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El cuerdo en su casa es una comedia teatral del autor Lope de Vega. En la línea de las comedias palatinas del Siglo de Oro Español, narra un malentendido amoroso que acabará por provocar varias situaciones humorísticas y de enredo.
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Seitenzahl: 94
Veröffentlichungsjahr: 2020
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Lope de Vega
Saga
El cuerdo en su CasaCopyright © 1916, 2020 Lope de Vega and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726616590
1. e-book edition, 2020
Format: EPUB 3.0
All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com
(Salen LISENO y GILOTE y ERGASTO, pastores.)
LISENO
En soplando el regañón,
Dios lo puede remediar.
ERGASTO
¡Esta es vida de envidiar!
Haz lumbre, corta ramón.
5
¡Pesia el cierzo, que así sopla!
GILOTE
Él es persona gentil,
para amigo de alguacil.
ERGASTO
¡Cautivo en Constantinopla
esté quien pastor me hizo!
LISENO
10
Al principio del verano
te quejas, Ergasto hermano.
ERGASTO
Entre la nieve y granizo
de la montaña avilesa.
LISENO
Pues si el invierno de allá
15
fuera su verano acá,
que nunca el invierno cesa.
GILOTE
Los aires murmuradores
me pasan.
LISENO
Quisiera ver
los que suelen componer
20
estos libros de pastores,
donde todo es primavera,
flores, árboles y fuentes.
GILOTE
En los tiempos diferentes,
nunca Amor invierno espera;
25
que cuanto en verano inventa,
es por tener el que ama,
Gil, el invierno en la cama.
LISENO
¿Cuantos aman, tienen renta?
GILOTE
Sin duda; porque el amor
30
es para ociosos no más.
LISENO
Sospecho que por detrás
de aquel carrasco mayor
viene un hombre en una yegua.
ERGASTO
¡Pardiez, que parece el amo!
GILOTE
35
¿El amo? Lince te llamo;
que hay más de un cuarto de legua.
LISENO
¡Por Dios, Gilote, que es él!
La yegua conozco ya.
ERGASTO
Ya el mastín tras él se va.
LISENO
40
Ya están los perros con él.
ERGASTO
Ya relincha, a la querencia,
la castañuela.
GILOTE
Parió
aquí el potro que vendió
Mendo al Letrado en Plasencia.
ERGASTO
45
¡Si relincharan ansí
cuando vieran las mujeres
los dueños de sus placeres!…
GILOTE
Más de alguna vez lo vi;
y no fuera maravilla,
50
pues el caballo del Cid,
en viendo el son de la lid,
relinchaba por la silla.
(Dice dentro MENDO:)
MENDO
Llévala, Antón, al cortijo,
y darásla de comer.
ERGASTO
55
Él es, cierto.
GILOTE
¡Qué placer!
LISENO
¡Qué gusto!
ERGASTO
¡Qué regocijo!
(Sale MENDO.)
LISENO
¡Amo nuestro!
MENDO
¡Oh, mis pastores!
Todos en buen hora estéis.
GILOTE
¡Pardiós, que no parecéis
60
hombre que sabe de amores!
¿Al anochecer, aquí,
con estos aires y hielos?
MENDO
Quien ama libre de celos,
bien puede venir así.
65
Diéronme tarde un aviso:
que del monte me cortaban
leña y a vueltas cazaban,
y, con furor improviso,
en la castaña subí,
70
que salta como en el fuego;
ahorro dos leguas, y llego;
mas ninguna cosa vi.
Tanto, que a entender me doy
que algún vecino, envidioso
75
de que asista al lado hermoso
de aquel ángel de quien soy,
quiso desterrarme de ella,
y por acá me arrojó;
pero volveréme yo,
80
que es bella y muero por vella.
GILOTE
¡Pardiez, que no vuelvas tal!
Pasa sin ella esta noche;
que la Luna el negro coche
cubre de helado cristal,
85
y llegarás aterido;
mañana, cuando el oriente
corone la rubia frente
de Febo recién nacido,
irás a almorzar con ella.
MENDO
90
¿Y qué tendrás que me dar?
GILOTE
Vellones no han de faltar,
de lana merina y bella:
de éstos y nuestros gabanes,
cama tendrás en la tierra,
95
que la envidian en la guerra
más de cuatro capitanes.
Y no digo a quien desvela
el rebombar la pelota;
mas algún señor con gota,
100
que no duerme en seda o tela.
Tendrás las piernas envueltas
en un listado costal;
la frente, en un cabezal
de varias plumas revueltas;
105
no de aquellas que desvelan
escribiendo y estudiando;
que éstas vi, no a sueño blando,
do aves domésticas pelan.
Para dormirte tendrás
110
nuestros vientos, no las cuentas
que desvelan de las rentas;
que ni las tomas ni das.
La cena, ya la adivinas:
aguza, Ergasto, el cuchillo,
115
cuelga un blanco cabritillo
de aquellas negras encinas;
tú cuerta un buen asador,
de aquella carrasca seca,
y tú la helada manteca
120
pon do se abrase al calor.
Sorberás leche, que el suelo
cubre en barreños a parvas,
que te encanezca las barbas,
plegada del fuerte hielo;
125
que con esto y vino fuerte
adormirás tu persona,
sin que eches menos a Antona,
hasta que el sol te despierte.
MENDO
Por daros este placer,
130
y para que no entendáis
que el amor que me mostráis
no lo pienso agradecer,
o no sospechéis de mí
que me ha olvidado el dinero
135
de cuando fui carbonero
(que, en fin, carbonero fui,
o a lo menos ayudé
a mi padre, que me ha dado
el oro y este ganado,
140
que primero carbón fue),
digo que me quedo aquí.
GILOTE
¡Vivas más que un ciervo!
MENDO
¡Guarda,
que sólo el nombre acobarda!
No porque hay sospecha en mí;
145
pero tengo una mujer
que llaman, por excelencia,
la Bella, en toda Plasencia,
y puedo amar y temer.
GILOTE
Pues vivas más que un solar
150
de hijodalgo en montaña,
y más que tela de araña
en techumbre de pajar;
más que corchos de colmenas,
que ni agua ni viento pasa;
155
más que escritura de casa
que va cobrando veintenas.
Tu barba, cual nieve en campo,
dure más que en muro yedra,
y más que mojón de piedra
160
en jurisdicción del campo.
Vivas fuerte cada día,
más que peñasco en el mar,
más que pila de lavar
en corral de casería.
165
Y porque veas que precio
tu vida, extiendo el compás:
¡plegue a Dios que dures más
que una visita de un necio!
MENDO
¿Con qué te podré pagar,
170
Gilote amigo, ese amor?
Pero escuchad. ¿Qué rumor
es éste?
GILOTE
Del encinar
sale un rocín con un hombre.
MENDO
De cazador es la traza.
GILOTE
175
Él se ha perdido en la caza,
porque es ordinario a un hombre.
MENDO
Él nos ha visto, y se apea
por poder llegar acá.
(Sale LEONARDO.)
LEONARDO
¡Ah, buena gente!
MENDO
¿Quién va?
LEONARDO
180
¿Quién queréis que ahora sea?
Un hombre soy, que he perdido
dos podencos y un criado.
ERGASTO
Mucho parece al letrado
que a nuestra casa ha venido.
GILOTE
185
Es el hidalgo que tiene
aquella hermosa mujer…
MENDO
El mismo debe de ser,
que solo y perdido viene.
GILOTE
¿Letrado y aficionado
190
a la caza, y con mujer
hermosa?
ERGASTO
Bien puede ser
por aliviar su cuidado.
GILOTE
A la fe, debe de andar
—que caza es ciencia de reyes—
195
a cazar algunas leyes,
que no las debe de hallar.
Y echad de ver esta historia
en que ha perdido los perros,
que son, para tales yerros,
200
entendimiento y memoria.
MENDO
¿Es vuestra merced, acaso,
el señor Leonardo?
LEONARDO
Soy
vuestro vecino, que voy
perdido por este raso,
205
sin senda o camino alguno.
Por buen agüero he tenido
haberme aquí detenido.
MENDO
Ya no hay remedio ninguno
para volver a Plasencia:
210
aquí os habéis de quedar.
LEONARDO
¿Y cómo podré pasar,
son doña Elvira, la ausencia?
MENDO
Como yo la de mi Antona;
que ha menos que soy casado.
215
Todo el cielo se ha cerrado:
nieve y borrasca pregona.
Lumbre harán, y cenaréis
buen cabrito y leche en tarros,
y entre lanudos zamarros
220
la mañana esperaréis.
Discreto sois; yo, ignorante;
aprovechad la fortuna.
LEONARDO
No me estorbara ninguna,
en ocasión semejante,
225
ver mi Elvira, a no ser vos,
Mendo, quien me detenéis;
que un grande amor me debéis,
y pésame que los dos
no seamos muy amigos,
230
pues tan vecinos estamos.
MENDO
Como por caminos vamos
tan contrarios y enemigos,
tengo a gran dificultad
hacer amistades tales;
235
porque dice que de iguales
es la perfecta amistad.
Vos, letrado; yo, ignorante;
vos, hidalgo; yo, villano;
será nuestro trato en vano,
240
no hallaremos semejante:
yo hablaré de mis labores,
y vos, de libros y leyes;
vos, de negocios de reyes:
yo, de humildes labradores.
LEONARDO
245
La vida, Mendo, contiene
un mismo fin, que es vivir;
que en el sabio, hasta morir,
con el más rudo conviene.
Cosas hay en que seremos
250
muy semejantes los dos.
MENDO
Haréisme merced.
LEONARDO
¡Por Dios!,
que desde hoy más nos tratemos;
y visítense también
nuestras mujeres.
MENDO
Sí harán.
GILOTE
255
Ya en la mesa hay vino y pan.
MENDO
Venid, que os sabrá muy bien.
LEONARDO
Pésame que Elvira espera;
pero ¿qué se puede hacer?
MENDO
Mañana la habéis de ver.
GILOTE
260
(¡Más que nunca acá viniera!
Que un letrado, aunque perdone,
entre villanos tan bajos,
es como quien come ajos
y guantes de ámbar se pone.)
(Vanse, y salen SANCHO y ANTONA.)
SANCHO
265
¿Esto te cansa de mí?
Hija, aunque tu suegro soy,
ya como tu padre estoy
con el mismo amor que aquí.
No te espantes porque así
270
te riña por tantas galas;
no por tenerlas por malas,
sino es porque suelen ser,
en una honesta mujer,
de los pensamientos alas.
ANTONA
275
Pues ¿qué tengo yo que exceda,
en que me tengas por vana?
SANCHO
Este corpiño de grana,
que ajirona ilustre seda;
que aunque a mujer se conceda,
280
y mujer propia, el vestido
rico, nuevo y guarnecido,
ha de ser considerado
por la hacienda y el estado
de su padre y su marido.
285
Esas doradas patenas,
que pueden, en mi lugar,
ser lámparas de su altar,
de tantas labores llenas;
esos corales, que apenas
290
puede sustentar tu cuello;
ese argentado cabello,
esa chinela argentada
con tanto lazo y lazada,
que aposenta pies tan bellos,
295
no dice a tu honestidad
ni al estado de tu esposo;
que no es hombre poderoso,
ni sale a plaza en ciudad,
ni tiene más calidad
300
de aquella que yo le di:
ayer carbonero fui,
y el tizne de aquel carbón,
en cuarta generación
no le apartará de sí.
305
Anda, ¡por tu vida!, Antona,
ya que te llaman la bella
casada, como doncella,
recatando tu persona;
y si te enojo, perdona,
310
que más de verte me alegro
con un traje humilde y negro
que con galas de color;
que es alcaide del honor,
donde falta el padre, el suegro.
ANTONA
315
Sancho, que Dios guarde,
con fuertes razones
persigues mis años,
marchitas sus flores.
Mis galas os cansan;
320
decís que perdones,
licencia os han dado
los tiempos veloces.
Nunca he visto viejo,
a quien años sobren,
325
que a sus mocedades
la cabeza torne.
Con su helada sangre
y el humor que corre,
viendo que en la vida
330
ya comen los postres,
de todo se enfadan,
porque no conocen
lo que hay del que salen