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La buena guarda es una comedia teatral sacra del autor Lope de Vega. En la línea de los textos teatrales cristianos del Siglo de Oro Español, se articula en torno a una leyenda cristiana de una monja que huye de un convento en pos de su amante, pero cuya ausencia jamás es advertida por intercesión de la Virgen María.-
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Lope de Vega
Saga
La buena guarda o Encomienda bien guardadaCopyright © 1610, 2020 Lope de Vega and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726617740
1. e-book edition, 2020
Format: EPUB 3.0
All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com
Dirigida a D. Juan de Arguijo, veinticuatro de Sevilla
Habiendo leído este prodigioso caso en un libro de devoción de una señora destos reinos, me mandó que escribiese una comedia, dilatándole con lo verosímil a sus tres actos; representóla Riquelme, y después de algunos años llegó a mis manos, y he querido darla a luz, para que sea más común a todos tan raro ejemplo. Las virtudes de vuesamerced me obligaron a dedicársela; cosa a que tenía tan hecha la mano, que luego me llevó tras la imaginación la pluma. A sombra de su valor tuvo vida mi Angélica, resucitó mi Dragontea y se leyeron mis Rimas; y si vuesamerced, por modestia, no me hubiera mandado que no pasara adelante en esta resolución tan justa, mi Jerusalén tuviera el mismo dueño; y así le di a nuestro gran Monarca, Rey de dos mundos; porque, en mi opinión, desde la excelencia de los ingenios sólo se puede pasar a la majestad de los príncipes, y aun esto por seguir la opinión del Filósofo en sus Éticas: «que el arte del gobernar tiene el principado en todos los demás artes.» Amo a vuesamerced tan aficionadamente, y tienen desta verdad tanta satisfacción los que han leído mis escritos, que, o sería decir lo dicho tratar aquí sus alabanzas, o gastar vanamente las palabras, como los que aconsejan a los que están persuadidos; que, aunque sea bueno lo que tratan, como casa sin efecto, no se escucha: sólo esto diré con Platón, que la dificultad que puso en hallar «un hombre varonil, ingenioso y humilde» (así lo refiere en el Diálogo de ciencia, hablando Teateto con Sócrates), no se lo pareciera si hubiera conocido las partes que admiran cuantos conocen su raro ingenio, magnánimo corazón y profunda mansedumbre; antes creo que le hubiera dado el lugar que en el mismo diálogo a Teodoro Tarsio o Euclides. Vuesamerced no admita esta memoria con lo que el nombre suena; sino con la definición de Aristóteles; que si ella lo es de las cosas pasadas, la opinión es fe de las porvenir, donde aun espero que vuesamerced me conozca más agradecido, y siempre firme en aquella primera verdad con que supe estimalle, y estimé conocelle. Dios guarde a vuesamerced.
Capellán y aficionadísimo servidor, LOPE DE VEGA CARPIO.
PERSONAS DEL PRIMER ACTO
Entren dos damas, con mantos, y sus escuderos.
LEONARDA Tarde pienso que venimos.
DOÑA LUISA Sin misa nos quedaremos.
ESCUDERO La intención ofreceremos.
LEONARDA Culpa de tardar tuvimos;
aunque yo, por aguardaros, 5
la tengo mucho mayor.
(Dos galanes entren por la otra parte.)
DON JUAN Ayer me dijo Leonor
que esto viniese a avisaros;
y pienso que recibís
justamente estos favores, 10
pues tan honestos amores
a casaros dirigís;
que yo culpo grandemente
los mancebos atrevidos,
no sólo que divertidos 15
están mirando la gente,
mas que quiten del altar
por un instante los ojos.
DON LUIS Desta guerra los despojos
a su templo se han de dar. 20
En sus gradas nos veremos
yo y Leonarda, si Dios quiere;
y pues es bien que espere,
no es mucho que a verla entremos.
El matrimonio, don Juan, 25
es sacramento; ese intento,
y a fin deste sacramento,
licencia a los ojos dan.
Miro una honesta mujer,
que la miro para mía. 30
DON JUAN Traigan los cielos el día
en que ya lo venga a ser.
DON LUIS ¿Podré en el agua bendita,
donde la mano metió,
ponerla yo?
DON JUAN Nunca yo 35
supe más de que nos quita
pecados y tentaciones,
porque es arma que defiende
contra el demonio, que emprende
encender nuestras pasiones. 40
Para templar las de amor
no fuera mal instrumento,
si fuera bueno el intento.
(Entre elhermano CARRIZO, sacristán, con su sobrepelliz.)
CARRIZO ¡Alabado sea el Señor!
DOÑA LUISA Dígame, hermano Carrizo, 45
¿habrá misa?
CARRIZO Misa habrá,
aunque por milagro ya,
que un extranjero le hizo;
que si agora no viniera
de camino, como digo, 50
no había con Ciudad-Rodrigo
quien decírsela pudiera.
¿Por qué se levantan tarde?
¡Que las valga Dios, amén!
Digan, hermanas, ¿es bien 55
que la misa las aguarde?
Lo primero que el cristiano,
luego que el alba le avisa,
ha de hacer, es oír misa,
por pedirle a Dios temprano 60
que los pasos de aquel día
en su servicio se den,
y por librarse también
de aquel traidor que porfía,
como sangriento león, 65
devorar nuestra inocencia.
LEONARDA ¡Qué santidad!
DOÑA LUISA ¡Qué advertencia
tan digna de estimación!
CARRIZO Si ellas salen a las nueve
con un manteo bordado 70
de entre el cambray delicado,
como unos copos de nieve;
y puestos en sus chapines
los pies, aun no se persinan,
que como grullas caminan 75
al estrado y los cojines;
y sentadas en damasco,
piden con grande mesura
el cofre de la hermosura,
que abierto puede dar asco 80
a un enfermero de sala
de cámaras, ni hay pintor
que tan diverso color
ponga en la tabla o la pala,
porque puede en este almario, 85
de ver por varias recetas
tantos botes y cajetas,
confundirse un boticario;
y la primera oración
es consultar el espejo, 90
con notable sobrecejo
de ver su misma visión;
y luego, abriendo la boca,
hacer tres o cuatro gestos
más locos y descompuestos 95
que una mona cuando coca;
y con un paño de dientes
acicalar las espadas
que el sueño tuvo envainadas,
en manjares diferentes; 100
dalle con polvos al hueso
y con la sangre de drago
o aceite de azufre, en pago
de algún hurtado suceso;
y si tras esto limpiáis 105
la cera y la palomina
que hizo el labio clavellina,
mientras vos os engañáis;
y si luego hay lavatorio,
y la redoma enjuagáis 110
para que aljófar hagáis
lo que Dios hizo abalorio;
y tras esto, echáis encima
dos capas de solimán,
que los ciegos las verán, 115
aunque os preciéis de más prima;
si luego (y no es maravilla),
como veis que es carne falsa,
porque se coma con salsa,
calentáis la salserilla, 120
y os ponéis, con más primor
que una gata que se afeita,
ese color que deleita,
aunque fingido color;
y en tierra como ceniza 125
sembráis claveles, y luego
sacáis cabellos que el fuego
o el cordel quiebra y enriza,
hebras por fuerza doradas,
de que es el sol buen jüez, 130
y que pueden ser tal vez
canas mal disimuladas;
y gastáis en la cabeza
otras dos horas, tejiendo
lazos en que va cayendo 135
la ignorancia y la simpleza;
y por uno y otro lado
andáis tomando consejo
tan prolijas, que el espejo
da bostezos de cansado; 140
si luego viene el vestido,
y encima os ponéis el dote,
aunque el pueblo se alborote
y no se alegre el marido;
si luego hacéis con el oro 145
vuestro pecho aparador,
y luego el quemado olor
os inciensa el bajo coro,
y salís que parecéis
el pabellón de Holofernes, 150
y como el domingo, el viernes
en esto os entretenéis,
¿qué misa a buscar venís
a las dos, pues no a mirar
salís el divino altar; 155
que a ser miradas salís?
Y aunque tanta pepitoria
os cuesta cuidado eterno,
considerad que hay infierno,
muerte y vida, pena y gloria. 160
LEONARDA Basta, hermano, que se ha hecho
satírico.
DOÑA LUISA No creyera
que contra mujeres era
de tan riguroso pecho.
¡Jesús! ¡Qué cosas nos dice! 165
CARRIZO Menos he dicho que siento.
No tardé en el monumento
que el año pasado hice,
lo que ellas hoy se han tardado
en componer para ser 170
vistas.
LEONARDA Ya de bachiller
se nos hace licenciado.
CARRIZO ¿Ésta es licencia?
DOÑA LUISA ¡Pues no!
CARRIZO Y si ellas vienen ansí,
esos ¿miraránme a mí? 175
DOÑA LUISA ¿No sabré cubrirme yo?
CARRIZO ¿Qué importa, si con el manto
están haciendo caireles
y mostrando por canceles
eso que encarecen tanto? 180
El paño que el mercader
pone, y que la tienda cubre,
es el manto con que encubre
sus defectos la mujer;
que hay mil que en el día claro 185
demonios parecerían.
¡Ay de los que en ellas fían!
DOÑA LUISA Pare, que es necio.
CARRIZO Y reparo.
Pues ¡mira el otro babera,
cómo se la está mirando, 190
el manto brujuleando,
para ver si hace primera!
¡Entrense a misa, en mal hora!
DON JUAN Ya nos vamos.
CARRIZO Vayan ellas.
LEONARDA Ya vamos.
CARRIZO ¡Lindas doncellas! 195
¿Piensan que, porque es agora
carnestolendas, no hay más?
DOÑA LUISA Sufre, que es santo, Leonarda.
DON JUAN Acá en la puerta la aguarda,
y hablarla, don Luis, podrás; 200
que éste hará grande misterio
de cualquier cosa que impida.
DON LUIS No he de venir en mi vida
a misa a este monasterio.
CARRIZO Vayan, y estén apartados 205
y con mucha devoción.
(Entranse en la iglesia los galanes y damas,quedando solo CARRIZO.)
Siempre de ignorantes son
los sacristanes culpados,
y no ven sus ignorancias
los que respeto no tienen. 210
(Toquen dentro.)
Son es éste... Danzas vienen.
¿En qué Italias, en qué Francias
se celebra el Carnaval
con mayor solicitud?
Perdone Dios la inquietud. 215
¿Hay tal son? ¿Hay son igual?
Todos andan de alboroto.
Quedito, bravas cosquillas,
porque no podré sufrillas,
y andará todo a lo roto. 220
Ellos tornan a tocar.
Quedo, pies. Mas ¿qué se pierde
de oír cantar, si no es verde
lo que empiezan a cantar?
(Canten dentro:)
Si decís de la aldeana 225
que con sayuelo de grana
excede a la cortesana
en limpieza y en blancura,
ara, ven y dura,
aunque se alborote el cura. 230
CARRIZO Todo me estoy deshaciendo,
como torrezno en sartén.
¡Lindo son! ¡Y cantan bien!
¿Qué es esto, pies? No os entiendo.
Haremos una floreta 235
siquiera, y la sotanilla
levantando a la rodilla,
sonaremos castañeta.
¡Tened, por amor de Dios,
que me pico! ¡Pies, teneos! 240
¡Ay, Jesús! ¡Qué bamboleos!
No más, pies; oigámonos.
(Canten:)
Si decís de la barbera
que parece por defuera
vajilla de Talavera. 245
En el lustre y la blancura,
ara, ven y dura,
que amor es todo ventura.
CARRIZO ¿Qué es lo que dijo de amor
y de la barbera? ¡Ay, cielo! 250
¿Soy yo de bronce? ¿Soy hielo?
En la puerta estoy mejor:
desde aquí los quiero ver.
Ya pasan. Ya vuelve el son,
pues Carnestolendas son; 255
sotana, no hay que temer.
(Los músicos y cuatro o seis máscaras de hombres y mujeres,bailando.)
(Canten:)