Obras morales y de costumbres (Moralia) X - Plutarco - E-Book

Obras morales y de costumbres (Moralia) X E-Book

Plutarco

0,0

Beschreibung

Este volumen reúne una varia selección de tratados plutarqueos dedicados al amor, a la filosofía política, a la oratoria y a la comedia En este nuevo volumen de los Moralia de Plutarco se incluyen tratados de tema amoroso, político y de crítica literaria. Se abre el volumen con el "Erótico", diálogo en el que se reflexiona acerca del matrimonio y se contraponen el amor homosexual y el heterosexual. Las "Narraciones de amor" recogen leyendas populares de tema sentimental. Siguen seis tratados de carácter político ("Sobre la necesidad de que el filósofo converse con los gobernantes", "A un gobernante falto de instrucción", "Sobre si el anciano debe intervenir en política", "Consejos políticos", "La inconveniencia de contraer deudas"...), en los que Plutarco expone sus ideas acerca de la importancia de la filosofía para la vida pública, da consejos sobre este tema a los ancianos y a los jóvenes y hace una exposición de la teoría política tradicional. Se cierra el volumen con las "Vidas de los diez oradores", que recoge las biografías de los grandes maestros de elocuencia griegos incluidos en el "Canon de los Diez o Alejandrino" (Antifonte, Andócides, Iseo, Lisias, Isócrates, Esquines, Licurgo, Demóstenes, Hipérides y Dinarco) y con la "Comparación de Aristófanes y Menandro", los dos grandes comediógrafos griegos, de la que sólo se ha conservado un breve resumen.

Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:

Android
iOS
von Legimi
zertifizierten E-Readern

Seitenzahl: 772

Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:

Android
iOS
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



BIBLIOTECA CLÁSICA GREDOS, 309

Asesor para la sección griega: CARLOS GARCÍA GUAL .

Según las normas de la B. C. G., la traducción de este volumen ha sido revisada por ELISA A. NIETO ALBA .

© EDITORIAL GREDOS, S. A.

Sánchez Pacheco, 85, Madrid, 2003.www.editorialgredos.com

Las traducciones, introducciones y notas han sido llevadas a cabo por: MARIANO VALVERDE SÁNCHEZ(Erótico, Narraciones de amor, Vidas de los diez oradores y Comparación de Aristófanes y Menandro) , HELENA RODRÍGUEZ SOMOLINOS(Sobre la necesidad de que el filósofo converse especialmente con los gobernantes, A un gobernante falto de instrucción y Sobre si el anciano debe intervenir en política) y CARLOS ALCALDE MARTÍN(Consejos políticos, Sobre la monarquía, la democracia y la oligarquía y La inconveniencia de contraer deudas) .

REF. GEBO390

ISBN 9788424934279.

ERÓTICO

INTRODUCCIÓN

1. El diálogo sobre el amor de Plutarco

El Erótico es una de las obras más ricas, genuinas y representativas del pensamiento y del arte literario de Plutarco. Está compuesto en forma de diálogo, género al que pertenecen hasta dieciséis obras del corpus plutarqueo, en las que el polígrafo de Queronea fundamentalmente imita el modelo platónico. Se trata de un texto cuidadosamente elaborado y escrito sin duda en plena madurez de la vida de Plutarco. Para la cronología contamos con un dato seguro (la referencia a la extinción de la dinastía Flavia en el parágrafo 771C), que permite establecer como terminus post quem el año 96 d. C. Así, la obra debe situarse en torno a una o dos décadas después de esa fecha1 .

El Erōtikòs 〈lògos 〉 de Plutarco se inscribe en la tradición del diálogo filosófico sobre el amor, a la que pertenecen obras clásicas, como el Lisis , el Banquete y el Fedro de Platón o el Banquete de Jenofonte. Junto a las obras dialogadas existió también una tradición de discursos amatorios, como el discurso de Lisias (XXXV) contenido en el Fedro (230e-234c), el Erótico transmitido en el corpus de Demóstenes (LXI), o el discurso XIII de Temistio (s. IV d. C.). Asimismo las Disertaciones (Dialéxeis) XVIII-XXI de Máximo de Tiro (s. II d. C.) versan sobre el tema erótico. Además de los textos conservados, conocemos la existencia de gran número de diálogos, discursos o tratados sobre el amor, hoy perdidos, que testimonian el gran desarrollo del género, desde finales del siglo V a. C., entre los escritores socráticos, peripatéticos, estoicos y epicúreos2 . A Plutarco mismo se atribuye también un tratado Sobre el amor , al que se adscriben varios fragmentos conservados por Estobeo3 .

En el Erótico se contraponen la pederastia y el amor heterosexual, para concluir con una defensa del amor entre hombre y mujer en el seno del matrimonio. Dentro del género de los diálogos sobre el amor, el texto plutarqueo guarda especial relación con dos textos de época imperial, ambos posteriores al Erótico , que también escenifican agones entre la pederastia y el amor conyugal4 : los Amores transmitidos en el corpus de Luciano, donde es proclamado vencedor el paidikòs èrōs; y el breve diálogo integrado en la novela de Aquiles Tacio (II 35-38), donde el debate queda indeciso. Este tipo de composición, la comparación o sýnkrisis , constituía por cierto un ejercicio retórico habitual, integrado por una sucesión de tópoi de encomio y de vituperio5 .

El Erótico también debe ser contemplado en el marco de la reflexión acerca del matrimonio (philosopheîn perì gámou) y de la literatura sobre el tema, desarrollada especialmente en el ámbito de la filosofía estoica por autores como Antípatro de Tarso o Musonio Rufo, entre otros, que elogiaban la educación de la mujer y la amistad entre los esposos; y defendían el matrimonio como un deber cívico para la procreación de hijos6 .

Plutarco muestra su sensibilidad y su interés por estos temas a lo largo de toda su obra, pero muy especialmente en Preceptos matrimoniales , donde reúne consejos para lograr una armonía conyugal basada en el amor y la amistad, en el escrito de Consolación a la esposa , que contiene palabras de ternura para su mujer Timóxena, o en Virtudes de mujeres , donde recoge ejemplos femeninos de valor, además de en el Erótico y en el fragmentario Sobre el amor7 . Así pues, tanto en la forma literaria como en los temas, el Erótico se enmarca en una rica tradición y desarrolla cuestiones que, en cierto modo, estaban en el ambiente filosófico y literario de la época.

2. El argumento: amor, pederastia y matrimonio

El argumento del diálogo responde al siguiente esquema:

Cap. 1: El joven Autobulo, hijo de Plutarco, conversa con Flaviano, en compañía de otras personas, y les cuenta el coloquio sobre el amor que hace muchos años (antes de que él mismo naciera) mantuvieron su padre y un grupo de amigos en Tespias, adonde habían acudido con motivo de las fiestas en honor de Eros y de las Musas.

Cap. 2: Plutarco, poco después de su matrimonio, había llegado a Tespias con su esposa para hacer sacrificios al Amor y allí coincidió con diversos compatriotas y amigos. Habiéndose retirado al santuario de las Musas, al pie del Helicón, para conversar tranquilamente, se les unieron a la mañana siguiente Antemión y Pisias, que se hallaban enfrentados a propósito de Bacón, un bello efebo a quien Ismenodora, viuda rica de Tespias, pretendía en matrimonio. Antemión, que era favorable a tal unión, encontró un defensor en Dafneo; y Pisias, que era amante del joven y se oponía al matrimonio, encontró apoyo en Protógenes.

Caps. 3-6: De inmediato se entabla un ágil intercambio de argumentos entre Dafneo y Protógenes, en el que se comparan los dos tipos de amor, el amor a los muchachos y el amor a las mujeres. Tras las enconadas palabras de Pisias, una breve intervención de Plutarco (752C) anuncia ya (como en 753C) la postura que mantendrá en el discurso final del diálogo en defensa del amor conyugal. A su vez Antemión (752E) centra el coloquio en el caso concreto de Bacón e Ismenodora.

Caps. 7-10: Pisias y Protógenes ofrecen argumentos contrarios a tal unión. Y Plutarco, a instancia de Antemión, pronuncia un primer discurso a favor del matrimonio entre Bacón e Ismenodora, valorando las cualidades que adornan a esta mujer (belleza, alcurnia, riqueza y virtud). Un mensajero llega desde Tespias anunciando el rapto de Bacón por Ismenodora y sus amigos.

Caps. 11-13: Tras la sorprendente noticia Pisias se marcha indignado, y con él Protógenes. Cuando los demás comentan el suceso ya con más sosiego, de parte de Ismenodora llega otro mensajero en busca de Antemión.

Caps. 13-20: La intervención de Pémptides, de un tono escéptico, provoca entonces el segundo discurso de Plutarco acerca de la naturaleza divina y los beneficios del Amor, un discurso muy extenso cortado sólo por breves interrupciones de Pémptides, Zeuxipo, Soclaro y Dafneo:

— divinidad del Amor (756A-759D).

— poder del Amor, comparado con el de Afrodita (759D-760D) y el de Ares (760D-762A).

— beneficios del Amor (762A-763B).

— exaltación del Amor por poetas, legisladores y filósofos (763b-F).

— mitos egipcios y teoría platónica del Amor (764A-766B).

— castigos del Amor (766C-766D)

El discurso se interrumpe por una extensa laguna en el texto transmitido.

Caps. 21-25: El pasaje perdido también debía contener, al menos, una intervención de Zeuxipo en contra del amor a las mujeres y el comienzo de la réplica de Plutarco, que constituye su tercer discurso. El tema planteado en la discusión preliminar (3-6) se retoma ahora con argumentos de mayor profundidad filosófica. Plutarco sostiene que la mujer está dotada igual que el hombre para la virtud; y exalta, entre otros valores, su afectividad, su gracia y su fidelidad; para concluir que el amor entre hombre y mujer dentro del matrimonio constituye la unión más perfecta. Y, junto a los argumentos, ofrece dos ejemplos vivos de amor y fidelidad conyugal (Cama y Émpone).

Cap. 26: Cuando Plutarco y sus amigos se aproximan a Tespias, llega un tercer mensajero anunciando que se les espera para celebrar el matrimonio y que Pisias se muestra ya partidario ferviente de tal unión.

El diálogo se desarrolla, pues, en torno a tres núcleos temáticos fundamentales:

— Una comparación entre los dos tipos de amor (caps. 3-9).

— Un elogio del dios Eros (caps. 13-20).

— Una defensa del amor conyugal (caps. 21 -25).

3. La forma literaria: composición, estructura y estilo

Las diversas opiniones sobre el amor se presentan en el Erótico bajo la forma de un diálogo narrado en el marco de otro diálogo: el joven Autobulo, hijo de Plutarco, conversa con Flaviano, en compañía de otras personas, y les cuenta el coloquio sobre el amor que hace muchos años mantuvieron su padre y un grupo de amigos al pie del Helicón, a las afueras de Tespias. Esta forma de diálogo narrado en el marco de otro diálogo, que Plutarco utiliza también en Los oráculos de la Pitia y en Sobre el demon de Sócrates , imita una modalidad característica de los diálogos platónicos de época intermedia (Protágoras, Banquete, Fedón, Teeteto , etc.)8 ; y constituye un recurso convencional del género9 . De hecho, una vez comenzada la narración por Autobulo, ya no hay más referencias a su interlocutor ni al marco del diálogo; sólo la fórmula «dijo mi padre», repetida de vez en cuando, mantiene el esquema narrativo, que se cierra al final con una referencia en anillo (771D remite a 748E).

El diálogo se desarrolla en una marcada gradación climática, como es habitual en el estilo compositivo de Plutarco. Tras el planteamiento del tema en una serie de intervenciones breves llenas de viveza e ironía, el personaje principal, Plutarco en este caso, asume progresivamente el protagonismo refutando opiniones y fundamentando los argumentos que definen el pensamiento del autor sobre el tema. El diálogo se articula así en torno a tres largas exposiciones del personaje (753B-754E; 755A-766D; 766D-771C) y la argumentación se basa en la demostración (epídeixis) por extenso, tal y como se construyen también algunos diálogos platónicos a base de largos discursos. En sus discursos Plutarco trata de manera exhaustiva y sistemática argumentos apuntados antes en el coloquio: en 752C, por ejemplo, señala ya el amor, la amistad y la gracia o complacencia (cháris) como fundamentos de la unión matrimonial, tema aducido ya antes por Dafneo (751C-D) y que será desarrollado luego (a partir del capítulo 21). La defensa del amor conyugal, puesta al final del diálogo como punto culminante de la obra, puede considerarse especialmente definitoria del pensamiento y de la aportación de Plutarco en este tema10 .

El procedimiento típicamente retórico de presentar una pareja de discursos enfrentados sobre el mismo tema, utilizado en los Amores pseudolucianescos (caps. 19-28; 30-49) y en el pasaje de Aquiles Tacio (II 35-38), se limita en el caso del Erótico a las intervenciones sucesivas de Protógenes (750C-751B) y Dafneo (751B-752B), a favor de la pederastia y del amor heterosexual respectivamente, que en cierto modo sirven como pórtico al diálogo y a la argumentación posterior dotada de una mayor profundidad11 .

Una característica fundamental del Erótico , común también a los otros dos diálogos plutarqueos mencionados (Los oráculos de la Pitia y Sobre el demon de Sócrates) , es su carácter dramático, rasgo que seguramente constituye su mayor originalidad compositiva12 . Plutarco mismo ha señalado en varios pasajes esta similitud con el género teatral mediante el empleo de terminología dramática. En la introducción del diálogo Autobulo indica la presencia de elementos dramáticos como un rasgo importante del mismo (749A): «Precisamente el motivo del que surgieron los coloquios exige un coro (chorós) por su patetismo (páthos) y necesita una escena (skēn 〈) , y tampoco le faltan los demás elementos de un drama (drâma)» . Y en el capítulo 9, tras el primer cruce de intervenciones, el personaje de Plutarco habla también en términos dramáticos (753b-C): «¿Ves, Antemión —dijo mi padre—, que de nuevo plantean el tema (hypóthesis) en general y nos obligan a intervenir en el coloquio a nosotros que no negamos ni rehuimos ser coreutas (choreutaí) del amor conyugal?».

La exposición de Autobulo contempla, en efecto, dos planos diferentes y simultáneos, se compone a la vez de acciones y diálogos13 . En este aspecto, también dentro del modelo platónico, se encuentra una estructura parecida en el Fedón , donde se narran los hechos relativos a la muerte de Sócrates y se reflexiona, a partir de ellos, acerca de la inmortalidad del alma14 . En el Erótico la historia de Bacón e Ismenodora sirve de «motivo» o «pretexto» (próphasis) para el coloquio sobre el amor. Las noticias relativas a este suceso alternan con la reflexión sobre el mismo por parte del grupo, de manera semejante a como en el drama se suceden episodios y comentarios del coro; la narración de los hechos se reparte en varias fases15 , como los episodios de un drama; los diálogos y discursos comentan la acción y también extraen de ella reflexiones de carácter general sobre el amor y el matrimonio; y el lector asiste a las sucesivas escenas como los espectadores del teatro16 .

A manera de prólogo dramático (cap. 2), Autobulo presenta la situación, los personajes y el tema que servirá como argumento (hypóthesis) del diálogo, la historia de Bacón e Ismenodora (749C-750A). Tras la exposición inicial sobre el amor de Ismenodora y sus pretensiones, los personajes del diálogo (los coreutas) se decantan de inmediato en dos grupos o semicoros , encabezados cada uno por un corifeo , los favorables a la pederastia representados por Protógenes y los defensores del amor heterosexual representados por Dafneo, los cuales entablan un verdadero agón (750A-752B). Las sucesivas novedades en torno al hecho se introducen después en el texto por medio de mensajeros; y la secuencia de la narración dialógica experimenta un movimiento de personajes que salen y entran en escena. Estos cambios escénicos aportan variedad y agilidad al diálogo. Además, cada nueva información sobre el giro de los acontecimientos en el caso de Bacón e Ismenodora impone también, en estricta correspondencia, una determinada orientación en el diálogo, de la misma manera que el coro reflexiona y comenta el desarrollo de la acción en el drama. Así, el rapto de Bacón por Ismenodora anunciado por un mensajero (cap. 10), un tema propio de la comedia que viene a ser la peripecia de la acción dramática, es interpretado por Antemión como producto de «alguna inspiración divina y más fuerte que la razón humana» (755E); el escepticismo con que estas palabras son acogidas por un nuevo personaje, Pémptides, suscita la amplia demostración de Plutarco (caps. 13-20) sobre la naturaleza divina y los beneficios de Eros (756B-766D)17 . A su vez, la llegada de un segundo mensajero en busca de Antemión (cap. 13) prepara la reconciliación final (cap. 26). El último discurso de Plutarco (766D-771C), con su encendida alabanza del amor conyugal, preludia el feliz desenlace de la historia, con el matrimonio de Bacón e Ismenodora, gracias al triunfo del amor; un final, por cierto, también muy propio de la comedia, construido a manera de éxodo , con celebración y cortejo nupcial18 .

Así pues, la composición de la obra está especialmente lograda gracias al entramado que se urde entre el desarrollo de la historia de Bacón e Ismenodora y la discusión suscitada a propósito de ella. Esta alternancia, perfectamente trabada, entre hechos y diálogos viene a configurar la estructura del texto en tres grandes bloques o actos:

DIÁLOGO MARCO (cap. 1)

DIÁLOGO NARRADO (caps. 2-26)

Prólogo (cap. 2): situación, personajes y motivo del coloquio.

Acto 1.° (caps. 3-9)

escena 1.a (caps. 3-6): coloquio sobre los dos tipos de amor.

escena 2.a (caps. 7-9): coloquio sobre el caso de Bacón e Ismenodora; y discurso primero de Plutarco.

mensajero (caps. 10-11): novedades en el caso (rapto); salida de Pisias y Protógenes.

Acto 2 .° (caps. 11-20)

escena 1.a (caps. 11-12): coloquio sobre el caso de Bacón e Ismenodora.

mensajero (cap. 13): salida de Antemión.

escena 2.a (caps. 13-20): discurso segundo de Plutarco.

Acto 3 .° (caps. 21-25)

〈escena 1.a : coloquio〉 (extensa laguna en el texto)

escena 2.a (caps. 21-25): discurso tercero de Plutarco.

Epílogo (cap. 26)

mensajero (cap. 26): anuncio del feliz desenlace.

Por lo demás, el texto refleja una elaboración muy cuidada con el empleo de numerosos y variados recursos característicos de la lengua y el estilo del queronense. En la exposición de su pensamiento Plutarco aporta gran copia de ejemplos (paradeígmata) , anécdotas (chreíai) y símiles, que ilustran y confirman en un plano particular o más concreto los argumentos teóricos19 . También hace uso de un rico lenguaje figurado en abundantes metáforas e imágenes, y emplea con frecuencia parejas (o series) de sinónimos. Toques de humor y fina ironía afloran en el texto a menudo, especialmente en la primera parte: en la anécdota atribuida a Aristipo (750D-E) y en la bufonada de Gaba (760A); en las alusiones al carácter litigioso de los tespieos (749C; 755A-B); en el símil que equipara a Dafneo con el cobre a punto de fundirse (752d); en la chistosa expresión de Bión (770b); o en algunas citas (750b; 750f). Las numerosas citas, casi abrumadoras en algunos pasajes, que además de su función ornamental sirven como testimonio de autoridad, son reflejo de la vasta cultura literaria de Plutarco: junto a las múltiples citas de filósofos, prácticamente toda la tradición poética griega (épica, lírica, tragedia y comedia) es evocada en pequeños trazos a propósito del amor; Plutarco recoge las voces de los grandes autores y figuras de antaño y los impregna de nueva vida en un texto polifónico.

En definitiva, la presencia de tan ricos y variados elementos en el texto muestra la formación retórica y filosófica de Plutarco, así como su afán enciclopédico, siempre interesado en cualesquiera materias, saberes y personajes.

4. El tema: posición y originalidad de Plutarco

En la confrontación de opiniones diversas que la forma del diálogo permite, Plutarco nos ofrece una síntesis de todo el pensamiento anterior sobre el tema amoroso, cristalizado tanto en la poesía como en obras filosóficas; pero nos ofrece una síntesis crítica en la que aflora y emerge su propia aportación original.

Los dos diálogos platónicos dedicados al tema del amor, Banquete y Fedro , constituyen sin duda el principal modelo de Plutarco en el Erótico . Y también el Fedón , la República o las Leyes le proporcionan abundante materia de inspiración. En este diálogo, como en toda la obra plutarquea, el «divino» maestro Platón es el autor con mayor presencia, que aflora en el texto de maneras muy diversas: menciones de su nombre, citas literales, alusiones y ecos múltiples20 . En la parte central del diálogo Plutarco incluso recrea a su modelo por extenso: la teoría platónica de las manías o entusiasmos (Fedro 244a-245a) en un pasaje (758D-759D);21 y la teoría platónica del amor (Banquete 210a-212a; Fedro 249d-256e) en otro (764E-766B)22 . En este discurso central, una exaltación de Eros que entronca con la tradición de encomios a esta divinidad, Plutarco parece asimismo seguir el esquema argumental propuesto por Agatón en el Banquete (195a) y apuntado por Sócrates en el Fedro (237c-d): naturaleza, poder, beneficios y perjuicios del Amor.

A través de esta recreación del modelo platónico Plutarco revela, en todo caso, una visión original y propia con diferencias notables23 . Mientras las palabras de Diotima referidas por Sócrates en el Banquete (201d-203a) presentan al Amor como un «genio» o daímōn , Plutarco proclama la divinidad de Eros24 , al tiempo que señala la necesidad de respetar la ancestral fe (pátrios pístis) en las tradicionales creencias religiosas (756B ss.)25 .

Plutarco asume la doctrina platónica del Amor como una guía del alma hacia la contemplación de la Belleza ideal. Pero, de acuerdo con la realidad social y la mentalidad de su época, el amor conyugal es revalorizado y despojado de los juicios negativos procedentes de la tradición misógina. Y así es integrado en la concepción platónica, de tal modo que resulta no sólo equiparado a la pederastia, sino incluso elevado a la más alta dignidad como la vía más perfecta de ascensión hacia la suprema Belleza, gracias al dios Amor que guía la sagrada y recíproca unión de los esposos26 .

El grado de influencia de la restante literatura sobre el amor y el matrimonio, especialmente de peripatéticos y estoicos, resulta más difícil de valorar, puesto que conservamos de ella noticias muy fragmentarias. En el texto del Erótico , además de la presencia platónica, se hallan menciones, citas o alusiones a diversos filósofos27 ; y cabe afirmar que Plutarco utiliza en la composición del diálogo un amplio material procedente de esa rica tradición de literatura erótica28 . Ciertamente maneja ideas de las diferentes escuelas filosóficas: por ejemplo, a propósito de cómo ambos sexos, en pie de igualdad, pueden suscitar el amor, alude a la doctrina platónica, a la epicúrea y a la estoica (766E-767B). Su oposición al materialismo de los epicúreos, que (como los cínicos) eran contrarios al matrimonio y a la pasión amorosa, es bien conocida y se manifiesta en distintos pasajes (765B-C)29 .

La posible influencia del estoicismo en este aspecto del pensamiento plutarqueo es una cuestión problemática30 . Plutarco parece utilizar algunas ideas tomadas de los estoicos, en cuyo ámbito se llevó a cabo una importante defensa y rehabilitación del matrimonio. Así, Antípatro de Tarso, en su tratado Sobre el matrimonio , consideraba el vínculo entre marido y mujer como una «fusión integral» (di’ hólōn krâsis) frente a otras amistades o afectos31 . Plutarco cita la misma expresión en un pasaje especialmente significativo en que distingue la unión amorosa entre los esposos («la fusión llamada integral», 769F) de otras relaciones más superficiales. Y un planteamiento similar puede leerse en los Preceptos matrimoniales (cap. 34, 142E-143A), donde la unión conyugal basada en el amor se diferencia de otros tipos de uniones que sólo buscan la dote, los hijos o el placer. Otro paralelo significativo ofrece Musonio Rufo, pocos años mayor que Plutarco. En las Disertaciones III y IV, de acuerdo con la doctrina oficial de la Estoa, sostiene que las mismas virtudes están presentes en el varón y en la mujer32 . Un planteamiento semejante hace Plutarco al justificar que hombre y mujer por igual pueden suscitar el amor (766D-767C; 769B-D), y resulta llamativo el uso en ambos textos de la misma comparación con animales33 . En la Disertación XIIIa Musonio define el matrimonio como «una comunidad» (koinōnía) para la procreación de hijos y para la convivencia basada en la solicitud y concordia entre los cónyuges. En la Disertación XIV (págs. 74-75 Hense) considera que «el afecto» o «amistad» (philía) entre marido y mujer, para quienes todo es común (cuerpo, alma y hacienda), resulta mayor que en cualquier otra relación; y que además el matrimonio es tutelado por la divinidad (Hera, Eros y Afrodita)34 . Plutarco pone el mismo énfasis en la idea de «comunión» (koinōnía) de alma y de cuerpo, superior a otros vínculos afectivos, que representa el matrimonio bajo la tutela conjunta de Eros y Afrodita (756E; 767D-E; 769F-770A). En cualquier caso, se trata de cuestiones que se habían convertido en materia común en el debate filosófico. Y tampoco debe olvidarse que los estoicos defienden el matrimonio, en oposición a los epicúreos35 , como institución social en la que se ejerce la necesidad cívica de la procreación; en consonancia con su ideal de apátheia , conciben la relación conyugal como «amistad» (philía) y en ella no tiene cabida erōs , el sentimiento o pasión amorosa; mientras que Plutarco valora el Amor en toda su dimensión y concede un significado moral a la unión sexual dentro del matrimonio36 .

El tratamiento de la pederastia en el diálogo refleja la realidad de una institución arraigada en diversos ámbitos de la sociedad griega y cuyo rasgo definitorio fundamental era la educación, la pedagogía del joven amado (er 〉menos) por parte del amante (erast〈s) adulto. Por más que su situación se hubiera debilitado desde finales de época clásica en la misma medida en que se acrecentaba la valoración del amor heterosexual, la pederastia gozó de prestigio en toda la tradición filosófica griega desde Sócrates y Platón. Las palabras iniciales de Protógenes en favor de la pederastia («el Amor que ha prendido en un alma bien dotada y joven culmina en la virtud a través de la amistad», 750D) evocan la imagen idealizada, libre de contacto sexual, que se perfila en la filosofía griega, en Sócrates, Platón y los estoicos, de la pederastia como un impulso puro y benéfico, como una «caza de jóvenes» (751A), para guiar sus almas hacia la virtud por medio de la amistad (philía)37 . En el Erótico los defensores de la pederastia la presentan como un amor puro bajo el patrocinio de Eros, disociándolo de Afrodita, la diosa de los placeres sexuales. Plutarco rechaza la relación sexual entre varones (768E-F) y acepta la pederastia sólo en esa faceta espiritual y filosófica de amistad (766E-767B; 760D)38 .

Por otro lado, según la visión misógina tradicional, representada en las palabras de Protógenes y Pisias, la unión entre hombre y mujer vendría dictada por un mero deseo (epithymía) y placer (hēdonḗ) sexuales encaminados a la procreación (750C-E); pero ni podía existir verdadero amor entre hombre y mujer, ni la mujer honesta debía experimentar o suscitar la pasión amorosa (752C), que entrañaba grave riesgo para la fidelidad conyugal (753B). Plutarco trata de mostrar precisamente la viabilidad del amor en la relación entre hombre y mujer. Puesto que la mujer participa de las mismas virtudes que el hombre (767B; 769B-C), también la belleza femenina, como reflejo de un alma pura y noble, puede suscitar el amor (766E-767B; 751E-F; 759A). Pero, además, el amor entre marido y mujer, a diferencia de la pederastia, se enriquece mediante la unión sexual, a la que Plutarco otorga un valor moral: pues hace crecer la amistad, la concordia y la fidelidad mutuas (768F; 769A, C). Así, un amor completo, espiritual y físico, sólo cabe entre hombre y mujer, y alcanza su manifestación más perfecta en el matrimonio, como una sagrada «comunión» (750C; 769A, F; 770A), gracias a la presencia conjunta de Eros y Afrodita (752B; 756E; 759F; 768E), de sentimiento amoroso (érōs) y relación sexual (aphrodísia) . En este sentido, ejemplos como los de Cama o Émpone demuestran que el verdadero amor está presente en la relación conyugal y no es en absoluto contrario a la fidelidad39 . Y la historia de Bacón e Ismenodora, con la diferencia de edad, de riqueza y de linaje a favor de la mujer que también asume la iniciativa amorosa, representa un ejemplo extremo40 para ilustrar el poder del amor que impulsa la unión matrimonial.

Así pues, el amor conyugal es contemplado como un lazo más íntimo y superior a la relación asimétrica e incompleta que representa la pederastia. Plutarco sitúa a la mujer prácticamente en igualdad con el varón, considerándola dotada para la virtud y el amor, y eleva la unión amorosa entre los esposos a la más alta dignidad desde una base filosófica y religiosa. Ciertamente la situación de la mujer ha experimentado en la sociedad griega de época helenística y romana una progresiva revalorización con respecto al periodo clásico y, en el ámbito de la relación entre hombre y mujer, el matrimonio por amor ha dejado de ser excepcional. En este proceso la posición de Plutarco, con su valoración de la excelencia del amor conyugal plasmada en el Erótico , marca sin duda un hito singular y culminante en el pensamiento antiguo sobre el tema. En fin, conviene no olvidar que, junto a la tradición filosófica y la realidad social, en las convicciones de Plutarco habrá influido también su propia experiencia personal, pues vivió una larga vida matrimonial en armonía con su esposa Timóxena, con la que viajó a Tespias, recién casado, para ofrecer sacrificios al Amor (749b) y a la que dirige palabras conmovedoras en el escrito de Consolación a la esposa .

5. El texto griego y la traducción

El Erótico de Plutarco figura en el catálogo de Lamprias con el número 107, ocupa el número 70 en la edición manuscrita de M. Planudes y el número 47 en la edición de H. Estéfano (1572), cuyo orden y paginación se han convertido en canónicos. El texto se nos ha transmitido en dos manuscritos (únicos testimonios para los tratados 70-77 de Moralia) , conservados ambos en la Biblioteca Nacional de París:

E Parisinus graecus 1672 (siglo XIV ): folios 801 recto - 809 verso

B Parisinus graecus 1675 (circa 1430): folios 388 verso - 403 recto

El monumental códice de pergamino Par. gr . 1672, que vino a culminar el empeño de Máximo Planudes por reunir en un corpus toda la obra de Plutarco, fue copiado seguramente a mediados del siglo XIV (años después de la muerte del sabio bizantino, acaecida en 1305). La relación entre ambos manuscritos ha sido muy discutida41 . Ciertamente Β presenta a veces lagunas u omisiones donde E ofrece un texto completo y correcto, lo que parece contrario a una dependencia directa; en otros lugares, en cambio, Β presenta lecturas mejores o más completas. Flacelière considera probable que Β derive de E a través de un manuscrito intermedio perdido, en el que se habrían hecho correcciones y completado lagunas, y en el que, también, algunos pasajes habrían resultado ilegibles al copista de B. Para Manfredini es más verosímil que ambos manuscritos sean copia de un mismo ejemplar perdido. Sea como fuere, el texto conservado presenta importantes lagunas y corruptelas que en muchos casos resultan difíciles o imposibles de subsanar.

La editio princeps de Moralia , preparada por Demetrio Ducas (con la colaboración de Erasmo de Rotterdam) en el taller de Aldo Manucio (Venecia, 1509), reproduce el texto del Erótico probablemente a partir de un apógrafo del manuscrito B. En 1542 se reimprimió en Basilea, en la prensa de J. Froben y N. Episcopio, con algunas variantes en el texto. Entre las ediciones posteriores cabe citar la de H. Estéfano (Ginebra, 1572), que fue reeditada en 1599 con la traducción latina de Xylander (publicada ya en 1570), cuya numeración de páginas se mantiene como orden tradicional en las referencias a Moralia . Un hito importante representó la edición crítica de D. Wyttenbach (Oxford, 1795-1830). Mención aparte merece la edición independiente del Erótico (y de las Narraciones de amor) acompañada de comentario, a cargo de A. G. Winckelmann (Zúrich, 1836), que incorpora también la traducción latina de Xylander. La filología contemporánea ha producido tres ediciones del Erótico: la de C. Hubert (1938) contiene aparato crítico y de lugares paralelos; la de W. C. Helmbold (1969) está acompañada de traducción inglesa; y la de R. Flacelière (1980), con traducción francesa, ofrece una completa introducción y notas. También es útil la versión italiana de V. Longoni (1986), acompañada de abundantes notas y con introducción de D. del Corno.

El lector español puede acceder al Erótico en tres traducciones castellanas. La versión de Pau Gilabert (1991), con amplia introducción, está elaborada a partir de la edición de W. C. Helmbold, cuyo texto griego reproduce (con alguna variante). Las traducciones de Manuela García Valdés (1987) y de Antonio Guzmán Guerra (1990) están basadas en la edición de R. Flacelière.

En mi traducción he procurado mantener la máxima fidelidad al texto griego, aun a riesgo, en algunos casos, de cierto extrañamiento expresivo. En principio, sigo la edición de R. Flacelière; pero he procedido a una revisión minuciosa del texto, examinando también las ediciones de A. G. Winckelmann, de C. Huber y de W. C. Helmbold, así como las aportaciones críticas de A. Barigazzi (1986). Como criterio general he procurado atenerme al texto transmitido por los manuscritos, evitando enmiendas o adiciones donde me han parecido innecesarias. El lector encontrará a continuación una tabla de las discrepancias con el texto editado por Flacelière.

VARIANTES TEXTUALES

BIBLIOGRAFÍA

Ediciones

A. G. WINCKELMANN , Plutarchi Eroticus et Eroticae Narrationes , Zúrich, 1836.

C. HUBERT , Plutarchi Moralia , vol. IV, Leipzig, 1938.

W. C. HELMBOLD , Plutarch’s Moralia , vol. IX, Londres, 1961.

R. FLACELIÈRE , Plutarque. Oeuvres morales , t. X, París, 1980.

Traducciones

M. GARCÍA VALDÉS , Plutarco. Obras morales y de costumbres , Madrid, 1987.

P. GILABERT BARBERÀ , Plutarco. El erótico , Barcelona, 1991.

A. GUZMÁN GUERRA , Plutarco. Sobre el amor , Madrid, 1990.

V. LONGONI (trad. y notas), D. DEL CORNO (introd.), Plutarco, Sull’Amore , Milán, 1986.

W. SIEVEKING , Plutarch: Über Liebe und Ehe , Múnich, s.a.

Estudios

R. M. AGUILAR , «La mujer, el amor y el matrimonio en la obra de Plutarco», Faventia 12-13 (1990-1991), 307-325.

A. BARIGAZZI , «Note critiche ed esegetiche all’ Eroticos di Plutarco I, II», Prometheus 12 (1986), 97-122, 245-266.

—, «Plutarco e il dialogo drammatico», Prometheus 14 (1988), 141-163 (= Studi su Plutarco , Florencia, 1994, págs. 183-211).

A. BILLAULT , «Le Dialogue sur l’amour de Plutarque et les Dialogues de Platon sur l’amour», Plutarco , Platón y Aristóteles , 1999, págs. 201-213.

A. BORGHINI , «Per una semiologia del comportamento: strutture di scambio amoroso (Plut. Erot . 766c-d)», Scritti G. Buratti , Pisa, 1981, págs. 11-39.

J. BOULOGNE , «Trois Eros? Comment Plutarque réécrit Platon», Plutarco , Platón y Aristóteles , Madrid, 1999, págs. 215-226.

F. E. BRENK , «Plutarch’s Erotikos: The Drag Down Pulled Up», Illin . Class. Stud . 13 (1988), 457-471.

—, «The Boiotia of Plutarch’s Erotikos beyond the shadow of Athens», Proc. of the 2nd Meeting of the Soc. of Boeotian Studies , Atenas, 1995, págs. 1109-1117.

—, «All for love. The rhetoric of exaggeration in Plutarch’s Erotikos », en L. VAN DER STOCK (ed.), Rhetorical theory and praxis in Plutarch , Lovaina-Namur, 2000, págs. 45-60.

M. BRIOSO , «El debate sobre los dos amores en la literatura imperial», Epieikeia. Studia Graeca in mem. J. Lens Tuero , Granada, 2000, págs. 55-73.

R. CABALLERO SÁNCHEZ , «El Amatorius de Plutarco y la locura amorosa», Actas IX Congr. Esp. Est . Clás ., vol. IV, Madrid, 1988, págs. 95-100.

J. C. CAPRIGLIONE , «L’amore è un dardo. Le ragioni dell’omosessualità in Aristotele e Plutarco», Plutarco , Platón y Aristóteles , Madrid, 1999, págs. 567-581.

M. B. CRAWFORD , «Amatorius: Plutarch’s Platonic Departure from the Perì gámou Literature», Plutarco, Platón y Aristóteles , Madrid, 1999, págs. 287-297.

R. FLACELIÈRE , «La tradition manuscrite des traités 70-77 de Plutarque», Rev. Ét. Gr . 65 (1952), 351-362;

F. FRAZIER , «L’Erotikos: un éloge du dieu Eros?», L’Information Littéraire 50.2 (1998), 3-20.

—, «Platonisme et patrios pistis dans le discours central (chs. 13-20) de l’ Érotikos», Plutarco, Platón y Aristóteles , Madrid, 1999, págs. 343-355.

R. J. GALLÉ CEJUDO , «Belleza y grandeza del amor conyugal en el Erótico de Plutarco», Plutarco, Dioniso y el vino , Madrid, 1999, págs. 233-242.

P. GILABERT , «El Erótico de Plutarco (761c) en Querelle de Brest de Jean Genet (cita preliminar)», Estudios sobre Plutarco: aspectos formales , Madrid, 1996, págs. 501-508.

—, «Octavio Paz, La llama doble . Consecuencias de un análisis del amor y erotismo occidentales que olvida, incomprensiblemente, el Erótico de Plutarco», Plutarco y la Historia , Zaragoza, 1997, págs. 199-207.

L. GOESSLER , Plutarchs Gedanken über die Ehe , Zúrich, 1962 [págs. 15-43].

K. HUBERT , De Plutarchi Amatorio , tesis doct., Berlín, 1903.

M. MANFREDINI , «La tradizione manoscritta dei Moralia 70-77 di Plutarco», Ann. Sc. Norm. Pisa 6 (1976), 453-485.

—, «Sulla tradizione manoscritta dei Moralia 70-77», en I. GALLO (ed.), Sulla tradizione manoscritta dei «Moralia» di Plutarco , Salerno, 1988, págs. 123-138.

H. MARTIN , «Plutarch’s Citation of Empedocles at Amatorius 756d», Gr. Rom. Byz. Stud . 10 (1969), 57-70.

—, «Amatorius 756e-f: Plutarch’s Citation of Parmenides and Hesiod», Am. Jour. Phil . 90 (1969), 183-200.

—, «Amatorius (Moralia 748E-771E)», Plutarch’s Ethical Writings and Early Christian Literature , Leiden, 1978, págs. 442-537.

—, «Plutarch, Plato, and Eros», Class. Bull . 60 (1984), 82-88.

A. G. NIKOLAIDIS , «Plutarch on Women and Marriage», Wien. Stud . 110 (1997), 27-28.

G. PASQUAL , «Pathos, Eros, Gamos: L’ Amatorius di Plutarco fra drama e discorso», Acme 50 (1997), 209-220.

J. M. RIST , «Plutarch’s Amatorius: a commentary on Plato’s theories of love?», Class. Quart . 51 (2001), 557-575.

D. RUSSELL , «Plutarch, Amatorius 13-18», en J. MOSSMAN (ed.), Plutarch and his Intellectual World , Londres, 1997, págs. 99-111.

A. M. SCARCELLA , «Struttura narratologica dell’Amatorius», Strutture formali dei ‘Moralia’ di Plutarco , Nápoles, 1991, págs. 347-356.

S. T. TEODORSSON , «Plutarch’s views on love» (en prensa).

M. B. TRAPP , «Plato’s Phaedrus in Second Century Greek Literature», en D. A. RUSSELL (ed.), Antonine Literature , Oxford, 1990, págs. 141-173.

M. VALVERDE , «Los símiles en el Erótico de Plutarco», Plutarco, Dioniso y el vino , Madrid, 1999, págs. 501-516.

—, «Amor y matrimonio en el Erótico de Plutarco», Homenaje a G. Morocho , León, 2003.

L. VAN DER STOCK , «Plutarch on manía and its therapy», Plutarco, Dioniso y el vino , Madrid, 1999, págs. 517-526.

G. ZANETTO , «Plutarch’s dialogues as ‘comic dramas’», en L. VAN DER STOCK (ed.), Rhetorical theory and praxis in Plutarch , Lovaina-Namur, 2000, págs. 533-541.

Sobre el amor en Grecia

F. R. ADRADOS , Sociedad, amor y poesía en la Grecia antigua , Madrid, 1995.

D. BABUT , «Les stoiciens et l’amour», Rev. Ét. Gr . 76 (1963), 55-63.

A. BARIGAZZI , «L’amore: Plutarco contro Epicuro», Aspetti dello stoicismo e dell’epicureismo in Plutarco , Ferrara, 1988, págs. 89-108.

M. BRIOSO -A. VILLARRUBIA (eds.), Consideraciones en torno al amor en la literatura griega , Sevilla, 2000.

F. BUFFIÈRE , Eros adolescent. La pédérastie dans la Grèce antique , París, 1980.

C. CALAME (ed.), L’amore in Grecia , Bari, 1983.

—, Eros en la antigua Grecia , Madrid, 2002.

F. M. CORNFORD , «La doctrina de Eros en el Banquete de Platón», La filosofía no escrita y otros ensayos , Barcelona, 1974, págs. 127-147.

K. J. DOVER , Greek Homosexuality , Londres, 1978.

S. FASCE , Eros. La figura e il culto , Génova, 1977.

R. FLACELIÈRE , «Les Epicuriens et l’amour», Rev. Ét. Gr . 67 (1954), 69-81.

—, L’amour en Grèce , París, 1960.

M. FOUCAULT , Historia de la sexualidad , vols. II-III, Madrid, 1987.

M. F. GALIANO , J. S. LASSO DE LA VEGA , F. R. ADRADOS , El descubrimiento del amor en Grecia , Madrid, 1959.

J. GARCÍA LÓPEZ , «Relaciones personales en Moralia de Plutarco: familia, amistad y amor», Estudios sobre Plutarco: obra y tradición , Málaga, 1990, págs. 105-122.

P. GILABERT , «¿Mujer, matrimonio e hijos en el Estoicismo Antiguo bajo el amparo de Eros?», Emerita 53 (1985), 315-345.

M. JUFRESA , «Love in Epicureism», Storia, poesia e pensiero nel mondo antico. Studi M. Gigante , Nápoles, 1994, págs. 299-311.

F. LASSERRE , La figure d’Eros dans la poésie grecque , Lausana, 1946.

—, «Erotikoì lógoi», Mus. Helv . 1 (1944), 169-178.

L. ROSSETTI , «Spuren einiger Erotikoì lógoi aus der Zeit Platons», Eranos 72 (1974), 185-192.

P. H. STADTER , «‘Subject to the erotic’, male sexual behaviour in Plutarch», Ethics and Rhetoric. Classical Essays for D. Russell , Oxford, 1995, págs. 221-236.

B. S. THORNTON , Eros. The Myth of Ancient Greek Sexuality , Oxford, 1997.

C. VATIN , Recherches sur le mariage et la condition de la femme mariée à l’époque hellénistique , París, 1970.

Sobre Plutarco en general

D. BABUT , Plutarque et le Stoïcisme , París, 1969.

J. A. FERNÁNDEZ DELGADO , «El estilo de Plutarco en la historia de la prosa griega», Est . Clás . 102 (1992), 31-63.

R. FLACELIÈRE , J. IRIGOIN , Plutarque. Oeuvres Morales , t. I, París, 1987 [págs. I-CCCXXIV].

C. FROIDEFOND , «Plutarque et le platonisme», ANRW II 36.1 (1987), 185-233.

F. LE CORSU , Plutarque et les femmes dans les Vies Parallèles , París, 1981.

A. PÉREZ JIMÉNEZ , Plutarco. Vidas Paralelas , vol. I, Madrid, 1985. [págs. 1-135]

D. A. RUSSELL , Plutarch , Londres, 1973.

L. VAN DER STOCK , Twinkling and twilight. Plutarch’s reflections on literature , Bruselas, 1992.

K. ZIEGLER , «Plutarchos», RE XXI (1951), cols. 635-962 (= Plutarchos von Chaironeia , Stuttgart, 1949; trad. ital. de M.a R. ZANCAN RINALDINI , Plutarco , Brescia, 1965).

MARIANO VALVERDE SÁNCHEZ

1 Cf. R. FLACELIÈRE , Plutarque. Œuvres Morales , t. X, París, 1980, págs. 7-11.

2 Obras con títulos como Erótico o Sobre el amor escribieron, entre otros, Euclides de Mégara (DIÓG . LAER ., II 108), Antístenes (DIÓG . LAER ., VI 16, 18), Aristóteles (págs. 24-25 Ross), Teofrasto (ATENEO , XIII 562e; DIÓG . LAER ., V 43), Demetrio de Falero (DIÓG . LAER ., V 81), Heraclides del Ponto (DIÓG . LAER ., V 87), Zenón de Citio (DIÓG . LAER ., VII 34), Crisipo (DIÓG . LAER ., VII 130), Epicuro (DIÓG . LAER ., X 27), etc. Un catálogo más completo ofrece A. G. WINCKELMANN , Plutarchi Eroticus et eroticae narrationes , Zúrich, 1836, págs. 96-99. Cf. también L. ROSSETTI , «Spuren einiger Erotikoì lógoi aus der Zeit Platons», Eranos 72 (1974), 185-192. Sobre el género del discurso erótico, cf. F. LASSERRE , «Erotikoì lógoi », Mus. Helv . 1 (1944), 169-178; y J. RITORÉ , «El amor en la oratoria griega», Consideraciones en torno al amor en la literatura griega , Sevilla, 2000, págs. 101-122 (esp. 106-111).

3 Fragmentos 134-138 SANDBACH .

4 El tema de la disyuntiva entre los dos amores se plasma también en poesía en numerosos epigramas: MELEAGRO(Ant. Pal . XII 41 y 86); RUFINO(Ant. Pal . V 19); etc.

5 Cf. TEÓN , Ejercicios de retórica 112-115; HERMÓGENES , Ejercicios de retórica 18-20; AFTONIO , Ejercicios de retórica 31-32. Asimismo resulta interesante el ejercicio de tesis sobre la conveniencia del matrimonio desplegado en AFTONIO , Ejercicios de retórica 42-46. Sobre el manejo de tópicos misóginos en el Erótico , cf. R. J. GALLÉ CEJUDO , «Belleza y grandeza del amor conyugal en el Erótico de Plutarco», Plutarco, Dioniso y el vino , Madrid, 1999, págs. 233-242.

6 Cf. ANTÍPATRO , Sobre el matrimonio (Stoic. Vet. Fr . III 63 VON ARNIM ); MUSONIO , Disertaciones (III Que también las mujeres deben filosofar; IV Si deben educarse las hijas igual que los hijos; XIII Qué es lo capital del matrimonio; XIV Si el matrimonio es un estorbo para filosofar; etc.).

7 El título de otra obra atribuida a PLUTARCO , Que también la mujer debe educarse (fr. 128-133 SANDBACH ), recuerda las Disertaciones III y IV de MUSONIO . Un panorama del pensamiento plutarqueo reflejado en estas obras ofrece R. M. AGUILAR , «La mujer, el amor y el matrimonio en la obra de Plutarco», Faventia 12-13 (1990-1991), 307-325. Véase también A. G. NIKOLAIDIS , «Plutarch on Women and Marriage», Wien. Stud . 110(1997), 27-88.

8 De las tres formas de diálogo («dramático» o mimético , «narrativo» o diegemático , y «mixto») que distingue DIÓGENES LAERCIO (III 50), ésta sería la forma «mixta».

9 En los Amores de PSEUDO LUCIANO , el diálogo sobre el amor también se presenta encuadrado en el marco de otro diálogo (capítulos 1-5 y 53-54).

10 De igual modo en Los oráculos de la Pitia el personaje principal y portavoz del autor, Teón, pronuncia al final su largo discurso (caps. 19-30) sobre la inspiración de la Pitia.

11 Véase M. BRIOSO , «El debate sobre los dos amores en la literatura imperial», Epieikeia. Studia Graeca in mem. J. Lens Tuero , Granada, 2000, págs. 55-73.

12 Sobre este aspecto, cf. L. GOESSLER , Plutarchs Gedanken über die Ehe , Zúrich, 1962, págs. 22 ss.; A. BARIGAZZI , «Plutarco e il dialogo drammatico», Prometheus 14 (1988), 141-163; G. ZANETTO , «Plutarch’s dialogues as ‘comic dramas’», Rhetorical theory and praxis in Plutarch , Lovaina-Namur, 2000, págs. 533-541; G. PASQUAL , «Pathos, Eros, Gamos: L’Amatorius di Plutarco fra drama e discorso», Acme 50 (1997), 209-220.

13 En el diálogo Sobre el demon de Sócrates , que posee una estructura muy parecida y donde Plutarco también advierte del carácter dramático (cap. 30; 596d-e), el personaje narrador, Cafisias, define así el contenido de su exposición: una audición «a la vez de acciones y diálogos» (háma práxeis kaì lógoi , 575E).

14 Cf. R. HIRZEL , Der Dialog , vol. II, Leipzig, 1895, págs. 149-151; 230-236.

15 Así lo aconsejaba ARISTÓTELES , Ret . III 16 (1416b, 16 ss.).

16 En este sentido resulta curioso cómo el caso ha despertado gran expectación pública en Tespias: «Ningún comentario se hacía de los participantes en el certamen, sino que habían abandonado el teatro y estaban ante las puertas de Ismenodora con comentarios y discusiones entre unos y otros» (755B).

17 Un análisis retórico del discurso puede verse en D. RUSSELL , «Plutarch, Amatorius 13-18», Plutarch and his Intellectual World , Londres, 1997, págs. 99-111

18 Cf. R. FLACELIÈRE , Plut. Œuv. Mor . X, pág. 35.

19 Cf. A. BILLAULT , «Le Dialogue sur l’amour de Plutarque et les Dialogues de Platon sur l’amour», Plutarco, Platón y Aristóteles , Madrid, 1999, págs. 209-213; M. VALVERDE , «Los símiles en el Erótico de Plutarco», Plutarco, Dioniso y el vino , Madrid, 1999, págs. 501-516.

20 Cf. M. B. TRAPP , «Plato’s Phaedrus in Second Century Greek Literature», Antonine Literature , Oxford, 1990, págs. 158-161; A. BILLAULT , «Le Dialogue sur l’amour de Plutarque…», págs. 203-207; M. VALVERDE , «Los símiles…», pág. 508; J. M. RIST , «Plutarch’s Amatorius: a commentary on Plato’s theories of love?», Class. Quart . 51 (2001), 557-575.

21 Cf. L. VAN DER STOCK , «Plutarch on manía and its therapy», Plutarco, Dioniso y el vino , Madrid, 1999, págs. 517-526.

22 Cf. H. MARTIN , «Plutarch, Plato, and Eros», Class. Bull . 60 (1984), 82-88; F. FRAZIER , «Platonisme et patrios pistis dans le discours central (chs. 13-20) de l’Érotikos», Plutarco, Platón y Aristóteles , Madrid, 1999, págs. 343-352.

23 De reescritura habla J. BOULOGNE , «Trois Eros? Comment Plutarque réécrit Platon», Plutarco, Platón y Aristóteles , Madrid, 1999, págs. 215-226.

24 Como creían Fedro (178d), Aristófanes (191e) y Agatón (197e) en sus respectivos discursos en el Banquete .

25 Sobre este importante aspecto, puede verse F. FRAZIER , «Platonisme et patrios pistis …», págs. 352-355.

26 Véase el preciso análisis (en particular sobre 765d-766b) de F. E. BRENK , «Plutarch’s Erotikos: The Drag Down Pulled Up», Illin. Class. Stud . 13 (1988), 457-471.

27 Entre los presocráticos se mencionan Heráclito (755d), Jenófanes (763D), Parménides (756E-F) y Empédocles (756D-E). Cf. H. MARTIN , «Plutarch’s Citation of Empedocles at Amatorius 756D», Gr. Rom. Byz. Stud . 10 (1969), 57-70; y «Amatorius 756E-F: Plutarch’s Citation of Parmenides and Hesiod», Am. Jour. Phil . 90 (1969), 183-200. También se cita a Aristóteles (761A), autor de un Erótico; al estoico Aristón de Quíos (766F), autor de unas Diatribas sobre el amor; al estoico Crisipo (757B; 767B), autor de un tratado Sobre el amor; al cínico Bión (770B), autor de unas Diatribas sobre el amor; y a Epicuro (769F; 765C; 766E), que también compuso una obra Sobre el amor . En relación con Aristóteles, cf. J. C. CAPRIGLIONE , «L’amore è un dardo. Le ragioni dell’ omosessualità in Aristotele e Plutarco», Plutarco, Platón y Aristóteles , Madrid, 1999, págs. 567-581.

28 Un panorama general sobre el amor en las diferentes escuelas filosóficas ofrece E. A. RAMOS JURADO , «El amor en la filosofía griega», Consideraciones en torno al amor en la literatura de la Grecia antigua , Sevilla, 2000, págs. 123-144.

29 Véase A. BARIGAZZI , «L’amore: Plutarco contro Epicuro», Quad. Giorn. Fil. Ferr . 9 (1988), 89-108.

30 Cf. D. BABUT , «Les Stoïciens et l’amour», Rev. Ét. Gr . 76 (1963), 55-63; Plutarque et le Stoïcisme , París, 1969, págs. 108-113; P. GILABERT , «¿Mujer, matrimonio e hijos en el Estoicismo Antiguo bajo el amparo de Eros?», Emerita 53 (1985), 315-345; M. B. CRAWFORD , «Amatorius: Plutarch’s Platonic Departure from the Perì gámou Literature», Plutarco, Platón y Aristóteles , Madrid, 1999, págs. 287-297.

31 ANTÍPATRO , Stoic. Vet. Frag . III 63 VON ARNIM (pág. 255, líneas 11-18).

32 Pues «un deseo y disposición natural hacia la virtud reside no sólo en los hombres sino también en las mujeres» (III, pág. 9, 8-9 HENSE ). CLEANTES , por ejemplo, había escrito ya un tratado Acerca de la identidad de virtud entre hombre y mujer (DIÓG . LAER ., VII 175).

33 MUSONIO (IV, pág. 13, 8-15 HENSE ) y PLUTARCO (767a): caballos y perros de caza machos o hembras pueden tener las mismas cualidades.

34 «Pues ¿dónde puede ser más justa la presencia de Eros que en la legítima relación de un hombre y una mujer? ¿Dónde la de Hera? ¿Dónde la de Afrodita?» (XIV, pág. 75, 12-14 HENSE ).

35 Epicuro consideraba la actividad del filósofo incompatible con el matrimonio y la procreación de hijos (cf. DIÓG . LAER ., X 119).

36 Cf. D. A. RUSSELL , Plutarch , Londres, 1973, pág. 91; M. VALVERDE , «Amor y matrimonio en el Erótico de Plutarco», Homenaje a G. Moracho , León, 2003.

37 En esta línea, por ejemplo, se hallan observaciones en JENOFONTE(Banq . 8, 28-31) y MÁXIMO DE TIRO(Disert . XVIII). El estoicismo, que consideraba la pederastia moralmente «indiferente», adiáphoron (cf. Stoic. Vet. Frag . I 249 VON ARNIM ), asumió la noción socrático-platónica de la «caza de jóvenes» como pedagogía amorosa.

38 En el mismo sentido se manifiesta PLUTARCO en Mor . 11C-12A. Y en Vidas paralelas condena a menudo la experiencia sexual entre varones: cf. P. H. STADTER , «‘Subject to the erotic’, male sexual behaviour in Plutarch», Ethics and Rhetoric. Classical Essays for D. Russell , Oxford, 1995, págs. 221-236.

39 PLUTARCO(Mor . 712C) prefiere a Menandro frente a la comedia antigua, entre otras razones, precisamente porque ofrece ejemplos de amor conyugal y no presenta en escena la pederastia.

40 F. E. BRENK , «All for love. The rhetoric of exaggeration in Plutarch’s Erotikos », Rhetorical theory and praxis in Plutarch , Lovaina-Namur, 2000, págs. 45-60, habla de una «retórica de la exageración» a propósito de ejemplos como éste o el de Semíramis (753D-E).

41 Cf. R. FLACELIÈRE , «La tradition manuscrite des traités 70-77 de Plutarque», Rev. Ét. Gr . 65 (1952), 351-362; R. FLACELIÈRE , Plutarque. Oeuv. Mor. X , págs. 39 ss.; M. MANFREDINI , «La tradizione manoscritta dei Moralia 70-77 di Plutarco», Ann. Sc. Norm. Pisa 6 (1976), 453-485; M. MANFREDINI , «Sulla tradizione manoscritta dei Moralia 70-77», en I. GALLO (ed.), Sulla trad. man. dei «Mor.» di Plut ., Salerno, 1988, págs. 123-138.

ERÓTICO

1. FLAVIANO .—¿En el Helicón dices, Autobulo, que tuvieron [748E] lugar los coloquios sobre el Amor que, bien los hayas escrito, bien los hayas memorizado de preguntar muchas [F] veces a tu padre, ahora te dispones a relatarnos a petición nuestra?1 .

AUTOBULO .—Sí, en el Helicón, junto a las Musas2 , Flaviano, cuando los tespieos celebraban las fiestas del Amor; pues celebran un certamen cada cuatro años tanto en honor de las Musas como del Amor con gran esplendor y magnificencia3 .

FLA .—Pues bien, ¿sabes lo que te vamos a pedir todos los que hemos venido a escucharte?

[749A] AUT .—No, pero lo sabré si me lo decís.

FLA .—Omite de tu exposición por esta vez los prados y umbrías de los poetas épicos, y también los corredores de hiedra y de enredaderas, y cuantas otras descripciones de lugares tales emulan procurando representar, con más entusiasmo que belleza, el Iliso de Platón, aquel sauzgatillo y la hierba que en suave pendiente crece4 .

AUT .—¿Qué necesidad tiene mi narración, excelente Flaviano, de tales preámbulos? Precisamente el motivo del que surgieron los coloquios exige un coro por su patetismo y necesita una escena, y tampoco le faltan los demás elementos de un drama. Roguemos sólo a la madre de las Musas5 que me asista benévola y me ayude a recordar el relato. [B]

2. Mi padre, en efecto, hace tiempo, antes de que nosotros naciéramos, recién casado con mi madre6 , a raíz de una disputa y desavenencia surgida entre los padres de ambos, fue allí para ofrecer un sacrificio al Amor y llevó a mi madre a la fiesta, pues a ella correspondía la plegaria y el sacrificio. De su patria le acompañaban los amigos íntimos, y en Tespias encontró a Dafneo, hijo de Arquidamo, que amaba a la hija de Simón, Lisandra, y de entre sus pretendientes era precisamente el favorito, y a Soclaro, hijo de Aristión, que venía de Títora. Estaba también Protógenes de Tarso y Zeuxipo de Lacedemonia, huéspedes suyos7 . Y de sus conocidos beocios decía mi padre que la mayoría estaban [C] allí.

Durante dos o tres días, según parece, estuvieron todos juntos por la ciudad filosofando tranquilamente en las palestras y en los teatros. Luego, por eludir un fastidioso certamen de citaredos8 , que se anunciaba con pretensiones e intrigas, la mayoría se replegó, como de territorio enemigo, hacia el Helicón y acampó junto a las Musas.

Al alba llegaron junto a ellos Antemión y Pisias, hombres célebres, interesados por Bacón, que era llamado el hermoso, y en cierto modo enemistados ambos entre sí a causa de su afecto por aquél.

[D] Había en Tespias una mujer, Ismenodora, ilustre por su riqueza y su linaje y, ¡por Zeus!, muy decente en toda su conducta. Pues fue viuda no poco tiempo sin dar ocasión a murmuraciones, aunque era joven y de considerable belleza. Mientras concertaba el matrimonio de Bacón, que era hijo de una amiga íntima, con una joven pariente de su familia, a fuerza de estar con él y conversar muchas veces, ella misma sintió pasión por el muchacho. Y como oía y decía sobre él palabras afables y veía a multitud de nobles amantes en busca de su amor, se dejó cautivar y no pensaba hacer nada deshonesto, sino casarse públicamente y vivir con Bacón.

[E] Mas el hecho mismo parecía insólito; la madre desconfiaba de la importancia y el boato de la casa como no adecuados al amante, y algunos compañeros de caza, asustando a Bacón con lo de la diferente edad de Ismenodora y burlándose, eran más duros adversarios al matrimonio que quienes se oponían seriamente, pues él se avergonzaba, siendo aún efebo, de casarse con una viuda9 . No obstante, sin atender a los demás, confió a Pisias y a Antemión el decidir lo conveniente. De ellos éste era primo suyo, mayor que él, y Pisias el más austero de sus amantes; por lo cual se oponía [F] al matrimonio y acusaba a Antemión de entregar al muchacho a Ismenodora. Y éste a su vez le decía que él no obraba rectamente, sino que, aun siendo honrado en lo demás, imitaba a los malos amantes al privar al amigo de una casa, de un matrimonio y de grandes bienes, a fin de que, puro y lozano, se mostrase desnudo el mayor tiempo posible en las [750A] palestras10 .

3. Así pues, para no llegar poco a poco hasta la cólera incitándose el uno al otro, acudieron ante mi padre y sus compañeros tomándoles como jueces y árbitros11 . Y de entre los demás amigos, como si estuviese preparado, Dafneo estaba a favor de uno y Protógenes a favor del otro.

Como éste sin recato hablaba mal de Ismenodora, Dafneo dijo: «¡Oh Heracles! ¿qué no se puede esperar si incluso Protógenes está aquí para combatir al Amor, él cuyas ocupaciones, serias y jocosas, todas giran en tomo al Amor o merced al Amor,

olvido de los coloquios, olvido de la patria12 ,

[B] no como para Layo que sólo cinco jornadas se alejó de su patria? Pues el Amor de aquél era lento y terrestre, el tuyo desde Cilicia hasta Atenas

desplegando sus ágiles alas vuela a través del mar13 ,

para observar a los bellos mancebos y deambular tras ellos». Pues sin duda desde el principio tal había sido la causa del viaje de Protógenes.

4. Ante la risa suscitada, Protógenes respondió: «¿crees que yo combato ahora al Amor, no que lucho en favor del Amor contra la incontinencia y la lujuria que a los más vergonzosos actos y pasiones tratan de imponer los nombres más bellos y nobles?» Y Dafneo contestó: «¿llamas acto más [C] vergonzoso al matrimonio y a la unión de hombre y mujer, vínculo que no ha habido ni hay más sagrado?»

«En verdad —respondió Protógenes—, al ser éste necesario para la procreación, los legisladores no hacen mal en exaltarlo y elogiarlo ante la multitud14 . Mas del verdadero Amor ni un tanto hay en el gineceo, ni yo al menos llamo amar a la pasión que vosotros sentís por mujeres o doncellas, como tampoco las moscas aman la leche ni las abejas los panales, ni los criadores y cocineros aprecian los terneros y aves que ceban en la oscuridad.

Como la naturaleza despierta un apetito moderado y suficiente por el pan y los alimentos, mas el exceso convertido [D] en pasión se llama glotonería y gula, de igual modo está en la naturaleza la necesidad del mutuo placer entre mujeres y hombres, mas el impulso que a ello mueve, cuando por su fuerza y vehemencia se hace violento e incontenible, indebidamente lo llaman Amor. Pues el Amor que ha prendido en un alma bien dotada y joven culmina en la virtud a través de la amistad15 ; mientras que esos deseos hacia las mujeres, en el mejor de los casos, permiten sólo disfrutar del placer y goce de la juventud y del cuerpo, como atestiguó Aristipo al responder, al que acusaba a Lais de no amarle, que creía que el vino y el pescado tampoco le amaban, pero usaba de uno [E] y otro con placer16 . Pues el fin del deseo es el placer y el goce. En cambio el Amor, cuando pierde la esperanza de la amistad, no quiere permanecer ni cultivar lo molesto y floreciente de la juventud, si no produce el fruto propio de su carácter en forma de amistad y virtud. Has oído que cierto marido en una tragedia decía a su mujer :

¿me odias? Yo de buen grado me dejaré odiar

trocando en ganancia tu desprecio por mí17 .

Y no es más amoroso que éste el que soporta a una mujer perversa y displicente no por una ganancia sino a causa de [F] los placeres sexuales y la copulación. Tal como poetizó Filípides el cómico burlándose del orador Estratocles :

al volverse ella besas apenas su coronilla18 .

De modo que, si también a esta pasión se debe llamar amor, es un amor femenil y bastardo que termina en el gineceo como en un Cinosarges19 . O mejor dicho, como a cierta [751A] águila llaman genuina y montaraz, la que Homero denominó negra y cazadora20 , mas hay otras especies de bastardas que capturan pájaros lentos y peces por los estanques y que faltas de alimento muchas veces emiten un graznido hambriento y quejumbroso; de igual modo el único Amor genuino es el amor por los muchachos, no

resplandeciente de deseo ,

como dice Anacreonte del amor por las doncellas, ni

de perfumes lleno y radiante21 ,

sino que lo verás sencillo y sobrio en las escuelas filosóficas o tal vez por los gimnasios y palestras a la caza de jóvenes22 , exhortando a la virtud de forma muy viva y noble a los que son dignos de su cuidado.

En cambio, ese amor lánguido y casero que pasa el tiempo en los regazos y lechos de las mujeres, que siempre persigue [B] la molicie y se abandona a placeres nada viriles, ni amigables ni entusiásticos, merece ser rechazado, como lo rechazó Solón. Pues prohibió a los esclavos amar a muchachos y ungirse de aceite en el gimnasio23 , mas no les impidió practicar la copulación con mujeres. La amistad, en efecto, es algo bello y elevado, en tanto que el placer es vulgar e innoble. Por ello el que un esclavo ame a muchachos no es noble ni elevado; pues ese amor es copulación, como el amor a las mujeres.»

5. Aunque Protógenes deseaba todavía hablar más, Dafneo, interrumpiéndole, dijo: «Has hecho bien, ¡por Zeus!, al mencionar a Solón y se le debe tomar como pauta del hombre amoroso:

[C] mientras en las ansiadas flores de la juventud a un muchacho ame ,

〈deseando 〉 sus miembros y su dulce boca24 .

Y añade a Solón las palabras de Esquilo:

la venerable pureza de tus miembros no respetaste ,

¡el más ingrato a mis frecuentes besos!25

Otros por cierto se burlan de ellos, porque incitan a los amantes a examinar los muslos y la cadera como sacrificadores y adivinos. Yo, por mi parte, considero muy importante esta prueba a favor de las mujeres. Pues si la relación antinatural con varones no destruye ni daña el afecto amoroso, [D] mucho más razonable es que el amor de mujeres y hombres, conforme a la naturaleza, conduzca a la amistad a través de la gracia. Gracia efectivamente han llamado los antiguos, Protógenes, a la complacencia de la hembra al varón. Así también dijo Píndaro que Hefesto nació de Hera sin las gracias26 . Y Safo, dirigiéndose a una joven que aún no tiene edad para el matrimonio, dice:

Me parecías una muchacha pequeña y sin gracia27 .

Heracles es interrogado por alguien:

¿Con violencia lograste sus gracias o persuadiendo a la joven?28 .

Mas la gracia obtenida de los varones, mediante violencia y rapiña cuando no acceden por su voluntad, y con molicie y afeminamiento si se entregan voluntariamente contra la naturaleza para ser cubiertos —según Platón29 — a la manera [E] de un cuadrúpedo y engendrar hijos , es por completo desgraciada, indecorosa y displicente. Por eso, creo, también Solón escribió aquellos versos siendo joven aún y lleno de abundante esperma» , como dice Platón30 ; y éstos al hacerse viejo:

Ahora me son gratas las obras de Ciprogenia, de Dioniso

y de las Musas, que a los hombres proporcionan alegrías31 .

Como si, después del huracán y la tempestad de los amores a los muchachos, pusiera su vida en una cierta calma, la del matrimonio y la filosofía.

Por tanto, si atendemos a la verdad, Protógenes, una [F] misma y única pasión es la del Amor hacia los muchachos y hacia las mujeres. Pero si por afán de discutir quieres distinguirlos, ese amor a los muchachos no parece obrar con moderación, sino que, como un oscuro bastardo nacido tarde y a destiempo en la vida, trata de expulsar al Amor genuino y más antiguo. Pues fue ayer, compañero, o anteayer cuando penetró furtivamente en los gimnasios con el desvestirse y las desnudeces de los jóvenes32 , acariciándolos suavemente e insinuándose; luego poco a poco echó alas en las palestras [752A] y ya no es posible contenerlo, sino que ultraja y mancilla aquel amor conyugal que contribuye a la inmortalidad de la raza mortal reavivando puntualmente de su extinción nuestra naturaleza a través de los nacimientos33 .

Ese amor niega el placer, pues siente vergüenza y temor. Y necesita de alguna excusa noble para acercarse a los bellos y lozanos mancebos. Su pretexto, por tanto, es la amistad y la virtud. Se cubre de polvo, toma baños fríos, frunce las cejas34 , y exteriormente declara practicar la filosofía y la prudencia a causa de la ley35 . Mas luego de noche y en la calma:

dulce es la cosecha en ausencia del guardián36 .

Si, como dice Protógenes, la relación con muchachos no [B] participa de los placeres sexuales, cómo puede existir Amor no estando presente Afrodita37 , a la cual, por designio de los dioses, le ha correspondido servir y asistir, y participar de su honor y su poder en la medida en que ella se lo otorga. Si existe un Amor sin Afrodita, es como una borrachera sin vino, con bebida de higos y de cebada, una turbación infructuosa e imperfecta, que sacia y produce hastío.»

6. Ante estas palabras Pisias estaba visiblemente furioso e indignado contra Dafneo. Y al hacer éste una breve pausa, dijo: «¡Por Heracles, qué destreza y osadía, hombres que reconocen estar ligados por sus miembros viriles a la hembra, [C] como los perros, y que desplazan y desalojan al dios de los gimnasios y de los paseos filosóficos y de la conversación pura y abierta a la luz del sol, para recluirlo en burdeles entre navajas, pócimas y hechizos de mujeres licenciosas! Ya que, al menos para las honestas, ni enamorarse ni dejarse amar es ciertamente decoroso.»

Entonces también mi padre —dijo— replicó a Protógenes y exclamó:

«Estas palabras hacen armarse al pueblo argivo38 .

Y ¡por Zeus! la desmesura de Pisias nos convierte en partidarios de Dafneo, al atribuir a los matrimonios una unión sin amor y carente de la amistad inspirada por un dios; esa unión, si falta la gracia y la complacencia amorosa, vemos que a duras penas puede mantenerse bajo el pudor y el miedo [D] sólo con yugos y frenos.»

Y Pisias respondió: «Poco me importa esa razón. En cuanto a Dafneo veo que le ocurre lo mismo que al cobre. Pues éste se funde y fluye licuado no tanto por el fuego como por el cobre encendido y fluente, cuando se le vierte encima. Y a aquél no le turba la belleza de Lisandra, sino que, de tratar y frecuentar ya mucho tiempo a uno completamente inflamado y lleno de fuego39 , se abrasa. Y es evidente que, si no huye pronto a nuestro lado, se fundirá con él.

Pero veo —añadió— que sucede precisamente lo que más deseaba Antemión, que choco también yo con los jueces40 , [E] de modo que me detengo.» Y Antemión repuso: «Bien hecho, ya que desde el principio se debía hablar de nuestro tema».

7.