Amazonas en las Indias - Tirso de Molina - E-Book

Amazonas en las Indias E-Book

Tirso de Molina

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Beschreibung

"Amazonas en las Indias" es una obra dramática de tres actos con una mayor dinámica y que de forma amena introduce el tema de la grandeza de las acciones de Gonzalo Pizarro, hermano de don Francisco, por quien la familia caería en desgracia durante el gobierno de Carlos V. Tirso de Molina, con esta comedia, nos muestra una vez más como la literatura suele ser maniquea, pero ante todo una gran evasión: en su objetivo por limpiar el nombre de los Pizarros, Tirso omite los temas cruciales en política, como la promulgación de las Leyes Nuevas, pugnadas por fray Bartolomé de las Casas en favor de los indígenas, y en cambio, crea una narración con numerosos elementos alegóricos y que ennoblecen al conquistador español.

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Veröffentlichungsjahr: 2024

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Tirso de Molina

Amazonas en las Indias

Tabla de contenidos

AMAZONAS EN LAS INDIAS

Personajes

ACTO I

ACTO II

ACTO III

AMAZONAS EN LAS INDIAS

Personajes

Los que hablan en ella son los siguientes:
MENALIPE.
MARTESIA.
GONZALO PIZARRO.
CARAVAJAL.
DON DIEGO DE ALMAGRO.
DON GARCÍA DE ALVARADO.
JUAN BALSA, soldado.
VACA DE CASTRO.
ALONSO DE ALVARADO.
TRIGUEROS, gracioso.
DOÑA FRANCISCA PIZARRO.
EL CAPITÁN ALMENDRAS.
CUATRO SOLDADOS.
HINOJOSA.

ACTO I

Tocan a guerra y salen peleando MENALIPE, MARTESIA y otras amazonas. La primera con hacha de armas, la otra con un bastón y todas con arcos y aljabas de flechas a las espaldas; y contra ellas españoles bizarros, entre los cuales salen FRANCISCO CARAVAJAL y GONZALO PIZARRO, llena éste la rodela de flechas y retirando a MENALIPE sin sacar la espada; van peleando, entrando y saliendo, hasta que quedando solos don GONZALO y MENALIPE dicen:
MENALIPE Matadme estas harpías que con presencia humana el privilegio a nuestra patria quiebran, no pierdan nuestros días la integridad antigua, aunque inhumana, 5 que ilustran tantos siglos y celebran. No estas arenas pisen plantas lascivas de hombres que, obscureciendo nuestros castos nombres, cobardes por el mundo nos avisen 10 que no sabemos abatir coronas. ¡A ellos, invencibles amazonas!
MARTESIA ¿Qué importa el animarnos? ¿El dar voces qué importa, si ni en ellos el hacha de armas corta, 15 ni las flechas vitoria pueden darnos, pues con poblar esas regiones sumas, temblando el sol de verlas, el ánimo perdemos con perderlas y adornando sus galas, 20 en vez de darles muerte les dan alas?
(Éntranse todos si no son don GONZALO y MENALIPE.)
GONZALO ¡Oh región belicosa! ¡Oh sol, que en el ocaso donde mueres por guarda de tu pira luminosa influyes tal valor en las mujeres! 25 ¿Qué prodigio, qué encanto en pechos femeniles puede tanto? Las fábulas que en Grecia Alejandro, por ser de Homero, precia, a Palas eternizan, 30 a Tomiris pirámides levantan y a la madre de Nino solemnizan, mienten, por más que sus historias cantan, si con éstas se atreven a competir, por más valor que prueben. 35 ¡Que en los límites últimos del orbe, armada la hermosura, nuestro valor estorbe y en trance de tan bélica fortuna nos ponga una república que, sola, 40 sin admitir varones, forma del sexo frágil escuadrones y se atreve a sacar sangre española! Aquí Naturaleza el orden ha alterado 45 que por el orbe todo ha conservado, pues las hazañas junta a la belleza. ¡Vive, pues, mi valor! ¡El cielo vive!, que aunque a sus manos muera, no he de sacar la espada que apercibe 50 a la infamia ocasión si sale fuera y en sangre femenil su temple esmalta. ¡Supla el esfuerzo si el acero falta!
MENALIPE Hombre, ¿por qué no miras mortales amenazas de mis iras? 55 ¿Por qué si te defiendes, la espada ociosa, mi valor no ofendes? A furia me provoco; o me tienes en poco o ya desesperado 60 a mis manos morir quieres honrado
GONZALO Armígera Belona, los que nacieron, como yo, al respeto que la fama corona obligados, y estiman el conceto 65 en que el valor los pone, adoran las bellezas; y por más que ocasione el peligro su enojo, las noblezas en defender las damas se ejercitan 70 y en fe desto su amparo solicitan. Amarlas y servirías es sólo mi blasón, pero no herirlas.
MENALIPE ¿Agora cortesías? ¡Qué mal conoces presumpciones mías 75 si juzgas por favor estos rigores! Aguarda y llenaréte de favores.
(Dale un golpe.)
GONZALO Bizarro aliento, airosa valentía; feliz región que prodigiosa cría en tan remota parte 80 a Venus tierna transformada en Marte. La industria, esta vez sola, sin armas ofensivas acredite mi sangre que, española, refrenando las manos vengativas 85 sabe sin ofender tales bellezas vencer peligros y lograr destrezas.
(Éntranse retirando don GONZALO a MENALIPE sin sacar la espada, y salen CARAVAJAL y MARTESIA peleando.)
MARTESIA No tengo de matarte aunque pudiera, que si lo apeteciera, aunque su esfuerzo en ti depositara 90 cuanto vigor, aliento, bizarría tu heroica sangre cría, aunque Alcides en ti resucitara su espíritu gigante (aquél en cuyos hombros 95 eternizando asombros, pedestal de los cielos como Atlante, fió su alivio en ellos), hay más valor en mí que en todos ellos.
CARAVAJAL ¿En qué anales, archivos o memorias 100 has aprendido historias si en tan remoto clima (¡oh bárbara arrogante toda enigma!) no hay quien saber presuma los útiles desvelos de la pluma? 105 ¿Cómo hablas el idioma que España por sus minas ferió a Roma? ¿Quién te enseñó el estilo de la elocuente lengua castellana?, que puesto que hasta el Nilo 110 haya llegado y a la zona indiana preceptos de elegantes, aquí no, que hasta agora el mundo todo este jirón ignora.
MARTESIA Dudas discreto, pero no te espantes, 115 que tal divinidad mi pecho encierra que oráculo soy, pasmo desta tierra. Los hombres y los brutos veneran mis preceptos absolutos; los tigres, los leones, 120 sierpes y basiliscos, habitadores desos arduos riscos, vendrán, si los convoco, en escuadrones; las islas animadas, promontorios de escamas y de espinas 125 (ballenas digo), de mi voz forzadas cubrirán esas olas cristalinas y desde ellas poblando estas arenas alistaré caimanes y ballenas. No están de mis conjuros 130 los astros, los planetas, tan seguros que si los doy un grito no truequen por mis plantas su distrito. Escalas pongo al cielo, sobre los vientos vuelo 135 y a imitación del sol que al indio admira, mi agilidad, como él, los orbes gira. ¿Espantaráste agora (si esto te certifica la experiencia) que quien registra cuanto su luz dora 140 tenga noticia de cualquiera ciencia y hablando en todas lenguas tus vocablos pronuncie?
CARAVAJAL Calepino sois de diablos. Mejor labráis en habas que en la aguja, mas, ¿cómo no sois vieja siendo bruja? 145
MARTESIA Francisco, tu valor...
CARAVAJAL ¿También mi nombre?
MARTESIA Caravajal tu patria te intitula. Tu valor, pues, me hechiza: no te asombre si vieres que mi amor por él te adula. Sé las hazañas grandes 150 que en Navarra, Milán, Sajonia y Flandes sirviendo al quinto Carlos te eternizan. Cuando lo hechizo todo, éstas me hechizan. Las paces sé de Europa y que por ser tu profesión la guerra, 155 el mar del Norte favorable en popa, nuevos orbes te ofrece, nueva tierra; y los sales del Sur atropellando, fama, más que metales, vas buscando. Quédate aquí, serás mi esposo y dueño, 160 haré por causa tuya que la ley rigurosa se destruya desta región y su infecundo empeño. Gozarán por mi amor las amazonas el tálamo hasta agora aborrecido; 165 sepultará crueldades el olvido. El cuello rendirán las amazonas al apacible imperio de amor, que hasta aquí fue su vituperio. Todo esto cesará si satisfaces 170 los castos deseos míos; eterna paz tendrás si estimas paces; si guerra anhelan tus bizarros bríos, canoas y piraguas te cubrirán las fugitivas aguas 175 de ese jayán monarca de los ríos. Conquistaránte en ellas provincias comarcanas, ejércitos armados de doncellas tan esentas de amor cuanto inhumanas. 180 La reina y yo, español, somos hermanas; ella el título goza solamente, yo el uso y el gobierno. Francisco, la ocasión logra presente.
Señora comisaria del infierno, 185 no acepto matrimonios en que entran a la parte los demonios. Vuesa merced predique esa seta en Marruecos o en Mastrique y defiéndase agora 190 trayendo contra mí diablos de esgrima; veremos si con ellos me enamora.
MARTESIA Pues guárdate de dar la vuelta a Lima, que por cruel y a mis suspiros falso perderás la cabeza en un cadahalso. 195