Erhalten Sie Zugang zu diesem und mehr als 300000 Büchern ab EUR 5,99 monatlich.
El amor enamorado es una comedia teatral del autor Lope de Vega. En la línea de las comedias del Siglo de Oro Español, narra un malentendido amoroso que acabará por provocar varias situaciones humorísticas y de enredo, en este caso articulado en torno al tema de la conquista amorosa y las trabas que se le plantean al amor para tener éxito. La historia se centra en el romance entre dos personajes a quienes supuestamente unen lazos de consanguinidad, con lo que su amor está prohibido por incestuoso. Sin embargo, dichos lazos se demostrarán falsos y triunfará el amor.
Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:
Seitenzahl: 101
Veröffentlichungsjahr: 2020
Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:
Lope de Vega
Saga
De cuándo acá nos vino Lope de VegaCover image: Shutterstock Copyright © 1917, 2020 SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726616392
1. e-book edition, 2020
Format: EPUB 3.0
All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com
En la edición empleada, el personaje de Fajardo aparece también nombrado como Capitán. Lo mismo ocurre con la doble nominación de Leonardo y Alférez.
En la lista de personas figura, al lado del nombre de algunos personajes, los actores que representaban la comedia.
lA
Sale LEONARDO, alférez, y el capitán FAJARDO, en Flandes.
CAPITÁN
Mi deseo os acompaña.
ALFÉREZ
Alma tengo agradecida.
CAPITÁN
En fin, ¿es hoy la partida?
ALFÉREZ
Hoy, señor, me parto a España.
5
Su Alteza me dio licencia,
y cartas el campo todo.
CAPITÁN
No sé, alférez, de qué modo
encarezca vuestra ausencia.
ALFÉREZ
Y yo, señor capitán,
10
cómo sentiré la vuestra.
CAPITÁN
Del alma la mayor muestra
casi mis ojos os dan.
Como a hijo os he querido.
ALFÉREZ
Y yo por padre, señor;
15
respetado ese valor
y ese gusto obedecido,
y agora os pido perdón
de las faltas que os he hecho.
CAPITÁN
No me enternezcáis el pecho
20
ni me deis satisfacción,
porque habéis tan bien servido
a Su Majestad en Flandes,
que a los servicios más grandes
pienso que habéis preferido.
25
Y cuando mi compañía
de Alejandro o César fuera,
el tener vos su bandera
la honrara como la mía.
Pienso que lleváis papeles
30
tan claros de estas verdades,
que por las dificultades
de cortesanos canceles,
hallarán fácil entrada
para vuestras pretensiones,
35
pues en tales ocasiones
honran las plumas la espada.
ALFÉREZ
Cartas llevo de Su Alteza,
del Archiduque, y agora,
de la Infanta, mi señora,
40
en cuya hermosa cabeza
se puede honrar el laurel
de las griegas y romanas,
por virtudes soberanas,
que son estrellas en él.
45
Me dicen que las espere,
mas ya no tengo lugar.
CAPITÁN
Allá os podrán alcanzar
si honraros Su Alteza quiere.
Y porque en esta partida
50
las mías no os pueden dar
lo que os debo desear
a la ocasión ofrecida,
una carta ofrezco sola.
ALFÉREZ
¿Para quién?
CAPITÁN
Estadme atento.
55
Mi primero nacimiento
fue en Madrid, corte española,
de donde a Flandes pasé
muy mozo, y es cosa extraña
que nunca más en España
60
desde entonces puse el pie.
Tengo una hermana en Madrid,
que no ha podido el ausencia
borrarla de mi presencia,
y que me paga, advertid,
65
de tal suerte aqueste amor,
que no hay cosa que la escriba
que no obedezca y reciba
como de hermano mayor.
Es rica, Leonardo, y puede
70
acudir, si la ocasión
se ofrece, a mi obligación,
que quiero que allá la herede.
Escribirela entre tanto
que os traen caballos, y creo
75
que suplirá mi deseo,
aunque la encarezco tanto,
porque fuera de que vos
merecéis ser estimado,
se le dará mi cuidado.
ALFÉREZ
80
¡Mil años os guarde Dios
y a esa señora también,
a quien holgaré en extremo
de conocer!, si bien temo
que los negocios me den
85
poco lugar de servilla.
Y ya parto consolado
(aunque hallarle a mi cuidado
lo tengo por maravilla)
de que os serviré en la corte
90
retratado en vuestra hermana.
CAPITÁN
Pues en amistad tan llana
no hay miedo que me reporte.
De esta cadena os servid.
ALFÉREZ
¡Tal cosa no habéis de hacer!
CAPITÁN
95
Mirad que son menester
esta y muchas en Madrid,
que van despacio las cosas
y se gasta mucho allá.
ALFÉREZ
Yo llevo dineros ya
100
para ocasiones forzosas,
y no pienso detenerme
en ajenas esperanzas.
CAPITÁN
Al son de esas confianzas,
alférez, el favor duerme.
105
No repliquéis, y advertid
una cosa que decía
un hombre que conocía
los olvidos de Madrid
en pretensiones cansadas
110
de tantos como allí viven,
que en las puertas donde escriben:
“Esta es casa de posadas”,
para ejemplo de las gentes,
dijera un grande renglón:
115
“Estas sepulturas son
de ignorantes pretendientes.”
ALFÉREZ
Por prenda de vuestra mano
no me atrevo a replicar.
Entren BELTRÁN, PACHECO, RIAÑO y CELEDÓN.
PACHECO
En fin, ¡nos queréis dejar!
BELTRÁN
120
Es como mi propio hermano
el alférez, ya lo veis.
RIAÑO
¿En efecto, a España, os vais?
CELEDÓN
En soledad nos dejáis.
PACHECO
¿No decís que escribiréis?,
125
que es el postrer cumplimiento
de todos los que se van.
BELTRÁN
Pues, por vida de Beltrán,
de escribir desde una a ciento,
y no solamente en prosa,
130
que ha de haber verso y coplita.
RIAÑO
También acá se ejercita
esa ciencia fabulosa,
y habrá respuesta terrible,
CAPITÁN
Yo voy a escribir, Leonardo.
ALFÉREZ
135
Solo ese favor aguardo.
CAPITÁN
No sentirlo es imposible.
¡Dadme los brazos!
Váyase el CAPITÁN.
CELEDÓN
Aquí
tiernos los brazos se dan
alférez y capitán.
PACHECO
140
Llega y el prólogo di.
RIAÑO
Estos señores soldados
se vienen a despedir.
Diré mejor, a decir
que los dejéis agraviados;
145
y toda la compañía
queda con la misma queja.
ALFÉREZ
Ella, señores, me deja,
porque yo, ¿cómo podía?
Pero lo cierto es que yo
150
llevaré a cada soldado
[den]tro del alma estampado.
[PACHECO]
[¿Cum]plimientos? Eso no.
Aparece que los dan
[lo]s aires de cortesano.
155
[Ta]mbién fue casi inhumano
[e]l llevaros a Beltrán,
estimado por su humor
de toda la compañía.
[LEONARDO]
¿Cómo entretener podía
160
tales ausencias mejor?
BELTRÁN
¿De qué sirve hablar en esto,
siendo ya el partir forzoso?
LEONARDO
¡Adiós, campo generoso!
¡Dios me vuelva a veros presto!
BELTRÁN
165
¡Ea, Pacheco, Riaño!
¡Ea, amigo Celedón!
¡Brindis!
PACHECO
Yo haré la razón.
BELTRÁN
Dalde este brazo a Avendaño,
y decilde que no puedo,
170
para señal de mi amor,
dejarle más que a Leonor,
bella dona a todo ruedo,
que la trate como yo,
que soy un poco adivino.
175
Tratar pienso en el camino
el cojín que me prestó.
PACHECO
Ella es mujer de expiriencia.
BELTRÁN
Nunca yo pude volver
a hablar, Pacheco, mujer
180
si hubo semana de ausencia:
llora el lunes que os partís
y el martes ya se con[suela],
luego el miércoles [.......]
a que no la veis ni [.......]
185
el jueves que en fir[.......]
jovial, se alegra [.......],
el viernes Venus la [.......]
y nuevos intentos cría;
el sábado sale al sol,
190
habla, responde, concierta
en calle, en tienda o en huerta,
y olvida al pobre español.
Y como son las más de ellas
tan medrosas, no se atreve
195
a dormir sola, aunque pruebe,
que es disculpa antigua en ellas.
Con esto sé de expiriencia
que no he de poner los pies
en tales casas, después
200
de una semana de ausencia.
Ahora bien, vamos de aquí.
¡Adiós, señores soldados!
CELEDÓN
Vais tan bien acompañados,
que dais envidia.
RIAÑO
Es ansí.
BELTRÁN
205
Los caballos han venido.
RIAÑO
¿Escribiréis?
BELTRÁN
¿Qué importunan?
Que en Madrid se desayunan
con onzas de agua de olvido.
¿Piensan que allá sobra el ocio
210
o que hay voluntad jamás?
Pues nadie se acuerda más
que de su mismo negocio.
[Vanse, y salen] DON ESTEBAN, DON ALONSO, caballeros mozos.
ESTEBAN
Este es mi pensamiento, dicho en suma,
si se puede sumar el pensamiento.
ALONSO
215
¿Qué tanto habrá, que le seguís sirviendo
a la hermosa doña Ángela Fajardo?
ESTEBAN
Desde que vine de Aragón la sirvo,
verdad es que con tibias diligencias
a los principios, mas después que el alma
220
se fue empeñando en proseguir mi intento,
puse mayor cuidado en la conquista,
después de declararse por la vista.
Mas el temor de su gallarda madre,
que, como veis, es moza y cuidadosa,
225
me ha reportado tanto, que aun apenas
oso hablar los criados de su casa,
y, con el imposible, el amor crece
y mucho más hermosa me parece.
Luego el deseo, que es notable artífice,
230
comenzó a fabricar al viento máquinas,
sin resolverse a ejecutar ninguna,
ya me enseñaba medios de terceros,
ya me decía que el mejor sería
que vos enamorásedes la madre,
235
puerta de aquesta hermosa fortaleza.
Mas viendo el grande honor de aquesta casa,
el gran recogimiento y la clausura,
he reducido todo el pensamiento
al último remedio, al casamiento.
240
Mas siendo como soy en Madrid nuevo,
sin que sepa sus partes, no me atrevo,
que hay en este lugar tal [.......]
que pueden anegar [.......]
ALONSO
A la cuenta, venís a preguntarme
245
la calidad y partes de doña Ángela.
ESTEBAN
Vos entendéis muy bien.
ALONSO
Vuestra pregunta
se divide en dos partes: la primera
es de su calidad, y la segunda,
de su hacienda.
ESTEBAN
Es verdad.
ALONSO
Estadme atento.
250
Doña Ángela no pierde el nacimiento,
puesto que no es legítima, que un conde,
sospecho que alemán, dando palabra
de casamiento y cédula a su madre,
la tuvo, sin cumplirla, o porque fuese
255
su gusto ansí o, como dicen otros,
por no le dar Su Majestad licencia.
Volviose el conde, aunque dejó a su hija
hermosa cantidad para su dote.
La madre nunca más trató casarse.
260
Crio su hija y vive recogida,
y os juro, don Esteban, que en mi vida
oí cosa de entrambas que no fuese
digna de su virtud. De que profese
galas su madre, siendo moza y bella,
265
no es tampoco objeción para ofendella,
que no siendo vïuda ni casada,
puede usar el vestido que le agrada.
ESTEBAN
Siendo tan principal hombre su padre,
y engañando con cédula a su madre,
270
palabra y fe que no cumplió forzado,
bien queda el nacimiento disculpado
de doña Ángela bella; yo la abono,
y la parte bastarda le perdono.
ALONSO
Natural es doña Ángela, que el conde
275
era mozo también.
ESTEBAN
Pues de esa suerte,
no dudo que la boda se concierte;
de ella seréis tercero.
ALONSO
Siendo justo
acudir como amigo a vuestro gusto,
haré cuanto pudiere de mi parte,
280
que de esto de casar entiendo en arte.
ESTEBAN
A San Felipe van a misa siempre.
ALONSO
Pues vamos hacia allí. ¿Qué? ¿Queréis vella?
ESTEBAN
He puesto lo mejor del alma en ella.
Vayan, y entren DON OCTAVIO y CAMILO, su mayordomo.
OCTAVIO
En fin, ¿sabes que vendrán?
CAMILO
285
Pasan por esto sombrío
de las orillas del río
las octavas de San Juan.
Yo vi prevenir, señor,
capotillos y sombreros.
OCTAVIO
290
No hay mercurios más ligeros
que los que tratan de amor.
¡Qué presto habemos venido!
CAMILO
Verdad es, pues no han llegado.
OCTAVIO
Los músicos han tardado.
CAMILO
295
Si me hubieran prevenido
hubiera sido mejor.
OCTAVIO
¿Quién fue por ellos?
CAMILO
Marín.
Mas dime, ¿para qué fin,
pues es publicar tu amor?
OCTAVIO
300
Antes por disimular
y dar ocasión a hacer
que las pueda hablar y ver
si se llegan a escuchar.
CAMILO
Doña Bárbara, señor,
305
es recatada en extremo.
Entre MARÍN, lacayo, con los MÚSICOS.
MARÍN
Que habemos tardado temo,
y más en furias de amor,
que los amantes son gente
imposible de servir,
310
porque no saben sufrir
ni esperar.
MÚSICOS
¿Si es este?
MARÍN
¡Tente!