Memorias de un gato filósofo - Raymond Rupén Berberian - E-Book

Memorias de un gato filósofo E-Book

Raymond Rupén Berberian

0,0
9,49 €

-100%
Sammeln Sie Punkte in unserem Gutscheinprogramm und kaufen Sie E-Books und Hörbücher mit bis zu 100% Rabatt.
Mehr erfahren.
Beschreibung

Mientras la idea descubría al hombre, él creaba un modo de identificarse y yo comenzaba este cuento para niños adultos. ¡No lo olvides, maúlla un gato!

Das E-Book können Sie in Legimi-Apps oder einer beliebigen App lesen, die das folgende Format unterstützen:

EPUB
MOBI

Seitenzahl: 56

Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



RAYMOND RUPÉN BERBERIAN

Memorias de un gato filósofo

Berberian, Raimundo EnriqueMemorias de un gato filósofo / Raimundo Enrique Berberian. - 4a ed - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2024.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga y online

ISBN 978-987-87-5007-1

1. Cuentos. I. Título.CDD A863

EDITORIAL AUTORES DE [email protected]

Todos los derechos reservados.

Esta publicación no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, ni registrada en, o transmitida por, un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia, o cualquier otro, sin el permiso previo por escrito del autor.

Tabla de Contenidos

Dedicatoria

Introducción

Sinopsis

Libros del autor

***

Introducción

Quién duda de que nuestra realidad, vista desde la perspectiva humana, de hecho no es la única existente, pero sí la única accesible a la mayoría de los bípedos sapientes que saben.

Innumerables pensadores universales sólo han podido resumir en breves frases sus observaciones del fascinante mundo de estos felinos:

· “He estudiado a muchos filósofos y a muchos gatos. La filosofía de los gatos es infinitamente superior” - Hippolyte Taine.

· “El tiempo que se pasa con un gato nunca es desperdiciado” - Sigmund Freud.

· “¿Qué clase de filósofos somos que no sabemos absolutamente nada del origen y el destino de los gatos?” - Henry David Thoreau.

· “Un gato ni se ríe ni se lamenta, sino que siempre está razonando” - Miguel de Unamuno.

· “Cuando juego con mi gata, ¿quién sabe si no me hace más deportista ella a mí que yo a ella?”- Michel Eyquem de Montaigne.

· “El gato es el único animal que ha logrado domesticar al hombre”- Marcel Mauss.

· “¿Alguna vez han visto una niña tan bonita como el más desamparado de los gatos del arrabal?”- Friedrich Nietzsche.

Con aguda intuición, tras décadas de paciente observación, desafiando al más incrédulo de sus lectores y la ciencia misma, Raymond Rupén Berberian logró interpretar los códigos cifrados en los maullidos y expresiones del mundo gatuno. El resultado de ello es su libro MEMORIAS DE UN GATO FILÓSOFO, que hoy es presentado en formato digital para todos los gatófilos empedernidos y también para quienes aún no terminan de convencerse de la profundidad de su misterioso mundo interior.

Sinopsis

Mientras la idea descubría al hombre,él creaba un modo de identificarsey yo comenzaba este cuento para niños adultos.

¡No lo olvides, maúlla un gato!

********

Cada vez que te alejas de mí, entre el ayer y nosotros, habrá una madrugada menos…

***

Comencé reflexionando sobre lo que me aguardaba en esta vida experimentando mi primera sensación de soledad cuando uno tras otro, mis tibios hermanitos, fueron separados de mi lado entremezclando sus tiernas vocecitas con estampidos a cascadas y, pese al tiempo transcurrido, sus gritos de dolor y desesperación aún retumban en mis oídos.

Al despegar los párpados, pude comprobar que se movían en mi derredor seres extraños, ruidosos, coloridos; erguidos bípedos, que solían turbar mi descanso a toda hora y despertarme bruscamente alzándome por la nuca, haciéndome pasear por las alturas para luego depositarme en el suelo y disfrutar de mi poco sentido del equilibrio y de orientación.

Premio a su entretenimiento, hundían mi hocico en una lata de conserva que contenía leche.

Había nacido en un mundo “inanimal” donde aun maullando dolorosamente y a toda garganta, no se obtenía comprensión alguna. Por lo visto yo, la mascota, les servía de juguete a los más pequeños que me hacían rodar por el piso encerado, tras un ovillo de lana, cuando apenas podía sostenerme sobre mis extremidades haciendo equilibrio con la cola levantada. Dudo que esas criaturas lo intuyeran, pero el olor a lana me tornaba melancólico, me traía reminiscencias.

***

Es de suponer que durante el corto período de mi inocencia tuviera que enfrentar serios problemas de adaptación y de convivencia. Quizá el más comprometedor fue cuando salí a inspeccionar el mundo asomándome a la puerta de casa y me encontré a escasa distancia de una gigantesca mandíbula que pertenecía a una criatura insolente y hedionda cuya mirada imprecisa despedía llamaradas. Se trataba de un enorme cuadrúpedo con rabo.

Le tuve tanto miedo que se me pararon los pelos de punta y mi espalda se arqueó. Pensé que me devoraría y sin embargo, se puso a olfatear mi escasa anatomía y, convencido que de nada le servía, guardo sus enormes y filosos colmillos dejando escapar estridentes y desconcertantes sonidos guturales brotados de su panza.

Otra prueba, por la que casi no maúllo el cuento, fue cuando quise intervenir como conciliador desinteresado en el asunto de unos niños que se peleaban y fui premiado inesperadamente con una nutrida pedrada que me dejó desconcertado.

Pese a esos y otros inconvenientes por el estilo, estaba persuadido de que toda esa agresividad encuadrada en una sencilla moraleja: los bípedos son buenos, lo difícil es descubrir lo benigno de su bondad.

***

Y las noches de luna se sucedieron…

Desde numerosas terrazas vecinas se oían a los gatos interpretar serenatas nocturnas con profundo y acaso exagerado dramatismo, debido a nuestro singular carácter temperamental, mientras que otros, no menos vehementes, recitaban melodiosamente las célebres tragedias domésticas con que cuenta nuestro vasto archivo cultural, referidas en su gran mayoría a catástrofes, angustias, injusticias y amores no correspondidos. Su particular realismo daba la sensación de que estuvieran masacrándose. Por otro lado, los maestros, incuestionables depositarios de nuestra infinita sabiduría, con no menos apasionamiento que los demás, predicaban con la elocuencia que los caracteriza, sobre nuestra mayor hazaña de todos los tiempos habidos y por haber; declamando alabanzas, recordando con orgullo nuestra providencial y heroica intervención en la conquista del Nuevo Mundo. Hacían hincapié en aquellas sangrientas y decisivas batallas y nuestro posterior triunfo contra ratas y demás roedores dentro y fuera de los límites de las otrora apestosas ciudades de Europa.

Vanagloriados, maullaban que nuestros servicios eran requeridos por las más avanzadas naciones del mundo, las de mayor flota naval, con las que nuestra misión específica constituía en controlar y ejecutar a los roedores polizontes infiltrados en los almacenes y bodegas de los modernos buques y grandes veleros que surcaban los mares de Oceanía y de las Indias.

Los sabios afirmaban que la raza bípeda sobrevivió a la peste y a las hambrunas gracias a nuestra existencia salvadora y… con justa razón, el bípedo nos ha temido, adorado y divinizado.

Descubrir, con que hay seres que difunden lo de uno y honran sus propias raíces, levanta el ánimo a cualquier felino.

***