Arauco domado por el excelentísimo señor don García Hurtado de Mendoza - Lope de Vega - E-Book

Arauco domado por el excelentísimo señor don García Hurtado de Mendoza E-Book

Лопе де Вега

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Beschreibung

Arauco domado por el excelentísimo señor don García Hurtado de Mendoza es un texto teatral de corte histórico escrito por el autor Lope de Vega. Se articula en torno a los enfrentamientos de los españoles con el pueblo mapuche, llamado en aquella época Arauco, en las Américas. Está basado en un poema épico de Pedro de Oña llamado Arauco Domado, si bien presenta una visión más crítica del conflicto.

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Seitenzahl: 91

Veröffentlichungsjahr: 2021

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Lope de Vega

Arauco domado por el excelentísimo señor don García Hurtado de Mendoza

 

Saga

Arauco domado por el excelentísimo señor don García Hurtado de Mendoza Lope de Vega Cover image: Shutterstock Copyright © 1625, 2020 SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726616316

 

1. e-book edition, 2020

Format: EPUB 3.0

 

All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

 

SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com

PERSONAJES

—fol. 77v→

TIPALCO, indio.PILLARCO, indio.TALGUENO1 , indio.CAUPOLICÁN, indio.TUCAPEL, indio.RENGO, indio.OROMPELLO, indio.PILLALONCO, indio.ENGOL, indio.LAUTARO, en sombra, indio.GALBARINO, indio.PUQUELCO, indio.[PURÉN, indio.]QUIDORA, india.FRESIA, india.GUALEVA, india.MILLAURA, india.DON GARCÍA DE MENDOZA. DON FELIPE DE MENDOZA. DON ALONSO DE ERCILLA. EL CAPITÁN BIEDMA2 . EL CAPITÁN ALARCÓN. REBOLLEDO, soldado.AVENDAÑO, soldado.EL DEMONIO EN UN ÍDOLO. Músicos indios.

Acto I

Salen REBOLLEDO, soldado, [y] TIPALCO, indio yanacona.

 

TIPALCO ¿Que este soldado, amigo, es don García?

REBOLLEDO Este es aquel Hurtado de Mendoza

que a gobernar su padre a Chile envía.

TIPALCO La libertad que el rebelado goza

en el gobierno de la gente anciana 5

aumentarase con la gente moza.

Si toda la chilena y araucana,

con ser Aguirre y Villagrán dos viejos

de igual respeto y de experiencia cana,

—fol. 78r→

previenen armas y hacen sus consejos, 10

y sacudiendo el yugo de Filipe,

su rey, que deste polo está tan lejos,

no quieren que de Chile participe

como ya del Pirú y de Nueva España,

¿quién duda que a las armas se anticipe 15

viendo que aqueste ejército acompaña

un mancebo tan tierno?

REBOLLEDO Este mancebo

el César ha de ser de aquesta hazaña;

este Mendoza, este Alejandro nuevo,

este Hurtado que hurtó la excelsa llama 20

no solamente a Júpiter y a Febo,

sino a todos los Nueve de la Fama,

viene a domar a Chile y a la gente

bárbara que en Arauco se derrama.

Si Aguirre y Villagrán tan excelente 25

nombre de capitanes merecieron,

muerto Valdivia, general valiente,

las discordias de entrambos, pues quisieron

ser cada cual gobierno desta tierra,

de aqueste rebelión la causa fueron, 30

digo, de que creciese a tanta guerra,

que ya Caupolicán se llame y nombre

su general de cuanto Arauco encierra.

Y no hay por qué, Tipalco, el ver te asombre,

siendo como eres indio yanacona, 35

que esto se cifre en el valor de un hombre,

pues, fuera del que has visto en su persona,

por solo lo que ha hecho en la Serena

de capitán merece la corona.

TIPALCO Mucho me agrada el ver que en todo ordena 40

nuestra justicia y paz, pues nos alivia

a los indios de paz de tanta pena.

Allá a los que mataron a Valdivia

(y con Caupolicán y Tucapelo

están más fieros que áspides en Libia) 45

podrá mostrar la sangre de su abuelo,

que, pues su padre a tanto sol le envía,

ya habrá probado esta águila al del cielo.

Mas, dime: ¿qué es la fiesta deste día?

REBOLLEDO Por la inquietud del indio rebelado 50

—fol. 79r→

vuestra mayor iglesia no tenía

el santo sacramento en que, encerrado,

está el cuerpo santísimo de Cristo,

y que le tenga ha hecho y ordenado,

con muchas diligencias que habéis visto, 55

se ha de poner en la custodia agora,

que el llanto apenas de placer resisto,

este divino pan que el Cielo adora.

Acompaña el cristiano don García,

en tanto que la iglesia le atesora; 60

la guarda, armas y galas deste día

es esta procesión.

 

(Salen PILLARCO y TALGUENO, indios.)

 

TALGUENO Anda, Pillarco,

que revientan las calles de alegría.

PILLARCO Dejé por verla, aunque se pierda, el barco.

TALGUENO ¿Tipalco no es aquel?

PILLARCO ¡Oh, caro amigo! 65

¿Qué hay de fiesta?

TIPALCO ¡Por verla diera el arco!

TALGUENO Pues bien podrás.

PILLARCO ¿Quién viene aquí contigo?

TIPALCO Un soldado: mi huésped.

PILLARCO Di, soldado:

¿cuál es el General?

REBOLLEDO Si yo os lo digo,

correranse los Cielos que han formado 70

su talle y rostro tan gallardo en todo

y la fama que vuela al norte helado;

mas, si queréis mirarle de otro modo,

pues ya la procesión se acaba y pasa,

hecho: mirad el generoso godo, 75

umbral por donde Dios entra en su casa.

 

(Toquen chirimías y córrase una cortina, detrás de la cual se vea un arcode yerba y flores, y en una alombra debajo dél, tendido, DON GARCÍA en el suelo, y a los lados del arco los soldados que quedan muygalanes, uno con el bastón y otro con la espada y otro con el sombrero.)

 

PILLARCO ¿Qué es aquello?

TALGUENO ¿Hay cosa igual?

TIPALCO ¿Cómo vuestro General

está tendido en el suelo?

REBOLLEDO Al pasar el Rey del Cielo, 80

le quiso servir de umbral,

que, para daros ejemplo,

indios, por él ha pasado,

en que su humildad contemplo,

el sacerdote sagrado 85

con la custodia a su templo.

Retiraos, que se levanta.

PILLARCO A la iglesia voy.

TIPALCO Entremos.

—fol. 79v→

 

(Póngase en pie, y lleguen todos a darle sus insinias.)

 

DON FILIPE Ella ha sido hazaña santa.

DON ALONSO Divino ejemplo tenemos; 90

yo no he visto humildad tanta.

DON GARCÍA Caballeros, siendo yo

polvo y nada, el que del suelo

me levantó y me formó

hoy me ha convertido en cielo, 95

pues, como veis, me pisó.

Oficio de ángeles es

este que agora he tenido,

pues fui trono de los pies

del mismo Dios.

DON FILIPE Justo ha sido 100

que a todos ejemplo des:

al español, porque entienda

cómo se debe estimar

aquesta angélica prenda;

y al indio, porque al altar 105

llegar con respeto emprenda.

DON ALONSO Capitán que ha comenzado

del culto de Dios no puede

ser, gran señor, desdichado.

DON FILIPE Hoy el Cielo te concede 110

el título más honrado,

que es defensor de la fe.

DON GARCÍA Dos cosas en Chile espero

que su gran piedad me dé,

porque con menos no quiero 115

que el alma contenta esté.

La primera es ensanchar

la fe de Dios; la segunda,

reducir y sujetar

de Carlos a la coyunda 120

esta tierra y este mar

para que Filipe tenga

en este Antártico Polo

vasallos que a mandar venga.

DON FILIPE De cuanto alumbrare Apolo 125

rico imperio se prevenga,

que de más le harán señor

las muestras de tu valor,

que, pues con rayos tan grandes

en Rentin, en Sena, en Flandes 130

diste tanto resplandor

al aurora de tus años,

en llegando al mediodía

harás efetos estraños.

DON GARCÍA Dar alomenos querría 135

de mi intento desengaños,

y para principio dél

traedme aquí a Villagrán

y venga Aguirre con él,

pues presos los dos están 140

y está aprestado el bajel,

que al Pirú se han de partir,

y desde allí luego a España.

DON ALONSO ¡Oh, cuánto lo han de sentir!

DON FILIPE Pensaron verse en campaña. 145

DON GARCÍA Pues cesen de competir,

que esta vez juntos irán

dentro de un mismo navío.

DON ALONSO Sentiralo Villagrán.

DON GARCÍA Viéndose juntos confío 150

que paz y amistad harán,

que a dos hombres, cuyo brío

no cupo en tal señorío

por ambición del poder,

los tengo de hacer caber 155

en la tabla de un navío.

DON FILIPE ¿Harás luego tu jornada?

DON GARCÍA A la ciudad despoblada

de la Concepción iré,

adonde esperar podré 160

la demás gente embarcada,

que espero en Dios, y el valor

que en la sangre de Mendoza

me dio el Marqués mi señor,

que la libertad que goza 165

Chile rebelde y traidor

se reduzga a Carlos Quinto

—fol. 79r→

y a Filipe, su heredero,

en término tan sucinto,

aunque le pese al mar fiero, 170

por quien se juzga distinto,

que todo el polo se espante

de que esta rebelde gente

venga a humildad semejante.

DON FILIPE El Cielo tu vida aumente. 175

DON ALONSO La Fama tu nombre cante.

 

(Vanse,y salen CAUPOLICÁN y FRESIA y PUQUELCO.)

 

CAUPOLICÁN Deja el arco y las flechas,

hermosa Fresia mía,

mientras el sol con cintas de oro borda

torres de nubes hechas 180

y, declinando el día,

con los umbrales de la noche aborda.

A la mar siempre sorda

camina el agua mansa

de aquesta hermosa fuente 185

hasta que su corriente

en sus saladas márgenes descansa;

aquí bañarte puedes

tú, que a sus vidros en blancura excedes.

Desnuda el cuerpo hermoso 190

dando a la luna envidia

y cuajarase el agua por tenerte.

Baña el pie caluroso

si el tiempo te fastidia;

vendrán las flores a enjugarte y verte, 195

los árboles a hacerte

sombra con verdes hojas,

las aves armonía

y de la fuente fría

la agradecida arena, si el pie mojas, 200

a hacer con mil enredos

sortijas de diamantes a tus dedos.

De todo lo que miras

eres, Fresia, señora;

ya no es de Carlos ni Filipe Chile. 205

Ya vencimos las iras

del español, que llora,

por más que contra Arauco el hierro afile,

el ver que aún hoy distile

—fol. 80r→

sangre esta roja arena 210

en que Valdivia yace,

del polo en que el sol nace,

adonde sus caballos desenfrena.

No hay poder que me asombre:

yo soy el Dios de Arauco, no soy hombre. 215

Pídeme, Fresia hermosa,

no conchas, no crisoles

de perlas para alfombras, sino dime:

«Caupolicán, enlosa

de cascos de españoles 220

todo este mar, que por tragarlos gime.

La fuerte maza esgrime,

hazme reina del mundo,

pásame dando asombros

sobre tus fuertes hombros 225

desotra parte deste mar profundo;

y adonde Carlos reina

di que de Chile soy y Arauco reina».

FRESIA Querido esposo mío

a quien estas montañas 230

humillan las cabezas presurosas,

por quien de aqueste río,

que en verdes espadañas

se acuesta coronándose de rosas,

las ninfas amorosas 235

envidian mi ventura:

¿qué fuente, qué suaves

sombras, qué voces de aves,

qué mar, qué imperio, qué oro o plata pura

como ver que me quieras, 240

tú, que eres el señor de hombres y fieras?

No quiero mayor gloria

que haber rendido un pecho

a quien se rinde España, coronada

de la mayor vitoria, 245

pues cupo en ella el hecho

por quien la India yace conquistada.

Ya la española espada,

el arcabuz temido

que truena como el cielo 250

—fol. 80v→

y rayos tira al suelo

y el caballo arrogante en que, subido,

el hombre parecía

monstruosa fiera, que seis pies tenía,

no causarán espanto 255

al indio que rebelas,

cuya libre cerviz del cuello sacas

del español que tanto

le oprimió con cautelas,

cuya ambición de plata y oro aplacas; 260

ya en tejidas hamacas

de tronco a tronco asidas

destos árboles altos,

de inquieta guerra faltos,

dormiremos en paz, y nuestras vidas 265

llegarán prolongadas

a aquel dichoso fin que las pasadas.

CAUPOLICÁN ¡Puquelco!