La santa liga - Lope de Vega - E-Book

La santa liga E-Book

Лопе де Вега

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Beschreibung

La santa liga es una comedia teatral de corte histórico del autor Lope de Vega. Narrada en tono desenfadado y de comedia, se articula en torno la derrota del Imperio Otomano en la Batalla de Lepanto, en 1571, con una fuerte representación del elemento islámico en la España de la época.-

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Lope de Vega

La santa liga

 

Saga

La santa ligaCopyright © 1621, 2020 Lope de Vega and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726618112

 

1. e-book edition, 2020

Format: EPUB 3.0

 

All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

 

SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com

PERSONAJES

SELÍN, Gran Turco. CRIADOS DE SELÍN. ROSA SOLIMANA. CAUTIVOS MÚSICOS. MUSTAFÁ, bajá. PIALÍ, bajá. UCHALÍ, Rey de Argel. TRES CAUTIVOS. UN MERCADER. CONSTANCIA, cautiva. MARCELO, niño. TICIANO, pintor. CUATRO SENADORES VENECIANOS. ARDAÍN, criado. FÁTIMA, turca. ROSALES. LEONARDO. MARCO ANTONIO. SURIANO. DON JUAN DE ZÚÑIGA. DOS TURCOS. UN SOLDADO. CARPIO. MAMÍ. ESPAÑA. ROMA. VENECIA. ALÍ. EL MARQUÉS DE SANTA CRUZ. EL CONDE DE PLIEGO. HÉCTOR ESPÍNOLA. ANDREA DORIA. AGUSTÍN BARBARIGO. JUAN DE SOTO. EL SEÑOR DON JUAN DE AUSTRIA. FURIO. LUIS DE REQUESENS. LOPE DE FIGUEROA. ALOSILLO. CHUZÓN.

ACTO PRIMERO

Gran acompañamiento de turcos. Selín detrás, que sale de un baño; traen algo del vestido en una fuente y él se comienza a vestir.

 

SELÍN El agua ha estado muy buena.

Denle doscientos escudos

a Fatimán.

 

CRIADO ¡Buena estrena!

 

OTRO Aunque de palabra y mudos,

al oro su acento suena.

 

SELÍN ¡Bella confección de olores!

No hay epítimas mejores

que estos aromas tan vivos,

ni efectos más atractivos

para quien trata de amores.

 

CRIADO Si el baño no afeminara

las carnes, razón tenías.

 

SELÍN ¡Ved el necio en qué repara!

¿Son para comer las mías

con el sudor de mi cara?

 

CRIADO No, pero el buen rey es justo

que sea fuerte y robusto;

y así, de reyes fue traza

el ejercitar la caza

más que por el propio gusto.

Ninguna cosa destierra

tanto el ocio, ni parece

al trabajo de la guerra;

mucho el cuerpo fortalece

para la mar y la tierra.

 

SELÍN Dime, necio, ¿qué nación,

de cuantas han sido y son,

tuvo en la guerra las manos

que los antiguos romanos?

CRIADO Ninguna con más razón.

 

SELÍN Pues ésos baños tenían,

y tanto dellos usaban,

que mil fábricas hacían.

 

CRIADO No eran los que peleaban,

sino los que en paz vivían.

 

SELÍN Salte afuera, impertinente.

 

Sale Rosa Solimana.

 

ROSA ¿Con quién estáis enojado?

 

SELÍN Cuando perdiera en Oriente

lo que tiene conquistado

más mi dicha que mi gente,

y ese hermoso rostro viera,

me olvidara y suspendiera;

que el cielo en vos vengo a ver,

y dejáraislo de ser

cuando pena en vos hubiera.

No es mi poder infinito,

ni soy Gran Señor llamado

por serlo de un gran distrito,

desde el alemán helado

hasta el abrasado Egipto;

no porque la Natolía,

la Tracia, Armenia y Suría,

monte Tauro y mar Hircano

está sujeto a mi mano,

y desde el Arabia a Hungría;

no porque el Tigris pasé,

y a Mesopotamia vi,

y el Tanais ensangrenté,

la gran Rodas destruí,

la firme Malta apreté;

no porque al Danubio frío

ha llegado el poder mío,

y hasta la indiana Bengala,

ni porque a Sijeto iguala

la desventura de Sío;

no porque conozcas ya

cuántos mi persona adoren,

que sobre la luna está,

ni que mi favor imploren

como si fuese el de Alá;

no porque provincias varias

me den, aunque en ley contrarias,

sedas, aves y caballos;

no porque tantos vasallos

me rindan tributo y parias;

no por perlas, plata y oro

y palacios de valor

llenos de tanto tesoro;

sino porque soy señor

de esta hermosura que adoro.

como dicen los cristianos,

en belleza un serafín,

con más dones soberanos

que hojas tiene este jardín?

Si toda la perfección

que la parte celestial

puede dar por infusión

a una criatura mortal

tuviera mi discreción,

y vos fuérades un hombre,

porque mi amor os asombre,

procedido humildemente,

y tan pobre entre la gente

que no tuviérades nombre,

y otro, cual vos sois ahora,

de sus reinos me quisiera

para universal señora,

a ese talle me rindiera,

que es lo que mi alma adora.

¿Cómo en el baño os ha ido?

 

SELÍN En el baño habéis estado;

tan presente os he tenido,

que al alma no habéis faltado

si habéis faltado al sentido.

que Alá en toda parte está,

y yo no lo contradigo;

que después que sois mi Alá,

dondequiera estáis conmigo.

Sentaos, pues flores y fuentes

deste jardín os convidan

con su olor y sus corrientes,

y haced que esos labios pidan

imposibles diferentes.

que son viles y abatidos,

sino en turcos otomanos,

halla fénix en los nidos

y estrellas en las manos.

Pedid el sol, si después

no se halla corrido el sol,

que yo le traeré a esos pies,

con soberbia de español

y con furia de albanés.

Sola una cosa advirtáis,

que en cuanto aquí me pidáis

a imposible se acomoda;

que es daros el alma toda

de suerte que la veáis.

 

ROSA Mirad con qué poco aquí

me satisfaréis: llamad,

¡hola!, a quien cante.

 

SELÍN Eso sí,

que luce la majestad

con atropellarla así.

Llamad quien cante.

 

CRIADO Aquí están

los tres cautivos de España.

 

SELÍN Cantad algo.

 

CRIADO ¿Qué dirán?

 

ROSA Aunque es su música extraña,

notable gusto me dan.

 

[CAUTIVOS MÚSICOS] (Canten.)

En los brazos de Selín

está Rosa Solimana,

la flor de la Natolía

y la hermosura del Asia.

Cuanto Selín con poder

de jenízaros allana,

tanto rinde con sus ojos,

porque cuanto miran matan.

¡Dichosa el alma que rinde

a quien el mundo rinde parias!

le debe la bella Italia,

pues por gozar su hermosura

Selín desprecia las armas.

La parte que en ella tiene

también le agradece España.

Marte, en el templo de Venus,

tiene colgada la espada.

¡Dichosa el alma que rinde

a quien el mundo rinde parias!

 

SELÍN ¡Gran ventaja, España, llevas

en policía!

 

ROSA De suerte,

que escuchándolos te elevas.

 

SELÍN Más, ¡por Alá!, me divierte

que no flautas ni jabebas.

 

ROSA ¿Pues a la usanza española

danzan también?

 

SELÍN Danzad, ¡hola!

¿Qué danzarán?

 

ROSA El torneo.

 

SELÍN Ver esa danza deseo.

 

ROSA Danzad esa danza sola.

 

Dancen. En danzando, salga Mustafá.

 

MUSTAFÁ ¿A mí me impedís entrar

a donde está el Gran Señor?

 

CRIADO No hay reservado lugar.

 

SELÍN ¡Hola! ¿Qué es ese rumor?

 

CRIADO Mustafá te quiere hablar.

 

MUSTAFÁ ¡Oh, gallardo descendiente

de la gran casa otomana,

por tantos siglos dichosa

en la sujeción del Asia!

¿Cómo es posible que puedas,

siendo el mejor de tu casa,

a la flaqueza del cuerpo

tener tan sujeta el alma?

No llegan los perezosos

vestidos de seda y grana

de la fama al alto templo,

sino en la mano las armas.

¿Dejárante tus abuelos

menos que a Armenia y Arabia,

si al ocio blando se dieran

entre las bordadas camas?

No pierdas lo que ganaron

con mil laureles y palmas,

porque el valor de las cosas

consiste en el conservarlas.

Hermosa, por cierto, es Rosa,

pero es más bella la fama;

y la virtud sola excede

todas las cosas criadas.

Al buen capitán y rey

no huele tan bien el ámbar,

cual de la pólvora ardiendo

el humo negro que exhala.

¿Qué jardín, flores y fuentes

como la estéril campaña,

cubierta de azapos fuertes,

berlebeyes y hombres de armas?

¿Qué colores de las flores

tanto los ojos agradan

como las de las banderas

azules, verdes y blancas?

Toma ejemplo en el gran Carlos,

Emperador de Alemania,

que en cincuenta años de vida

dejó cinco mil de fama.

Asombró cuantos rebeldes

la obediencia le negaban,

puso a Albania humilde freno

y acortó la rienda a Italia;

llegó a Túnez y volviole

Barbarroja las espaldas,

y no quiero decir quién

vino huyendo de su lanza.

El gran Felipe, su hijo,

puso la mano a la espada

contra Marte, en San Quintín,

para victorias tan altas.

Habiendo vencido muchas

con su hermano don Juan de Austria

y con tantos capitanes,

honor y gloria de España,

no gobierna tantos reinos

ni tantos mares allana

para que le rinda el indio

perlas, piedras, oro y plata

con pereza y cobardía,

sino con...

 

SELÍN Mustafá, para;

para, Mustafá. ¿Estás loco?

 

MUSTAFÁ Señor...

 

SELÍN Salte fuera y calla.

 

MUSTAFÁ Yo me iré, pero algún día

conocerás...

 

SELÍN Vete luego. (Vase Mustafá.)

¡Bueno es, Solimana mía,

que estos no me den sosiego

para descansar un día!

Como engordan con la guerra,

donde se hacen ladrones

del oro que Italia encierra,

mueren porque mis pendones

corran la mar y la tierra.

No entre ninguno aquí.

Volver podéis a cantar.

 

Sale Pialí, bajá.

 

PIALÍ Permíteme entrar a mí

para que te pueda hablar.

 

SELÍN ¿Qué es lo que quieres, Pialí?

 

PIALÍ Estás de manera ocioso,

Gran Señor de la más parte

del mundo, que casi es tuyo

desde el Nilo al indio Gange,

que no sé de qué manera

tus sanjaques y bajaes

tengan en esta ocasión

atrevimiento a hablarte.

Que puesto que a Marte suelen

muchas veces retratalle

entre los brazos de Venus,

sin las armas de diamante,

no es porque siempre lo esté,

que dejara de ser Marte,

mas porque el furor le temple,

que importa a los capitanes.

En brazos de Solimana,

señor, descuidado yaces,

permitiendo tu pereza

que los cristianos descansen.

Francia tiene paz ahora

y fertilidad notable;

el Rey de Polonia duerme

sin que tus tiros le espanten;

Maximilïano alegre,

que tus ejercicios sabe,

manoplas de acero deja

y calza adobados guantes;

en Hungría, Sigismundo

vive en regaladas paces;

Portugal hace en las Indias

carros del agua en sus naves;

los polacos palatinos

casas para letras hacen;

duerme Castilla; y Otán

roba por tu tierra alarbes.

Vuelve, señor, esos ojos

a las cosas memorables

que acabaron tus abuelos.

 

SELÍN ¿Hay desvergüenza tan grande?

Salte del jardín, Pialí;