El bobo del colegio - Lope de Vega - E-Book

El bobo del colegio E-Book

Лопе де Вега

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Beschreibung

El bobo del colegio es una comedia teatral del autor Lope de Vega. En la línea de las comedias palatinas del Siglo de Oro Español, narra un malentendido amoroso que acabará por provocar varias situaciones humorísticas y de enredo.

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Seitenzahl: 96

Veröffentlichungsjahr: 2020

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Lope de Vega

El bobo del colegio

 

Saga

El bobo del colegioCover image: Shutterstock Copyright © 1620, 2020 Lope de Vega and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726616996

 

1. e-book edition, 2020

Format: EPUB 3.0

 

All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

 

SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com

Elenco

Don Juan Tristán Octavio Garcerán Marín, lacayo Fulgencia Riselo Lucindo Lisarda Celia Fermín, lacayo Chinchilla, escudero Reinel Fabio Gerardo Músicos Rodrigo

Acto I

Don Juan y Tristán, amigo suyo

 

DON JUAN

No me consueles, Tristán,

que daré voces al cielo.

 

TRISTÁN

¿Pues qué has de hacer sin consuelo

en tal desdicha, don Juan?

 

DON JUAN

5

Matarme; perder la vida

en que mi pena consiste,

porque una cosa tan triste

mejor estará perdida.

Hoy me han llevado a Valencia

10

el aliento en que respiro,

la misma luz con que miro,

del alma la misma esencia,

el movimiento con quien

se sustenta el corazón,

15

mi propia imaginación

y mis discursos también.

Hoy, la junta y armonía

que, para vivir iguales

los instrumentos vitales,

20

con tal concierto tenía.

Hoy no soy; y si algo soy,

es una sombra de mí,

un retrato del que fui.

 

TRISTÁN

¿Hoy dices?

 

DON JUAN

¿Luego no es hoy?

 

TRISTÁN

25

Ha un mes que falta de aquí

Fulgencia, y hoy te parece.

 

DON JUAN

Si lo mismo se padece,

hoy es ayer para mí;

hoy es, aunque pase un mes,

30

si en la misma pena estoy,

que lo que atormenta hoy,

tan hoy como entonces es.

Allá me estaba en mi aldea

que mi mal no presumía,

35

aunque el alma me decía

que no hay bien que firme sea.

Vine a Salamanca a ver

lo que no veré jamás,

muerto soy.

 

TRISTÁN

Gracioso estás.

 

DON JUAN

40

Pues dime, ¿qué puedo hacer?

 

TRISTÁN

Si fueras cuerdo, Don Juan,

vieras que cualquiera ausencia,

pues era mujer Fulgencia,

no era segura.

 

DON JUAN

¡Ay, Tristán,

45

que pintan muy ciego a Amor!

 

TRISTÁN

Sola en casa de su hermano,

que vive a lo cortesano

seguro de su valor,

a sus deudos parecía,

50

formando de esto querella,

que una principal doncella,

ni era bien ni convenía.

Entrábanle a visitar

mil caballeros mancebos,

55

y estos generosos nuevos

que aquí vienen a gastar

la primera sangre y la plata

primera del avariento

padre, en cuyo pensamiento

60

más el amor se dilata

que los esperados cursos.

Aquí espadas negras luego,

o naipes, eran su juego;

aquí los largos discursos

65

sobre aficiones y votos;

aquí cenas y meriendas

en que se alargaban riendas,

y aun iban los frenos rotos.

Y aunque Fulgencia no estaba

70

presente a aquestas locuras,

juraré, si tú lo juras,

que a este tiempo no rezaba,

sino que por los resquicios

miraba el que más galán

75

daba, como tú, don Juan,

de haberla mirado indicios.

Esto es cosa natural,

y así fue justo el llevarla

adonde puedan guardarla;

80

que aquí la guardara mal

un mozo, hermano brioso,

lleno de amigos, que todos,

aunque por diversos modos,

y el mejor más cauteloso,

85

venían por la doncella

como moscas a la miel.

Vino su tía, y con él

habló largamente en ella.

Y aunque resistió, no pudo

90

negar tanto la razón,

que no la diese.

 

DON JUAN

¿Estas son

cosas de sufrir? ¿Qué dudo,

que no me doy muerte aquí?

 

TRISTÁN

Su tía, en fin, a Valencia

95

llevó en un coche a Fulgencia.

 

DON JUAN

Demonio fue para mí.

¡Oh, tía! ¡Nuevo Plutón

que en ese coche camina

con la bella Proserpina

100

que me abrasa el corazón!

Tristán, ¿hay cosa en la tierra

que se pudiera excusar

como una tía, o que dar

pueda a un hombre mayor guerra?

105

¿Qué es esto que llaman tía?

Di, Tristán, ¿quién lo inventó?

¿Por dónde en el mundo entró

tan grande desdicha mía?

¿Hay mar que más mares sorba

110

que una tía de parientes?

¿Qué tiene de inconvenientes?

¿Qué no enfada, qué no estorba?

Padres y hermanos se mueren;

siempre queda alguna tía:

115

¿qué no deshace y porfía

contra lo que todos quieren?

El primer tío del mundo

fue Caín; mira quién son.

Pero basta una razón

120

en que sus malicias fundo,

y es que a todos los villanos

llaman tíos, siendo gente

maliciosa, impertinente,

debajo de hábitos llanos.

125

En confianza de un tío,

o de una tía avarienta

llena de hacienda y de renta,

pasa un sobrino hambre y frío.

Y después de noventa años,

130

que vive mucho una tía,

suele darlo a quien le hacía

un presente y mil engaños.

Ven conmigo, que yo haré

conque en Valencia la vea,

135

si mi padre no rodea

lo que ayer imaginé:

que se muere por casarme.

 

TRISTÁN

Mejor será y olvidar.

 

DON JUAN

Si puede el alma forzar,

140

podré a dejarla esforzarme.

Vanse, y entren Garcerán, caballero valenciano, y Marín, lacayo

 

GARCERÁN

Para ser tan nuevo amor,

no ha sido el favor pequeño.

 

MARÍN

Enseña a ver.

 

GARCERÁN

Ya le enseño.

 

MARÍN

¿Flor?

 

GARCERÁN

Sí.

 

MARÍN

Buen agüero flor.

 

GARCERÁN

145

¿Por qué?

 

MARÍN

Porque es esperanza

de fruto.

 

GARCERÁN

Dices verdad;

pero la facilidad,

con que una dicha se alcanza

suélese también tener

150

en perderle.

 

MARÍN

No podrá,

si ella te ha mirado ya,

y es tan principal mujer.

 

GARCERÁN

No sé que me haya mirado,

sé que, desde que llegó

155

a Valencia, he sido yo

quien la ha mirado y buscado.

Fue notable dicha mía

posar de mi casa enfrente

su tío, y ser mi pariente.

 

MARÍN

160

¿No es castellana su tía?

 

GARCERÁN

Sí, Marín, que se casó

con aqueste deudo mío.

 

MARÍN

La moza es de lindo brío;

bien haya quien la parió.

 

GARCERÁN

165

No le faltará mi amén.

 

MARÍN

¡Pesia a tal, y qué ojos tiene!

Pues pico...

 

GARCERÁN

¡Ay, Marín, que viene

de donde se estudia bien!

 

MARÍN

Pues, ¿pégase a las mujeres

170

algo de los estudiantes,

o son con ellos pasantes

de sus cursos?

 

GARCERÁN

Necio eres.

Salamanca encierra en sí

todo lo bueno del mundo;

175

es un liceo segundo:

Atenas se cifra allí.

De su luz el resplandor

también en las casas da,

como donde el fuego está

180

alcanza en torno el calor.

Donde la sabiduría

está en su trono, Marín.

¿Quién ha de ignorar que, en fin,

vemos hablar cada día

185

mil aves la lengua humana

porque están entre la gente?

 

MARÍN

Aunque es Julio tu pariente

y su mujer, castellana,

que suelen fiarse más,

190

mira bien cómo te portas,

cómo alargas, cómo acortas

desde este punto el compás,

porque ya podría ser

que se enfadasen de ti.

 

GARCERÁN

195

Como ella me quiere a mí,

¿qué puedo, Marín, temer?

Sin visitarla no puedo

conquistar su voluntad,

que se engendra la amistad

200

perdiendo al respeto el miedo.

Hoy entré segunda vez

en su sala, y vi, Marín…

 

MARÍN

Mas, ¿qué dices? ¿Serafín?

¿Y que su cándida tez

205

la comparas a los ampos

que de la nieve descienden,

cuando por enero emprenden

igualar montes y campos?

Mas ¿qué dices? ¿Que tenía

210

por mejillas dos claveles?

 

GARCERÁN

¿Búrlaste ya como sueles?

 

MARÍN

El amor todo es poesía.

De cuando yo fui gorrón,

(que llaman aquí, en Valencia,

215

“machucas”) esta sentencia

aprendí de Cicerón,

que dijo que la poesía

era de amores un monte.

Hablando de Anacreonte,

220

tan dulces versos hacía.

 

GARCERÁN

Yo la vi y, para pintalla,

poeta quisiera ser;

mas para no la ofender,

no quiero agora alaballa.

225

Llegué y, mirando el tocado,

dije a hurto en voz sutil:

“Con razón ha sido abril

en Valencia celebrado;

pero esta vez ha venido

230

su azahar de donde es el hielo”.

 

MARÍN

Sí, que el castellano suelo

es por el hielo encogido,

y los naranjos de allá

se tienen entre algodones,

235

con tiendas y pabellones,

por el hielo que les da.

Son los de acá más corteses;

los de allá, si no te ríes,

son como guadamecíes,

240

que sirven solo tres meses.

Pero, ¿qué te respondió?

 

GARCERÁN

Diome aquesta flor de azahar.

 

MARÍN

¿Azahar para comenzar?

 

GARCERÁN

Eso dije entonces yo.

245

Pero ella, abriendo la rosa

o las hojas del clavel,

mostró a lo falso por él

una risa vergonzosa,

y durmiéronsele al sol

250

los ojos.

 

MARÍN

¿Ojos dormidos?

Malo...

 

GARCERÁN

Porque a mis sentidos

despertase el corazón.

 

MARÍN

Esto de dormir los ojos

cuando no quieren hablar

255

suele en un alma causar

mil amorosos antojos.

Pero, ¿no es esta?

 

GARCERÁN

Ella es.

 

MARÍN

De Predicadores viene.

 

GARCERÁN

¡Qué lindo talle que tiene!

 

MARÍN

260

Con tales ojos la ves.

Escudero, Lisarda, tía, y Fulgencia, dama con mantos

 

FULGENCIA

Mucho madruga el calor,

señora tía, en Valencia.

 

LISARDA

Es esta tierra, Fulgencia,

de más templanza y mejor.

 

ESCUDERO

265

¡Y cómo si es más templada!

¡Líbreme Dios de Castilla!

 

FULGENCIA

¿Es mala tierra, Chinchilla?

 

ESCUDERO

Es por todo extremo helada.

Cuando a Salamanca fui

270

con cartas de mi señora,

(pienso que era por agora),

me pensé quedar allí.

No es tierra para viudos.

Vale Dios que cierta bota

275

con un licor, que una gota

puede hacer hablar los mudos,

a mi lado se acostaba,

y pasábamos el frío.

 

MARÍN

Verás el ingenio mío.

 

GARCERÁN

280

Llega pues.

 

MARÍN

Espera.

 

GARCERÁN

Acaba.

 

MARÍN

Mientras la tía entretengo,

podrás con Fulgencia hablar.

 

GARCERÁN

Hoy quiero experimentar

qué ingenio en mi casa tengo.

 

MARÍN

285

Mil años te guarde el cielo.

 

LISARDA

¡Oh, Marín! ¿Adónde vas?

 

GARCERÁN

¿Puedo hablarte?

 

FULGENCIA

No podrás,

ya sabes lo que recelo.

 

GARCERÁN

Marín engaña a tu tía.

 

FULGENCIA

290

¿Y si parla el escudero?

 

GARCERÁN

Como eso puede el dinero…

 

FULGENCIA

¡Chinchilla!

 

ESCUDERO

Señora mía.

 

FULGENCIA

Mirad qué os da Garcerán.

 

GARCERÁN

Padre, todo aquesto es nada.

295

Id mañana a mi posada.

 

ESCUDERO

No hay mancebo tan galán,

señora, en toda Valencia;

si os casárades con él,

yo os doy palabra por él,

300

que os adorase, Fulgencia.

Codíciale la hermosura

de toda aquesta ciudad.

 

GARCERÁN

Allí, padre, os retirad.

 

ESCUDERO

No hay sino llamar al cura,

305

y Dios os haga dichosos.

 

FULGENCIA

Fuerza del oro, en rigor.

 

GARCERÁN

Más fuerza tiene el amor

en esos ojos hermosos.

 

MARÍN

Como digo, no se halló,

310

Lisarda, a mi mal remedio,

aunque puse de por medio

cuanto Galeno alcanzó.

Díjome cierta mujer

que estaba hechizado, y creo

315

que, si es hechizo un deseo,

hechizos deben de ser.

 

LISARDA

Gordo estás para hechizado.

 

MARÍN

No es hechizo que enflaquece,

que amor que no se merece

320

corre despacio y templado.

Lo que enflaquece es deber,

es fiar y es confiar;

mujer que quiere mandar,

que basta decir mujer.

325

El servir a ingrato dueño,

el pleitear con razón,

el forzar la inclinación,

el poco sustento y sueño.

El andar en opiniones

330