Mi amigo, el médium - Raymond Rupén Berberian - E-Book

Mi amigo, el médium E-Book

Raymond Rupén Berberian

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Beschreibung

En el cielo las estrellas y en tierra quienes la araña. Confeccionan nubes de ensueños donde instalar sus castillos de naipes y arrastrar tras suyo a los náufragos prendidos de la cola de un barrilete. Mi personaje conduce una alfombra voladora donde todo es posible mientras haya quienes creen sin usar la cabeza. Si supiéramos dónde acaban los límites, dejaríamos de engañarnos.

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Seitenzahl: 115

Veröffentlichungsjahr: 2025

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RAYMOND RUPÉN BERBERIAN

Mi amigo, el médium

Berberian, Raimundo Enrique Mi amigo, el médium / Raimundo Enrique Berberian. - 1a ed - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2025.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga y online

ISBN 978-987-87-6042-1

1. Novelas. I. Título. CDD A863

EDITORIAL AUTORES DE [email protected]

Todos los derechos reservados.

Esta publicación no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, ni registrada en, o transmitida por, un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia, o cualquier otro, sin el permiso previo por escrito del autor.

Índice

Portada

Sinopsis

Prólogo

Sinopsis

En el cielo las estrellas y en tierra quienes la araña.

Confeccionan nubes de ensueños dónde instalar sus castillos de naipes y arrastrar tras suyo a los náufragos prendidos de la cola de un barrilete.

Mi personaje conduce una alfombra voladora donde todo es posible mientras haya quienes creen sin usar la cabeza.

Si supiéramos dónde acaban los límites, dejaríamos de engañarnos.

MI AMIGO, EL MÉDIUM

***

PRÓLOGO

Si el ser humano no estuviera intrigado por los fenómenos sobrenaturales que lo superan y con que se topa a diario, a nadie le interesaría descubrir los enigmas marginados ex profeso por nuestra civilización del siglo XXI. La ignorancia y los miedos son factores decisivos que esclavizan a nuestro hombre contemporáneo impidiéndole que descubra en sí mismo el potencial de su cerebro.

El conocimiento recopilado nos ha sido maliciosamente canjeado por treinta monedas de infamia, tergiversado y acomodado a las órdenes de los clanes dominantes. Hace cinco mil años que nuestra ignorancia se agudiza sujeta de tradicionales expresiones incongruentes. Han aparecido miles y millones de años de culturas diferentes, acaso más elevadas a la nuestra, algunas científicamente más perfeccionadas, orientadas por seres incomparablemente inteligentes.

Personajes como Flavio, visionarios del futuro y de innata gran intuición son sin duda un gran aporte a la humanidad a la que pertenecemos. Ellos se manejan con la verdad que asusta porque suele agraviar los mandamientos establecidos por los jerarcas, atreviéndose a manifestarse con terminologías personales, paralelas a las doctrinas implantadas y sus creencias folklóricas.

Nuestro mundo sigue estando sumergido en las tinieblas del desconocimiento y guiado por absurdos, como que el hecho de reconocer los adelantos de quienes fueron sabios y sensitivos en la antigüedad ofendiera nuestra dignidad de legítimos e indiscutibles hijos del Universo.

Se ha adoptado como libro de cabecera a la Biblia y se la ha consagrado y jerarquizado, asumiendo una suposición de que en su terminología existe una revelación herméticamente oculta.

Tenemos pruebas de que la humanidad de otras épocas fue socorrida por Señores venidos desde las alturas. La misma Biblia menciona; disimuladamente, claro. El hecho de reconocer la existencia de esos Señores significa que no somos los reyes de la jungla de cemento, muchos menos dioses fabricados a la semejanza del disparate y que nos falta muchos siglos de maduración para merecer la resurrección definitiva, el cambio radical hacia la etapa siguiente.

Yo personalmente admiro a Flavio, no porque me considero amigo suyo, sino porque gente inquieta como él representa el eslabón perdido de un futuro distinto. El día que nuestra humanidad (si logra sobrevivir a sus tiranos con corbata), perpetúe generaciones similares a mi amigo, que hurguen e investiguen, detecten y penetren lo desconocido, tendremos nuevamente a nuestro alcance la mano generosa de los Señores del Espacio para conducirnos hacia la plenitud del conocimiento y del Amor.

***

—¿Qué entiendes por “Plano Astral, Flavio”?

—Energía más sutil que la energía que todos conocemos.

—¿Vibraciones cósmicas?

—Conciencia divina del universo, desconocida su forma de manifestarse. Como música variable conformando un todo.

—¿Memoria etérea?

—El ADN cósmico, memoria creada en todo aspecto.

—¿Qué me dices de las almas?

—Es el comunicante del mundo abstracto con el real mundo sensitivo nuestro.

—¿Qué interpretación tienes de Dios?

—Es el divino silencio manifestado en toda la creación.

***

Al poco tiempo de mi arribo a Buenos Aires instalé un Estudio Fotográfico en un barrio llamado La Paternal, cercano a un baldío que años más tarde se convertiría en un estadio de fútbol y se llamaría Maradona, en honor al consagrado 10, conocido por los aficionados como “La Mano de Dios”. Fue cuando me relaciono con Flavio, primero como cliente, luego como amigo. Desde un principio me resultó un muchacho bonachón, cordial, con cierta dificultad al expresarse, de padres tradicionalmente de la baja Italia, como la mayoría de los venidos de aquel sector del Continente Europeo a hacerse “La América”. Era un joven de estatura más bien baja y de un físico diría, poco llamativo, a no ser por su atractiva personalidad y radiante expresividad, cotejada desde ya, y reconocida por un ejército de leales y sensibles seguidoras, hechizadas acaso, por un particular don que poseía, sumado a una impresión de misterio y de misticismo que arrastraba tras de sí con que impresionaba a sus entrevistadas, dejando entrever de que se trataba de un guía espiritual, un elegido con la misión de recoger y conducir sobre una alfombra mágica a las almas erradas y descarriadas hacia un puerto de gloria donde reina la emancipación celestial y el Edén.

Llevado por mi innata curiosidad, más allá de mi casi sincera amistosa relación, lo fui a visitar a su reducto en la terraza, en casa de sus padres donde fui recibido por su madre Doña Sara (según las propias palabras se su benjamín, “la mejor madre del mundo”) era quien promocionaba ponderaba los poderes del hijo pródigo y lo asistía con las gentes.

Un día Flavio, (le decíamos Flavio, sus conocidos en el barrio). Un día, repito, Flavio se presentó en mi estudio y me pidió un retrato de su rostro que llamara la atención. Y yo realicé la obra registrando fielmente el brillo de su sugestiva mirada llena de misterio. Fue, según afirmó días más tarde, la debilidad de sus mujeres. El cuadro le aportó más de una enamorada a su lista, todas dispuestas a todo sacrificio y gran fervor patriótico. De pronto Flavio obraba siempre rodeado de mujeres que lo perseguían a sol y a sombra. Al llegar a él pretendían que les otorgara las respuestas a sus diversos conflictos e inquietudes, que resolviera sus problemas existenciales, sus crisis vivenciales, sus amoríos en peligro de extinción. La gente, en su gran mayoría, necesitaba creer en alguien que tenga facultades misteriosas sobrenaturales y, si es posible, en una personalidad acogedora, y Flavio era el candidato perfecto. Un hombre humilde, simple y cargado de ilusiones y buenas intenciones. Con el tiempo, me consta, logró hacer de su inquietud un escenario donde obraba con amor y libertad pronosticando probabilidades y descubriendo motivos de inconvenientes y traumas en sus pacientes. Decía manejarse con una percepción extrasensorial muy elevada desde que tuvo memoria. Según doña Sara, su madre, todo ese causal de sensaciones provenía de Dios.

Dani solía decir: “Quien más ve es el que está divagando”. Él entendía perfectamente lo que significaba la frase, no así algunas que lo escuchaban hablar y no obstante asentaban con la cabeza, dando un amén a todo.

Finalmente llegó a tener su propio léxico, algo incomprensible, pero léxico al fin.

“La percepción, reiterada la tenemos todos quien más quien menos desarrollada y yo la utilizo como abre—puertas en lo incognito” —decía. Si bien mantenía en secreto lo que era capaz de realizar, igualmente trascendía por medio de sus admiradoras, a veces exageradamente magnificadas. Se sabía fehacientemente que podía desplazarse como imagen fuera de su cuerpo físico y ser detectado a cientos de kilómetros de distancia e incluso oírlo hablar; hecho trascendental para un médium de la categoría de Flavio. Lamentaba no obstante no lograr memorizar el alcance de su obra, no recordar todo como que fuera una película registrada en una cinta. Y yo podía entender ese disgusto suyo. Gastaba demasiada energía en cada concentración que finalmente borraba con el codo lo escrito con la mano. Afirmaba poder percibir parte del futuro, (textuales palabras). Y agregaba, que el ser humano puede cambiar el futuro del mismo modo que el destino de la humanidad, teniendo más confianza en sí mismo y controlando las dudas.

***

Nos volvimos a encontrar treinta años más tarde, él manejaba un auto y yo cruzaba de a pie la Avenida San Martín del Barrio Maradona. Lo llamé Maradona porque decir La Paternal, aunque haya cumplido cien años de existencia como barrio, sigue siendo un incógnito para las localidades alejadas y de mejor nivel adquisitivo. La Paternal, sede de Argentinos Juniors, club deportivo con excelencia el fútbol, no deja de ser un barrio perdido en las entrañas de Buenos Aires. Un reducto de gente de clase media, más empobrecida que nunca.

Yo había instalado mi estudio fotográfico bajo la denominación FOTO RAYMOND por la empedrada Avenida, en una época en que la honestidad era un lema, las vacas gordas y las manzanas deliciosas se encontraban al alcance de las manos. Eran tiempos donde se desconocía la presencia de ladrones, por lo menos eran más disimulados si es que los había, las rejas de hierro y los perros asesinos tampoco. Entonces Argentina era próspera de verdad, no de apariencia. Los asaltantes, grandes patriotas con corbata, aún no habían terminado de saquear el país y la gente gastaba más de la cuenta por la misma necesidad de gastar. Las provincias pobres eran pobres pero no miserables. El criollo era un hombre gaucho y alegre no melancólico y desencajado en un mundo que lo supera en la carrera de la evolución.

***

Años más tarde, muchos años más tarde yo había abandonado mi oficio de fotógrafo por motivos de salud y por varios otros motivos que no vienen al caso. Me volqué a las letras y a editar mis libros por esas locuras que se le ocurren a uno al no saber dónde derrochar honradamente su dinero, honestamente obtenido mientras oficiaba de fotógrafo y rifaba mi juventud tras aventuras en procura de experiencias golondrinas. Llegué a pensar que arrojar mi dinero al patio de mi casa sería menos doloroso, más aún, sería una actitud inteligente y envidiable. Debía además aceptar mi destino y no dudar de mi porvenir por más que éste se presente incierto. Porque el éxito tiene un dios aparte y ángeles panzones que lo custodian.

***

Es cierto, aunque no lo quiero creer, nos volvimos a encontrar ya envejecidos, en años únicamente, aunque con el mismo fervor de los años verdes. Él ya tenía dos divorcios a cuestas, una barbita de pintor catalán cana y una melena gris que le llegaba a la mitad de la espalda, seguía con su simpatía habitual, su reiteración de términos ya clásicos en su léxico, rodeado de admiradoras, pero ya con una trayectoria de viajes, un currículum de programas televisivos y contactos con los más renombrados estudiosos parapsicólogos, metafísicos, clarividencia, clariaudiencia, expertos en el tema platos voladores, entiéndase OVNI, por supuesto: manos santas. Experiencias que cuajaban en un yogur común, como para impresionar aún más a sus seguidoras. Una que otra fotografía al pie de un avión o un plato con un castillo medieval estampado en su interior, traído desde España.

Lo ponderable y lo que me llevó a escribir todo esto premeditadamente sobre Flavio son los asombrosos resultados obtenidos en su manejo como médium en la ciencia de la meditación, la intuición y la percepción. Sé fehacientemente que no en vano permaneció su fama vigente tantos años. No en vano hay una comunidad que lo persigue a ciegas, que afirma el haber sido testigo de sus numerosos milagrosos aciertos, por sus premoniciones, sus pronósticos y descubrimientos que me interesaría poder mencionar, ampliar y clasificar en lo sucesivo.

***

Flavio ya tenía su templo en el barrio Maradona, rodeadas las paredes interiores con cuadros artísticos, recuerdos y símbolos. Una biblioteca esotérica y fotos de sus conferencias. Algunas de ellas espectaculares, con los brazos abiertos en cruz sobre un escenario al estilo inconfundible de un gran predicador.

—Flavio, mira, deseo escribir un libro sobre lo que tú haces que pudiera interesar al lector común, sea de lectura simple entendible y de paso, atraer nuevos adeptos.

No acababa de plantear la idea, se presentó un tipo alto, de camisa desabrochaba y ojos azules con una botella de gaseosa y dos vasos. Al instante apareció en la puerta una niña descalza mirándome fijo a los ojos como tratando de ver si merecía el lugar y la evaluación de honor que me era concedida por su guía espiritual.

Flavio hablaba y ella atravesándome con la mirada, asentía con la cabeza cada una de sus conclusiones a ciegas y sin ningún cuestionamiento. Él me presentó a sus colaboradores como su amigo el escritor, fotógrafo y artista que merecía mucha más repercusión como artista, pero que estaba frenado por algo y por alguien.

Cuando le expliqué que tenía un gato siamés saltó de su asiento y exclamó

—¡Ése es! ¡Eureka! El gato le está quitando las alas para volar. Esos animalitos tienen una energía absorbente y especuladora, paralizan la energía del que quiere avanzar y uno no se da cuenta de ello.

Por supuesto me reí, aunque me quedé con la espina.

Terminó de presentarme y de ella no dijo nada, ni una palabra. Pensé que sería la hija de una devota, una de tantas… Incluso al retirarme quedé pensando en el papel que jugaría esa muchacha en ese mejunje espiritual con los pies descalzos y el cabello recogido y enroscado en un nudo.

El hombre de la camisa desabrochada se desesperaba por ponderar las obras magistrales de Flavio, el Maestro, el Profesor. Se refería a un milagro y enseguida saltaba a otro tema, a otro milagro de su guía espiritual.

Imprevistamente Flavio abrió el cajón de su escritorio, erró con los dedos en su interior, extrajo una tarjeta personal y me la ofreció. En ella se definía de ese modo:

“Profesor José Miguel Pontana, Guía de Grupos Libres Análisis Filosófico y Auto elevación” Fundador y Presidente de “Camino del Guía”. Prof. De Psicología artística. Técnicas Psicotrónicas. Jefe de Gabinete Psicotécnico. Prof. De Grafología Científica”

Capital Federal…. Lunes y miércoles Pedir turno con anticipación.

***

—Flavio, cuéntame alguna anécdota que recuerdas que te ha impresionado más que otras desde el inicio de tu carrera como médium o, perceptivo, como mejor quieras llamarlo.