Amado y aborrecido - Pedro Calderón de la Barca - E-Book

Amado y aborrecido E-Book

Pedro Calderón de la Barca

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Beschreibung


Amado y aborrecido.- Sólo son mitológicos los nombres, y su ingeniosa fábula, original de Calderón. Consiste en una disputa entre Venus y Diana acerca de cuál es más fuerte, el odio o el amor: pruébanlo en un mortal, y la balanza tarda largo tiempo en inclinarse; pero al fin vence el amor.

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Pedro Calderón de la Barca

AMADO Y ABORRECIDO

Traducido por Carola Tognetti

ISBN 978-88-3295-860-7

Greenbooks editore

Edición digital

Junio 2020

www.greenbooks-editore.com

ISBN: 978-88-3295-860-7
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Indice

Personas que hablan en ella

JORNADA PRIMERA

JORNADA SEGUNDA

JORNADA TERCERA

Personas que hablan en ella

DANTE, galán AURELIO, galán LIDORO, galán REY de Chipre MALANDRÍN, gracioso AMINTA, dama, hermana del rey IRENE, dama, infanta de Egnido FLORA, dama NISE, dama LAURA, dama CLORI, dama DIANA, diosa VENUS, diosa CRIADO MÚSICA Acompañamiento

JORNADA PRIMERA

Salen por una parte DANTE, y por otra AURELIO

AURELIO: ¿Dónde queda el rey?

DANTE: Detrás de esos ribazos le dejo, en el alcance empeñado de un jabalí, cuyo riesgo veloz Aminta su hermana sigue también.

AURELIO: Según eso, ocasión será que concluyamos nuestro duelo, con la novedad que está citado.

DANTE: Para ese efecto esperando estaba a vista de este edificio soberbio. AURELIO: Pues llegad; solos estamos.

DANTE: ¡Ah del soberano centro donde aprisionada vive toda la región del fuego! AURELIO: ¡Ah de la divina esfera del sol más hermoso y bello que, a pesar de opuestas nubes, abrasa con sus reflejos! DANTE: ¡Ah del alcázar de amor!

AURELIO: ¡Ah del abismo de celos!

DANTE: ¡Patria de la ingratitud!

AURELIO: ¡Monarquía del desprecio!

AURELIO y DANTE: ¡Ah de la torre!

En lo alto salen NISE y FLORA

FLORA y NISE: ¿Quién llama...

NISE: ...tan sin temor...

FLORA: ...tan sin miedo a estos umbrales? DANTE: Decid a vuestro divino dueño... AURELIO: Decid a la soberana deidad de ese humano templo... DANTE: ...que a ese mirador se ponga.

AURELIO: ...que salga a esa almena.

IRENE: ¡Cielos! ¿Quién para tanta osadía ha tenido atrevimiento?

¿Quién aquí da voces?

AURELIO y DANTE: Yo. IRENE: Ya con dos causas, no menos que antes extrañé el oíros, habré de extrañar el veros, no tanto porque del rey atropelléis los decretos, no tanto porque de mí aventuréis el respeto, rompiendo el coto a la línea de mi espíritu soberbio, cuanto porque acrisoléis la ingratitud de mi pecho, que a par de los dioses juzga lograr mármoles eternos. Si de por sí cada uno, aun en callados afectos que apenas a estos umbrales llegaron, cuando volvieron castigados y no oídos, examinó mis desprecios, ¿qué hará, unido de los dos, ahora el atrevimiento? ¿Qué pretendéis? ¿Qué intentáis? Y ¿con qué efecto, en efecto, llegáis aquí? ¿Para qué

me dais voces?

AURELIO y DANTE: Para esto.

Sacan las espadas

AURELIO: Que si de ambos ofendida estás, ambos pretendemos, con librarte de una ofensa, ganar un merecimiento. DANTE: Y porque de su valor quede el otro satisfecho, queremos que seas testigo tú misma de nuestro esfuerzo. AURELIO: Ya partido el sol está, pues el sol nos está viendo. DANTE: Yo, porque no esté partido, lidiaré por verle entero.

Riñen

IRENE: Tened, tened las espadas; templad los rayos de acero; mirad que aun el vencedor la esgrime contra sí mesmo, pues no es menor el peligro de vivir que quedar muerto.

Siguen riñendo

AURELIO: ¡Qué valor!

DANTE: ¡Qué bizarría! IRENE: Llamad quien de tanto empeño el riesgo excuse.

NISE: ¡Ah del monte! FLORA: ¡Cazadores y monteros del rey!

Dentro

VOZ: De la torre llaman.

Acudid, acudid presto.

AURELIO: ¡Que no acabe con tu vida!

DANTE: ¡Que dures tanto!

Salen el REY y gente

REY: ¿Qué es esto?

AURELIO y DANTE: Nada, señor.

IRENE: (Las almenas Aparte dejaré. Y pues al rey tengo tan cerca de mí, han de hablarle claros hoy mis sentimientos.)

Vase

REY: ¿Qué es esto?, digo otra vez; y no ya porque pretendo que afectado el disimulo desvelar quiera el intento, sino porque ya empeñado estoy en que he de saberlo.

¿Qué es esto, Dante? DANTE: Señor, no lo sé.

REY: ¿Qué es esto, Aurelio? AURELIO: Tampoco sabré decirlo. REY: ¡Oh, qué recato tan necio y tan fuera de que llegue a conseguirse! Y, supuesto que lo he de saber, mirad que casi toca el silencio en especie de traición. DANTE: A esa fuerza...

AURELIO: A ese precepto...

DANTE: ...la causa, señor...

AURELIO: ...la causa...

REY: Decid.

DANTE: ...es amor.

AURELIO: ...son celos. REY: Aunque celos y amor sea respuesta bastante, puesto que ellos son de acciones tales culpa disculpada, quiero más por extenso informarme de la causa porque, siendo, como sois, en paz y en guerra los dos polos de mi imperio, con quien igual he partido la gravedad de su peso,

A DANTE

valeroso tú en las armas,

A AURELIO

político tú al gobierno, no es justo, habiendo llegado yo, dejar pendiente el duelo para otra ocasión; y así he de informarme, primero que le ajuste, de la causa que tenéis.

DANTE: Yo fío de Aurelio tanto, señor --porque al fin, sobre ser quien es, le tengo por competidor y mal, sin ser noble, podía serlo--, que lo que él diga será la verdad; y así te ruego la oigas dél, pues cuando no estuviera satisfecho de su valor y su sangre, por no decirla yo, pienso que me dejara vencer, aun en lo dudoso, a precio de que mi voz no rompiera las cárceles del silencio. AURELIO: Cuando no me diera Dante licencia de hablar primero, la pidiera yo, porqué tan obediente al precepto de tu voz estoy que, al ver que tú gustas de saberlo, aunque es mi afecto tan noble como el suyo, hiciera menos en callarlo que en decirlo. Y es fácil el argumento, pues en materias de amor siempre calla un caballero y no siempre un rey pregunta. DANTE: Dices bien, y yo me alegro que en callar y hablar los dos tan de un parecer estemos que, hablando tú y yo callando, quedemos los dos bien puestos.

AURELIO: Un día, señor...

Salen AMINTA y damas