Don Lope de Cardona - Lope de Vega - E-Book

Don Lope de Cardona E-Book

Лопе де Вега

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Beschreibung

Don Lope de Cardona es una comedia teatral del autor Lope de Vega. De carácter pseudo-genealógico e histórico, se centra en la familia del protagonista, Don Lope de Cardona, alto mando militar bajo Alfonso IV que regresa al puerto de Valencia tras la victoria frente al rey de Sicilia. Pronto descubrirá que su padre ha sido aprisionado por herir al príncipe don Pedro al defender el honor de su nuera Casandra. El destierro será la única opción para don Lope, aunque don Pedro aún planea más venganza.

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Seitenzahl: 99

Veröffentlichungsjahr: 2020

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Lope de Vega

Don Lope de Cardona

 

Saga

Don Lope de CardonaCover image: Shutterstock Copyright © 1917, 2020 Lope de Vega and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726616484

 

1. e-book edition, 2020

Format: EPUB 3.0

 

All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

 

SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com

HABLAN EN ELLA LAS PERSONAS SIGUIENTES

DON LOPE DE CARDONA EL CAPITÁN URREA DOÑA CASANDRA CENTELLAS EL REY DON ALONSO DE ARAGÓN DON PEDRO, su hijo DON BERNARDO DE CARDONA UN SECRETARIO RAMIRO, soldado FÉLIX, soldado LEONARDO ROGERIO, rey de Sicilia CLENARDA, su hija ROSINDA

FERNANDO. En las escenas que aparece este personajes alterna la denominación de MÚSICO y FERNANDO. Para evitar la confusión homogeneizamos a FERNANDO.

Acto I

Salen con caja y bandera galanes y detrás de ellos, don Lope de Cardona, general

DON LOPE

No paséis más adelante,

mejor es volver atrás

y al honor más importante,

pues no nos celebran más

5

en victoria semejante.

Volved a la mar, soldados,

y no entremos en la tierra

en tan mal punto llegados,

pues que las puertas nos cierra

10

cuando volvemos honrados.

Gran señal de mal venido

no alegrar nuestros oídos

sus trompetas y atambores,

pues nos tratan vencedores

15

como pudieran vencidos.

Yo hice salva en presencia

de la hermosura del alba

a los muros de Valencia;

mas no responde a mi salva:

20

¿si anda la envidia en mi ausencia?

¿No merece la persona

de don Lope de Cardona

que una pieza al viento dieras,

cuando de tantas banderas,

25

patria, tus muros corona?

Si el Rey de Sicilia viene

a vengar su hijo y salgo

adonde cien naves tiene,

y no por lo que yo valgo,

30

hago que su curso enfrene,

sino por vuestro valor,

españoles generosos,

¿no era bien darnos honor?

 

CAPITÁN

Si a tus brazos victoriosos

35

se niega el premio, señor,

¿en qué estarán confiados

tus soldados, que han vertido

su sangre, de ser premiados?

 

DON LOPE

Vuestro Rey habéis servido,

40

¿qué mayor premio, soldado?

Esto no es sin ocasión,

que la envidia y la desdicha

hijas de la patria son.

 

CAPITÁN

No te aflijas, que, por dicha,

45

está el Rey en Aragón.

 

DON LOPE

Que en Zaragoza estuviera,

buen Urrea, ¿qué importara

para que cuando me viera

Valencia a tan noble y rara

50

victoria, fiestas hiciera?

No digo yo que la gala

de sus damas, en su sala,

me hiciera fiesta y sarao,

pero que dijera el Grao

55

‟Aquí estoy” con una bala.

No digo que la española

destreza que hoy acrisola

las armas justas me hiciera,

mas que en sus muros pusiera

60

Valencia una lumbre sola.

Quitaos, soldados, las galas,

buenas ayer y hoy tan malas,

que debe de andar la envidia,

a quien mi dicha fastidia,

65

tirando secretas balas.

Amainad los gallardetes,

las flámulas y estandartes;

desnudad los coseletes.

¡Ni os honran los baluartes

70

ni en la costa los jinetes!

Solo dejad la bandera

de san Jorge desdoblada,

que siendo sierpe tan fiera

la envidia, podrá su espada

75

ponerle espanto siquiera.

 

CAPITÁN

Por la puerta de la mar

un coche he visto salir.

 

DON LOPE

Carro y triunfo consular,

por mí debe de venir

80

si tengo en él de triunfar.

 

CAPITÁN

De él una dama se apea

y a ti endereza los pasos,

aunque con triste librea.

 

DON LOPE

Ella será, en tales casos,

85

sombra de mi muerte, Urrea.

 

Sale vestida de negro doña Casandra Centellas

CASANDRA

Aunque tus brazos deseo,

ya no te pido los brazos…

 

DON LOPE

¡Cielos! ¿qué es esto que veo?

 

CASANDRA

Porque no merece abrazos

90

quien hoy te quita el trofeo.

 

DON LOPE

¡Descubre esas dos estrellas

para mi bien, dama hermosa!

 

CASANDRA

Hallarás tu muerte en ellas.

 

CAPITÁN

Mucho parece a tu esposa

95

doña Casandra Centellas.

 

CASANDRA

La misma, don Lope, soy.

 

DON LOPE

¡Triste agüero de mi muerte!

 

CASANDRA

Yo, a lo menos, muerta estoy.

 

DON LOPE

¿Adónde vas de esa suerte?

 

CASANDRA

100

¡Al mar de mis ojos voy,

donde me anegue el tormento!

 

DON LOPE

Casandra, ¿qué ha sucedido?

 

CASANDRA

Oye, Cardona, un momento.

 

DON LOPE

Si hay veneno en el oído,

105

por él, Casandra, le siento.

 

CASANDRA

Luego que con esta armada

partiste, ilustre don Lope,

a buscar la de Rogerio,

que la costa a España corre

110

en venganza de la muerte

de su hijo, que una noche

mató el príncipe don Pedro,

que estaba en Sicilia entonces,

bien que, por ser en torneos,

115

no fue venganza conforme,

pero la muerte de un hijo

obliga a hacer sinrazones,

el mismo Príncipe, a quien

fuiste a servir, y conoces

120

por mancebo inquieto y fácil,

todas tus obligaciones

quiso pagar en tu ausencia,

para que, mientras le cobres

la tierra que le han quitado,

125

en la suya te deshonren.

Dio Pedro en solicitarme,

y, con papeles de amores,

hizo terceras por fuerza

a muchas señoras nobles.

130

Dio en hacer públicas fiestas,

dio en vestir de mis colores

su persona y sus criados.

Yo, viendo tanta desorden,

quejeme al Rey, mas es padre,

135

no le castigó, riñole

con más blandura que es justo,

pues le dio licencia al doble,

que bien de secreto yerra,

con temor se descompone,

140

pero en viendo que se sabe,

no hay mal a que no se arroje.

Vino una noche, y aun muchas,

con tantos armados hombres

como si a Sicilia fuera

145

contra el fuego de sus montes.

Dicen que trajo instrumentos

de música y de voces,

pero ausentes los maridos,

son los silencios mejores.

150

Dábalas tu fama al cielo,

y de este delito enorme

oyolas tu viejo padre,

que descansaba en Segorbe.

Descolgó la antigua espada,

155

la que en tantas ocasiones

fue defensa de su Rey,

la que por entrambos cortes

tiño mil veces la sangre

de los moros españoles,

160

y ciñéndosela al lado,

vino secreto a la Corte;

la noche de más ruido,

aunque es verdad que no rompen

voces de músicas dulces

165

oídos y honor de bronce.

Metió mano el noble viejo,

sin hacer las prevenciones

que a su Príncipe eran justas,

aunque agravien los mayores;

170

mas dicen que él no pensó

que estaba allí, y atreviose

como honrado, que al agravio

no hay razón que le reporte.

Huyó la gente de Pedro,

175

porque eran aduladores

y las manos y la lengua

nunca en una mesa comen.

Quedó Pedro con tu padre,

y, por mi desdicha, hiriole,

180

aunque tan poco, que apenas

corrió sangre que le tomen,

pero era sangre real,

que esta aún dicen los dotores

que sacarla a un Rey enfermo

185

es género de traiciones.

El rey don Alfonso, airado

contra tu padre, le pone

en la torre de Serranos;

cien hombres guardan la torre.

190

Esta es la causa de haber

mandado que cuando tornes

cierre sus puertas Valencia

y que ninguno te honre.

Los jinetes de la costa,

195

con el pendón de san Jorge,

secretos están mirando

en qué tierra los pies pones.

Con guerra, Lope, te aguardan,

y lo menos, con prisiones.

200

Valencia se llamó Roma,

y pues fue su antiguo nombre,

hoy querrá serlo contigo

y tú de sus Scipiones;

hoy serás el Africano,

205

tan victorioso y tan pobre.

 

DON LOPE

Aunque es, Casandra, el honor

tan justa y santa defensa,

el que es hombre de valor

ha de anteponer la ofensa

210

del Rey y propio señor.

Del Príncipe me quejara

viendo que mi honor me quita

cuando mi brazo le ampara,

que ofende quien solicita

215

como si el honor quitara.

Mas no me deja lugar,

lo que me debo quejar

de mi padre, pues ha sido

quien en la tierra ha perdido

220

lo que he ganado en el mar.

¿La espada contra don Pedro,

gran Príncipe de Aragón?

¡Bien con sus defensas medro!

¡Perdió el tronco la opinión

225

de tan levantado cedro!

Él, que con mayor firmeza

había de mantener

el árbol de mi nobleza,

¡hoy le ha querido poner

230

en tan notable bajeza!

¡Sangre al Príncipe!

 

CASANDRA

¿No ves

que solo intentó mostrar

lo que es honor y después,

humildemente, mostrar

235

que era su hechura a sus pies?

Nunca creyó que metiera

don Pedro mano a la espada,

sino que de allí se fuera.

 

DON LOPE

Si te tiene por honrada,

240

¿qué es lo que a mi padre altera?

Vuélvete, que no hay disculpa.–

Hablar quiero al Rey, soldados.

 

CAPITÁN

¿A tu padre das la culpa?

 

DON LOPE

Todos tres somos culpados.

 

CAPITÁN

245

¿Tú culpado? ¿Quién te culpa?

 

DON LOPE

Mi desdicha me condena

a la culpa de esta pena:

mi esposa, por ser hermosa;

mi padre, porque a mi esposa

250

quiere defender, si es buena.

Hasta la puerta guiad,

pero advertir que no entréis,

amigos, en la ciudad,

porque sospecha no deis

255

contra mi justa lealtad.

 

CAPITÁN

¿Y si el rey te prende?

 

DON LOPE

¡Prenda!

Prenderme es la mejor prenda

de que vuestro General

es desdichado y leal

260

cuando más el Rey le ofenda.

 

Váyase, y salgan el Rey don Alonso de Aragón y don Pedro, su hijo

DON ALONSO

Y, en efecto, ¿ha llegado victorioso?

 

DON PEDRO

Victorioso ha llegado, que, en efeto,

parece que le tiembla la fortuna

y que en cuanto le pide le obedece.

 

DON ALONSO

265

¡Gran caballero, Príncipe, es don Lope!

 

DON PEDRO

No tiene el apellido de Cardona

un hombre tan insigne.

 

DON ALONSO

Mucho siento

no le poder honrar como quisiera

y como lo merece tal hazaña.

 

DON PEDRO

270

¡Parece que me miras con enojo!

 

DON ALONSO

Miro la causa del disgusto mío.

 

DON PEDRO

Pues pon los ojos en su loco padre,

que yo, de su prisión, ¿qué culpa tengo?

 

DON ALONSO

¿No es culpa la que dicen, pues le obliga

275

que contra su señor tome las ramas

a un noble, a un viejo, a un vasallo?

 

DON PEDRO

Si quieres celebrar esta victoria

de don Lope, su hijo, no hagas salva

a mi sangre con culpas que no tengo.

280

¿Para qué le dejaste entrar sin fiestas?

¿Para qué no responden a sus tiros

las murallas del Grao y el baluarte?

¿Para qué nadie sale a recibirle,

ni los muros de luces se coronan,

285

ni en la ciudad una trompeta suena?

No mires, gran señor, que soy tu hijo

y que su padre de don Lope ha hecho

tan gran traición como es herir a un príncipe.

¡Premia [a] tu General, que con vitoria

290

viene del rey Rogerio de Sicilia!

Manda que toda la ciudad se alegre,

que yo lo estoy de que tu gusto sea,

aunque mañana, con aqueste ejemplo,

te quiten de la frente la corona.

 

DON ALONSO

295

Pues ¿es traidor don Lope de Cardona?

 

DON PEDRO

Eslo su padre.

 

DON ALONSO

Mira lo que dices,

que si tú solicitas libremente

la mujer de su hijo, y él sospecha

que son terceros tuyos los que alteran

300

con instrumentos, músicas y voces

la honra y el silencio de su casa,

no es mucho que el primero movimiento

le diese aquel honroso atrevimiento.

 

DON PEDRO

Pues si es justo, que don Bernardo

305

atrevimiento tan honroso tenga,

¿para qué será bueno hacer extremos

cuando justicia ni razón tenemos?

Sácale de la cárcel; yo perdono

cualquier cosa que en mi agravio sea,

310

como tú no la tengas por agravio.

Mudar consejo te aconseja el sabio.

 

Sale el Capitán

CAPITÁN