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Con su pan se lo coma es un texto teatral del autor Lope de Vega. En la línea de muchas obras pastoriles del Siglo de Oro Español, resalta las virtudes del campo frente a la vida mezquina de la ciudad y de la corte. La trama se articula en torno a Celio, un labrador que llegará a ser nombrado consejero del Rey para luego regresar a su condición de villano por los tejemanejes de la corte.
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Seitenzahl: 104
Veröffentlichungsjahr: 2020
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Lope de Vega
Saga
Con su pan se lo coma Lope de VegaCover image: Shutterstock Copyright © 1917, 2020 SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726616361
1. e-book edition, 2020
Format: EPUB 3.0
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SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com
Como en las armas se conocen los dueños de las casas, y en las imágines de las puertas los títulos de los templos, así conocerán en este principio los que vieren el nombre de Vuestra Señoría Ilustrísima, cuyo soy todo: y con más propiedad, que en el divino sagrado de su entendimiento me defendí de la detracción de aquellos a quien también llamó Séneca vulgo. Confieso el atrevimiento, pero en alguna manera da licencia el peligro para que, el que viene huyendo, pueda asirse del altar con el debido respeto. No es esta la ocasión en que se ha de escribir y celebrar las excelentes partes de tan único sujeto ni osar con tan humilde ofrecimiento tratar del ilustrísimo señor don Andrés Roig, vicecanceller de Aragón, cuyo gobierno, con tanta satisfacción de aquel reino y de toda España, es tan insigne, que, para mayor lugar, los remiten las Musas a la cultura heroica de más alto estilo; pues, como los que deben, solo pretendo con tan pequeño servicio entretener la paga. Dios guarde a Vuestra Señora Ilustrísima muchos años, como sus criados deseamos. Lope de Vega Carpio
Salen Filardo, viejo labrador, y Fabio y Celio, sus hijos
FILARDO
Queridos hijos, cuando un hombre trata
partirse de la tierra donde vive,
mientras que la partida se dilata,
las cosas necesarias apercibe.
5
Esta partida la vejez retrata,
adonde ya la anciana edad recibe
nuevas del fin que por la posta viene,
que el necio olvida y el sagaz previene.
Yo os he criado en este monte, cerca
10
de la insigne León, honor de España,
en una quinta que, sin estar cerca,
humilde arroyo la defiende y baña.
Aquí, donde jamás la vida alterca
de la ambición, que tanto al hombre daña,
15
habéis de mis consejos aprendido
cuanto a la vuestra necesario ha sido.
Yo me retiro a prevenir la muerte,
último fin de cuanto vive; en tanto,
oíd al blanco cisne, que os advierte
20
vuestro remedio en el postrero canto.
Ya fue ser labradores vuestra suerte,
y pues para vivir no os pone espanto
la esteva, el azadón, la hoz, los bueyes,
no envidiéis los palacios de los reyes.
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Por ningún caso ni suceso humano
mudéis el traje, el trato ni el oficio,
que en esta humilde, sosegado y llano
quiero que conservéis vuestro ejercicio.
Sus galas traiga el noble cortesano
30
entre el vulgar estrépito y bullicio;
vosotros el sayal con que os he dado
tan quieta vida entre un arroyo y prado.
Si fuérades tan pobres que os hiciera
un vil jornal la costa de la vida,
35
justa disculpa el desterraros fuera
del nido y de la patria conocida;
pero si desde el campo hasta la era,
y desde el monte al valle, no hay que pida
vuestro deseo que no goce y tenga,
40
¿qué es menester que a las ciudades venga?
Tendréis los dos cuarenta mil ducados;
partidos, bien podéis vivir con veinte;
lavaderos de lana hacéis los prados,
bajando las ovejas a la fuente.
45
De las mayores reses y ganados
ese monte, a los otros eminente,
parece que cubrís a manchas de oro,
desde la roja vaca al rubio toro.
Son tantos por dehesas y por valles
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vuestros criados, que no va más gente
por la ciudad en las pobladas calles
el día de fiesta, del trabajo ausente.
Buenos rostros tenéis y buenos talles,
buenos ingenios y ocasión presente
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para vivir en paz. Esta os encargo;
vivid en breve patria tiempo largo.
FABIO
Padre y señor, después que al sentimiento
de tu patria nos moviste a llanto,
si bien es prevención y pensamiento,
60
y más que ejecución discreto espanto,
ningún humano bien, desde el sustento,
hasta el oro, que el hombre estima en tanto,
nos puede dar contento, que a tu vida
como a principio nuestro estaba asida.
65
Mi hermano y yo prestamos obediencia
a tu gusto, que es ley tan inviolable,
que, aunque llegase tu perpetua ausencia,
ha de guardar[se] con valor notable.
Ya tiene de nosotros experiencia
70
tu larga edad, un siglo venerable;
a descansar contento te retira,
y en nuestra condición tu imagen mira.
CELIO
Donde Fabio, señor, te ha prometido
justa obediencia, si excusarme puedo,
75
¿qué tengo de decir sino que he sido
quien de los dos más obligado quedo?
Con él a un mismo tiempo fui nacido;
ni me excede en edad ni yo le excedo;
esta igualdad nos hace hacer iguales.
FILARDO
80
Esa gocéis por siglos inmortales.
Dame los brazos, que ya el tiempo quiere
que me sirva de báculo la cama,
aunque lo sois los dos mientras difiere
la muerte el soplo de esta inútil llama.
FABIO
85
Tu vida el cielo, padre mío, prospere.
FILARDO
Ya el seco tronco aquel humor derrama,
que le destila del amor el fuego.
Dios os dé paz; que la tengáis os ruego.
Váyase Filardo
CELIO
Ya el viejo es ido.
FABIO
¿Ay, cielo, cuál me deja!
CELIO
90
Y a mí rompida el alma, hermano Fabio,
Tú agora lo que importa me aconseja.
FABIO
Tú a mí mejor, que eres prudente y sabio.
Celio De cumplimientos nuestro amor aleja,
que será hacer a nuestra sangre agravio,
95
y pues no le ha de haber de nuestra hacienda
ninguno, hermano, partición pretenda.
FABIO
Mientras que no te casas, ni me caso,
así se puede estar, pues vive el viejo.
CELIO
De cuanta hacienda tengo no hago caso;
100
toda a tu gusto desde aquí la dejo.
FABIO
Yo, hermano Celio, a tu gobierno paso,
a tu ley, a tu imperio, a tu consejo.
CELIO
No me obligues así.
FABIO
Yo así te quiero.
CELIO
Yo soy tu hechura.
FABIO
Yo lo soy primero.
Sale Inarda, villana, prima de estos
INARDA
105
Parece que aún os estáis
en el vientre de Constanza,
pues que nunca os apartáis.
Haced una hora mudanza,
pues que dos almas gozáis;
110
más una debe de ser
en dos cuerpos.
FABIO
Puede ser,
prima Inarda, pues la mía
en mí apenas viviría
por pesar ni por placer,
115
a no le ver en mi hermano.
CELIO
Y si yo a Fabio no viese
alegre o triste, es muy llano
que ni del mal cuenta hiciese
ni de todo el bien humano.
120
¿Dónde vas dando a las flores
nueva olor, nuevas colores?
INARDA
Eso de rosa y jazmines
a cortesanos chapines
les dirás cuando enamores.
FABIO
125
Antes no, que allá, pisando
alfombras, nacer no pueden,
o el lodo y las piedras, cuando
en las ciudades exceden
lloviendo, Inarda, o nevando.
130
Aquí, que se pisan prados
de diferentes colores,
por esta margen bordados,
le harán alquimia de flores
tus pies, del alba envidiados.
135
¿No has visto los que hacen oro?
CELIO
A la fe que dice bien
Fabio; y si no hacer tesoro
consiste en que no le den
oro del mismo decoro,
140
aquí, que ves tantas flores,
¿qué mucho que aumento des
a sus hojas y colores
si son del alba tus pies?
INARDA
¿Los dos me decís amores?
FABIO
145
Yo te los digo por mí.
CELIO
Y yo por mí, prima mía,
que también adoro en ti.
INARDA
Pues yo del uno querría
solo escucharlos aquí.
150
Celia Antes que digas de quién,
me voy al monte y te dejo
por no escuchar tu desdén.
Vase Celio
INARDA
Escucha.
FABIO
De ti me quejo.
INARDA
Yo, Fabio, de ti también.
FABIO
155
¿Por qué?
INARDA
Porque a Celio quiero.
FABIO
¡Oh, cuál eras para ser
o jüez o consejero,
porque el despachar y el ver
no sé cuál fuera primero!
160
Pésame, pero el amor
que a Celio tengo me obliga
a no ser competidor,
si bien queda en la fatiga
que me ha puesto tu rigor.
165
Ya que no soy principal,
servir quiero de tercero.
INARDA
¿Quién ha visto amor igual?
Pues dile lo que le quiero.
FABIO
Pues ¿cómo me quieres mal?
INARDA
170
Eso no, y es imposible
que no te quiera también.
FABIO
¿A mí?
INARDA
Sí, que es convenible,
pues quieres a Celio bien,
quererte bien.
FABIO
¿Es posible?
INARDA
175
Bien me lo puedes creer.
FABIO
Como golpe viene a ser
tu amor, que, dando en mi hermano,
resulta en mí.
INARDA
No es en vano
quererte.
FABIO
Pues ¿qué es querer?
INARDA
180
Querer todo lo que quiere
el sujeto a quien yo quiero.
Sale Tomé, villano
TOMÉ
Así tu vida prospere
el cielo, como lo espero,
y de su piedad se infiere.
185
Que atiendas, mi buen señor,
a ver de tus labradores,
que vienen de su labor,
la traza de las mejores
fiestas que ha inventado Amor.
190
Ya sabéis como es mañana
de mayo el primero día,
pues verás la tierra cana
que se traslada a porfía
a la vega verde y llana.
195
Esta noche encerrarán
los vaqueros diez novillos,
que mañana correrán,
que a los arados y trillos
salir de mansos podrán.
200
Con haber entre ellos tres
hijos del toro chapado,
que por estas sierras es
como en Roma celebrado
el fuerte cartaginés.
205
Hay novillo negro y hosco
que, si antiyer no me embosco
y me subo en un Tatay,
le pareciera cambray
mi paño grosero y tosco.
210
Ayer al pobre Ginés
le dio dos vueltas o tres,
porque tiene el cerviguillo
con más rayas que un ovillo
y el mismo viento en los pies.
215
Así el rejón desmenuza,
que hecho de puntas espín;
en el río se chapuza
veloz, que quitó a Crespín
de un salto la caperuza.
220
Brota de los ojos ira,
por la boca fuego espira
y llámanle el mal casado
porque anda siempre enojado
y le enfada cuanto mira.
225
Tienen, sin esto, sortija
que han de correr en sus yeguas,
que alguna del viento es hija,
porque solo el tragar leguas
la sustenta y regocija,
230
A su castaña Pascual
hizo labrar en la villa
del más famoso oficial,
caparazón de palmilla
y de venado el pretal.
235
Hay vestidos, yo los vi,
de frisa y de bocací,
con capellares y mantos
que, por costuras y cantos,
guarnece guadamecí.
240
Comedia tienen también,
lindo rato de dos horas;
si el auditorio oye bien,
gaitas y flautas sonoras.
FABIO
Pues haz, Tomé, que te den
245
mi overo para salir
en albricias de la fiesta.
TOMÉ
Dos siglos has de vivir.
FABIO
Tú, Inarda, galas apresta,
que sin ellas no hay lucir
250
la más perfecta hermosura.
INARDA
Adonde hay tales zagalas
de vencida estoy segura;
pero suplirán las galas,
como tu gusto procura.
TOMÉ
255
Dejando a Marte dormido
dicen que Venus tomó
sus armas, hecho atrevido,
y que Palas se burló
de verla el arnés vestido.
260
Mas por no poner en duda
la hermosura confirmada,
dijo Cupido en su ayuda:
“¿Veisla como vence armada?
Pues mejor vence desnuda.”
FABIO
265
La overa sola te di,
y agora, para que salgas,
un vestido.
TOMÉ
¿Cierto?
FABIO
Sí.
TOMÉ
Beso esas manos hidalgas.
FABIO
Vamos, Inarda, de aquí,
270
que yo seré buen tercero