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En El cobarde más valiente Tirso de Molina relata el cambio de actitud de Martín Peláez, primo del Cid, quien obligado por su padre a ir a la guerra, se convierte en un héroe. Martín, tras despedirse de su novia Sancha, se presenta ante el Cid. En la primera escaramusa huye de la batalla, sin embargo en el siguiente combate Martín es el primero en ir a la lucha. El texto forma parte de la serie de piezas de Tirso inspiradas en la historia de España.
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Tirso de Molina
El cobarde más valiente
Barcelona 2024
Linkgua-ediciones.com
Título original: El cobarde más valiente.
© 2024, Red ediciones S.L.
e-mail: [email protected]
Diseño de cubierta: Michel Mallard.
ISBN tapa dura: 978-84-9897-353-2.
ISBN rústica: 978-84-9816-496-1.
ISBN ebook: 978-84-9897-202-3.
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Créditos 4
Brevísima presentación 7
La vida 7
Personajes 8
Jornada primera 9
Jornada segunda 43
Jornada tercera 77
Libros a la carta 111
Tirso de Molina (Madrid, 1583-Almazán, Soria, 1648). España.
Se dice que era hijo bastardo del duque de Osuna, pero otros lo niegan. Se sabe poco de su vida hasta su ingreso como novicio en la Orden mercedaria, en 1600, y su profesión al año siguiente en Guadalajara. Parece que había escrito comedias y por entonces viajó por Galicia y Portugal. En 1614 sufrió su primer destierro de la corte por sus sátiras contra la nobleza. Dos años más tarde fue enviado a la Hispaniola (actual República Dominicana) y regresó en 1618. Su vocación artística y su actitud contraria a los cenáculos culteranos no facilitó sus relaciones con las autoridades. En 1625, el Concejo de Castilla lo amonestó por escribir comedias y le prohibió volver a hacerlo bajo amenaza de excomunión. Desde entonces solo escribió tres nuevas piezas y consagró el resto de su vida a las tareas de la orden.
Martín Peláez
Payo Peláez
Botija, lacayo
El Rey
Bermudo
Nuño
El Cid
Álvar Fáñez
Sancha
Muza
Abenámar, el rey moro
Álvaro, criado
Ordoño
Lidoro
Pedro Bermúdez
Amete
Calín
Unos moros
(Salen Martín Peláez, Payo Peláez; Álvaro, criado, y Botija, villano.)
Payo ¿Hasta cuándo pretendías
afrentar nuestras montañas,
pues al Sol de otras hazañas
lucen en ti valentías?
¿Tú eres mi hijo? No aguardes 5
que te dé tal nombre aquí,
que no han de llamarme a mí
padre de hijos cobardes.
Tienes fuerzas superiores
al más robusto león, 10
y siempre tus hechos son
regalos, gustos y amores.
Cuando gano para ti,
labrando el campo, sustento,
marcha tú al campo sangriento 15
por blasones para mí.
¿No ves que parece mal
un necio entre hombres discretos,
entre avarientos, sujetos
al oro, el que es liberal? 20
Pues ¿qué pretendes, Martín,
entre montañeses fieros,
tan nobles como guerreros?
Vete con Nuño y Laín,
tus primos, que con tu tío 25
el Cid, su fama acreditan,
cuyas hazañas incitan
a un mármol helado y frío.
Martín Yo no estoy acostumbrado
a ver paveses y cotas. 30
Payo Pues ¿a qué?
Martín A buscar bellotas.
Payo Principio tiene el soldado,
El Cid te dará valor.
Botija ¿Y si no quiere tomallo?
Payo Traelde luego el caballo 35
y las corazas.
(Va Álvaro por ellas.)
(Dichos, menos Álvaro.)
Martín Señor,
¿quieres que me maten luego?
Botija Lástima le tengo al pobre,
que cuando fuerza le sobre
a verle cobarde llego. 40
Payo ¿En los demás no es igual
el peligro de la vida?
Martín Padre, y ¿después de perdida?
Botija ¡No ha preguntado muy mal
el mozo!
Payo Siendo por Dios 45
y por su Rey, no se pierde.
Botija Pues yo he visto, Dios me acuerde,
y aun sois buen testigo vos,
a un ciento y más soldados
cantalles requiem amén. 50
Martín Dice Botija muy bien.
Payo Pues iréis acompañados
los dos.
Botija Ya cantó el cuquillo
por mí. ¿En qué pequé, señor,
que no conozco a Almanzor 55
si no es para servillo?
Payo Allá le conoceréis
cuando con Martín salgáis
al campo.
Martín En poco estimáis
a un hijo.
Payo Bien lo sabéis. 60
La guerra os despertará
adonde echaréis de ver
que en ella os puedo querer
cuando os aborrezco acá.
Botija ¿Qué ha de echar de ver, señor? 65
Eso al amor contradice
que el Santo Evangelio dice
que nos tengamos amor.
Nuestro Señor Jesucristo
dice también en su historia... 70
Yo tengo linda memoria.
Payo ¿Qué dice?
Botija ¿Pues no lo ha visto?
Que el que peligro buscare
muera muerte supetaña.
Payo ¡Hay simpleza más extraña! 75
De quien el alma arriesgare,
habla Dios, del cuerpo no,
cuando por él se aventura
la vida.
Botija Mucho me apura
como me quedara yo, 80
diera por buena la ida.
(Sale Álvaro con las armas. Dicho.)
Álvaro Las armas están aquí.
Payo ¿Trajiste el caballo?
Álvaro Sí.
Botija ¿Y alforjas? Que sin comida
no alzaré los pies del suelo. 85
Payo Este arnés has de llevar,
hijo; procúrale honrar,
que fue de Sancho, tu agüelo.
Botija Mucho estas casacas pesan.
Payo ¿No hablas? ¿No me respondes? 90
Martín No, porque en el pecho escondes
las crueldades que profesan
las fieras; no soy tan ciego
que no vea que me han dado
carga, con que el moro osado, 95
lidiando, me alcance luego.
Menos pesado es mejor,
pues mi padre me destierra,
así partiré a la guerra.
Payo Y si muestra más valor 100
el moro, y llega a las manos,
sin armas te ha de herir.
Botija Ahí entra bien el huir.
Payo Son consejos de villanos
los tuyos.
Botija Lo que yo hiciera 105
digo no más, que mi amo,
cuando corra como un gamo
será todo.
Payo Considera,
si de quien eres no das
muestra, como buen soldado... 110
Botija Sí dará, que es hombre honrado.
Payo Que no has de verme jamás.
Caballo y armas te doy,
que es de los nobles la herencia.
Martín ¿Tan presto vuestra presencia 115
me negáis?
Payo Llorando voy,
que es hijo al fin.
Martín ¡Ah señor!
¿Cómo sin echarme os vais
la bendición?
Payo ¿Lloráis,
Martín? Yo tengo temor 120
de su vida. ¡Ay hijo mío!
Mas ¿qué digo? Vaya y muera
antes que afrentarme quiera.
Al Cid, mi primo, os envío;
hijo, imitareisle vos, 125
pues hay tanta obligación,
y alcánceos mi bendición,
buen Martín, con la de Dios.
Botija Écheme también a mí
su bendición, y veremos 130
cuál entre los dos extremos
vuelve primero.
Payo Si en ti
vive de Sancha el amor,
como la fama pregona,
ya ves que es otra amazona 135
en hermosura y valor
y ha de buscar, cuando quiera
rendirse al yugo amoroso,
al marido valeroso.
La guerra, Martín, te espera: 140
haz en ella alguna hazaña
por amante y por soldado,
que después, volviendo honrado,
te dará nuestra montaña
infinitos parabienes 145
en los brazos de tu esposa.
Martín Fortuna menos dichosa
es la que aquí me previenes.
Si mi tierno amor conoces,
¿por qué te quitas, señor, 150
que en prendas de tanto amor
regalados nietos goces?
Permite que Sancha sea
mi esposa, y mándeme luego
que donde trocado en fuego 155
el Sol su carro pasea
viva entre bárbaros viles
o adonde sauces y chopos
la borda cuajada en copos
hilos de nieve sutiles. 160
¡Valientes fueron los godos,
su nombre a los siglos dieron,
espanto a Italia pusieron,
mas no pelearon todos!
Yo, que bien los sabéis vos, 165
entre la paz me gobierno,
porque soy...
Botija «¡Bobo es mi yerno!»
Es un ánima de Dios.
Por no matar un cochino
lo dejará de comer. 170
Payo Mi voluntad se ha de hacer;
ése es, Martín, el camino.
Si os es la guerra molesta
y os volvéis, quiero advertiros
que saldrán a recibiros 175
las garras de una ballesta.
(Vase.)
(Dichos, menos Payo Peláez.)
Botija Ea, cerróse de campiña:
¡no nos echara a la tarde
y no en ayunas! Aguarde.
Álvaro ¿Quién es?
Botija ¿Cuándo se aliña 180
jornada entre hombres cristianos
sin tocar a la dispensa?
Payo, mi señor, ¿qué piensa?
¿Somos cuerpos soberanos?
Álvaro Los pueblos por donde has de ir 185
que han de regalarte espero.
Botija Pues mientras llego al primero
me puedo, hermano, morir;
la alforja hagamos yo y tú.
Álvaro ¿Tú no ves que no hay lugar? 190
Adiós.
Botija Tráguete la mar,
criado de Belcebú.
Fálteos, plegue a San Millán,
en poblado y en camino
casi el agua, todo el vino, 195
la carne os falte y el pan.
Parece ésta maldición
que me la han echado a mí.
Martín Amigo, vamos de aquí.
Botija