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Los primeros mártires de Japón es una obra de teatro político de Lope de Vega. Articulada en forma de drama político, se desarrolla en torno a la conversión al cristianismo y a las intrigas palaciegas de la corte del Shogún.-
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Lope de Vega
Saga
Los primeros mártires de JapónCopyright © 1965, 2020 Lope de Vega and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726618587
1. e-book edition, 2020
Format: EPUB 3.0
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SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com
Tocan cajas; sacan cuatro indios al EMPERADOR Jisonén en hombros, pónenle en un trono; delante de él salen cuatro reyes con sus coronas.
BOMURA Emperador invicto del Poniente,
donde el sol soberano,
por coronar tu frente,
de nueva luz se ostenta más ufano:
setenta y cuatro reyes 5
a sujetarse vienen a tus leyes,
y en este campo ameno,
de variedad y de hermosura lleno,
como en este hemisferio
es costumbre heredada del Imperio, 10
para dar la obediencia,
estamos esperando tu presencia.
SINGO Goces por tantos siglos el gobierno,
que pases de mortal a ser eterno,
y por edades tantas 15
te sirvan de tapetes a tus plantas
tantas coronas bellas,
porque corones más que el sol estrellas;
cuando el honor de tu poder avises,
en carro de metal dichoso pises. 20
AMANQUI Y a pesar del olvido,
vivas, cuanto adorado, obedecido.
(Pónenle los tres reyes las coronas a los pies en el trono, yel REY DE SIGUÉN se queda a un lado del tablado, sin llegar.)
EMPERADOR Rey de Siguén, ¿no llegas?
¿Cómo tú solo me obediencia niegas,
y tu corona en mi presencia tienes 25
sin rendilla a mis plantas con tus sienes?
SIGUÉN Yo, Emperador, no me llego
porque no es bien que me humille
a quien con tirano imperio
el Japón hermoso rige. 30
Yo no vine a obedecerte,
aunque a aqueste tiempo vine;
que los vasallos leales,
a sólo su Rey se rinden.
Tayco Soma, que dichoso 35
en etérea mansión vive,
y al lado del sol eterno,
términos al cielo mide,
al tiempo que lo divino
de lo mortal se despide, 40
y su espíritu glorioso
al ajeno cuerpo asiste,
a Tayco, su hermoso hijo,
joven a quien toca libre
el cetro que agora ocupas 45
y la corona que ciñes,
siendo Rey, como nosotros,
te encargó, para que firme
estuviese en este Imperio,
a tus consejos humilde. 50
Tú, pues, que soberbio siempre,
de sola ambición te vistes,
notando que de seis años
era estorbarlo imposible,
le envías a aquesta torre, 55
que trepando altiva y libre
por las regiones del aire,
con las estrellas compite.
De su libertad tirano,
inocente le pusiste 60
donde con guardas le ocupas
y con prisiones le oprimes;
y en vez de dalle obediencia
como a Emperador insigne,
y verle tratar sin gente 65
que tu miedo le permite,
como a un bárbaro le tienes
solo, sin que comunique
igual a su nacimiento
las grandezas de su origen. 70
Quince años ha que es guardado,
y en este tiempo pudiste
atraerte a tu obediencia
tantos reyes invencibles.
Pero yo, aunque más triunfante 75
en este lugar te mire,
y más que en el campo flores,
corona de reyes pises,
la que mi cabeza adorna
jamás la verás rendirse 80
sino a legítimo dueño
de tantas islas felices.
Vuestro Rey es Tayco Soma;
y aunque como muerto vive,
no permitáis que un tirano 85
vuestro Emperador os quite;
dadles todos libertad,
y si queréis verle libre,
la torre de Usaca está:
seguidme todos, seguidme. 90
(Vase, y levántase el EMPERADOR en el trono.)
EMPERADOR Espera, cobarde, espera;
que aunque la carrera limites
del sol, con mayor aliento
podrá mi furor seguirte;
industria, no tiranía, 95
estas glorias me permite,
y ninguno, por reinar,
nombre de traidor recibe.
¿Qué importa heredado imperio?
Heredado, honor, ¿qué sirve? 100
Quien por sí no lo merece,
de ajenas plumas se viste.
Y porque de mi poder
hoy el rigor abomines,
espera para tu muerte 105
que al arco la cuerda vibre.
Conocerás si es forzoso
que me adores y me envidies,
que me temas y obedezcas,
que me respetes y estimes. 110
(Pone la flecha en el arco, y pónense delante.)
SINGO Espérate, Tayco Soma:
ni le, apuntes ni le tires;
que no es bien que de su sangre
tantos reyes participen.
SIGUÉN Cuando mandaste llamarnos, 115
salvoconducto nos diste
de que volveremos todos
a ver nuestros reinos libres;
y si tu palabra falta,
faltaremos a servirte, 120
padeciendo aqueste Imperio
infames guerras civiles.
EMPERADOR ¿Quién puede al Rey de Siguén
haber dicho que me prive
de esta gloria que merezco, 125
atropellando imposibles?
¿Quién contra mí le aconseja?
BOMURA Yo podré mejor decirte
la causa, porque la sé;
yo fui cristiano.
EMPERADOR Prosigue. 130
BOMURA Por conocer nuevos dioses
dejé la ley que ellos siguen,
y así sé de los cristianos
los intentos y los fines.
Estos, al Rey de Siguén 135
y a todos los otros dicen
que eres tirano soberbio,
y que injustamente asistes
por señor de aqueste Imperio;
que del trono te derriben, 140
pues no puedes poseerle
mientras Tayco Soma vive.
Son, señor, estos cristianos,
en su condición, terribles,
soberbios, locos y altivos, 145
y que, fingiéndose humildes,
solicitan tus vasallos
con apariencias visibles,
hasta que dejan su ley
y la de Cristo reciben. 150
Las provincias del Japón
tienen hasta sus confines
pobladas de sacerdotes,
que sus doctrinas prediquen.
Destiérralos de tu Imperio, 155
verás qué seguro vives
de traiciones y de engaños
por muchos siglos felices.
EMPERADOR ¡Que el poder de mis manos
ignoren estos bárbaros cristianos, 160
y con bárbaro intento
iguale a mi poder su atrevimiento!
¡Que no teman mi furia!
mas con su sangre lavaré mi injuria;
y, ¡vive el sol!, de quien el ser recibo, 165
que no me ha de quedar cristiano vivo:
búsquense todos luego;
que los he de acabar a sangre y fuego.
Y tú, Rey de Bomura,
para que mi corona esté segura, 170
el cargo al punto toma,
oprime su cerviz, su cuello doma;
al español destierra,
no me quede ninguno en esta tierra;
y porque así sosieguen mis intentos, 175
para aquel que quedare
busca nuevos rigores y tormentos.
BOMURA Por tu valor te juro
que ninguno de mí viva seguro,
y corriendo tu Imperio, 180
no ha de quedar en todo su hemisferio
sacerdote español que no persiga;
y todos los lapones bautizados
serán atormentados
con cuchillo, con arcos y con fuego, 185
si, como yo, no renegaren luego;
veré si así me dejan:
inútilmente a un bárbaro aconsejan.
¡Que un sacerdote, un español, me impida
gozar mi misma vida, 190
estorbando mi amor, ¡qué desvarío!
Siendo mujer del que es vasallo mío;
mas yo me vengaré con estas manos,
bebiendo infame sangre de cristianos.
EMPERADOR Algo confuso quedo. 195
SINGO De esa inútil pasión desecha el miedo.
Con juegos diferentes
desmiente la tristeza
que en el pecho consientes.
EMPERADOR Volaré de este campo algunas aves 200
de las muchas que en él con alto vuelo
remontadas se atreven hasta el cielo,
el viento matizando de colores
más oque al campo el abril le ha dado flores;
y en cristalina esfera 205
trasladada se ve la primavera,
pues confusos parecen
cuando a la vista admiración ofrecen,
que producen ufanos,
con variedades sumas, 210
el viento flores cuando el campo plumas.
¿Qué torre es ésta?
SINGO La que a Tayco oculta.
(Sale un ALCAIDE, indio viejo.)
EMPERADOR Mejor dirás que vivo le sepulta.
AMARQUE Aqueste el Alcaide es
que con secreto y cuidado 215
a Tayco Soma ha criado.
ALCAIDE Dame, gran señor, tus pies.
EMPERADOR Levanta, alcaide, del suelo.
ALCAIDE Cuando tal ventura toco,
desde aquestas plantas, poco 220
será levantarme al cielo.
¿Qué novedad te ha traído
esta torre, donde tienes
Tayco preso? ¿A qué Vienes?
EMPERADOR En la caza divertido, 225
aquestos campos pisé;
que no vine con cuidado
alguno, y pues he llegado
adonde nunca pensé,
decidme, ¿en qué se entretiene 230
en esta desierta casa,
Tayco? ¿En qué la vida pasa?
¿Qué talle o presencia tiene?
¿Es robusto o es hermoso?
¿Es apacible o es fiero? 235
Porque yo le considero
ya cobarde, ya animoso,
ya muy humilde, ya altivo.
De bélica inclinación
y con varia condición, 240
ya noble, ya vengativo.
¿Es inclinado a la guerra?
¿Tiene buen entendimiento?
ALCAIDE Señor, de tu pensamiento
esa confusión destierra; 245
que no hay causa en él bastante
para que en cuidado estés.
EMPERADOR ¿De qué manera?
ALCAIDE Porque es