El castigo del discreto - Lope de Vega - E-Book

El castigo del discreto E-Book

Лопе де Вега

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Beschreibung

El castigo del discreto es una comedia teatral del autor Lope de Vega. En la línea de las comedias palatinas del Siglo de Oro Español, narra un malentendido amoroso que acabará por provocar varias situaciones humorísticas y de enredo.

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Seitenzahl: 100

Veröffentlichungsjahr: 2020

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Lope de Vega

El castigo del discreto

 

Saga

El castigo del discretoCover image: Shutterstock Copyright © 1600, 2020 Lope de Vega and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726617030

 

1. e-book edition, 2020

Format: EPUB 3.0

 

All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

 

SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com

Hablan en ella las personas siguientes

RICARDO, caballero PINABEL, su criado LEONELO FINEO LAMBINO FELISARDO, caballero ROBERTO, su criado CASANDRA TEODORA ALBERTO PEREDO HIPÓLITA INÉS LISENO JULIO FABRICIO FLORINO ÁLVAREZ La JUSTICIA

Acto I

Salen Ricardo y Pinabel

 

RICARDO

¿Que osaste dar el papel?

 

PINABEL

Pues ¿qué muralla asaltaba?

¿Qué contradique pasaba?

 

RICARDO

Una condición cruel,

5

que no hay muro en Flandes hoy

con más defensas.

 

PINABEL

No creas

en sueños si ver deseas

lo mismo que viendo estoy.

 

RICARDO

Pues ¿qué ves?

 

PINABEL

Respuesta.

 

RICARDO

¡Cielos!

10

¿Hipólita respondió?

Si el sol entonces la vio,

¿qué dudo que tenga celos?

 

PINABEL

No la vio el sol, que sería

de noche cuando escribió,

15

y entonces presumo yo

que algún candil la vería.

¡Lindo loco estás, por Dios!

 

RICARDO

Besar quiero, Pinabel,

treinta veces el papel.

 

PINABEL

20

Bastará una vez o dos,

que a una provisión real

no se guarda más respeto

y es todo un rey en efeto.

 

RICARDO

¿Y este papel no es igual

25

y alcanza la misma ley?

 

PINABEL

¿Cómo?

 

RICARDO

Escrito de una reina

que sobre las almas reina,

si en los cuerpos reina un rey.

30

Mira, Pinabel; decir

amores a mujer fea,

¿cuál hombre habrá que no crea

que luego se ha de rendir?

Porque una fea imagina

35

que si aquel hombre se va

ninguno después vendrá,

y así al primero se inclina.

Pero una hermosa, que piensa

que merece más y más,

40

a todo el mundo verás

que desprecia y hace ofensa.

Y esta razón puede darse

porqué tan presto se casan

las feas y un siglo pasan

45

las hermosas sin casarse.

 

PINABEL

¡Vive Dios, que dices bien!

Que he visto mil hermosuras

colgar del árbol maduras

sin que una mano les den,

50

y mil feas a quien dar

remedio a uno se permite,

por querer cualquier envite

casarse por madurar.

 

RICARDO

Por eso estimo el papel,

55

porque Hipólita se precia

de hermosa.

 

PINABEL

Pienso que es necia.

Lea el papel

 

RICARDO

Eso veremos en él.

 

PINABEL

Y sabrémoslo por ella,

si el rostro nos ha engañado.

Lea otra vez el papel

 

RICARDO

60

“¿Qué quiere un hombre casado

con una mujer doncella?”

 

PINABEL

¿Cómo es eso?

 

RICARDO

¡Vive Dios,

que sabe mi casamiento!

 

PINABEL

Sobre un falso fundamento,

65

¿qué podéis fundar los dos?

Tú casado, ella doncella,

¿no es locura pretender

el fin que no puede haber?

 

RICARDO

¿Tú no ves que adoro en ella

70

y que amor no se gobierna

por discurso de razón?

Salen Leonelo, Fineo y Lambino

 

LEONELO

(Deteneos que estos son)

 

PINABEL

Si verla rendida y tierna,

señor, te hubiera movido,

75

a ella te aficionaras;

mas no es justo si reparas

en tanto desdén y olvido.

Prosigue con lo demás.

Mientras lee, dicen aparte los tres

 

FINEO

(¿Qué es lo que piensas hacer?

 

LEONELO

80

Hablarle.

 

LAMBINO

No es menester,

que habiendo de hacer jamás

se ha de gastar tiempo en eso.

Llegar sacudiendo es cosa

muy airosa y venturosa

85

para cualquier suceso.)

 

RICARDO

¡Extraño papel!

 

PINABEL

Responde.

 

RICARDO

Ahora bien, hablarla quiero

por la reja.

 

PINABEL

¿Ahora?

 

RICARDO

Sí.

que traiga el caballo di

90

Meneses, que aquí le espero.

 

PINABEL

Voy señor a obedecerte.

Vase

 

LEONELO

(El criado le dejó.

Esperad, llegaré yo

[a] hablarle.

 

LAMBINO

El término advierte.)

 

LEONELO

95

En vuestra busca he venido.

 

RICARDO

¿En qué os puedo yo servir?

 

LEONELO

En oírme.

 

RICARDO

Para oír

me ha dado el cielo un sentido

con que suelo hacer merced

100

a quien escucho. Si viene

a lo que no me conviene…

 

LEONELO

Lo que os diere gusto haced,

con tal condición que oigáis.

¿Conoceisme?

 

RICARDO

Nunca os vi,

105

conque ya sabréis de mí

más de lo que preguntáis.

 

LEONELO

Pues un caballero soy.

 

RICARDO

Yo soy otro caballero.

 

LEONELO

Que haréis como tal espero

110

en lo que a deciros voy.

 

RICARDO

Estragar la cortesía

cuando se comienza a hablar,

suele a no hacerla obligar.

Perdonad ¡por vida mía!

115

y decid en lo que puedo

serviros.

 

LEONELO

Cierta mujer

que adoro, que lo ha de ser

mía…

 

RICARDO

Oíd, hablemos quedo.

Salen Felisardo, caballero, de camino, y Roberto, criado

 

FELISARDO

Según dice el sobreescrito,

120

esta es la calle.

 

ROBERTO

Hay dos calles

de este nombre.

 

FELISARDO

¡Que no halles

aquesta casa!

 

ROBERTO

¿Es delito

no hallar en Madrid, señor,

gran corte del Rey de España,

125

una casa?

 

FELISARDO

Es cosa extraña.

 

ROBERTO

Desde la calle Mayor,

o la Vitoria lo menos,

llaman la calle del Prado.

Hasta el mismo yo he llegado

130

a sus olmos, de hojas llenos,

y no hay quien sepa decir

adónde vive ese Alberto.

 

FELISARDO

Pues ¿qué he de hacer si no acierto?

Hablan los otros mientras estos miran

 

LEONELO

Yo vi la ventana abrir

135

y que Hipólita metió

la mano y le dio un papel,

flecha de celos cruel

que el alma me traspasó.

Seguí al criado, y llegué

140

donde leyéndole estáis.

 

RICARDO

De que a Hipólita sirváis

y que ella lugar os dé

no tuve nueva hasta agora.

 

LEONELO

Ni yo de que a vos os quiera,

145

pues os escribe.

 

RICARDO

No fuera

justo que mujer que adora

en vos, como me decís,

a mí me tuviera amor.

 

LEONELO

Vos me habéis de hacer favor,

150

si lo que es celos sentís,

de mostrarme ese papel.

 

RICARDO

¿Qué os muestre el papel?

 

LEONELO

¿Es cosa

muy grave y dificultosa?

 

RICARDO

Si al amigo más fiel

155

le escondiera y le negara,

¿no fuera notable error

mostrarle al competidor?

 

FELISARDO

En esta gente repara.

¿Por dicha sabrán quién es?

 

LEONELO

160

Vos me lo habéis de mostrar,

o me tengo de matar

con vos.

 

RICARDO

Ya sois descortés,

y aunque no hay secreto en él,

antes mostraros me agrada

165

la hoja blanca de la espada

que la escrita de papel.

 

LEONELO

¡Mirad lo que hacéis!

 

RICARDO

No puedo

sufrir término tan loco.

 

LEONELO

Ni yo estimarme en tan poco.

 

ROBERTO

170

(¿Es pendencia?

 

FELISARDO

Estate quedo.)

 

LAMBINO

(Ya ha metido mano, llega.)

 

FINEO

¡Muera el traidor!

 

FELISARDO

¿Tres a uno?

Llegan los dos, metiendo mano

Eso no, que mira alguno

a quien la cólera ciega

Pónese al lado de Ricardo

175

en viendo una sinrazón.

Caballero, defendeos,

que mi espada y mis deseos

hoy de vuestra parte son.

 

LEONELO

¿Qué hombre es este?

 

ROBERTO

Un hombre honrado,

180

¡perros!

 

FELISARDO

¡A ellos, Roberto!

 

ROBERTO

Aquí estoy.

 

LAMBINO

¡Ay, que me ha muerto!

 

ROBERTO

¡Mueran! –Yo estoy a tu lado.

Vanse riñendo, y salgan Casandra y Teodora

 

CASANDRA

Como no sabes la fuerza,

Teodora, de un grande amor,

185

que no hay valor que no tuerza,

piensas que a tanto dolor

propia condición me fuerza.

Pues no es propia condición

tener de Ricardo celos,

190

que celos, Teodora, son

unas sombras y desvelos

de nuestra imaginación.

¿No has visto cuando un pintor

forma una ciudad en lejos?

195

Pues así verás mejor

que los celos son los lejos

de las verdades de amor.

Es la principal figura

Amor en esta pintura

200

del lienzo de mi esperanza,

y celos lo que no alcanza

la vista entre niebla escura.

Aquel estar yo mirando

si es ciudad o no es ciudad

205

me mata, porque en llegando

los celos a ser verdad,

descansa el alma llorando.

 

TEODORA

De Amor y de sus pinturas,

de sus cercas y sus lejos

210

estoy, como ciego, a escuras;

mas si al mirar desde lejos

forman los celos figuras,

yo creo que al acercarse

lo que ciudad parecía,

215

vendrá por ventura hallarse

una sombra en que podría

el alma desengañarse.

 

CASANDRA

Pues en eso está mi daño:

que los celos atormentan

220

mientras que dura el engaño,

porque en el punto se ausentan

que los mira el desengaño.

 

TEODORA

¿Qué recelo, qué ocasión

te ha dado imaginación

225

de que mi señor te ofende?

 

CASANDRA

Amor por señas entiende,

que los celos mudos son.

¿No has visto un mudo que hace

señas? Pues señas me han hecho.

 

TEODORA

230

y ¿qué dice Amor?

 

CASANDRA

Que nace

de la traición de su pecho,

que nuestra lealtad deshace.

Si está Ricardo a mi lado,

con poco gusto me mira;

235

si ausente, está sin cuidado;

si está acostado, suspira;

si a la mesa, muestra enfado;

si le digo amores, duerme;

si me los dice, son hielos,

240

Teodora, estos mudos celos,

(…)

ni yo a ti para entenderme.

 

TEODORA

Señora, tu discreción

no permite a mi ignorancia,

245

consejo en esta ocasión;

mas siento que es de importancia

no aventurar la opinión.

Ya es tu marido, en efeto;

si a entender tus celos das

250

vendrá a perderte el respeto,

pues le muestra que no estás

de ti misma en buen concepto.

Aunque la pena te asombre,

haz que el valor la reprima,

255

que a la mujer de más nombre,

en lo mismo que se estima,

en eso la estima un hombre.

No pidas celos; mas piensa

que quien los pide, ese día

260

la vergüenza y la defensa

quita y rompe al que tenía

en duda el hacer la ofensa.

 

CASANDRA

Pues ¿cómo podré sufrir

de la sospecha el rigor?

 

TEODORA

265

Con un honesto fingir.

Sale Pinabel

 

PINABEL

¿No vino acá mi señor?

O ¿acaso ha vuelto a salir?

 

CASANDRA

¿Dónde vas de aquesta suerte?

Pinabel ¿qué ha sucedido?

 

PINABEL

270

¡Que en una ocasión tan fuerte

faltase yo!

 

CASANDRA

Pues ¿qué ha habido?

 

PINABEL

No me atrevo a responderte.

Voyle, señora, a buscar.

 

CASANDRA

Primero me has de contar

275

qué es lo que le ha sucedido.

 

PINABEL

Que tres hombres le han querido,

según me han dicho, matar.

 

CASANDRA

¿Está herido?

 

PINABEL

No, señora.

Sale Ricardo

 

RICARDO

¡Hola! Cerrad esa puerta.

 

CASANDRA

280

¡Señor mío, en quien adora

mi alma, ya estaba muerta!

¡Vengáis, mi bien, en buen hora!

¿Qué es esto? ¿Cómo o por quién

mataros a vos!

 

RICARDO

¿Tan presto

285

os lo han dicho?

 

CASANDRA

¡Ay, Dios, mi bien,

en qué trance me habéis puesto!

¿Queréis que una silla os den?

¿Queréis algo? ¿Qué traéis?

¿Estáis herido o cansado?

 

RICARDO

290

Paso, no os alborotéis.

Ya queda todo acabado.

 

CASANDRA

¡Por Dios, que me lo contéis!

 

RICARDO

Yo llegué, Casandra mía,

a cierta casa de juego,

295

donde hallé conversación

seis o siete caballeros.

Rogáronme que jugase;

jugué por entretenerlos,

que, por no darte disgusto,

300

ha días que ya no juego.

Gané quinientos escudos,

enviaron por dineros,

dije que yo volvería,

mas fue por librarme de ellos.

305

Con el gusto de ganar,

que es dulce cosa, en efeto,

bajé a la calle del Prado

libre de tal pensamiento.

Vuelvo el rostro y veo tras mí

310

venir tres hombres de aquellos

que miran, juzgan y asisten

en semejantes sucesos.

Todos tres, con falsa risa,

quitándose los sombreros,

315

me dan, del haber ganado,

mil parabienes diversos.