El bautismo del Príncipe de Marruecos - Lope de Vega - E-Book

El bautismo del Príncipe de Marruecos E-Book

Лопе де Вега

0,0

Beschreibung

El bautismo del Príncipe de Marruecos es una comedia teatral con trasfondo histórico del autor Lope de Vega. Contada en tono de desenfado y a través de situaciones de equívocos, se articula en torno a la figura de Muley Xeque, príncipe saadí exiliado de Marruecos en Madrid y convertido a la religión católica.

Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:

Android
iOS
von Legimi
zertifizierten E-Readern
Kindle™-E-Readern
(für ausgewählte Pakete)

Seitenzahl: 97

Veröffentlichungsjahr: 2020

Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:

Android
iOS
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



Lope de Vega

El bautismo del Príncipe de Marruecos

 

Saga

El bautismo del Príncipe de MarruecosCover image: Shutterstock Copyright © 1618, 2020 Lope de Vega and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726616989

 

1. e-book edition, 2020

Format: EPUB 3.0

 

All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

 

SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com

Elenco

PRIOR DON ANTONIO EDUARDO DE MENESES CRISTÓBAL DE TABORA DIEGO DE SOSA LUIS DE SILVA MULEY HAMET MULEY MAHAMET MULEY MALUCO FÁTIMA CELINDA SOLIMÁN PEDRO DE ALCASOBA EL REY FILIPO EL REY SEBASTIÁN REDUÁN ROSALES CARPIO EL ALFÉREZ MAYOR MULEY JEQUE ALBACARÍN, moro MARTÍN CORREA EL CAPITÁN ALDANA ALMANZOR ZAYDE GENTE DE UN CARRO TRES DAMAS LEONARDO CELIA HERNANDO TRES LADRONES OTRA MUJER FRANCELIO PLACIDIO UN SUPLICACIONERO ALONSO, villano DOS BRAVOS UN MAESTRO DE ESGRIMA UN FRAILE VICTORIANO LA PROCESIÓN CON LA VIRGEN DE LA CABEZA AXA DAÚ EL CORREGIDOR JÁCOME DE CÁRDENAS EL MÉDICO DON DIEGO UNA CAJA UN ALGUACIL ZULEMILLA, morisco BELARDO LA LEY EVANGÉLICA LA SECTA AFRICANA JUAN RUIZ DE VELASCO UN AYUDA DE CÁMARA GASENO UN CRIADO UN PAJE EL OBISPO DE JAÉN [UN CARRETERO] [MÚSICOS]

Acto I

Salgan dos MACEROS con armas de Portugal, el CONDE DE VIMIOSO, el prior DON ANTONIO, EDUARDO DE MENESES, CRISTÓBAL DE TABORA, DIEGO DE SOSA, LUIS DE SILVA, MULEY MAHAMET JARIFE y el rey DON SEBASTIÁN; siéntese como ya saben.

SEBASTIÁN

Al Rey se da asiento igual.

 

MAHAMET

Beso los pies de tu Alteza.

 

ANTONIO

Representa su grandeza.

 

EDUARDO

Tiene, en fin, sangre real.

 

DIEGO

5

¿Qué habrá que el talle no venza?

 

LUIS

Es gran recomendación.

 

SEBASTIÁN

Prosigue tu relación.

 

MAHAMET

Así prosigo.

 

SEBASTIÁN

Comienza.

 

MAHAMET

Invicto rey Sebastián,

10

del gran Carlos Quinto nieto,

como fuiste de su sangre,

de sus glorias heredero.

Digo que Muley Mahamet

Jarife, en África muerto,

15

el que juntó en un Estado

Fez, Tarudante y Marruecos,

trató con su hermano Hamet

que sucediese en el reino

cualquier hijo de los dos,

20

antes que cualquiera nieto.

Pero aunque quedaron muchos,

murieron los más a hierro,

o en la cárcel, o ahogados,

hecho seguro y sangriento,

25

por Audalla, un hijo ilustre

de Mahamet, porque a efeto

de conservarse, vertió

tanta sangre de sus deudos.

Reinó diez y siete años

30

más pacífico y quïeto

que eternamente se vio

rey del africano imperio.

Este, señor, fue mi padre;

yo, su hijo primogénito,

35

en la sangre, y no en la paz,

pues a tal desdicha allego.

Dejó mi padre heredando,

entre los hermanos muertos,

tres con la vida, y la causa

40

fue el ser niños tan pequeños;

pero engañose mi padre,

que en el punto que crecieron,

no fiaron del hermano,

que fue tan remiso en esto;

45

y considerando, en fin

que con el pasado miedo

el que los perdonó niños

los degollara mancebos,

los dos se huyeron al turco,

50

y el otro, la tierra adentro,

con los árabes vivió

en montes de arena secos.

Audalla, mi padre, entonces

jurome por su heredero;

55

murió, reiné mal seguro

por el pasado concierto

y así, despachando un moro

atrevido, fuerte y diestro,

a Tremecén, donde estaba

60

de mis tíos el primero,

de un flechazo, en la mezquita,

sosegó mi pensamiento.

Alteró a Muley Maluco,

que estaba en Argel, el hecho

65

de suerte, que procuró

dejar de vivir muriendo;

y cansado de pedir

al rey Filipo remedio,

por el virrey de Valencia,

70

con cartas y propios ruegos,

que era entonces don Rodrigo

Alfonso, de aquellos buenos

Pimenteles de Castilla,

tan antiguos caballeros,

75

se partió a Constantinopla,

donde negociando menos,

sirvió con paciencia al turco,

querelloso de sus deudos;

mas mostrando en Navarino

80

y en la goleta gran pecho,

que aunque enemigo en mi sangre,

negar la verdad no puedo,

tres mil turcos que le dio,

metió el Maluco en mi reino,

85

con los cuales me rompió

tres poderosos ejércitos

de sesenta mil caballos,

y diez mil infantes; creo

que fue el último, señor.

90

¡Mira qué extraño suceso!

Retireme en el Peñón

de Vélez, y allí, por medio

de un renegado, pedí

con piadoso humilde celo

95

favor a tu heroico tío,

que tratando en su Consejo,

donde las guerras de Flandes

en tal cuidado le han puesto,

y el sustentar los presidios

100

de soldados y dineros,

no me ha podido acudir

con su magnánimo pecho,

y es gran permisión de Alá,

porque venga como vengo,

105

a darte esta empresa a ti

para tu bien y provecho,

que podrás ser fácilmente

emperador de Marruecos,

dejándome por tu alcaide

110

y virrey en su gobierno.

¡Ea, Sebastián famoso,

en cuyo rostro contemplo

la imagen del Quinto Carlos,

planeta del quinto cielo,

115

dando a Muleasén en Túnez

el mal conquistado reino

de Amida y de Barbarroja,

traidores y lisonjeros!

Mira qué gloria y qué fama

120

tantas naciones le dieron

por esta hazaña, mayor

que el sajón y el francés preso,

que si pasas un soldado

las aguas del Mucaceno,

125

¿quién duda que mis vasallos

reconozcan su Rey luego?

Toda el África, sin duda,

ayudará nuestro intento,

en quien pondrás esas plantas,

130

otro Carlos de honor lleno,

otro nuevo Scipïón,

que por más famosos hechos

te llamarán africano

rubio scitas, indios, negros.

135

Harás desde Ceuta a Fez

un puente, por cuyo medio

se enriquezca en trato España,

sin miedo del mar soberbio.

Y yo, a tus pies arrojado,

140

adornaré tus trofeos

entre mil reyes cautivos

y entre mil vencidos reinos.

 

SEBASTIÁN

¿Qué os parece?

 

ANTONIO

Señor, si como suenan

pareciesen las cosas intentadas,

145

estas son las más dignas de los reyes.

Ya otras veces he dicho a vuestra Alteza,

desde que fuimos a la vista de África,

que me holgara de verle con las fuerzas

que muestra su valor, y el mundo es poco.

 

EDUARDO

150

Señor prior, si al gran valor que muestra

su Alteza, Dios le guarde, se igualaran,

cesaran hoy las glorias de Alejandro;

la sucesión también impide mucho.

 

ANTONIO

Bien he visto, Eduardo de Meneses,

155

cuánto la sucesión en esto impide;

hablo del corazón.

 

LUIS

Ese es magnánimo,

y verdaderamente las empresas

en la dificultad tienen la gloria.

 

CRISTÓBAL

Las veces que de aquesto me ha tratado

160

su Alteza, no he resuelto cosa alguna;

bien que, midiendo el pensamiento suyo,

no hayo lugar si no es pasando el cielo,

que por la tierra pasa el mayor límite,

y la imaginación topa en sí misma.

165

Asegura Muley que sus vasallos

le quieren bien, y que en mirando el rostro

del que es propio señor, las mismas armas

que toman en defensa del Maluco,

volverán a su pecho.

 

MAHAMET

Así lo pienso;

170

demás, que no son pocas vuestras fuerzas,

siendo tanto el valor del vuestro Príncipe,

la ayuda que se espera del Católico,

y la diversidad de varias gentes

que acudirán a tan gloriosa empresa.

 

SEBASTIÁN

175

Extrañamente siento que me muestre

alguno de vosotros poco brío

en cosa que yo tengo tan impresa

dentro del corazón; pero decidme

las objeciones que tenéis más ásperas

180

contra mi voluntad.

 

ANTONIO

Ninguno intenta

darte disgusto, ni es tan poco el ánimo,

siendo de portugués, que no parezca

hijo del tuyo, y que pedirte puede

el gobierno del sol, como al sol mismo.

185

Dificúltase aquí no estar casado,

que habiendo de ir el Rey en su persona

a empresa fuera de su reino, es justo

que deje quien le herede. Si faltase,

las fuerzas de este reino no son muchas.

 

LUIS

190

Si la empresa se funda en que es legítima,

gran servicios de Dios, y se compone

con ayuda de deudos y de amigos,

no es a ventura de perderse el príncipe.

 

SEBASTIÁN

Ya de todas las cosas que propone

195

vuestro deseo de acertar, por cartas,

me ha propuesto mi tío largamente;

y aunque me disüade por las mismas,

me nacen en la sangre dobles fuerzas.

Todo lo que decís tengo mirado.

200

Tarde venciera mi famoso tío

la batalla inaudita de Lepanto,

si aguardara el consejo, aunque discreto

y de prudente capitán nacido,

del cuerdo Andrea, y no el furioso y presto

205

del gran marqués de Santa Cruz.

 

Sale un PAJE.

PAJE

Licencia

pide el embajador.

 

SEBASTIÁN

¿Llegó don Pedro?

 

PAJE

En este punto.

 

Sale PEDRO DE ALCASOBA.

PEDRO

Deme vuestra Alteza

los pies.

 

SEBASTIÁN

¡Oh, amigo! ¿Qué tenemos?

 

Levántese.

PEDRO

Creo

que enderezan los cielos tus empresas.

 

SEBASTIÁN

210

¿En qué lo has visto?

 

PEDRO

En los favores y honras

que me ha hecho Filipo.

 

SEBASTIÁN

¿En qué resuelve

mi tío las tres cosas que le pido?

 

PEDRO

En cuanto al casamiento, te concede

una de sus dos hijas, para el tiempo

215

que sea de edad, mas no señala el nombre;

cuanto a la empresa, siendo de Alarache,

te promete soldados y galeras;

cuanto a verle, resuelve que la vista

en Guadalupe sea. De estas cartas,

220

te informarás mejor.

 

SEBASTIÁN

Tratad al punto

mi camino, don Luis; y tú, Jarife,

ten esperanza.

 

MAHAMET

En Dios y en ti la tengo

que te he de ver señor de toda el África.

 

ANTONIO

¿Partir quiere tu Alteza?

 

SEBASTIÁN

Así conviene.

225

Prior, póngase a punto mi partida.

 

ANTONIO

Guarden los cielo, gran señor, tu vida.

 

Salen LELA FÁTIMA y CELINDA, moras.

LELA

Tú has de hacer, Celinda mía,

que con mis ojos lo vea.

Quien ama teme y desea,

230

y esperando desconfía.

Dime si Hamet, como hermano

del Rey, lo será de Fez,

o si reinará otra vez

Mahamet, o lo intenta en vano,

235

que como el alma me cuesta

Hamet, de quien soy amada,

tengo, Celinda, colgada

la vida de tu respuesta.

 

CELINDA

Lela Fátima, secretos

240

que tiene en su pecho Alá,

no los comunica, y da

hasta los mismos efetos.

Verdad es que si la ciencia

las influencias del cielo

245

no enseña, y está el suelo

tan sujeto a su influencia,

esta nuestra geomancía,

por quien su intención procuras,

corresponde en las figuras

250

a la oculta astrología;

mas siempre queda en su ser

la voluntad de Alá santo,

porque, aunque se entienda tanto,

puede hacer y deshacer.

 

LELA

255

No, Celinda, no me entiendes,

y es que te guardas de mí.

 

CELINDA

¡Yo, mi señora, de ti!

Mi amor y lealtad ofendes.

Esta ciencia, entre cristianos,

260

es prohibida y sospechosa,

es falsa y supersticiosa,

y llena de enredos vanos;

acá, de quien la han tomado,

a nadie ofende ni priva.

 

LELA

265

No es porque en peligro viva

de tu persona el cuidado;

mas por no hacerme favor,

faltándome voluntad.

 

CELINDA

En dudar de mi amistad

270

has agraviado mi amor;

ya sé al blanco donde tiras.

 

LELA

Deseo ver el espejo.

 

CELINDA

Ya habrás tomado consejo

del espejo en que te miras.

 

LELA

275

No quiero verme la cara;