galilea, y Juan lo bautizó en el Jordán. 10 En el instante mismo de salir del agua, vio Jesús que el cielo se abría y que el Espíritu descendía sobre él como una paloma. 11 Y se oyó una voz proveniente del cielo:

—Tú eres mi Hijo amado; en ti me complazco.

12 Acto seguido el Espíritu impulsó a Jesús a ir al desierto 13 donde Satanás lo puso a prueba durante cuarenta días. Vivía entre animales salvajes y era atendido por los ángeles.

i Lectura creyente

La buena noticia de Jesús, el Cristo, el Hijo de Dios

«Empezar con buen pie». Con cierta frecuencia, acudimos a este dicho popular para calificar muchas de las experiencias que vivimos. Otras veces, se convierte en deseo. También lo podemos observar en una buena película o un buen libro. Los grandes guionistas o escritores tratan de cuidar el inicio de sus historias para cautivar al público con los primeros fotogramas, líneas o diálogos, ofreciendo los elementos esenciales para proseguir la visión o la lectura.

Como dice otro dicho popular, «la primera impresión es la que queda». Ciertamente, quedamos condicionados por el primer encuentro con una persona, con un lugar, con una situación… Lo que vivimos por primera vez, lo que aparece como novedad en la vida suele dejar huella en nuestra memoria, incluso perenne: el primer trabajo, el primer amor, el primer beso, el primer hijo,…

Compartamos. ¿Recuerdo los primeros encuentros que me han marcado la vida? ¿Me dejo llevar por las primeras impresiones? ¿Recuerdo el inicio de algún libro o película que te cautivó de modo particular?

i El inicio de una buena noticia

Marcos es el nombre atribuido por la tradición para el evangelista. No sabemos quién es. Se relaciona tanto con el apóstol Pedro (1 Pe 5,13) como con Pablo (¿quizá el Juan Marcos que lo acompañó en sus viajes, Hch 12,25; Col 4,10; Flm 24?). Escribe, principalmente, para cristianos convertidos del paganismo, probablemente de la iglesia de Roma. Esta comunidad vive tiempos duros, entre los años 60-70 d.C., de persecución y de crisis de fe. El evangelista les presenta el auténtico rostro de Jesucristo para reavivar y afianzar su fe.

También nosotros nos disponemos a iniciar una nueva experiencia, una aventura. Vamos a dar el primer paso en la andadura de este libro que acabamos de abrir y que, a su vez, nos quiere adentrar en otro libro: el evangelio de Marcos. A lo largo de los encuentros, nos dejaremos guiar por este evangelista y por su particular modo de presentarnos a Jesús de Nazaret. Deseamos empezar con buen pie una obra y una historia, sin duda, apasionantes. El mismo evangelista ya se encarga de situarnos en esta perspectiva, señalando que estamos en el «principio» de algo: el inicio de la buena noticia de Jesús, el Cristo, el Hijo de Dios. Como el mejor de los guionistas, pasa a presentarnos su historia y las líneas fundamentales del relato. Ha fraguado, en pocos versículos, un buen comienzo a manera de prólogo (Mc 1,1-13). Él también se esmera en empezar con buen pie y en dejar buena impresión.

Leamos el texto Mc 1,1-13. ¿Qué escenas o partes narrativas se distinguen en la lectura? ¿Dónde se desarrollan?

El texto comienza con una frase a modo de título (v. 1). Después, se pueden diferenciar dos grandes escenas que presentan, paulatinamente, a Juan Bautista y a Jesús de Nazaret. Ambos se mueven en un mismo escenario: el desierto de Judea y el río Jordán. En primer lugar, el autor crea una impactante cabecera citando el AT, donde aparecen todos los personajes que van a intervenir, y, desde ahí, introduce la figura de Juan predicando en el desierto y bautizando en el Jordán (Mc 1,2-8). Después, es el turno de Jesús que viene desde Galilea para ser bautizado en el Jordán y pasar la prueba del desierto (Mc 1,9-13).

Adentrémonos progresivamente en el texto. Leamos el primer versículo. ¿Qué elementos incluye el evangelista en el título de su obra? ¿Cómo define a Jesús?

i El mejor de los títulos

La primera frase constituye el título que abre solemnemente toda la obra y anuncia su contenido. No sobra ni una palabra. La primera es «Principio». Se trata de un inicio literario y cronológico, como si dijera el autor: aquí comienza una historia. Pero no solo. El término señala también el principio como fundamento o premisa, como lo que está en primer lugar, orientando el sentido de todo lo demás, como el origen de lo que está por decir. Es evidente la referencia al comienzo del Génesis: «En el principio» (Gn 1,1). Estamos ante un nuevo comienzo, el origen de un tiempo nuevo.

En el AT, la buena nueva evoca el mensaje del profeta Isaías que proclama la victoria del poder de Dios sobre las fuerzas hostiles y su llegada como verdadero rey (Is 40,9-10; 52,7; 61,1).

En contexto pagano, remite al poder y al mensaje del emperador. Así lo refleja la inscripción de Priene, sobre el nacimiento de Augusto: «El nacimiento del dios fue para el mundo como el comienzo de las buenas noticias (euangelion) que han venido a través de él».

Lo que comienza es «el Evangelio». Este vocablo griego significa «buena noticia». Se utilizó para calificar los escritos cristianos que transmiten la vida y enseñanza de Jesucristo, dando lugar a un nuevo género literario. Pero esta buena noticia no es tanto el mensaje recogido en un libro, sino la persona misma que lo predica: Jesús de Nazaret. El evangelista lo define con dos elementos de profunda carga teológica. El «Cristo», es decir, el ungido o Mesías que trae el reino de Dios y la salvación al pueblo. Y el «Hijo de Dios», que comparte la misma realidad divina. Como buen título nos anuncia lo que está por desvelarse: hacia la mitad del evangelio Jesús es reconocido como Mesías (Mc 8,27-30) y al final como Hijo de Dios (Mc 15,39).

Pasemos a leer la primera gran escena, comenzando por Mc 1,2-3. ¿Qué textos del AT se citan? Ayudémonos de las indicaciones de nuestra Biblia. ¿Quién habla? ¿A quién? ¿De quién?

i El mensajero, Juan Bautista

Después del título, el autor hace un flash-back, una mirada atrás, para escuchar el AT. Concretamente, señala que acude al profeta Isaías. Si nos detenemos en el texto tenemos que corregir a Marcos. Es cierto que cita a Isaías (Is 40,3), pero también ha unido frases del profeta Malaquías (Mal 3,1) y del libro del Éxodo (Ex 23,20). Pasajes que recuerdan la promesa de un tiempo en el que un mensajero-ángel iría delante de Dios Salvador, dejaría oír su voz en el desierto y le prepararía el camino de su venida. Marcos da una nueva lectura a estos textos, poniendo a Cristo como destinatario y protagonista absoluto. Dios, el primero que habla en el libro —como voz en off—, se dirige a su Hijo, sin nombrarlo. Dios toma la iniciativa en la historia de la salvación, y Jesucristo la va a llevar a su cumplimiento. Pero hace falta que un mensajero le prepare el camino en medio del pueblo.

Sigamos leyendo Mc 1,4-8. ¿Qué se dice de Juan Bautista? ¿Cómo se describe? ¿A quién hace referencia en sus palabras?

Después de la cita del AT, que nos ha remitido a la «voz» de alguien en el desierto, entra en escena, como de improviso, Juan Bautista, el mensajero esperado. Se describe inicialmente su actividad y su persona, y después escuchamos su predicación. Invita al pueblo a bautizarse para dirigir (convertir) el corazón a la llegada del Salvador. La caracterización de Juan es muy particular. El pelo de camello, el cinturón de cuero y los saltamontes son signos de la austeridad del desierto y del espíritu penitencial. Pero hay algo más profundo. Se trata del mismo atuendo del profeta Elías (2 Re 1,8). Juan Bautista «encarna» el espíritu y la misión de Elías, el que había de volver antes del día del Señor (Mal 3,22-23). Las palabras de Juan lo confirman: «Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo». Detrás viene el que hará posible la salvación, el perdón y la victoria definitiva sobre el mal (Mc 3,22-27). No mediante una simple purificación ritual con agua, sino que derramará el Espíritu Santo, porque lo poseerá (Is 11,1-2; 61,1; Ez 36,25-27). Juan acaba de pronunciar la última profecía del AT, y se define a sí mismo como actor secundario frente al protagonista que viene detrás.

Leamos ahora Mc 1,9-11. ¿Qué se dice de Jesús? ¿Qué sucede en su bautismo?

i El bautismo de Jesús

Elías es uno de los grandes profetas del pueblo de Israel. Su vida se desarrolla en el s. IX a.C. Defendió la autenticidad de la fe del pueblo frente al culto a los ídolos paganos. Predica la conversión (1 Re 18,21), está asociado al desierto (1 Re 17,3; 19,3-18) y al Jordán (2 Re 2,4-11). Fue raptado al cielo (2 Re 2). El profeta Malaquías, último de los libros proféticos en el canon cristiano, se cierra anunciando la vuelta del profeta Elías antes de la llegada del Dios salvador (Mal 3,22-23).

Detrás de Juan llega Jesús, y con él «aquellos días» del tiempo final (escatológico) anunciado por los profetas. Viene desde la perdida y olvidada Nazaret de Galilea. Se bautiza. A diferencia de la gente, él no confiesa pecados, sino que se hace solidario con el pueblo pecador, necesitado de salvación. Desde este instante, Jesús está anunciando el camino que va a seguir y su destino, que pasará por la cruz.

La escena del bautismo contiene una gran riqueza teológica. El cielo, ámbito de la divinidad, «se rasga» para dar paso a la revelación definitiva, que ansiaba el pueblo. El Espíritu proclama, con su aleteo, una nueva creación y la investidura mesiánica de Jesús (Gn 1,2; Is 11,1-2). Lo acompañará hasta su expiración en la cruz, cuando el velo del templo se rasgue y una voz desde la tierra lo confiese como Hijo de Dios (Mc 15,37-39).

¿Qué afirma la voz del cielo? ¿Descubrimos alguna alusión a textos del AT? Consultemos los pasajes paralelos de nuestra Biblia. ¿Dónde percibimos la presencia de la Trinidad en el relato?

Se oye, de nuevo, la voz de Dios Padre, que, con su lenguaje (la Escritura), rememora pasajes del AT, para revelar que: Jesús es Rey (Sal 2,1), es su Hijo único amado que camina hacia un sacrificio (como Isaac, Gn 22), y es el Mesías, pero como siervo sufriente (Is 42,4). Padre, Hijo y Espíritu se unen en este momento decisivo de la historia de la salvación. Se ha declarado la divinidad de Jesús y su comunión solidaria con el destino de la humanidad pecadora. Pero solamente lo sabe Jesús —y el lector—; otros descubrirán este secreto progresivamente.

Leamos el final del prólogo, Mc 1,12-13. ¿Quién impulsa a Jesús? ¿Hacia dónde va? ¿Qué valor tiene el tiempo que trascurre?

i La prueba del desierto

Jesús pasa del agua del Jordán a la sequedad del desierto. Hacia allí lo impulsa el Espíritu, para afrontar una prueba decisiva para su misión. El tentador por excelencia pone a prueba a Jesús durante cuarenta días. Esta cifra rememora el paso del pueblo de Israel por la prueba del desierto después de la salida de Egipto (Nm 14,34); o el tiempo de Moisés en el monte Sinaí (Ex 24,18), esperando la ley; o el tiempo de Elías en el desierto, camino del Horeb (1 Re 19,8). El Señor está retomando la Historia del pueblo de Dios para darle un vuelco definitivo.

¿Qué representan las fieras y los ángeles? ¿Nos recuerda algún texto del AT?

Las fieras representan la amenaza del mal: el peligro acecha a Jesús. Pero tienen una actitud pacífica, han perdido su poder maléfico. Jesús es el nuevo Adán, que supera la tentación y vive en paz con los animales (Gn 2,19-20). Es el mesías salvador que devuelve la paz paradisíaca (Is 11,6-9). Dios envía a sus ángeles para proteger y ayudar a Jesús. La escena revela el camino que va a emprender Jesús. Va a enfrentarse con el mal y la fuerza del Espíritu le hará caminar en fidelidad a la voluntad del Padre.

Hagamos ahora un recuento final de los personajes que han entrado en escena. ¿Quiénes son?

i Los actores de la buena nueva

El texto ha presentado a los actores de esta historia, encabezados por la voz del gran protagonista, Dios, dirigiéndose al actor principal, su Hijo. Su voz en off pone en escena al AT, especialmente a los profetas. A ellos se une la figura de Juan Bautista para cerrar esta cadena, y presentarnos a Jesús, de Nazaret. El pueblo expectante representa a todos los actores de reparto que deberán tomar partido por Jesús (discípulos, oponentes, enfermos…). Dos fuerzas se contraponen: el Espíritu, compañero fiel que impulsa a Jesús; y Satanás, el tentador, el malo. De fondo, la voz del narrador-evangelista nos adentra en el guión de esta historia. Fuera, el espectador-lector ve y escucha. A ellos nos sumamos. Descubriremos que estamos mucho más dentro que fuera de esta historia. La buena nueva de Jesucristo, el Hijo de Dios, acaba de comenzar, y con buen pie. Que la disfruten.

Herramientas para profundizar

j Desde otros lugares de la Escritura

Leamos los inicios de los otros evangelios (Mt 1,1-4,11; Lc 1,1-4,13; Jn 1).

Comparar las escenas que presenta cada evangelio. ¿En qué coinciden, en qué se diferencian? ¿Qué es lo que acentúa cada evangelista?

j Desde el Magisterio: Evangelii Gaudium 120

En virtud del bautismo recibido, cada miembro del Pueblo de Dios se ha convertido en discípulo misionero (Mt 28,19). Cada uno de los bautizados, cualquiera que sea su función en la Iglesia y el grado de ilustración de su fe, es un agente evangelizador, y sería inadecuado pensar en un esquema de evangelización llevado adelante por actores calificados donde el resto del pueblo fiel sea solo receptivo de sus acciones. La nueva evangelización debe implicar un nuevo protagonismo de cada uno de los bautizados. Esta convicción se convierte en una llamada dirigida a cada cristiano, para que nadie postergue su compromiso con la evangelización, pues si uno de verdad ha hecho una experiencia del amor de Dios que lo salva, no necesita mucho tiempo de preparación para salir a anunciarlo, no puede esperar que le den muchos cursos o largas instrucciones. Todo cristiano es misionero en la medida en que se ha encontrado con el amor de Dios en Cristo Jesús; ya no decimos que somos «discípulos» y «misioneros», sino que somos siempre «discípulos misioneros»… ¿A qué esperamos nosotros?

Compartamos qué nos sugiere esta reflexión del Papa Francisco sobre el compromiso de cada bautizado.

g Lectura orante

«Comienzo de la buena nueva de Jesús»(Mc 1,1-13)

g Nos disponemos

Nos preparamos para acoger la Palabra de Dios en nuestra vida con un momento de silencio. Nos unimos en esta invocación al Espíritu Santo para que abra nuestro corazón a la Palabra y nos lleve al encuentro con Jesucristo.

Ven Espíritu Santo, llénanos de tus dones:

de la dulzura de tu presencia;

sin ti nada es bueno, nada es recto ni auténtico.

Ven, Espíritu Santo: llénanos con tu fuerza;

edúcanos en el camino de Jesús.

Toma nuestras vidas. Hazlas de nuevo.

Sopla sobre nuestro barro.

Recréanos. Queremos ser un vaso nuevo.

Llévanos al encuentro con la Palabra viva y eterna. Amén.

g PROCLAMACIÓN DEL PASAJE: Mc 1,1-13

g LECTURA. ¿Qué dice el texto?

Tras la proclamación comunitaria del pasaje, volvemos a leerlo de forma personal introduciéndonos en la escena. Me dejo guiar por la narración del evangelista san Marcos que quiere presentarnos la buena noticia de Jesucristo:

• Constatamos, en primer lugar, que estamos en el inicio de un nuevo libro. Su autor así lo señala. Un libro que contiene una buena noticia. La buena noticia de Jesús el Cristo, el Hijo de Dios. Algo nuevo está comenzando. Una historia apasionante.

• Me sitúo ante la primera entrada en escena. Se trata de la voz del AT y de los profetas. Aquellos enviados por Dios para transmitir al pueblo su Palabra y guiarlo según su voluntad. En estos textos Dios presenta a su mensajero que va delante del Señor, su Hijo, preparándole el camino.

• Junto a los profetas se sitúa Juan Bautista. Él centra nuestra atención. Nos sorprende su vestimenta y su dieta en el desierto. Nos habla de austeridad y de esfuerzo interior. Escuchamos su predicación, en la que invita a la conversión. Bautiza con agua para preparar los corazones a la venida del que es más fuerte que él y bautizará con Espíritu Santo.

• En este momento nos dejamos cautivar por la llegada de Jesús. Se acerca desde Nazaret al Jordán. Allí, como uno más, es bautizado por Juan para manifestar su amor y unión a la humanidad pecadora necesitada de vida y salvación. Contemplamos, con Jesús, la apertura de los cielos, desde donde sale una nueva revelación de Dios. Ponemos nuestra mirada en el Espíritu, que desciende sobre Jesús inaugurando una nueva creación y ungiéndolo como Mesías rey y siervo esperado. Así lo testimonia la voz del Padre desde el cielo que lo proclama Hijo amado, rey y siervo obediente.

• Finalmente, acompañamos a Jesús al desierto junto con el Espíritu. Quedamos sobrecogidos por la prueba del Señor. Satanás, el tentador, lo somete a la prueba durante cuarenta días. Pero el Mesías sale victorioso. Las fieras están junto a él con actitud pacífica. El mal ha sido vencido por Jesucristo. Los ángeles le sirven como señal de la asistencia divina en el camino que acaba de comenzar.

Después de un breve silencio reflexivo para recorrer toda la escena y lo que en ella sucede, compartimos en el grupo el momento del pasaje, la imagen, frase o palabra que más haya llegado al corazón de cada uno de los miembros del grupo.

g MEDITACIÓN. ¿Qué dice de mí/nosotros el texto?

Marcos nos ha presentado los personajes principales de todo el relato de su evangelio y el comienzo de la historia de Jesús de Nazaret. Dejemos ahora que lo narrado como Palabra de Dios interpele nuestra vida.

Si el evangelista viniera hoy a nuestro grupo…

• En primer lugar se presentaría y nos contaría cómo nació en él la fe. Nos explicaría por qué escribió un evangelio y por qué lo comenzó así. Querría saber cómo se inició nuestro camino de fe.