Casa con dos puertas mala es de guardar - Pedro Calderón de la Barca - E-Book

Casa con dos puertas mala es de guardar E-Book

Pedro Calderón de la Barca

0,0
0,99 €

oder
-100%
Sammeln Sie Punkte in unserem Gutscheinprogramm und kaufen Sie E-Books und Hörbücher mit bis zu 100% Rabatt.
Mehr erfahren.
Beschreibung

El capitán Lisardo regresa a España, tras una estancia en Flandes, y se instala en casa de Félix, un buen amigo suyo. Por azares conoce y se enamora de la bella Marcela, que resulta ser hermana de Félix, circunstancia que desconoce Lisardo. Por su parte, Félix queda prendado de Laura, la amiga de su hermana. A partir de esa premisa, se suceden las situaciones equívocas y cómicas. Tras mucho enredo, malentendidos y entradas y salidas por las dos puertas de la casa y la intervención de Don Fabio, padre de Laura y pretendiente de Marcela, la obra culmina con la celebración de sendos matrimonios de las parejas enamoradas.
 

Das E-Book können Sie in Legimi-Apps oder einer beliebigen App lesen, die das folgende Format unterstützen:

EPUB
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



Pedro Calderón de la Barca

Pedro Calderón de la Barca

CASA CON DOS PUERTAS MALA ES DE GUARDAR

Traducido por Carola Tognetti

ISBN 978-88-3295-841-6

Greenbooks editore

Edición digital

Junio 2020

www.greenbooks-editore.com

ISBN: 978-88-3295-841-6
Este libro se ha creado con StreetLib Writehttp://write.streetlib.com

Indice

Personas que hablan en ella

Jornada I

Jornada II

Jornada III

Personas que hablan en ella

LISARDO, galán.

DON FÉLIX, galán.

CALABAZAS, criado.

UN ESCUDERO.

FABIO, viejo.

MARCELA, dama.

LAURA, dama.

SILVIA, criada.

CELIA, criada.

LELIO, criado.

Jornada I

Salen MARCELA y SILVIA en corto con mantos, como recelándose, y detrás LISARDO y CALABAZAS.

MARCELA ¿Vienen tras nosotras? SILVIA Sí.

MARCELA Pues párate. -Caballeros, desde aquí habéis de volveros,

no habéis de pasar de aquí, porque si intentáis así 5 saber quien soy, intentáis que no vuelva donde estáis otra vez, y si esto no

basta, volveos, porque yo

os suplico que os volváis. 10 LISARDO Difícilmente pudiera conseguir, señor, el sol

que la flor del girasol

su resplandor no siguiera. Difícilmente quisiera 15 el norte, fija luz clara, que el imán no le mirara, y el imán difícilmente intentara, que obediente el acero le dejara. 20

Si sol es vuestro esplendor, girasol la dicha mía,

si norte vuestra porfía, piedra imán es mi dolor;

si es imán vuestro rigor, 25 acero mi ardor severo.

Pues ¿cómo quedarme espero, cuando veo que se van,

mi sol, mi norte y mi imán, siendo flor, piedra y acero? 30

MARCELA A esta flor hermosa y bella, términos el día concede,

bien como a esa piedra puede concederlos una estrella,

y pues él se ausenta, y ella, 35 no culpéis la ausencia mía; decid a vuestra porfía,

piedra, acero o girasol,

que es de noche para el sol, para la estrella de día. 40 Y quedaos aquí, porque

si este secreto apuráis,

y a saber quién soy llegáis, nunca a veros volveré

a aqueste sitio, que fue 45 campaña de nuestro duelo; y puesto que mi desvelo me trae a veros aquí,

creed de mí que importa así. LISARDO De vuestro recato apelo, 50 señora a mi voluntad,

y supuesto que sería no seguiros cortesía, también será necedad.

Necio o descortés, mirad 55 cuál mayor defecto es,

veréis [que] el de necio, pues no se enmienda, y así a precio de no ser, señora, necio,

tengo de ser descortés. 60 Seis auroras esta aurora hace que en este camino ciego el amor os previno para ser mi salteadora:

tantas ha que a aquella hora 65 os hallo a la luz primera, oculto sol de su esfera,

de su campo rebozada ninfa, deidad ignorada

de su hermosa primavera. 70 Vós me llamastis, primero que a hablaros llegara yo; que no me atreviera, no,

tan de paso y forastero. Con estilo lisonjero, 75 áspid ya de sus verdores, no deidad de sus primores,

desde entonces fuistes; pues áspid, que no deidad, es

quien da muerte entre las flores. 80 Dijístisme que volviera

otra mañana a este prado, y puntüal mi cuidado

me trujo como a mi esfera. No adelanté la primera 85 ocasión, porque bastante no fue mi ruego constante, a que corriese la fe,

que adora lo que no ve, ese velo de delante: 90

viendo, pues, que siempre es nuevo el riesgo, y el favor no,

quiero a mí deberme yo

lo que a vuestra luz no debo: y así a seguiros me atrevo, 95 que hoy he de veros, o ver quien sois.

MARCELA Hoy no puede ser, y así dejadme por hoy,

que yo mi palabra os doy

de que muy presto saber 100 podáis mi casa, y entrar

a verme en ella.

CALABAZAS [A SILVIA.] ¿Y a ella

doncella desa doncella (la verdad en su lugar,

que yo no quiero infernar 105 mi alma) hay cosa que le obligue a taparse?

SILVIA Y si me sigue, tenga por muy cierto.

CALABAZAS ¿Qué?

SILVIA Que me persigue, porque quien me sigue me persigue. 110 CALABAZAS Ya sé el caso vive Dios. SILVIA ¿Qué va que no le declaras?

CALABAZAS Muy malditísimas caras debéis de tener las dos.

SILVIA Mucho mejores que vós. 115 CALABAZAS Y está bien encarecido, porque yo soy un cupido,

SILVIA Cupidos somos yo y tú. CALABAZAS ¿Cómo?

SILVIA Yo el pido, y tú el cu. CALABAZAS No me está bien el partido. 120 MARCELA [A LISARDO.]

Esto os vuelvo a asegurar otra vez.

LISARDO Pues ¿qué fïanza le dejáis a mi esperanza

de las dos que he de lograr? MARCELA (Descúbrese.) La de dejarme mirar. 125

LISARDO Usar desa alevosía para turbar mi osadía,

ha sido traición, pues ya viéndoos, ¿cómo os dejará quien sin veros os seguía? 130

MARCELA Quedad, pues, de mí seguro de que muy presto sabréis

mi casa, y entenderéis cuánto serviros procuro, esto otra vez aseguro. 135

LISARDO Ya en seguiros soy de hielo.

MARCELA Y yo sin ningún recelo de que agradecida estoy,

por esta calle me voy. LISARDO Id con Dios.

MARCELA Guárdeos el cielo. 140 (Vanse las dos.)

CALABAZAS ¡Linda tramoya, señor!

Sigámosla hasta saber quién ha sido una mujer tan embustera.

LISARDO Es error Calabazas, si en rigor 145

ella se recata así, seguirla.

CALABAZAS ¿Eso dices? LISARDO Sí.

CALABAZAS Vive Dios, que la siguiera yo, aunque hasta el infierno fuera.

LISARDO ¿Qué me debe, necio, di, 150 de haber cuatro días hablado

conmigo en este lugar, para darle yo un pesar,

de quien ella se ha guardado?

CALABAZAS Debe el haber madrugado 155 estos días.

LISARDO Ya que estamos solos, ya que así quedamos

sobre lo que podrá ser tan recatada mujer, discurramos.

CALABAZAS Discurramos. 160 Dime tú, ¿qué has presumido

de lo que has visto y notado? LISARDO De estilo tan bien hablado, de traje tan bien vestido,