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Argel fingido y renegado de amor es una comedia teatral del autor Lope de Vega. En la línea de las comedias del Siglo de Oro Español, narra un malentendido amoroso que acabará por provocar varias situaciones humorísticas y de enredo, en este caso escenificado en torno al rapto de la dama Florinda a manos del pérfido Rosardo, el renegado de amor. Solo el galán Leonido podrá salvar a Florinda.
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Seitenzahl: 101
Veröffentlichungsjahr: 2020
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Lope de Vega
Saga
El argel fingido y renegado de amorCover image: Shutterstock Copyright © 1917, 2020 Lope de Vega and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726616552
1. e-book edition, 2020
Format: EPUB 3.0
All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com
ROSARDO
¿Es posible?
FLÉRIDA
No te canses.
ROSARDO
¿Hay tal dicha?
FLÉRIDA
Esto es justo.
ROSARDO
Ciega estás.
FLÉRIDA
Sigo mi gusto.
ROSARDO
¿Qué pretendes?
FLÉRIDA
Que descanses.
ROSARDO
5
¿Cómo, si me matas?
FLÉRIDA
¿Yo?
ROSARDO
Tú, pues.
FLÉRIDA
Huye tú de mí.
ROSARDO
¿Qué así me aborreces?
FLÉRIDA
Sí.
ROSARDO
¿Y que no hay remedio?
FLÉRIDA
No.
ROSARDO
Mira mi amor.
FLÉRIDA
¿Cómo puedo?
ROSARDO
10
Siendo piadosa.
FLÉRIDA
Ya es tarde.
ROSARDO
Tú me querrás.
FLÉRIDA
¡Dios me guarde!
ROSARDO
Voime a morir.
FLÉRIDA
Buena quedo.
ROSARDO
Tú llorarás.
FLÉRIDA
Ya, de ira.
ROSARDO
Darás cuenta a Dios.
FLÉRIDA
¿De qué?
ROSARDO
15
De mi muerte.
FLÉRIDA
¡Yo! ¿Por qué?
ROSARDO
Porque eres causa.
FLÉRIDA
Es mentira.
ROSARDO
¿No me aborreces?
FLÉRIDA
Verdad.
ROSARDO
Esa es mi muerte.
FLÉRIDA
Es mi vida.
ROSARDO
Quiéreme tú.
FLÉRIDA
Estoy perdida.
ROSARDO
20
¿De qué?
FLÉRIDA
De la voluntad.
ROSARDO
¿Tenella es perdella?
FLÉRIDA
Sí.
ROSARDO
Al fin ¿quieres bien?
FLÉRIDA
Muy bien.
ROSARDO
¿Correspóndete?
FLÉRIDA
También.
ROSARDO
Más hayo yo.
FLÉRIDA
¿Cómo así?
ROSARDO
25
Amo olvidado.
FLÉRIDA
Es locura.
ROSARDO
Amor me engaña.
FLÉRIDA
Engañalle.
ROSARDO
¿Cómo?
FLÉRIDA
Buscando otro talle.
ROSARDO
¿Adónde?
FLÉRIDA
En otra hermosura.
ROSARDO
No la hay como tú.
FLÉRIDA
Sí habría.
ROSARDO
30
Ya la busqué.
FLÉRIDA
Hiciste poco.
ROSARDO
Mas loco estoy.
FLÉRIDA
Eres loco.
ROSARDO
No la puedo amar.
FLÉRIDA
Porfía.
ROSARDO
Más me amartelo.
FLÉRIDA
¿De quién?
ROSARDO
De ti.
FLÉRIDA
Pues ¿con desengaños?
ROSARDO
35
Esos amo.
FLÉRIDA
Amas tus daños.
ROSARDO
Daños quiero.
FLÉRIDA
Quieres bien.
ROSARDO
¿Qué haré?
FLÉRIDA
Tener sufrimiento.
ROSARDO
¿No hay remedio?
FLÉRIDA
Con ausencia.
ROSARDO
¡Cruda sentencia!
FLÉRIDA
¡Paciencia!
ROSARDO
40
¿Qué me dices?
FLÉRIDA
Lo que siento.
ROSARDO
¿Que a otro quieres?
FLÉRIDA
A otro adoro.
ROSARDO
Dime quién es.
FLÉRIDA
Es mal hecho.
ROSARDO
¿Está aquí?
FLÉRIDA
Dentro en mi pecho.
ROSARDO
¡Gran amor!
FLÉRIDA
Suspiro y lloro.
ROSARDO
45
¿Estímate?
FLÉRIDA
Es muy prudente.
ROSARDO
¿Está ausente?
FLÉRIDA
Sí, Rosardo.
ROSARDO
¿Cuándo viene?
FLÉRIDA
Hoy le aguardo.
ROSARDO
¡Voy a matarle!
FLÉRIDA
¡Detente!
ROSARDO
Saldré al camino.
FLÉRIDA
No harás.
ROSARDO
50
Mal pregunté.
FLÉRIDA
Tú lo quieres.
ROSARDO
¡Qué libres!
FLÉRIDA
Somos mujeres.
ROSARDO
Sois nuestra muerte.
FLÉRIDA
Y aún más.
ROSARDO
Direlo a tu hermano.
FLÉRIDA
Dilo.
ROSARDO
Haré matarte.
FLÉRIDA
Aquí estoy.
ROSARDO
55
¿Eres furia?
FLÉRIDA
Mujer soy.
ROSARDO
Mal hablas.
FLÉRIDA
Este es mi estilo.
ROSARDO
¿Sin miedo estás?
FLÉRIDA
¿Eso dudas?
ROSARDO
Voy a morir.
FLÉRIDA
Tarde es luego.
ROSARDO
¡Ahorcareme!
FLÉRIDA
Estás ciego.
ROSARDO
60
¡Ay, infierno!
FLÉRIDA
¡Ahórcate, Judas!
Vanse, y salen Aureliano y Leonido.
AURELIANO
Al fin, ¿Qué os habéis holgado?
LEONIDO
Ha sido Valencia un cielo
de sol y luna adornado,
que el rey y la reina al suelo
65
dan luz más que ellos le han dado.
Y no faltaron estrellas,
porque tantas damas bellas
volvieron la noche día.
AURELIANO
¡Qué gran cortedad la mía,
70
Leonido, dejar de vellas!
LEONIDO
¡Oh! Sois vos muy tierno amante.
AURELIANO
Verdad; que por no dejar
en tiempo tan importante
el sol que me ha de alumbrar,
75
dejé fiesta semejante,
y dejara si otra fuera
mayor.
LEONIDO
Ni la habrá, ni espera
España verla mayor.
AURELIANO
¡Qué ciego me tiene Amor
80
por conquistar una fiera!
LEONIDO
¿Cómo os va?
AURELIANO
Que me aborrece
hasta la muerte.
LEONIDO
Mal caso,
si ama.
AURELIANO
A quien la merece.
LEONIDO
¿Que ama, en fin?
AURELIANO
¡Mil cielos paso!
85
¡Mil desventuras ofrece!
LEONIDO
Yo no sé a quién vos amáis,
ni menos por quién os deja;
mas sé que con causa estáis
de ella y de él con justa queja.
AURELIANO
90
Leonido, engañado estáis,
que ella es cielo soberano
de hermosura, y él ¡por Dios!
cuanto cabe en hombre humano.
LEONIDO
Y ¿quién tiene igual con vos?
AURELIANO
95
¿Quién, Leonido?: vuestro hermano.
LEONIDO
¿Qué mi hermano es preferido,
Aureliano, donde amáis?
AURELIANO
¿Paréceos que justo ha sido?
LEONIDO
¡Cómo! ¿Qué por él pasáis
100
tantos celos, tanto olvido?
¡Vive Dios, de dalle muerte!
AURELIANO
No le tratéis de esa suerte,
a quien Flavia tiene amor,
que es recio competidor,
105
más que los diamantes fuerte.
LEONIDO
¡Que mi hermanillo os da pena
y que Flavia sea tan loca!
AURELIANO
Cualquier cosa que ella ordena,
puesto que mi vida es poca,
110
la tiene el alma por buena.
Y pues satisfecho estáis,
si acaso no os disgustáis,
sin hacer más competencia,
de las bodas de Valencia
115
os pido que me digáis.
LEONIDO
Quisiera satisfaceros
primero de mi afición,
que mi hermano ha de ofenderos.
AURELIANO
Yo sé vuestro corazón,
120
y vuestros nobles aceros.
No tenéis que le decir.
LEONIDO
Yo le pienso persuadir
de suerte que el campo os deje.
AURELIANO
Haréis que Flavia se queje,
125
y harame Flavia morir.
Y pues ha llegado a cuento,
haced lo que os he pedido.
LEONIDO
Aunque es para historia el cuento,
será en breve referido.
AURELIANO
130
Ya os escucho.
LEONIDO
Estadme atento.
La divina Margarita,
señora de España y nuestra,
desde el antiguo Sagunto
partió a la insigne Valencia.
135
En San Miguel de los Reyes,
a seis tiros de ballesta,
se aposentó aquella noche,
cifrando en él su grandeza.
Allí el ángel de los cielos
140
dio aposento al de la tierra,
y a la gran reina los reyes
de antigua y clara nobleza.
Salió el padre de Faetón
más de mañana por vella,
145
a la fama que tenía
más que su sol rubias hebras.
Por el portal de Serranos
el concurso a entrar comienza
de su gran caballería,
150
en que se pierde la cuenta;
porque decirte, Aureliano,
nombres, colores, libreas,
es como en serena noche
querer contar las estrellas;
155
las huertas de Babilonia,
las que en libros se celebran,
o del famoso Aranjuez,
que ha competido con ellas,
que en su variedad de flores
160
no ha visto más diferencia
cuando vierte por abril
su alegre copia Amaltea.
Ya no se precian los ojos
de mirar sedas ni telas,
165
que ya les parece poco;
menos quiero plata o perlas.
¡Qué lozanos los caballos,
con las gualdrapas soberbias,
ponen la mano en la cincha
170
y con los bocados juegan!
Parece el dueño gentil
entre los pajes, que llevan
árbol florido entre plantas
de jazmín y rosas frescas.
175
Quitan diamantes la vista,
las plumas al aire vuelan,
que a los ingenios espantan,
colores el alma alegran.
El murmurar de la gente
180
parece viento en las selvas,
entre aquel silencio grande,
el rumor de las abejas.
Vienen los primeros dos
del Conde de Lemos, que eran
185
don Francisco y don Fernando
de Castro, gloria y nobleza.
A Carlos, duque de Turcis,
hijo del famoso Andrea,
y a don Diego Mercader,
190
como el sol que su luz muestra.
Don Fernando de Toledo
y don Mendo de Ledesma,
el conde de Belarmón
y el príncipe de Manfelta.
195
Don Altamos con el conde
de Juste, gallardos llegan,
y don Gaspar Mercader,
bizarro en todas empresas.
Galán don Diego Pacheco,
200
mueve los ojos y lengua;
luego el conde de Paredes
y don Alonso Lucena,
don Enrique de Gastón
con el marqués de Corella,
205
don Luis de Calatayud
con el vizconde de Güelva.
Aquí la música vino
bien adornada y compuesta.
El alférez de Madrid
210
vi luego venir tras ella,
a don Carlos de Arellano,
a Laso, señor de Cuerva;
a don Diego de Santoyo,
a don Pedro de Fonseca,
215
a don Fadrique de Palafros
y el señor de Igares entra;
don Martín Alfonso, noble
que tras sí los ojos lleva;
el conde de Ifar y el conde
220
de Fuentes, Marte en la guerra;
don Francisco de Velasco,
el de Coca y Salvatierra,
don Antonio de Toledo,
don Jerónimo Viruela;
225
de morado el de Ladrada,
y el color que desespera;
Perales, Gonzaga y Lelio,
este en Malta es el que enseña;
don Luis Alfonso y Ruy Gómez,
230
don Francisco de Ribera,
don Fortuno de Madiezgo,
el de Arica, Blaga y Berga,
el de Lemos, visorrey,
digno en Nápoles cabeza;
235
el gran conde de Miranda,
que hoy a Castilla gobierna;
los duques Cardona y Nájara,
el de Alburquerque y la Cueva,
don Rodrigo de Meneses,
240
don Alonso de Fonseca,
el de Córdoba y Fernández,
de la gran casa de César;
don Enrique de Mendoza,
luego don Sancho de Leiva,
245
don Juan, don Alonso Idiáquez,
conde de Orgaz, y el de Belda,
el de Altamira y Coruña,
el de Morata, el de Lerma,
y luego, tras estos dos,
250
el marqués de la Povera,
Treviño y Gibraleón,
Navas por Ávila a Celsa,
el de Cerralbo, y el duque
de Pastrana, y su belleza.
255
Con don Juan de Sandoval,
que es hermano del de Denia,
don Felipe de Cardona,
el que a Guadalete hereda,
el marqués de Montes Claros,
260
el de Laguna y Cerdeña,
con el Bailío general
el de Canuza y Baltera.
El conde de Casarrubios
con don Juan de Sanoguera,
265
el conde de Villa Alonso,
don Pedro de Castro, Esteban
de Ibarra, conde de Oñate,
el de Saldaña y su tierra,
el marqués de San Germán,
270
rayo en la guerra francesa.
Don Luis Ferrer, don Fernando
de Zúñiga.
AURELIANO
Bien lo cuenta.
LEONIDO
Don Baltasar, don Francisco
de Valdés.
AURELIANO
Memoria eterna.
LEONIDO
275
Don Enrique Guzmán,
de admirable gentileza.
Los de Tarsis, padre e hijo,
de negro y pardo le muestran.
Con don Martín de Alagón,
280
de airosa y gentil presencia,
Gutiérrez, López, Padilla,
a que las juzguen entrega.
Sus galas Italia y Francia
ha puesto en su competencia.
285
Por no cansarte, Aureliano,
no te digo lo que resta,
porque es proceso infinito,
y aquí la música llega.
De sus ropas coloradas
290
vistió la ciudad trompetas,
chirimías y atabales.
AURELIANO
Si te cansa, aquí lo deja.
LEONIDO
Prosigo, que ocho oficiales
vinieron con ropas nuevas.
295
Las trompetas y clarines
del rey tras aquesto llegan,
de amarillo y colorado.
AURELIANO
Pues las otras ¿de quién eran?
LEONIDO
De la reina eran las otras.
AURELIANO
300
Prosigue.
LEONIDO
Luego se muestra
el capitán con la guarda,
con ropa y blanca librea.
Luego los cuatro maceros
con sus mazas, y tras estos
305
otros cuatro reyes de armas
con sus hachas.
AURELIANO
¡Grande fiesta!
LEONIDO
El Justicia con su ropa.
AURELIANO
¿Qué color?
LEONIDO
De nácar.
AURELIANO
¡Buena!
LEONIDO
Brocado blanco los forros.
AURELIANO
310
¿Y luego?
LEONIDO
Los Grandes llegan
con el príncipe de Orange,
los Médicis de Florencia,
don Pedro y don Juan Fernández.
AURELIANO
¡Qué libreas!
LEONIDO
¡Qué soberbias!
315
Tras el duque de Gandía
vino el príncipe de Melfa,