Amar después de la muerte - Pedro Calderón de la Barca - E-Book

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Pedro Calderón de la Barca

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Beschreibung

En 1570 un ejército bajo el mando de don Juan de Austria conquistó la villa granadina de Galera arrebatándosela a los moriscos que se habían sublevado contra las duras medidas de aculturación forzosa decretadas por Felipe II.
 

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Pedro Calderón de la Barca

Pedro Calderón de la Barca

AMAR DESPUÉS DE LA MUERTE

Traducido por Carola Tognetti

ISBN 978-88-3295-845-4

Greenbooks editore

Edición digital

Junio 2020

www.greenbooks-editore.com

ISBN: 978-88-3295-845-4
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Indice

PERSONAJES

Jornada primera

Jornada segunda

Jornada tercera

PERSONAJES

DON ÁLVARO TUZANÍ. DON JUAN MALEC, viejo.

DON FERNANDO DE VÁLOR.

ALCUZCUZ, morisco.

CADÍ, morisco viejo.

DON JUAN DE MENDOZA.

EL SEÑOR DON JUAN DE AUSTRIA. DON LOPE DE FIGUEROA.

DON ALONSO DE ZÚÑIGA, corregidor. GARCÉS, soldado.

DOÑA ISABEL TUZANÍ. DOÑA CLARA MALEC.

BEATRIZ, criada.

INÉS, criada.

UN CRIADO.

MORISCOS Y MORISCAS. SOLDADOS CRISTIANOS. SOLDADOS MORISCOS.

La escena es en Granada y en varios puntos de la Alpujarra.

Jornada primera

Sala en casa de Cadí, en Granada.

Escena I

MORISCOS, con casaquillas y calzoncillos, y MORISCAS con jubones blancos e instrumentos; CADÍ y ALCUZCUZ.

CADÍ ¿Están cerradas las puertas? ALCUZCUZ Ya el portas estar cerradas.

CADÍ No entre nadie sin la seña y prosígase la zambra.

Celebremos nuestro día, 5 que es el viernes, a la usanza de nuestra nación, sin que pueda esta gente cristiana, entre quien vivimos hoy presos en miseria tanta, 10 calumniar ni reprender nuestras ceremonias.

TODOS Vaya.

ALCUZCUZ Me pensar hacer astilias, sé también entrar en danza.

UNO (Canta.) Aunque en triste cautiverio, 15 de Alá por justo misterio,

llore el africano imperio su mísera ley esquiva...

TODOS (Cantando.) ¡Su ley viva! UNO Viva la memoria extraña 20 de aquella gloriosa hazaña

que en la libertad de España a España tuvo cautiva.

TODOS Su ley viva.

ALCUZCUZ (Cantando.) Viva aquel escaramuza 25 que hacer el jarife Muza,

cuando darle en caperuza al españolilio antigua.

TODOS ¡Su ley viva! (Llaman dentro muy recio.)

CADÍ ¿Qué es esto?

UNO Las puertas rompen. 30 CADÍ Sin duda cogernos tratan

en nuestras juntas; que como el rey por edictos manda

que se veden, la justicia, viendo entrar en esta casa 35

a tantos moriscos, viene siguiéndonos.

(Llaman.)

ALCUZCUZ Pues ya escampa. Escena II

DON JUAN MALEC.-Dichos.

MALEC (Dentro.) ¿Cómo os tardáis en abrir a quien desta suerte llama?

ALCUZCUZ En vano llama a la puerta 40 quien no ha llamado en el alma.

UNO ¿Qué haremos?

CADÍ Esconder todos los instrumentos, y abran

diciendo que sólo a verme vinisteis.

OTRO Muy bien lo trazas. 45 CADÍ Pues todos disimulemos.

Alcuzcuz, corre: ¿qué aguardas? ALCUZCUZ Al abrir del porta, temo que ha de darme con la estaca

cien palos el alguacil 50 en barriga, e ser desgracia

que en barriga de Alcuzcuz el leña, y no alcuzcuz haya.

(Abre ALCUZCUZ, y sale DON JUAN MALEC.)

MALEC No os receléis.

CADÍ Pues, señor don Juan, cuya sangre clara 55 de Malec os pudo hacer veinticuatro de Granada,

aunque de africano origen,

¡vos desta suerte en mi casa! MALEC Y no con poca ocasión 60 hoy vengo buscándôs: basta deciros que a ella me traen arrastrando mis desgracias.

CADÍ (Aparte a los moriscos.) Él sin duda a reprendernos

viene.

ALCUZCUZ Eso no perder nada. 65

¿Prender no fuera peor que reprender?

CADÍ ¿Qué nos mandas? MALEC Reportaos todos, amigos,

del susto que el verme os causa. Hoy entrando en el cabildo, 70 envió desde la sala

del rey Felipe segundo el presidente una carta, para que la ejecución

de lo que por ella manda, 75 de la ciudad quede a cuenta. Abrióse, empezó en voz alta a leerla el secretario

del cabildo; y todas cuantas instrucciones contenía, 80 todas eran ordenadas

en vuestro agravio. ¡Qué bien pareja del tiempo llaman

a la fortuna, pues ambos sobre una rueda y dos alas, 85 para el bien o para el mal

corren siempre y nunca paran! Las condiciones, pues, eran algunas de las pasadas

y otras nuevas que venían 90 escritas con más instancia, en razón de que ninguno

de la nación africana, que hoy es caduca ceniza

de aquella invencible llama 95 en que ardió España, pudiese tener fiestas, hacer zambras, vestir sedas, verse en baños, ni oírse en alguna casa

hablar en su algarabía, 100 sino en lengua castellana. Yo, que por el más antiguo, el primero me tocaba hablar, dije que aunque era

ley justa y prevención santa 105 ir haciendo poco a poco

de la costumbre africana olvido, no era razón

que fuese con furia tanta;

y así, que se procediese 110 en el caso con templanza, porque la violencia sobra donde la costumbre falta.

Don Juan, don Juan de Mendoza, deudo de la ilustre casa 115

del gran marqués de Mondéjar, dijo entonces: «Don Juan habla apasionado, porque

naturaleza le llama

a que mire por los suyos, 120 y así, remite y dilata

el castigo a los moriscos, gente vil, humilde y baja.-

Señor don Juan de Mendoza (dije) cuando estuvo España 125 en la opresión de los moros cautiva en su propia patria,

los cristianos, que mezclados con los árabes estaban,

que hoy mozárabes se dicen, 130 no se ofenden, ni se infaman

de haberlo estado, porque más engrandece y ensalza la fortuna al padecerla

a veces, que al dominarla. 135 Y en cuanto a que son humildes, gente abatida y esclava,

los que fueron caballeros moros no debieron nada

a caballeros cristianos 140 el día que con el agua

del bautismo recibieron su fe católica y santa;

mayormente los que tienen, como yo, de reyes tanta.- 145 Sí; pero de reyes moros,

dijo.- Como si dejara de ser real, le respondí,

por mora, siendo cristiana la de Valores, Cegríes, 150 de Venegas y Granadas.»

De una palabra a otra, en fin, como entramos sin espadas, unos y otros se empeñaron...

¡Mal haya ocasión, mal haya, 155 sin espadas y con lenguas,

que son las peores armas, pues una herida mejor

se cura que una palabra! Alguna acaso le dije 160 que obligase a su arrogancia

a que (aquí tiemblo al decirlo) tomándome (¡pena extraña!) el báculo de las manos,

con él... pero hasta esto basta; 165 que hay cosas que cuesta más

el decirlas que el pasarlas. Este agravio que en defensa, esta ofensa que en demanda

vuestra a mí me ha sucedido, 170 a todos juntos alcanza,

pues no tengo un hijo yo que desagravie mis canas, sino una hija, consuelo

que aflige más que descansa. 175 Ea, valientes moriscos,

noble reliquia africana, los cristianos solamente haceros esclavos tratan;

la Alpujarra (aquesa sierra 180 que al sol la cerviz levanta,

y que poblada de villas, es mar de peñas y plantas, adonde sus poblaciones

ondas navegan de plata, 185 por quien nombres las pusieron de Galera, Berja y Gavia)

toda es nuestra: retiremos a ella bastimentos y armas.

Elegid una cabeza 190 de la antigua estirpe clara

de vuestros Abenhumeyas, pues hay en Castilla tantas,

y haceos señores, de esclavos; que yo, a costa de mis ansias, 195 iré persuadiendo a todos

que es bajeza, que es infamia que a todos toque mi agravio, y no a todos mi venganza.

CADÍ Yo para el hecho que intentas... 200 OTRO Yo para la acción que trazas...

CADÍ Mi vida y mi hacienda ofrezco. OTRO Ofrezco mi vida y alma.

UNO Todos decimos lo mismo.

UNA MORISCA Y yo en el nombre de cuantas 205 moriscas Granada tiene,

ofrezco joyas y galas.

(Vanse MALEC y varios MORISCOS.)

ALCUZCUZ Me, que sólo tener una tendecilia en Vevarambla

de aceite, vinagre e higos, 210 nueces, almendras e pasas, cebolias, ajos, pimentos, cintas, escobas de palma, hilo, agujas, faldriqueras

con papel blanco e de estraza, 215 alcamonios, agujetas

de perro, tabaco, varas, caniones para hacer plumas, hostios para cerrar cartas, ofrecer lievarla a cuestas 220 con todas sus zarandajas, porque me he de ver, si llegan a colmo mis esperanzas,

de todos los Alcuzcuzes marqués, conde o duque.

UNO Calla, 225

que estás loco.