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El Dr. Luis Chiozza es sin duda un referente en el campo de los estudios psicosomáticos, cuyo prestigio ha trascendido los límites de nuestro país. Medicina y psicoanálisis es el tomo inaugural de sus Obras completas, a la vez que una guía y manual de uso de las mismas, cuyos quince tomos se presentan completos en un CD incluido en este libro. Este volumen está pensado con el objetivo de facilitar el acceso al fruto de la labor profesional y académica del Dr. Chiozza, a la vez que permitir una inmediata aproximación a sus principales enfoques y temas de interés. En primer lugar, el lector encontrará una serie de textos introductorios, entre los cuales figura uno del autor, titulado "Nuestra contribución al psicoanálisis y a la medicina". Le sigue el índice de las Obras completas, tal como aparece en cada uno de los tomos que la integran (disponibles en el CD). Luego, la sección "Acerca del autor y su obra", compuesta por un resumen de la trayectoria profesional de Chiozza, un listado de las ediciones anteriores de sus publicaciones y su bibliografía completa. Un índice analítico de términos presentes en los quince tomos cierra el volumen. Esta obra, referencia obligada para los profesionales de la disciplina, sienta un precedente ineludible en los anales de la psicología argentina.
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Seitenzahl: 274
Veröffentlichungsjahr: 2020
Luis Chiozza
OBRAS COMPLETAS
Tomo 0
Chiozza, Luis Antonio
Medicina y psicoanálisis : indagaciones sobre la relación entre el cuerpo y el alma . - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Libros del Zorzal, 2012.
E-Book.
ISBN 978-987-599-235-1
1. Medicina. 2. Psicoanálisis.
CDD 610 : 150.195
Curadora del tomo O: Laura Kaganas
Diseño de interiores: Fluxus
Diseño de tapa: Silvana Chiozza
© Libros del Zorzal, 2008
Buenos Aires, Argentina
Libros del Zorzal
Printed in Argentina
Hecho el depósito que previene la ley 11.723
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Obras Completas, escríbanos a:
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Índice
Presentación de esta obra completa | 6
Prólogo | 13
Nuestra contribución al psicoanálisis y a la medicina | 17
Curriculum Luis Antonio Chiozza | 50
Índice bibliográfico completo | 97
1963 | 97
1964 | 100
1966 | 100
1967 | 103
1968 | 103
1969 | 104
1970 | 105
1971 | 114
1972 | 115
1973 | 116
1974 | 117
1975 | 119
1976 | 120
1977 | 125
1978 | 127
1979 | 133
1980 | 137
1981 | 141
1983 | 145
1984 | 150
1985 | 152
1986 | 154
1987 | 156
1988 | 158
1989 | 159
1991 | 161
1992 | 168
1993 | 169
1994 | 177
1995 | 178
1996 | 192
1997 | 194
1998 | 196
1999 | 203
2000 | 205
2001 | 207
2003 | 211
2004 | 211
2005 | 212
2006 | 213
2007 | 213
2008 | 216
Presentación de esta obra completa
Contenido general de esta edición
Presentamos en esta edición por Libros del Zorzal la obra completa escrita y publicada por el doctor Luis Chiozza, desde sus primeros trabajos de 1963 hasta la actualidad. Esta obra representa sólo una parte de la vasta producción intelectual del autor, que incluye también seminarios dictados a lo largo de las últimas cuatro décadas, conferencias inéditas y supervisiones clínicas, tanto en nuestro país como en el exterior. En esta edición reunimos todo el material publicado tanto en papel como en formato digital, en castellano y en idiomas extranjeros, e incluimos todos los escritos en coautoría y en colaboración. Los textos publicados originalmente en idioma extranjero (inglés, italiano, portugués) e inéditos en español fueron traducidos por el propio autor para esta edición.
Incluimos sólo cuatro textos inéditos: la versión completa de “La envidia en la contratransferencia” (Chiozza y Foks, 2008a [1966]), OC, t. VIII, cuyo resumen se había publicado en 1966; “Complejo de Edipo. Intervenciones en una mesa redonda” (Chiozza, 2008b [1981]) –corresponde a las intervenciones del autor en una mesa redonda cuyo contenido completo se había publicado en la Revista de Psicoanálisis en 1981 (“Mesa redonda. Complejo de Edipo”, Rascovsky, Baranger, Chiozza, Goijman y Salas, 1981h)–; “Enfermar y sanar”, escrito para la Encyclopaedia Treccani terzo millennio (Roma), en preparación, OC, t. VII, y“Un estudio psicoanalítico de la anemia” (Chiozza y colab., 2008d [2007]), OC, t. XIII, realizado en el Departamento de Investigación de la Fundación Luis Chiozza y presentado en 2007.
Organización del material
En los primeros dos tomos presentamos dos libros que se editaron por primera vez en 1970 y en 1998, pero que toman como base los primeros trabajos producidos por el autor en 1963.
En el tomo I publicamos Psicoanálisis de los trastornos hepáticos, editado en 1970 por Kargieman. Este trabajo incluyó el contenido de Psicoanálisis de los trastornos hepáticos. Comunicación preliminar, impreso en 1963 para circulación interna de miembros de la Asociación Psicoanalítica Argentina. Por repetirse los contenidos, hemos excluido esta comunicación preliminar de la obra completa, salvo el capítulo I, “Método, límites y contenido del presente trabajo”, ya que constituye una síntesis teórica de ambas obras.
En el tomo II publicamos Cuando la envidia es esperanza. Historia de un tratamiento psicoanalítico, editado en 1998 por Alianza. Esta obra incluye como primera parte un historial clínico titulado Cuando la envidia es esperanza. Regresión a lo prenatal ante la pérdida de objeto, manifestándose como letargo, somatización y simbiosis. Historia de los primeros tres años de un tratamiento psicoanalítico, impreso en 1963, también para circulación interna entre miembros de la Asociación Psicoanalítica Argentina. Por motivos de confidencialidad, este historial se editó para su difusión masiva recién en 1984, como capítulo VI de la segunda edición aumentada de Psicoanálisis de los trastornos hepáticos. En esa ocasión se amplió el historial con un trabajo titulado “La consumación del incesto. Una semana de análisis tres años después”, que se incluyó como Apéndice de esa edición de Psicoanálisis de los trastornos hepáticos y cuyo contenido constituyó la segunda parte de Cuando la envidia es esperanza de 1998.
Casi toda la obra escrita de Luis Chiozza se compone de una gran cantidad de artículos aparecidos en publicaciones diversas, nacionales y extranjeras. Entre las nacionales, se cuentan las publicaciones periódicas que pertenecieron o pertenecen a instituciones fundadas por Luis Chiozza y otros: Lecturas de Eidon, Eidon, Periódico Informativo y actas de simposios del Centro de Investigación en Medicina Psicosomática (cimp), creado en 1967 y que pasó a llamarse, conservando la sigla, Centro de Investigación en Psicoanálisis y Medicina Psicosomática en 1976; actas de simposios de la Fundación para el Estudio Psicoanalítico del Enfermo Orgánico (fepseo), creada en 1984 y que pasó a llamarse Fundación Luis Chiozza en 1997, y las que pertenecen a otras instituciones psicoanalíticas (Revista de Psicoanálisis y actas de simposios de la Asociación Psicoanalítica Argentina, sobre todo), revistas de divulgación científica, actas de congresos internaciones, compilaciones, etcétera.
En su mayoría, estos trabajos fueron compilados, en muchos casos más de una vez, en libros de autoría compartida o del propio autor. Éstos son: Un estudio de un hombre que padece (1970), Cuerpo, afecto y lenguaje (1976 y 1998, edición italiana en 1981), Ideas para una concepción psicoanalítica del cáncer (1978, edición italiana en 1981), La interpretación psicoanalítica de la enfermedad somática (1979, edición italiana en el mismo año), Trama y figura del enfermar y del psicoanalizar (1980), Psicoanálisis: presente y futuro (1983), Verso una teoria dell’arte psicoanalitica (edición italiana de 1987), Los afectos ocultos en... psoriasis, asma, trastornos respiratorios, várices, diabetes, trastornos óseos, cefaleas y accidentes cerebrovasculares (1991 y 1997, ediciones brasileña de 1997 y estadounidense de 1998), Diálogo psicoanalítico sobre psicosomática (1992 y 1998), Los sentimientos ocultos en... hipertensión esencial, trastornos renales, litiasis urinaria, hipertrofia de próstata, várices hemorroidales, esclerosis, enfermedades por autoinmunidad (1993, edición brasileña en 1998), reeditado y corregido con el título La transformación del afecto en enfermedad, hipertensión esencial, trastornos renales, litiasis urinaria, hipertrofia de próstata, várices hemorroidales, esclerosis y enfermedades por autoinmunidad (1998), Un lugar para el encuentro entre medicina y psicoanálisis (1995 y 1999), Del afecto a la afección. Obesidad, sida, hiper e hipotiroidismo, enfermedades periodontales, caries dental (1997), Hacia una teoría del arte psicoanalítico (1998), Presencia, transferencia e historia (2000), Una concepción psicoanalítica del cáncer (2001), Enfermedades y afectos (2001).
A la vez, en los años 1995 y 1996 se publicaron por In Context, en formato digital, 2 cd-rom, Luis Chiozza CD. Obras completas de Luis Chiozza hasta agosto de 1995 y Luis Chiozza CD. Obras completas de Luis Chiozza hasta agosto de 1996. Ambos cd-rom reunieron casi toda la obra editada hasta la fecha, y su criterio de organización fue el cronológico, desarmando por ello el contenido de Cuando la envidia es esperanza y Psicoanálisis de los trastornos hepáticos:
Para la edición de la obra completa que presentamos con Libros del Zorzal reunimos todo este material, omitimos superposiciones y reiteraciones, y completamos con publicaciones que no habían sido incluidas en ninguna de estas compilaciones. Una vez realizado este primer paso, confeccionamos un índice unificado de toda la obra de Luis Chiozza, ordenada según el año de publicación, e indicamos entre corchetes los años en que esos textos fueron escritos o presentados en público. Para trabajos que toman como fuente textos ya editados, indicamos entre corchetes el año de su primera edición. Para esta labor, tomamos como base el valioso trabajo realizado por Eduardo Dayen, ampliando y corrigiendo su índice bibliográfico. En casos de trabajos con idéntico título pero con contenido diferente, agregamos números romanos entre corchetes (I, II, etc.) para las distintas versiones, asignándoles asimismo una referencia diferente. En los casos en que un artículo fue ampliado con un trabajo inédito (llegando a duplicar en algunas ocasiones su volumen), se consignaron como versiones diferentes. En los casos de un mismo contenido publicado con títulos diferentes, les asignamos una única referencia bibliográfica, indicando en cada caso los títulos alternativos.
Hemos decidido deshacer estas compilaciones, realizadas con criterios diversos (a veces cronológico, otras veces temático) surgidos de acuerdo a los intereses y necesidades de cada momento particular, y hemos organizado el material según tres grandes ejes.
En primer lugar, reunimos todo el material teórico, que se publica en los tomos III, IV, V, VI y VII de esta obra completa bajo el título Metapsicología y metahistoria. Escritos de teoría psicoanalítica.
En segundo lugar, los escritos técnicos, que se publican en los tomos VIII y IX bajo el título Acerca del psicoanalizar. Escritos de técnica psicoanalítica. Cabe aclarar que esta división no es trazable “clara y distintamente”, no sólo porque hay trabajos con desarrollos teóricos que incluyen apartados sobre técnica, sino, y antes bien, porque no hay técnica sin teoría (la técnica que propone Chiozza, y las reflexiones sobre ella, se sostienen sobre fundamentos metapsicológicos y metahistóricos) y no hay teoría sin técnica (la reflexión sobre las teorías causales mecanicistas que recortan una técnica acorde a ellas es permanente en los trabajos de Chiozza, así como la mención al hecho de que el concepto de lo inconciente de Freud es solidario de una técnica que propone “abandonar a lo inconciente la dirección de la síntesis”).
En tercer lugar, los trabajos sobre enfermedades orgánicas, realizados en su mayoría por grupos de investigación constituidos en los centros y fundaciones creados por el autor y otros (cimp, Centro Weizsaecker de Consulta Médica y la Fundación Luis Chiozza). Éstos se publican en los tomos X, XI, XII y XIII, bajo el título Afectos y afecciones. Los afectos ocultos en la enfermedad del cuerpo. Se trata de investigaciones sobre ciertas enfermedades orgánicas, que constituyen, en la propuesta del autor, mosaicos de fantasías específicas.
Los desarrollos teóricos sobre el concepto de fantasías específicas de los órganos (y sus funciones) se encuentran en los tomos de Metapsicología y metahistoria –por ejemplo en “Las fantasías específicas en la investigación psicosomática” (Chiozza, 1976c [1971]), OC, t. III–, y, antes, en su primera obra Psicoanálisis de los trastornos hepáticos. Comunicación preliminar de 1963, cuyo contenido, como ya dijimos, se incluyó en Psicoanálisis de los trastornos hepáticos de 1970 que publicamos en el tomo I.
El desarrollo sobre el método creado por Chiozza y colaboradores para la lectura de una enfermedad particular, y denominado estudio patobiográfico, se encuentra en los tomos de técnica –“El estudio patobiográfico como integración del conocimiento psicoanalítico con la medicina general” (Chiozza y colab., 1979g), OC, t. VIII; “La metahistoria y el lenguaje de la vida en el psicoanálisis y la psicosomática” (Chiozza, 1998l [1986]), OC, t. IX–.
Como se puede ver, la teoría, la técnica y la investigación sobre enfermedades específicas que tomamos como ejes para organizar los artículos se recortan sobre la “trama” única de la obra entera del autor.
Además de estos artículos, hay otras dos obras que fueron escritas como libros enteros: ¿Por qué enfermamos? La historia que se oculta en el cuerpo, con múltiples ediciones argentinas desde la primera en 1986 por Alianza (y reediciones de 1994, 1995, 1997 y 2001) hasta la última en 2007 por Libros del Zorzal, y ediciones en otros países (brasileña de 1987, italiana de 1988 y estadounidense de 1999), que publicamos en el tomo XIV, y Las cosas de la vida. Composiciones sobre lo que nos importa editada en 2005 por Libros del Zorzal, que incluimos en el tomo XV.
Notas aclaratorias de la edición y bibliografía
Cada obra (libro o artículo) va precedida, en la contraportada, de la referencia bibliográfica que corresponde al ordenamiento del material realizado para esta obra completa, una notificación de sus diversas ediciones, traducciones y presentaciones públicas. A la vez, se indica cuando el texto toma como fuente algún trabajo anterior.
De la bibliografía citada del propio autor se indica en la bibliografía final de cada tomo, al final de cada referencia, entre llaves, el tomo de la OC en el que se encuentra o, si es el caso, la obra en la que fue incluida y el tomo correspondiente a esta última.
Asimismo, se han incluido en algunos casos, en notas al pie y entre llaves, notas aclaratorias de la edición.
Hemos reunido en una sola bibliografía todas las obras citadas por el autor a lo largo de sus casi cuarenta y cinco años de escritos, a fin de establecer una referencia única para cada obra. Para las referencias de Freud, utilizamos el ordenamiento de la Standard Edition realizada por James Strachey y presentada en nuestra lengua por Amorrortu Editores, diferenciando con asteriscos las ediciones utilizadas (Biblioteca Nueva, Amorrortu Editores, Standard Edition y edición alemana). A excepción de los diccionarios, para el resto de los textos citados remitimos a ellos según el año de producción o primera edición en su idioma original, para facilitar al lector la contextualización histórica de la obra a la que se remite, e indicamos en la bibliografía final la edición utilizada. Cuando de una obra en particular se han utilizado distintas ediciones, las diferenciamos también con asteriscos.
Jung Ha Kang
Prólogo
Frente a la tarea de reeditar algunos libros agotados que comunican nuestras investigaciones y nuestros desarrollos teóricos, y completar la última edición de la obra completa en cd (actualizada hasta el mes de agosto de 1996) con los escritos realizados hasta marzo del año 2008, surgió la idea de reconfigurar la obra entera, ya que algunos de los volúmenes publicados habían nacido originalmente como libros, mientras que otros surgieron del reunir, en torno a un tema, trabajos presentados en distintas oportunidades. Decidimos, por fin, conservar como libros los que nacieron como tales, es decir, Psicoanálisis de los trastornos hepáticos, Cuando la envidia es esperanza, ¿Por qué enfermamos? (con su Anexo gráfico) y Las cosas de la vida, y distribuir el resto, ordenado cronológicamente, en cinco tomos dedicados a la teoría psicoanalítica, dos a la técnica psicoanalítica, y cuatro a los afectos ocultos en las enfermedades del cuerpo.
También decidimos que esta edición, contenida en el cd que acompaña al presente volumen, incluiría solamente los escritos que fueron previamente publicados o preparados para su publicación, omitiendo los numerosos textos que provienen del haber registrado lo dicho en ateneos clínicos, supervisiones colectivas, clases en seminarios o en grupos de estudio, conferencias, mesas redondas, congresos y participaciones en la discusión de los trabajos presentados por otros autores. Como es natural, y dado que hemos sostenido esta actividad polifacética durante más de cuarenta años en forma ininterrumpida y con un ritmo no menor al de tres reuniones semanales, el material acumulado quintuplica, en cantidad de palabras, al de la obra escrita y, para colmo, son también numerosas las veces en que esos textos registrados me han sido solicitados y son citados en otros trabajos, pero, claro está, se trata de un material que, surgido en el contexto de un intercambio de ideas, carece del rigor y el cuidado que poseen los textos corregidos y meditados para su publicación en las circunstancias de una oportunidad concreta. Demás está decir que esos textos configuran “otra” obra, que nunca fue “escrita” para ser publicada, y cuya escritura, que excede mis fuerzas, excede también el marco constituido por las circunstancias y la oportunidad de esta edición.
Dawkins sostuvo que las ideas son “memes” que, a la manera de los genes, conjugan su acción con otros memes para llegar a configurar los desarrollos que constituyen los pensamientos que caracterizan una época en la evolución de la cultura humana. Bateson expresaba una concepción similar diciendo que las ideas que hoy son yo mañana pueden ser usted. Las ideas “nos visitan”, y uno siempre piensa “por contagio” mucho más de lo que cree. Cuando se comparten muchos años de labor en común con un grupo de colegas empeñados en los mismos afanes, lo que cada uno piensa, dice y elabora surge de una continua inmersión en lo que otros piensan dicen y elaboran. Pensar, sin embargo, no es lo mismo que escribir, y también es cierto que cuando uno escribe lo que piensa lo piensa de un modo muy distinto. No pretendo, por lo tanto, disminuir con falsa modestia los méritos de la obra que escribí. Deseo simplemente subrayar que la escribí en el calor reconfortante de una estrecha convivencia en el entorno de los mismos intereses, y que no la hubiera escrito si no hubiera podido convivir profesionalmente tantos años con las personas con las cuales compartimos proyectos similares.
El producto de esa labor compartida con numerosos colegas en el Centro Weizsaecker de Consulta Médica y en el Instituto de Docencia e Investigaciónde la fundación que lleva mi nombre constituye nuestra contribución al psicoanálisis y a una orientación de la medicina que procura integrar, en cada juicio clínico y en cada acto médico, los conocimientos acerca del alma humana que la ciencia ha adquirido. Freud, en su artículo “Sobre psicoterapia”, fundamenta esa orientación de la medicina, en lo que se refiere al acto médico, con claridad inconfundible, cuando señala que “nosotros, los médicos, no podemos prescindir de la psicoterapia, por la sencilla razón de que la otra parte interesada en el proceso curativo, o sea el enfermo, no tiene la menor intención de renunciar a ella”. Hoy, cien años después del artículo que escribió Freud, sabemos cada vez mejor que también el médico se afecta psíquicamente cuando atiende a un enfermo, y que la utilización de los conocimientos que sobre el alma humana hemos adquirido aumenta la perspicacia de nuestros juicios clínicos y, junto con ella, nuestro poder terapéutico.
Si prologar un libro supone decir algo acerca de su contenido, nada mejor para cumplir con ese cometido que exponer, a grandes rasgos, en qué consiste nuestra contribución. Ayer decíamos que lo que caracterizaba nuestra manera de pensar se apoya en cuatro pilares fundamentales: nuestra investigación en la contratransferencia, nuestro interés en el psiquismo fetal, la importancia que atribuíamos al letargo que, tal como lo describió Cesio, constituye una forma de modorra que se diferencia del sueño normal y, además y sobre todo, nuestra investigación en los trastornos corporales como expresión de fantasías inconcientes específicas para cada uno de ellos. Hoy deberemos decir algo más acerca de lo que caracteriza nuestro modo de pensar. Sin embargo, y con el ánimo de evitar que este prólogo alcance una extensión desmedida, me ha parecido mejor separar la exposición de esas ideas en un siguiente apartado que lleva como título “Nuestra contribución al psicoanálisis y a la medicina”.
Quiero expresar mi gratitud a los colegas del Consejo Directivo de nuestro Instituto de Docencia e Investigación por haber hecho suyo el proyecto de publicar estas Obras completas, a Leopoldo Kulesz, de Libros del Zorzal, por haber emprendido con entusiasmo la tarea de editarlas, y a Jung-Ha Kang, por haber dedicado, con solvencia y cuidado, innumerables horas a la tarea de ordenar y compaginar el conjunto entero del material expuesto en libros y en publicaciones distintas. Pensando en el conjunto de estos escritos, y más allá de esta edición particular, siento una profunda gratitud hacia quienes, en distintos períodos de mi vida y de sus vidas, en los distintos ámbitos configurados por la familia, la amistad, la formación profesional o el trabajo institucional, me acompañaron depositando su confianza en una manera de pensar que ha carecido muchas veces de consenso. Cada uno de ellos sabrá reconocerse en estas palabras, aunque tal vez ignore hasta qué punto su cercanía me ha sido necesaria para continuar escribiendo.
Sólo me resta expresar la esperanza de que la publicación de esta obra contribuya a estimular el ansia de saber, que siempre se manifiesta a través de nuevas preguntas, y a consolidar la vocación por aliviar el sufrimiento compartido que la enfermedad y la equivocación producen.
Luis Chiozza
Mayo de 2008
Nuestra contribución al psicoanálisis y a la medicina
La integración de razonamiento y afecto en un proceso terciario
El acento de la teoría psicoanalítica estuvo siempre puesto en el hacer conciente lo inconciente reprimido, y el verdadero motivo de la represión, tal como ha dicho Freud, es impedir el desarrollo de un determinado afecto. La terapia ha procurado, desde los inicios del psicoanálisis, la recuperación de un recuerdo reprimido acompañada del correspondiente afecto; proceso que, en ese primer momento, se denominaba abreacción del afecto. De manera que, aunque se acentuara la importancia del hacer conciente lo inconciente, el psicoanálisis comenzó como una teoría que subrayaba la importancia del afecto. Es curioso, precisamente por este motivo, que Freud no haya escrito jamás un libro, o un artículo, en el cual unificara y expusiera ordenadamente la teoría del afecto que se desprende del conjunto de su obra.
Hoy, el establishment científico admite dos grandes direcciones dentro de las cuales encontramos una asimilación, más o menos parcial, de los descubrimientos del psicoanálisis. Una es la psiquiatría que se llamó “dinámica” y otra la psicología cognitiva, que ha pasado a tener un desarrollo, un prestigio y una vinculación con el resto de las actividades científicas y médicas que al psicoanálisis le cuesta mantener. Freud dijo que lo intelectual también es un poder, no de los que se manifiestan al principio pero sí de los que operan a la larga, y no debemos desconocer esta importante afirmación freudiana, ya que interpretar es, sin duda alguna, pensar. La teoría psicoanalítica es un producto del pensamiento. Se integra con procesos mentales que constituyen juicios. Juicios, por ejemplo, acerca de la transferencia. Freud sostuvo que puede llamarse psicoanalista a quien reconoce dos fenómenos esenciales: la resistencia y la transferencia. Pero la transferencia (y lo mismo ocurre con la resistencia) ha sido siempre el trasfondo afectivo del proceso psicoanalítico como proceso intelectual. Ese trasfondo en donde los afectos recuperan su importancia impide que el trabajo intelectual psicoanalítico se esterilice en una intelectualización al servicio de la resistencia, un defecto que, lamentablemente, impregna, en nuestra época, muchas de las formas que adopta la psicoterapia.
Fenichel señalaba, en el prólogo de su famoso libro Teoría general de las neurosis, que el psicoanálisis se ocupa del proceso primario que gobierna lo inconciente, pero que lo hace desde el proceso secundario que rige en la conciencia. Sucede, sin embargo, que el proceso secundario, que establece diferencias, no debe ni puede “despegarse” del proceso primario que le aporta a cada pensamiento su importancia. De allí surge una de nuestras contribuciones al psicoanálisis. Sostuvimos, ya desde 1968, que lo que guía nuestra labor cuando acertamos con una interpretación es un proceso terciario que se teje en la amalgama de los procesos primario y secundario.
La psicología cognitiva, a partir de la idea de que entender es en primera instancia percibir y pensar acerca del significado de los acontecimientos con ideas complejas que, entre los seres vivos, sólo el hombre puede desarrollar, comenzó por ver lo esencial del desarrollo humano en la inteligencia que surgía de la complejidad de sus procesos intelectuales. Sin embargo, en la década del setenta, luego de los brillantes desarrollos de la cibernética, que conducen a tratar de establecer las diferencias que existen entre la inteligencia de la computadora y la del ser humano, la psicología cognitiva reconoce que la inteligencia no puede constituirse solamente con el proceso racional. Reconoce que el afecto, que estable la importancia, se define como un componente esencial imprescindible, y nace de este modo la idea de la inteligencia emocional que, en nuestra época, se difundió rápidamente en los medios allegados a la ciencia. En este punto podemos ver otra de nuestras contribuciones principales. Nunca desconocimos (como, a juzgar por lo que sostiene André Green en su libro El discurso viviente, les ha ocurrido a otros autores) la importancia de los afectos en la teoría psicoanalítica. La transferencia y el proceso primario dejaron de ser para nosotros, desde el comienzo mismo de nuestra dedicación al psicoanálisis, el trasfondo de una actividad psicoanalítica centrada en la idea superficial de que la interpretación nace desde un intelecto objetivo que no se deja contaminar por los afectos. Llevados de la mano por los trabajos de Racker acerca de la contratransferencia, tanto la transferencia como el proceso primario pasaron a ocupar, junto al proceso secundario, “el frente” del ejercicio de nuestra disciplina y un aspecto esencial de la teoría que lo fundamenta. Llegamos de este modo a la afirmación, enfática, de que la significancia precede al significado, ya que este último surge como una reducción de las investiduras que el apremio de la vida convoca, a fin de que el pensamiento pueda constituirse como un ensayo que precede a la acción.
Acerca del psicoanalizar
Apoyándonos en esos desarrollos surgieron nuestras contribuciones a la teoría de la técnica psicoanalítica. Sostuvimos que la interpretación que se comunica al paciente debía formularse de tal modo que pudiera despertar en él una magnitud de afecto que fuera, al mismo tiempo que tolerable, suficiente para que pudiera, auténticamente, hacer conciente aquello inconciente que la interpretación señala. La identificación de ese campo intermedio, entre el Escila de lo intolerable y el Caribdis de lo insuficiente, y el estudio que realizamos acerca de la oportunidad del hablar y del callar la interpretación psicoanalítica, condujo a dos preceptos técnicos. El primero, dirigido a disminuir la intelectualización y a incrementar el componente afectivo, consistió en afirmar que la interpretación, huyendo de las formulaciones metapsicológicas que describen el mundo psíquico como una interrelación de vectores en un campo de fuerzas, debía expresarse en los modos del hablar que utilizamos en la vida cotidiana, y que aluden a una relación entre personas en un mundo “metahistórico”, caracterizado por la narración y el lenguaje. El segundo precepto, dirigido a evitar que el afecto alcance magnitudes que saturan el campo dentro del cual el psicoanálisis opera, llevándolo fuera del “como sí” que constituye la zona de trabajo y favoreciendo la intervención de la resistencia y de las actuaciones al servicio de los designios inconcientes reprimidos, consistió en afirmar que la interpretación de la transferencia debía formularse predominantemente de modo indirecto, utilizando, por ejemplo, los personajes del relato que el paciente narra, en lugar de explicitar, de manera directa, lo que el paciente siente allí, en la relación que establece con la persona que lo psicoanaliza.
En el terreno que pertenece a la teoría de la técnica y al ejercicio “del arte” de psicoanalizar, realizamos también otras contribuciones. Los preceptos acerca de los modos en que la interpretación podía formularse para configurar un procedimiento efectivo surgieron inextricablemente unidos al estudio de tres condiciones esenciales. La forma en que se constituye, en una sesión psicoanalítica, el material a interpretar; la manera en que se presenta la realidad y la historia, en el campo de trabajo de un psicoanalista, en lo que se considera transferencia, y el nacimiento de la interpretación a partir de la contratransferencia. Desde la perspectiva creada por esos estudios surgieron también dos conclusiones importantes. La primera es que el resultado esencial de lo que denominamos psicoanálisis de la transferencia no consiste tanto en que el paciente haga conciente el “contenido” de la particular transferencia interpretada, sino en el tomar cada vez mayor conciencia de que lo que “actualmente” siente es el producto de una transferencia. La segunda nos enfrenta con el hecho singular de que el encuentro recíproco, transferencial y contratransferencial entre un paciente y su psicoanalista, que constituye el campo afectivo sobre el cual se trabaja, sólo puede ocurrir, con magnitud suficiente, en el sector constituido por la confluencia de los “puntos de urgencia” en la vida afectiva de cada uno de ellos. La evaluación de las conclusiones señaladas nos condujo a subrayar que la unidad del proceso psicoanalítico no reside en el proceso de insight, que consiste en descubrir un significado reprimido, sino en el proceso de elaboración, que se realiza mediante la repetición suficiente, una y otra vez, del mismo acto de conciencia resistido, en situaciones semejantes y al mismo tiempo distintas. Sólo mediante la elaboración, que surge de una labor prolongada ininterrumpida y frecuente, similar a la que requieren el aprendizaje y el entrenamiento, se adquiere la necesaria convicción de que el significado anteriormente reprimido posee una insospechada importancia cotidiana, y que el último recurso de la represión es mantener inconciente la magnitud de esa importancia.
La obra de Victor von Weizsaecker, y su particular visión de la enfermedad, del hombre enfermo, y de su relación con el médico, que emana de la profundidad y de la amplitud con las cuales concibe la medicina, ha influenciado permanentemente nuestra dedicación al psicoanálisis. Esa influencia, que formó parte del interés que nos llevó a investigar en la teoría de la técnica psicoanalítica, nos condujo, en 1972, a la fundación del Centro Weizsaecker de Consulta Médica y a la creación de un procedimiento que, en razón de las condiciones para las cuales fue proyectado, denominamos “estudio patobiográfico”. Se trata de un procedimiento que se dirige a integrar, en el juicio clínico y en los actos diagnósticos y terapéuticos que surgen como producto de una consulta médica, y en el tiempo breve determinado muchas veces por las condiciones de una enfermedad, los conocimientos que derivan de una evaluación psicoanalítica solvente y profunda. El “Estudio patobiográfico”, nacido del intento de integrar, en los actos médicos, los procedimientos que derivan del ejercicio de los dos instrumentos fundamentales del desarrollo humano, la mano y la palabra, constituye una de nuestras contribuciones principales al ejercicio del psicoanálisis. Su realización, ininterrumpida desde 1972, se ha extendido fuera de los ámbitos de nuestro Centro y de nuestro país, y ha contribuido a enriquecer la técnica interpretativa que ejercemos durante los tratamientos prolongados.
La estratificación de la conciencia
Mientras la psicología cognitiva avanzaba incluyendo en sus intereses (al principio “meramente” cognitivos) los afectos, la neurología, desde su campo de indagación, aportó descubrimientos que apoyaron la tesis de una “inteligencia emocional”. La electroencefalografía, la observación anátomoclínica de los lesionados cerebrales y la investigación experimental en animales fueron siempre recursos importantes de la neurología. Pero en los últimos cincuenta años, gracias al descubrimiento de numerosos neurotransmisores, pero sobre todo por la posibilidad de explorar, mediante el incruento escaneo, la actividad metabólica de distintas zonas del cerebro que “acompañan” a funciones y estados psíquicos distintos, el conocimiento neurológico progresó con una velocidad incomparable a la de sus años anteriores. Nacieron así las neurociencias, en cuyo conjunto se integran, con la neurología, descubrimientos y desarrollos como los que surgen de la inteligencia artificial, las teorías de la complejidad, la teoría de los sistemas, la ingeniería genética, la teoría de la comunicación o la semiótica. En la última década asistimos al nacimiento, con el nombre de Neuropsicoanálisis, de un campo interdisciplinario fructífero y pujante. La aparición del libro de Karen Kaplan y Mark Solms, Estudios clínicos de neuropsicoanálisis, constituyó un hito fundamental en la construcción de ese campo. Vale la pena consignar que en el último número de la revista Neuro-Psychoanalysis (2007, Volume 9, Issue 2), el artículo de fondo, escrito por Douglas Watt, lleva como título “Hacia una neurociencia de la empatía. Integrando perspectivas afectivas y cognitivas”. Importa también señalar que el estudio neurológico de la empatía se relaciona con lo que se considera el descubrimiento neurocientífico más importante de la última década, la existencia de neuronas “espejo” que, precisamente, cumplen la función “premotora” de “imitar” una acción observada, sin realizarla. Fueron descubiertas por Iaccomo Rizzolati, de la Universidad de Parma, en 1995. Desempeñan una importante función en el aprendizaje del lenguaje mediante la imitación de los movimientos de los labios y la lengua, pero, además, cumplen otras funciones importantes. Se excitan en la contemplación del sufrimiento ajeno y son los representantes neurológicos de las identificaciones concordantes y complementarias que fundamentan la contratransferencia. Su función “establece” el territorio del “como-si” del cual surge la metáfora y, en la medida en que representan la capacidad para adoptar los puntos de vista de otro ego, pueden ser contempladas como determinantes de la ética. Por estas razones Ramachandran, en su trabajo Mirror neurons and imitation learning as the driving force behind “the great leap forward” in human evolution, publicado en mayo de 2000, sostiene que el descubrimiento de las neuronas mirror hará por la psicología lo que el descubrimiento del ADN ha hecho por la biología.
Aunque es evidente que el cerebro no es sólo la corteza cerebral sino también el cerebro interno, los núcleos de la base y el tallo cerebral, solía adjudicarse a la corteza cerebral el funcionamiento psíquico conciente, el cual, por otra parte y para muchos, si no llegaba a constituir el psiquismo completo, constituía lo más importante. Hoy se admite que la conciencia “nacida” de la corteza cerebral es una conciencia secundaria, extendida, o canal dependiente, ya que depende de lo que en ella ingresa por los canales sensoriales. La conciencia primaria, en cambio, es una conciencia estado-dependiente que “nace” en el tallo cerebral, partiendo de las sensaciones viscerohumorales que determinan el estado de ánimo que denominamos humor. Freud sostenía que el núcleo de la conciencia es la percepción, y aunque podría argumentarse que su afirmación incluía a las llamadas percepciones “internas”, sigue siendo cierto que el psicoanálisis no se ocupó de destacar este importante punto. Humphrey, en su Historia natural de la mente, sostiene que la conciencia nace de la sensación, subrayando que toda percepción se acompaña de la sensación de percibir. Antonio Damasio dedica a este tema un libro, titulado El sentimiento de lo que sucede. Nos hemos ocupado de esta cuestión hace ya algunos años, en el artículo “El psicoanálisis y los procesos cognitivos”. A partir de este punto surge otra de nuestras contribuciones principales, porque afirmamos, desde el psicoanálisis, que, además de la conciencia habitual, existen otras, no sólo la conciencia onírica o los estados alterados de conciencia, sino conciencias estratificadas que son inconcientes para la conciencia habitual.