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Los clásicos de la antigüedad fueron un modelo en la comedia española de siglo de oro, autores como Tirso de Molina y Pedro Calderón de la Barca, remodelaron la tradición de manera que el resultado reflejase la sociedad del entorno. Así el joven Aquiles expresa, en esta obra, la preocupación por la definición de género y para analizar el destino predeterminado. Aquiles es hijo de la diosa Tetis y de Peleo quien, aunque de sangre real, es un mortal. Ello hace de este personaje un semidiós: ni del todo hombre ni del todo divino. Tirso aprovecha y explota esa personalidad indefinida del héroe en este drama; para plasmarla, se centra en el aspecto físico de Aquiles. Lo hace, tal como la tradición lo pinta, presentando un individuo andrógino que participa tanto de lo masculino como de lo femenino.
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Seitenzahl: 80
Veröffentlichungsjahr: 2010
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Tirso de Molina
El Aquiles
Barcelona 2020
linkgua-digital.com
Título original: El Aquiles.
© 2020, Red ediciones S.L.
e-mail: [email protected]
Diseño de cubierta: Michel Mallard
ISBN rústica: 978-84-9816-491-6.
ISBN ebook: 978-84-9897-191-0.
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Sumario
Créditos
Presentación 7
La vida 7
Personajes 8
Jornada primera 9
Jornada segunda 47
Jornada tercera 91
Libros a la carta 129
Tirso de Molina (Madrid, 1583-Almazán, Soria, 1648). España.
Se dice que era hijo bastardo del duque de Osuna, pero otros lo niegan. Se sabe poco de su vida hasta su ingreso como novicio en la Orden mercedaria en 1600 y su profesión al año siguiente en Guadalajara. Parece que había escrito comedias, al tiempo que viajaba por Galicia y Portugal. En 1614 sufrió su primer destierro de la corte por sus sátiras contra la nobleza. Dos años más tarde fue enviado a la Hispaniola (actual República Dominicana), regresó en 1618. Su vocación artística y su actitud contraria a los cenáculos culteranos no facilitó sus relaciones con las autoridades. En 1625, el Concejo de Castilla lo amonestó por escribir comedias y le prohibió volver a hacerlo bajo amenaza de excomunión. Desde entonces solo escribió tres nuevas piezas y consagró el resto de su vida a las tareas de la orden.
Ulises
Nicandro
Telémaco, niño
Quirón, viejo
Héctor
Aquiles
Briseida
Tetis, dama
Licómedes
Peloro
Menelao, rey
Patroclo
Lisandro, príncipe
Diomedes
Palamedes
Garbón, pastor
Deidamia, infanta
Casandra
Nisiro, soldado
Tebandro
Policena
Soldados
Un Criado
(Salen Ulises, Telémaco, niño, y Nicandro, griego.)
Ulises Nunca al tálamo justo,
coyundas de Himeneo,
de Peleo y de Tetis enlazaras
con la cerviz el gusto;
ya que dio a Peleo
la mano Tetis, nunca convidaras
los dioses, ni injuriaras
la discordia traviesa,
cuya manzana de oro
ponzoña dio en tesoro
e infausta sobremesa
a la ocasión tirana
si hechiza a toda Grecia una manzana.
Nunca fuera piadosa
con el pastor tirano
la osa tributaria de sus pechos,
o ya que de una osa
mamó el licor villano,
pues al monstruo cosario pagó pechos
nunca de él satisfechos,
árbitro juez le hicieran
competidores ojos,
ocasionando enojos,
que tal venganza esperan,
si yo llevo la pena,
la gloria Venus y la culpa Elena.
¡Ay Penélope bella!
¡Ay hijo amado mío!
Mitades de mi vida; en mi tormento,
estorbos atropella
de amor el señorío
cuando a la honra obliga el juramento.
Contra el pastor violento
todos los griegos reyes
juraron la venganza
de Menelao, y alcanza
el rigor de sus leyes
a mi quietud sabrosa
seguro con tal hijo y tal esposa.
El parche vengativo
a vuestro Ulises llama,
detiene amor y el juramiento aprieta,
si no me parto vivo
con riesgo de mi fama
al qué dirán del vulgo vil sujeta;
si me parto, es profeta
el alma de los daños
que en esta ausencia temo;
y entre uno y otro extremo,
miedos y desengaños
confusa traen mi vida
partida entre el sosiego y la partida.
El honor me aconseja
que no pierdan los ojos
de vista esposa que apetecen tantos,
y el mismo honor no deja
que, asegurando enojos,
tímido quiebre juramentos santos;
encuéntranselos llantos
de obligación y ausencia;
aquélla me da prisa,
y ésta mi muerte avisa;
¿qué hará, pues, mi paciencia
sin una y otra joya,
de tres almas en Grecia, un cuerpo en Troya?
Nicandro De dos forzosos daños,
el menos peligroso
escoge el sabio que el peligro mide;
A tus maduros años,
Ulises generoso,
consultando el menor, consejos pide.
Si el alma se divide
partiéndote de Grecia
en las prendas que adoras
y contando las horas
que la quietud desprecia,
Penélope está enferma,
¿por qué querrás dejar tu patria yerma?
Procure el injuriado
vengar agravios suyos,
y de Elena castigue la mudanza,
que no por su cuidado
es bien crecer los tuyos
y a tu esposa olvidar por su venganza.
Si tu experiencia alcanza
los daños que recuerdas,
¿será prudente cosa
por que él cobre a su esposa
que tú la tuya pierdas?
¿Y que en demanda ajena
a Penélope dejes por Elena?
Telémaco Padre, no se me ausente,
que está mi madre mala
y se nos morirá si la desprecia;
si mis suspiros siente
y el tierno amor iguala
a la hermosura y caridad de Grecia,
¿no será cosa recia
que tal esposa e hijo
por ausentarse olvide?
Mi madre esto le pide,
y si se va, me dijo
que no esperase, padre,
gozar una hora más viva a mi madre.
Pues si ella se me muere
y el padre se me ausenta,
huérfano de los dos, ¿de mí qué aguarda?
Quédese en casa —¿quiere?—
Tendrála a ella contenta
y a mí seguro en su amorosa guarda;
advierta que si tarda
de asegurar temores
dos vidas atropella,
pues muerto yo con ella,
aumentaré dolores
diciendo en la otra vida
que de su esposa e hijo fue homicida.
Ulises ¡Ay, Telémaco mío!
Persuasivo, elocuente,
anegarme en tu tierno llanto puedes;
cada perla es un río
que en líquida corriente
a las del Nilo en eficacia excedes.
Ya viene Palamedes
a llamarme perjuro
si el juramento santo
que al cielo hice quebranto;
no está mi amor seguro
si niego mi partida,
ni si me parto lo estará mi vida.
Pero si el Amor fuerza
y el juramento obliga,
venza el Amor, pues es mayor su exceso;
¿qué fuerza hay que a su fuerza
resista, sin que siga
yugo inmortal que a tanto dios ha preso?
Quíteme amor el seso
y no me quite ahora
mi esposa por la ajena;
robó Paris a Elena,
si Menelao la adora,
réstame su hermosura,
que no hay obligación donde hay locura.
(Llévase el niño y vase. Salen Palamedes y Peloro.)
Palamedes No queda en Grecia señor
que no parta contra Troya,
y esta acción solo se apoya
en el ingenio y valor
de Ulises, pues sus ardides,
si a sabios se ha de creer,
de más provecho han de ser
que las hazañas de Alcides.
Juró defender a Elena
con los demás en la ley,
que Tíndaro, griego rey,
si no la cumplen, condena.
Robóla Paris. Si intenta
Ulises buscar ahora
excusas por ver que llora
Penélope, de su afrenta
serán los dioses testigos;
pues sus aras menosprecia,
y a los príncipes de Grecia
tendrá por sus enemigos.
El ejército me envía
por él.
Pelodoro Amor, que es más fuerte,
y a las puertas de la muerte
con Penélope porfía,
o acabarla, u obligar
a que su esposa se quede,
en tal juramento puede
justamente dispensar.
Nicandro Dejar sola tal mujer
ni es amor ni es fortaleza,
tiraniza a la belleza,
ya la ausencia, ya el poder.
Y si uno y otro se junta
y tantos la han pretendido,
siendo madre del olvido
la ausencia, llore difunta
su honra, Ulises ausente.
Palamedes Penélope es la más casta
de toda Grecia.
Pelodoro No basta
ese valor excelente
para el recelo que lleva,
ni puede discreto ser,
siendo vidrio la mujer,
quién con la ausencia la prueba.
Según esto, no os espante,
viendo que a la muerte está,
si Ulises con vos no va.
Palamedes Menos valiente es que amante;
pero yo no he de ir sin él
o ha de quedar por perjuro,
pues la victoria aventuro
que tengo cierta por él.
(Sale Ulises medio desnudo y loco.)
Ulises Toquen las cajas aprisa,
y pues Grecia a Troya pasa,
abrase Ulises su casa.
¿Hércules está en camisa?
Deyanira le pegó
la ponzoña del Centauro.
Creta encierre el Minotauro,
que Pasifé le parió;
pobre Minos, ¿qué dolor
de cabeza os atormenta?
El marido que se ausenta
eche en remojo su honor.
Toro se llama la cama
del matrimonio en latín,
etimología ruín
sacará de ella la fama,
díganlo los adivinos,
mientras yo mi ausencia lloro,
¿la Pasifé con el toro
y sin azotarla Minos?
¡Oh, bellaco! ¿De malicia
qué laberintos trazáis
y a mí a Troya me enviáis?
¡Malos años! ¿No hay justicia?
Palamedes ¿Qué es esto?
Nicandro Ulises sin seso,
que a no perderle, no fuera
tan discreto, ni quisiera
su esposa en tanto exceso.
Pelodoro Deja la mayor belleza
que enamoró al dios rapaz
el reino que goza en paz
y un hijo de su riqueza
y discreción heredero;
pártese a ajenas venganzas,
el honor teme mudanzas
y Amor desnudo el acero.
Quien ama cuerdo, ama poco;
ama mucho y loco está.
Palamedes Cobarde temor será
y engaño el fingirse loco.
Ya Grecia tiene experiencia
de sus astucias, malicia
es toda.
(Ulises pregona y azótase.)
Ulises Ésta es la justicia
que manda hacer el ausencia
a un recién casado —Dale.
¡Oh, cómo escuece el traidor!—
que se ausenta de su honor
y de su casa se sale.
¡Qué indigenta está la penca!
Gran delito debe ser
dejar a propia mujer
por otra mujer mostrenca.
Libros hay de ejemplos llenos,
donde leerá el que los trata
que es un asno el que se mata
cual yo por duelos ajenos.
Por Dios que estábamos buenos
dejándonos en los nidos
los pajaricos perdidos
en uñas del gavilán.
El refrán
diga que a muertos y a idos
no hay amigos, mas yo trueco
—perdóneme Dios si peco—
a estos versos los sentidos,
y entendidos,
rezan con causa mayor
que el honor
canta, que a muertos y a idos
no hay maridos,
no hay maridos, que es peor.
Pues si entre ausencias y olvidos
de la honra no hay noticia,
y de milicia
a malicia va tan poco,
¿quién se parte a la milicia?
¿Ausencia necia
a mí sacarme de Grecia?
¡Malos años! ¡No hay justicia!
Nicandro