Amar sin saber a quién - Lope de Vega - E-Book

Amar sin saber a quién E-Book

Лопе де Вега

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Beschreibung

El amor enamorado es una comedia teatral del autor Lope de Vega. En la línea de las comedias del Siglo de Oro Español, narra un malentendido amoroso que acabará por provocar varias situaciones humorísticas y de enredo, en este caso articulado en torno al personaje del galán dn Juan, aprisionado por un crimen que no ha cometido. Una dama misteriosa empezará a visitarlo y don Juan acabará enamorándose de ella.-

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Lope de Vega

Amar sin saber a quién

 

Saga

Amar sin saber a quién Lope de VegaCover image: Shutterstock Copyright © 1622, 2020 SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726616255

 

1. e-book edition, 2020

Format: EPUB 3.0

 

All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

 

SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com

PERSONAS

DON FERNANDO. DON PEDRO. DON JUAN DE AGUILAR. DON LUIS DE RIBERA. SANCHO. CESPEDOSA. ROSALES, presoLISENA, dama.LEONARDA, dama.INÉS, criada.LIMÓN, criado.ALGUACIL. ESCRIBANO. Un ALCAIDE. Presos.[JUSTICIA.] [DIONISIO.] [Criados. ]

-fol. 149v-

Jornada I

Salen DON PEDRO y DON FERNANDO.

 

DON FERNANDO Ya estamos en el castillo

de San Cervantes.

DON PEDRO Y aquí

diré lo que allí sentí,

pues aquí puedo decillo.

(Mete mano.)

DON FERNANDO ¿Con la espada respondéis? 5

-fol. 150r-

DON PEDRO Solo con acero puedo,

que es la lengua de Toledo,

a quien vós agravio hacéis.

La brevedad es de sabios,

la dilación siempre enoja; 10

respondo en sola una hoja

al libro de mis agravios.

DON FERNANDO En agravios tan pequeños

es resuelto el responder,

y hay libros que suelen ser 15

libelos para sus dueños.

DON PEDRO Sacad la espada.

DON FERNANDO Mirad

que estará la culpa en vós

y que ya estamos los dos

muy lejos de la ciudad. 20

 

(Sale DON JUAN DE AGUILAR, galán, de camino, como que se apea por haberlos visto.)

 

DON JUAN Aunque mal agüero sea,

¿cómo es posible escusallo?,

pues no es justo que a caballo

reñir estos hombres vea,

que parecen caballeros. 25

DON A tanta resolución

FERNANDO ya responde la razón,

que se infaman los aceros.

(Riñen.)

DON PEDRO ¡Ay!

DON JUAN ¡Ténganse!

DON

FERNANDO ¿Para qué?

DON JUAN Pasole todo el acero. 30

DON

FERNANDO Esto es hecho.

 

(Vase DON FERNANDO.)

 

DON JUAN ¡Ah, caballero!

No habla, el otro se fue

y confuso me dejó.

¿Qué haré? Dios contigo sea.

¿Quién habrá que ya no crea 35

que yo le he muerto? Espiró.

Vengo de Sevilla aquí

a matar un caballero

y al entrar hallo este agüero.

No lo será para mí, 40

que si me avisa y humilla

Dios con ponerme este miedo

antes de entrar en Toledo...;

quiero volverme a Sevilla.

En llegando mi crïado 45

doy la vuelta a Orgaz. ¿Qué es esto?

La mula en salvo se ha puesto.

¿Si el matador la ha llevado?

Crüel con entrambos fue

sobre pagar mal mi celo, 50

que al uno deja en el suelo

y al otro ha dejado a pie.

 

(Salen la JUSTICIA, ESCRIBANO y criados.)

 

ALGUACIL ¡Téngase al Rey!

DON JUAN Por fuerza he de tenerme,

y detenerme ya será forzoso,

pues el que dio la muerte cauteloso 55

la mula me ha llevado en que venía.

ESCRIBANO Bueno es hablar con esa gallardía.

¿Un hombre muerto en el Real camino

y nos quiere decir que ahora vino?

ALGUACIL ¡Por Dios, señor Mendoza, que el difunto 60

-fol. 150v-

es Don Pedro Ramírez!

ESCRIBANO Es sin duda,

hasta el color del rostro se le muda.

DON JUAN En desdichado y desgraciado punto

vine a Toledo.

ALGUACIL ¡Asilde bien!

DON JUAN ¡Teneos!

ALGUACIL No nos venga a vender ricos trofeos. 65

¡Muestre la espada!

DON JUAN ¡Hidalgos, poco a poco!

 

(Sale LIMÓN, criado de DON JUAN, de camino.)

 

LIMÓN Desde que vi la gente vengo loco.

¿Qué es esto?

DON JUAN ¿Dónde, necio, te has quedado?

ALGUACIL ¿Quién es aqueste mozo?

DON JUAN Es mi criado.

LIMÓN Traigo una mula enjerta en dromedario, 70

que a puros sonsonetes me ha traído

sin ver todo mudado el calendario.

ALGUACIL Asid aqueste.

LIMÓN ¿A mí, que aún no he venido?

DON JUAN Señores, si probar es necesario

mi inocencia y no basta mi vestido, 75

mis plumas, mis espuelas y mis botas,

vamos a la ciudad.

LIMÓN ¿Qué te alborotas?

Toma tu mula y vamos, pues es llano

que eres un caballero sevillano.

DON JUAN Della bajé para sacar la espada 80

y ponerlos en paz, y una estocada

anticipó, Limón, mi buen deseo:

cayó el uno y el otro, a lo que creo,

subió en mi mula y epretó de suerte

que me dejó la culpa de su muerte. 85

LIMÓN Trocar alguna joya, alguna espada,

algún caballo a otro es buen concierto,

mas no trocar la mula por un muerto.

ALGUACIL Abrevien, vayan presos; no haya estremos,

que allá podrán hablar.

DON JUAN ¡Bien medraremos! 90

La maleta y la mula me ha llevado

y por él en la muerte voy culpado

de un hombre que le vi después de muerto.

LIMÓN ¿Voy preso yo también?

ESCRIBANO ¿Eso no es cierto?

LIMÓN Pues, señores, mi mula vaya presa, 95

que si matar delito se ha llamado,

delito cometió, que me ha matado.

 

(Vanse.)

 

-fol. 151r-

 

(Sale LEONARDA y INÉS, criada.)

 

INÉS Escoge, así Dios te guarde.

LEONARDA No me mandes escoger,

que es presto para querer. 100

INÉS Para querer nunca es tarde.

LEONARDA Ya sé que la voluntad

por amorosos engaños

nunca roparó en los daños,

ni en mucha ni en poca edad. 105

INÉS Si te enternecen palabras,

aunque más lo disimules,

ponte a las rejas azules,

deja la manga que labras,

melancólica Jarifa, 110

verás al galán Audalla.

LEONARDA ¿Estudias romances?

INÉS Calla,

que ya la mora Jarifa

está diciendo a su hermana

que al moro bizarro vea, 115

que nuestra calle pasea

en una yegua alazana.

LEONARDA Después que das en leer,

Inés, en el romancero,

lo que aquel pobre escudero 120

te podría suceder.

INÉS Don Quijote de la Mancha,

perdone Dios a Cervantes,

fue de los estravagantes

que la coronica ensancha. 125

Yo leo en los romanceros,

y se me pega esta seta

tanto que de ser discreta

no tengo malos aceros.

Por la parte del amor 130

he dado en imaginar

a quién podría yo amar.

LEONARDA Ama, Inés,...

INÉS Dilo.

LEONARDA A un dotor

que te cure esa locura.

INÉS Leonarda, mal de amores 135

no lo curan los doctores.

LEONARDA ¿Pues quién?

INÉS El tiempo los cura.

Yo no he llegado a querer.

LEONARDA ¿Pues por qué me persüades

que quiera?

INÉS Las voluntades 140

me dicen que han de nacer

cuando nacen las personas.

LEONARDA No tienes qué me enseñar

si en naciendo se ha de amar.

INÉS Sin ocasión me ocasiona; 145

Don Luis de Ribera es hijo

del Corregidor, señora,

bien sabes tú que te adora.

LEONARDA A mí, Inés, él me lo dijo,

que su alma no me habló; 150

pero yerran las mujeres

en querer, como tú quieres,

quien de otra suerte nació.

INÉS ¿Pues no eres tú bien nacida?

LEONARDA Ninguna mejor, Inés; 155

mas ya la soberbia ves

de las cosas desta vida.

Es del Duque de Alcalá

deudo don Luis; tiene el pecho

de aquella cruz satisfecho, 160

que tan justo honor le da.

INÉS ¿Pues con quién te has de casar,

si tu tierno enamorado

de ti está más olvidado

que un gran señor de pagar 165

las deudas de alguna fiesta

que ha días que ya pasó?

LEONARDA Mi hermano se enamoró;

tú sabes lo que le cuesta.

 

(Sale DON FERNANDO.)

 

INÉS Él viene.

DON FERNANDO Traigo un disgusto; 170

-fol. 151v-

vengo a darte cuenta dél.

LEONARDA Déjanos, Inés.

INÉS Si en él

no soy de provecho, es justo.

(Vase.)

DON FERNANDO Leonarda, hermana discreta,

y más que hermana, Leonarda 175

amiga, porque a ser necia,

fueras solamente hermana.

Oye con atentos ojos,

porque conoce quien habla

la atención de quien le escucha 180

en los dos quicios del alma.

No se advierte en los oídos

cuando se mira en la cara;

los ojos son el espejo

que el pensamiento retratan. 185

LEONARDA ¡Qué prólogos tan notables!

¡Qué turbación tan estraña!

¿Qué tienes?, que ya te escucho.

DON FERNANDO¡Escucha por Dios, Leonarda!

Ya sabes que amé a Lisena. 190

LEONARDA Ya sé que a Lisena amabas.

DON FERNANDO Que de noche la servía.

LEONARDA Ya recelo tu desgracia.

DON FERNANDO En la nave San Cristóbal,

así creo que se llama 195

donde en la iglesia Mayor

los caballeros se embarcan

a tener conversación...

LEONARDA Ya sé, Fernando, que tratan

después de misa las cosas 200

que pasan y que no pasan.

DON FERNANDO Estábamos yo y don Pedro,

tratábase de las damas

de Toledo a quien el cielo

dio tanta hermosura y gracia. 205

Dicen que una ley dispone

que si acaso se levanta

sobre un vocablo porfía

de la lengua castellana,

lo juzgue el que es de Toledo. 210

Y que otra ley promulgaba

que en hablando de hermosura,

que entendimiento acompaña,

solo juzgarlas pudiera

una dama toledana. 215

Aquí, pues, hablando dellas,

necio, don Pedro, se alaba

de que una dama le quiere,

le favorece y regala.

Celoso yo, que bien sabes 220

que aunque los nombres se callan,

bien se ve por las razones

a quién le tiran las cañas,

respondo que hay muchos necios

que presumen que los aman 225

de quien las damas se burlan

y quieren a los que callan.

Él replicó: «Nunca tuve

sin favores confianza,

pero la dama a quien sirvo 230

yo sé que me ha dado tanta

que prefiero a algún villano

que con necias esperanzas

pretende la posesión,

que me ha dado su palabra 235

y que en la Chancillería,

de amor ejecutoriada,

la tengo y he de tener

por vínculo de mi casa.»

Yo, haciendo donaire, digo: 240

«El mentir es cosa usada

desde el principio del mundo,

pues cuando Dios preguntaba

al homicida primero:

"¿qué es de tu hermano?", con saña 245

le responde: "¿Qué sé yo?"

cuando de matarle acaba.»

-fol. 152r-

El «mentís», aunque iba envuelto,

Leonarda, en la historia sacra,

conociose por «mentís» 250

entre cuantos allí estaban,

que fue como algunos hombres

hipócritas, que con capa

de santidad, cuantas honras

topan deslustran y infaman. 255

Calló y al partirse todos,

ya cuando las doce daban,

me hizo señas como quien

con algún secreto aguarda.

La puerta de los Leones 260

fue a salir porque no hallaba

otra dentro de la iglesia

el agravio a la venganza.

Pero él, más hecho león

que los que en las basas blancas 265

de las colunas sustentan

aquellas sagradas armas,

me dijo: «Oíd, don Fernando.»

Yo respondí con voz baja:

«¿Dónde?» «Si sois caballero», 270

dijo, «en la puerta Bisagra,

o en lo alto del castillo

de San Cervantes.» La capa

tercio y digo: «Ese lugar

se cerca de peñas altas 275

y es más solo y más seguro

para sacar las espadas.»

Siguiome, paso la puente,

edificio del rey Bamba,

y al camino de Sevilla 280