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El abanillo es una comedia teatral del autor Lope de Vega. En la línea de las comedias famosas del Siglo de Oro Español, se articula en torno a una serie de enredos amorosos y malentendidos contados en tono jocoso.
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Seitenzahl: 80
Veröffentlichungsjahr: 2020
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Lope de Vega
Saga
El abanilloCover image: Shutterstock Copyright © 1917, 2020 Lope de Vega and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726616491
1. e-book edition, 2020
Format: EPUB 3.0
All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com
PERSONAS CELI EL CONDE CELIO
Salen el Conde Celio y Roberto.
ROBERTO
¿Y despachaste el poder?
CELIO
Ya le di para casarme.
No me pude defender,
pero pudo consolarme
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de que en España ha der ser.
Que mientras allá se trata
y a Italia mi esposa viene,
se detiene y de dilata,
y el mal, cuando se detiene,
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con menos violencia mata.
ROBERTO
¿Con quién, en fin, te ha casado?
CELIO
Eso no escribe mi tío,
que fue descuido extremado;
mas de su grandeza fío
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la calidad de mi estado.
ROBERTO
Pues ¿no escribiera con quién
te casaba el Almirante?
CELIO
Por si no le sale bien
es al secreto importante
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que estos negocios lo estén.
Los señores, como sabes,
andan siempre divertidos,
como tratan cosas graves,
y tal vez entretenidos
25
en ejercicios suaves;
y como me escribe a mí
de su mano fue ocasión.
ROBERTO
¿No tienes la carta?
CELIO
Sí.
ROBERTO
Lee, por ver la razón
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del silencio.
CELIO
Dice así:
‟Sobrino: este negocio está hecho a mi gusto, como era razón siendo vos hijo de mi hermana. Enviadme el poder para que yo os envíe la más hermosa y calificada mujer de este Principado. Dios os guarde. –El Almirante de Aragón.”
ROBERTO
¿Hay más notable casar?
CELIO
Esto dice, y no otra cosa;
y pues se ha de dilatar
35
el venir aquí mi esposa,
tendré bastante lugar
para hacer nuestra jornada.
ROBERTO
¿A España vas, en efecto,
donde está tu prenda amada?
CELIO
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Disfrazado y de secreto,
Roberto, no importa nada.
Salió Florela de aquí,
llevome el alma Florela;
casose, mi bien perdí.
ROBERTO
45
Menester será cautela
para andar secreto allí.
CELIO
En España, disfrazado,
¿me ha de ver el Almirante
viviendo yo con cuidado?
ROBERTO
50
Que mudes será importante,
el nombre.
CELIO
Así lo he pensado.
Como el que escucha una traza
de una comedia, y no advierte
qué principios amenaza,
55
qué nombre en otro convierte
y qué personas disfraza,
y después no entiende nada
por más que la escuche atento,
ansí yo, en esta jornada,
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disfrazar el nombre intento
para no llevarla errada.
Y con haber advertido
el principio que he tomado
llevando el nombre fingido,
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ando en otro disfrazado
y queda el caso entendido.
ROBERTO
¿Y quién te acompaña a España?
CELIO
Fabio y tú, que en mis secretos
siempre Fabio me acompaña.
ROBERTO
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Es de los buenos sujetos.
CELIO
Sirve alegre y falso engaña.
ROBERTO
Si vas tan solo, yo creo
que no serás conocido.
CELIO
Ver a Florela deseo.
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Ya de Celio me despido,
ROBERTO
¿Qué nombre tomas?
CELIO
Fineo.
ROBERTO
De suerte que desde hoy
¿no hay conde Celio?
CELIO
Entre tanto
no más que en España estoy.
ROBERTO
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De tu loco amor me espanto.
CELIO
No solo por ella voy,
que ver a España deseo,
y mientras viene mi esposa.
ROBERTO
Harás un galán paseo,
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que después que venga es cosa
imposible.
CELIO
Así lo creo;
pues en mi estado y casado
no me queda libertad
para salir de mi estado,
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por cuya dificultad
estoy ya determinado.
ROBERTO
¿Dónde iremos desde aquí?
CELIO
A la insigne Barcelona.
ROBERTO
Bien entrarás por allí
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si disfrazas tu persona.
CELIO
Déjame el cuidado a mí
y verás, Roberto, el modo
con que el viaje acomodo
por que tenga libertad
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quien con tanta brevedad
ha de perderla del todo.
Vanse, y salen el Almirante de Aragón y Don Jaime de Moncada.
ALMIRANTE
Conviéneme tratarlo con secreto
DON JAIME
Gran señor Almirante, aquestas cosas
hará dar pena si de hacerse dejan
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cuando de todos fueron esperadas,
porque de todos fueron conocidas,
y así huelgo el secreto con extremo.
ALMIRANTE
Siempre en las cosas de saberse temo.
mientras están ocultas no se pierde
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reputación.
DON JAIME
En fin, yo os doy mi hija,
de buena gana, para el Conde Celio.
ALMIRANTE
Es Celio mi sobrino, y es el hombre
que de toda mi sangre más estimo,
así por el respeto de mi hermana,
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como por la noticia de sus méritos.
DON JAIME
¿Y él sabe con quién vos le habéis casado?
ALMIRANTE
De ninguna manera lo ha sabido
hasta saber que de mi mano ha sido.
DON JAIME
¿Cuándo se volverá vuestra excelencia?
ALMIRANTE
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Volvereme mañana a Zaragoza,
pues ya no queda cosa de cuidado
en lo que entre los dos queda tratado.
DON JAIME
Hablad a Estefania.
ALMIRANTE
Si le diera
mi hijo, no estuviera más contento.
DON JAIME
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Honráis con vuestro gran merecimiento
vuestras hechuras.
ALMIRANTE
Yo lo soy tan vuestro,
como mi amor por la experiencia os muestra.
Salen Doña Estefania y Clavela.
ESTEFANÍA
¿Qué se va vuestra excelencia?
Poco le habemos gozado.
ALMIRANTE
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Con eso añadís cuidado
a la pena de mi ausencia.
ESTEFANÍA
No os merece Barcelona,
que por eso la dejáis,
y toda siente que os vais.
CLAVELA
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Honraba vuestra persona,
generoso don García,
esta ciudad, que os adora.
ALMIRANTE
¿También vos queréis ahora
aumentar la pena mía?
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Basten mis obligaciones;
no me deis más que llevar,
porque no podrán hallar
iguales satisfacciones,
y mirad qué me mandáis.
ESTEFANÍA
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Que el Cielo os guarde y os lleve
con bien.
ALMIRANTE
Vos veréis en breve
qué voluntad obligáis.
Vos quedaos, que no es razón
que salgáis de aquí.
DON JAIME
Pudiera
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formar agravio si fuera
mayor vuestra obligación;
y fuera de esto me importa
andar en lo que sabéis
para que en todo me honréis.
ALMIRANTE
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Esa razón me reporta.
Vanse los dos.
CLAVELA
¡Generoso caballero!
ESTEFANÍA
Es el honor de Aragón.
CLAVELA
Notables amigos son.
Algún parentesco espero.
ESTEFANÍA
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¿Malicias?
CLAVELA
Justas sospechas,
pues no será sin efeto
hablar con tanto secreto.
ESTEFANÍA
Yo pienso que satisfechas
podemos estar las dos
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que no nos quieren casar.
CLAVELA
Yo, prima, puedo pensar
que solo tratan de vos.
¿Querrá el Almirante daros
su hijo?
ESTEFANÍA
Cuando él quisiera,
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mi padre me lo dijera.
CLAVELA
No querrá don Jaime hablaros
en materia de casar
por no inquietaros.
ESTEFANÍA
No sé,
que cuidado no me dé;
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bien puedo segura estar.
¿Cómo va de Félix?
CLAVELA
Bien
Porfía, téngole amor.
ESTEFANÍA
Él es hombre de valor,
bien es que premio le den.
CLAVELA
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No le elevéis, que tendré
celos.
ESTEFANÍA
¿De mí?
CLAVELA
¿Por qué no?
Salen Don Félix y Julio, criado.
JULIO
Ya dicen que se partió.
DON FÉLIX
¿A qué vino?
JULIO
No lo sé.
Secreta fue su jornada,
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porque en toda Barcelona
no habló con otra persona
que don Jaime de Moncada.
DON FÉLIX
¡Quedo! Clavela está aquí
y la prima Estefania.
JULIO
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Parecen el Sol y el día.
DON FÉLIX
Hablaste, Julio, por mí.
Gracias a Amor que salió,
en la noche de mi ausencia,
el sol de vuestra presencia
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que luz a mis ojos dio;
pues como en verdes cortinas
salen a mirar las flores
sus rayos, cuyas colores
bañó el alba en perlas finas,
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así el alma y sus potencias
a mirar la lumbre pura
de vuestra rara hermosura
con mayores diferencias;
que ellas tienen los despojos
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del alma en sus varias hojas,
y yo, por tantas congojas,
tengo el llanto de mis ojos.
ESTEFANÍA
Si tenéis por cortesía
haced a las dos favor,
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mirad que se corra Amor
y de ninguno se fía.
Hablad, pues tenéis lugar
y quien os sirva de guarda.
DON FÉLIX
Sois por extremo gallarda;
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sabéis al alma obligar.
No hay tesoro que se iguale,
Clavela, al entendimiento.
ESTEFANÍA
Desde aquí soy lince atento
para ver si alguno sale.
DON FÉLIX
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¿Cómo habéis señora , estado
los años que ha que no os veo,
porque en los de mi deseo
casi a la muerte he llegado?
No tengo vida sin vos,
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ni movimiento ni ser.
CLAVELA
En lo que es encarecer,
yo os doy ventaja, ¡por Dios!
No os la doy en el sentir.
DON FÉLIX
El amor, que ya ha pasado
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a andar por nuevo turbado,
bien es que sepa decir
sus penas y sentimientos.
CLAVELA
Si se vieran corazones,
no hicieran tantas traiciones
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los ocultos pensamientos.
DON FÉLIX
Por vuestra culpa no habéis
visto, pues fuera razón,
señora, mi corazón,
porque con vos le tenéis.
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Si alguno a mí con verdad
bien puede alabarse el mío.
CLAVELA
De mi dicha desconfío,