Erhalten Sie Zugang zu diesem und mehr als 300000 Büchern ab EUR 5,99 monatlich.
Dios hace reyes es una comedia teatral del autor Lope de Vega. En la línea de las comedias famosas del Siglo de Oro Español, se articula en torno a una serie de enredos amorosos y malentendidos contados en tono jocoso.
Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:
Seitenzahl: 85
Veröffentlichungsjahr: 2020
Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:
Lope de Vega
Saga
Dios hace reyesCover image: Shutterstock Copyright © 1917, 2020 Lope de Vega and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726616453
1. e-book edition, 2020
Format: EPUB 3.0
All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com
Salen Otón, duque de Polonia, y Floriberto
FLORIBERTO
Pues ¿no dejarás la espada?
OTÓN
¿Cómo la puedo dejar,
pues sin la gloria pasada
pierdo la que me ha de dar
5
una empresa tan honrada?
Tal fama resulta de ellas
que, aun no pudiendo acaballas,
dijo Alejandro por ellas
que estaba en solo intentallas
10
la gloria de merecellas.
FLORIBERTO
Las competencias iguales,
a los que emprenden discretos,
les dan glorias inmortales;
que no hay iguales efetos
15
en las causas desiguales.
Ya no pueden hallar medio
para que la empresa acabes:
Conrado es rey, no hay remedio;
ya las imperiales aves
20
tienen sus armas en medio.
Pues una vez coronado
por emperador Conrado
y rey de romanos, di,
¿quién te ha de seguir a ti
25
de los que te han engañado?
Ya son pensamientos vanos,
que, si la fortuna prueba,
Otón, a trocar las manos,
es primer móvil que lleva
30
tras sí los pechos humanos.
Ya no hay confianza alguna
de las que el valor te da,
y de la amistad, ninguna,
que el más amigo se va
35
donde ve mejor fortuna.
OTÓN
Pues ¿qué te parece a ti
que pueda hacer en la duda
que me propones aquí?
FLORIBERTO
Que, pues el tiempo se muda,
40
te mudes también.
OTÓN
¿Yo?
FLORIBERTO
Sí.
OTÓN
¿Adónde?
FLORIBERTO
A mejor partido,
y vayas adonde van
los que te han favorecido.
OTÓN
¿Qué lisonjas me valdrán
45
para conquistar su oído?
FLORIBERTO
¿Ha de faltarte favor,
si quieres reconocer
que es tu supremo señor?
OTÓN
Que me prenda podrá ser
50
a título de traidor.
Y cuando aquesto no fuese
por asegurar su Imperio,
podría ser que quisiese
matarme.
FLORIBERTO
Cuando en Valerio
55
mayor ejemplo no hubiese,
pues que ya le ha perdonado,
se dirá por él mejor
que podría ser culpado
de que vengue Emperador
60
las ofensas de Conrado.
Sale un Criado
CRIADO
Con una dama está aquí
un gallardo caballero.
OTÓN
¿Forastero?
CRIADO
Señor, sí.
OTÓN
Di que entre.
FLORIBERTO
Si es forastero,
65
mira, gran señor, por ti.
Sale el conde Leopoldo y Estela, su mujer
LEOPOLDO
¿Conóceme vuestra alteza?
OTÓN
¿No eres el conde Leopoldo?
LEOPOLDO
No pensé que te acordaras
de mi persona.
OTÓN
Tu rostro
70
no ha mudado tu fortuna.
LEOPOLDO
El tiempo lo muda todo.
OTÓN
¿Qué es esto?
LEOPOLDO
¿Qué puede ser
sino salir vitorioso
tu enemigo?
OTÓN
¿Hate vencido
75
Conrado?
LEOPOLDO
No ha sido poco
haber salido con vida.
OTÓN
Señora, el Conde fue estorbo
para pediros las manos.
ESTELA
A él mismo la culpa pongo
80
de no pediros las vuestras.
OTÓN
Bastantes indicios tomo
de vuestra adversa fortuna,
pues no viene el Conde solo.
ESTELA
A vuestro sagrado y casa,
85
vencido, deshecho y roto,
ilustrísimo Otón, viene
el Conde, mi amado esposo.
Tal es la guerra, por quien
Conrado, en el mayor trono
90
del mundo, oprime la tierra,
y ya nos falta a nosotros.
Alta ocasión de venganza
movió su pecho animoso:
diez mil hombre puso en campo,
95
todos son ya sus despojos.
Ejército más lucido
no ha visto el sol luminoso
desde las primeras armas
que dieron al mundo asombro;
100
pero cuando la fortuna
muda semblante, son pocos
los capitanes que Jerjes
vio sobre el mar proceloso.
Coronado en Aquisgrán
105
y, al fin, vengado de todos,
ciñen sus antiguas armas
águilas en campo de oro.
Mas no piense que seguro
porque si vos, generoso
110
Príncipe, al Conde queréis
dar vuestra ayuda y socorro,
de la silla del Imperio
bajará más presuroso
que cometa por el aire.
LEOPOLDO
115
Otón, a esos pies me postro,
a esos pies socorro pido,
y desde agora propongo
no desceñirme la espada
hasta volver victorioso
120
de vuestro enemigo y mío,
que, juntos de polo a polo,
conquistaremos los dos
más fuertes que el Macedonio.
Mal puesto, mal defendido
125
de blancos y verdes olmos,
con las hojas de dos caras,
traidores a un manso arroyo,
fue causa de ser rompidos
mis soldados valerosos,
130
alojados en pantanos
hasta los rayos de Apolo.
No me llevó las banderas,
que las pusieron en cobro,
de propia sangre esmaltadas,
135
sus dueños, valientes godos.
Estas verán otra vez
que sus tierras talo y corro,
y que, con desnuda espada,
pierdo el respeto a sus ojos,
140
y está en que vos prometáis
lo que es justo y aun forzoso,
que vos veréis con que prisa
de su laurel os corono.
Si el cielo nos diere hijos,
145
que a las paces interpongo,
podrán juntar nuestra sangre,
ligados en matrimonio.
¡Muera Conrado, Otón fuerte,
y antes que lo intenten otros,
150
sea vuestro su laurel!
OTÓN
Por mil imposibles rompo,
animado del valor,
que en ese pecho conozco.
Descansad, que más despacio
155
podremos trazar el modo
como hacer guerra a Conrado.
LEOPOLDO
Vos veréis cómo le arrojo
a sus principios humildes
desde sus intentos locos.
Vanse él y Estela
OTÓN
160
¿Qué te parece?
FLORIBERTO
Que ha sido
hoy en Conde tu remedio,
porque es el más fácil medio
de restaurar lo perdido.
Dará Conrado por él,
165
y por verle en cautiverio,
con la mitad del Imperio,
dos partes de su laurel.
Escríbele que le tienes
en tu poder, y verás
170
cómo si al Conde le das,
a hacerle tu amigo vienes.
Deja traidores consejos
de envidiosos enemigos,
y advierte que los amigos
175
son los mejores espejos,
que, si quieres, yo seré
el que la carta le lleve.
OTÓN
¿Cumple mi honor lo que debe
si rompo al Conde la fe?
FLORIBERTO
180
Después que se ha introducido
esto de razón de Estado,
solo el provecho es letrado,
que da a las leyes sentido.
A ti te importa tener
185
a Conrado por amigo:
si le das a su enemigo,
¿qué mejor lo puedes ser?
Dale a este Conde, que ha sido
el mayor competidor
190
que el nombre de Emperador
en este tiempo ha tenido,
y negocia su amistad,
que ya en el mundo se ve
que aquello es verdad y fe
195
que es propia comodidad.
OTÓN
Quiero tomar tu consejo
y escribir que tengo aquí
al conde Leopoldo.
FLORIBERTO
En mí
tienes el mejor espejo.
200
Esto os ha de hacer amigos.
OTÓN
Tienes razón, Floriberto,
que no hay camino más cierto
que obligar los enemigos.
Vanse, y sale el emperador Conrado, con soldados, caja y bandera
CONRADO
Dulce cosa es llegar alegremente,
205
con la victoria, y en la patria amada
de envidiado laurel ceñir la frente
por el valor de la invencible espada.
LEONIDO
Roma su fama ya olvidada aumente
y reverdezcan de la edad pasada
210
los árboles de Marte, que en tus glorias
hallan mayor sujeto sus historias.
El triunfo del divino Octavïano
se vuelva a ver en bronce eterno escrito;
cedan también del español Trajano
215
al arco las pirámides de Egipto;
cuantas naciones cerca el Oceano
tiemblen tu nombre, y si el laurel marchito
de los antiguos Césares renuevas,
rindan sus dueños Macedonia y Tebas.
CONRADO
220
Desdicha fue no haber al Conde preso
y que con las banderas se escapase,
que esto faltaba a mi feliz suceso,
y que su injusto pecho castigase.
LEONIDO
Fue la victoria con tan grande exceso,
225
que, cuando algún aliento le quedase,
no le tendrá para volver ninguna
fuerza a tentar más veces la fortuna.
LEONIDO
El griego Alcides, que mató animoso
aquella sierpe del sangriento busto,
230
vía salir otro dragón furioso:
lo mismo pienso de Leopoldo injusto,
pero, aflojando el arco belicoso,
y dando al niño amor, Marte robusto,
lugar con la ocasión de la victoria,
235
rindamos los despojos de su gloria.
Este balcón solía ser oriente
de un sol que a media noche amanecía
cuando fui su dichoso pretendiente;
la ausencia, en fin, al mismo sol enfría;
240
duerme al son de las cajas y no siente
que la despierta la memoria mía,
porque llegué vencido y victorioso.
LEONIDO
El sol te oyó.
CONRADO
Rompió su oriente hermoso.
Sale Faustina a la ventana
FAUSTINA
Sea Vuestra Majestad
245
muchas veces bien venido.
CONRADO
No me dice que lo he sido
tan dormida voluntad.
FAUSTINA
Esas quejas mi verdad
dicen que vienen ociosas.
CONRADO
250
Entre dudas amorosas
no sé quién las quejas culpa;
mas vendrán, con la disculpa
de ociosas, a ser celosas.
FAUSTINA
Todo lo quiere vencer
255
Vuestra Majestad, señor:
los unos con el amor,
los otros con el poder.
CONRADO
Quién de vos lo viene a ser,
¿cómo dirá que ha vencido?
FAUSTINA
260
Y la que de vos ha sido,
¿qué os podrá dar por despojos?
CONRADO
Solo decir esos ojos
que les pesa de su olvido.
FAUSTINA
Eso fuera si estuvieran
265
enseñados a mentir,
porque mal pueden decir
que duermen cuando os esperan.
CONRADO
Cuando ofendido me hubieran,
a todos los perdonara;
270
ya todo el enojo para.
FAUSTINA
¿Podré preguntar agora
cómo venís?
CONRADO
Sí, señora;
pero no cosa tan clara.