El galán de la Membrilla - Lope de Vega - E-Book

El galán de la Membrilla E-Book

Лопе де Вега

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Beschreibung

El galán de la Membrilla es una comedia teatral del autor Lope de Vega. En la línea de las comedias palatinas del Siglo de Oro Español, narra un malentendido amoroso que acabará por provocar varias situaciones humorísticas y de enredo, en este caso articulado en torno a los amoríos de dos jóvenes de las localidades de Manzanares y Membrilla.

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Seitenzahl: 103

Veröffentlichungsjahr: 2020

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Lope de Vega

El galán de la Membrilla

 

Saga

El galán de la MembrillaCopyright © 1966, 2020 Lope de Vega and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726616651

 

1. e-book edition, 2020

Format: EPUB 3.0

 

All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

 

SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com

Elenco

LEONOR LAURENCIA DAMAS INÉS LUCÍA VILLANAS REY DON FERNANDO PRÍNCIPE D. ALONSO MARQUÉS DE CÁDIZ RAMIRO DON FÉLIX TELLO FABIO MAESTRE SANTIAGO TOMÉ, labrador CELIO SILVIO BENITO VILLANOS ZELÍN ZARO MOROS MÚSICOS PUEBLO

Acto I

(Entren RAMIRO y FABIO.)

 

RAMIRO

Tarde vienen tus consuelos;

que en este fiero rigor,

todos sufren el amor,

pero no sufren los celos.

5

Máteme el amor a mí

con ausencia o con olvido,

con celos no.

 

FABIO

No he tenido

celos.

 

RAMIRO

¿Ni amor?

 

FABIO

Amor sí.

 

RAMIRO

No puede ser; porque son

10

sombra de amor, y ha de haber

sombra en cuanto tiene ser.

 

FABIO

Esa es frívola razón;

que amor espíritu es,

y el espíritu no tiene

15

cuerpo, de que hacerse viene

la sombra.

 

RAMIRO

No es bien que des

sentido tan material

al amoroso accidente,

porque, respectivamente,

20

se da al amor sombra igual,

significando que ansí

como no hay cuerpo sin sombra,

si no hay celos, no se nombra,

amor: y el ejemplo en mí.

25

Fuera de que todos son

los celos, sombras y antojos

que el temor forma en los ojos

y concibe la opinión:

y cuando celos no sean

30

los que don Félix me ha dado,

basta recibir enfado

de que en la villa le vean.

 

FABIO

¿Eso os cansa?

 

RAMIRO

Y con razón:

estuviérase en la guerra,

35

y no viniera a esta tierra

este cansado infanzón.

Y ya que a esta tierra vino,

en Membrilla se esté;

que en Manzanares, ¿por qué?

 

FABIO

40

Ese es cruel desatino

y que no tiene remedio,

si Membrilla y Manzanares

son dos tan juntos lugares

que no hay cien pasos en medio,

45

¿por qué le queréis quitar

a don Félix el que venga,

ocasión tenga o no tenga,

del suyo a nuestro lugar?

 

RAMIRO

¿No hay misas en la Membrilla?

 

FABIO

50

Claro está.

 

RAMIRO

Pues ¿qué razón

le trae? ¿Es más devoción

en la nuestra que en su villa?

¿No me tengo de pudrir

de que venga a misa acá,

55

y aun a Vísperas, si allá

más cerca la puede oír?

Él entra con su plumilla

y sus medias de color

en la iglesia, y muy señor

60

de banda y de lechuguilla,

y no queda en Manzanares

mujer que no ponga en él

los ojos: ¡cosa cruel!

 

FABIO

Nunca en las galas repares

65

de quien esa sólo tiene;

que aquí no se ha de casar

con las galas, ni al lugar

con esos intentos viene.

Es pobre de tal manera,

70

que eso le llevó de aquí

a ser soldado.

 

RAMIRO

Si a mí

solo el enfado me diera

de venirse cada día,

a Manzanares, pasara

75

por necedad, no muy clara,

que harta disculpa tenía;

pero que ponga en Leonor

los ojos, si en misa estamos,

y que al salir le veamos,

80

con mil indicios de amor,

acercarse a decir algo,

dar cadenita y bigote,

¿no quieres que me alborote?

Y esto sobre ser hidalgo.

 

FABIO

85

Y ¿presumes tú que Tello,

sobre ser rancio villano

dé su hija a un casquivano,

todo cadenita y cuello,

por acercarse a hidalguía,

90

siendo tan cristiano viejo

como el que más?

 

RAMIRO

¿Qué consejo,

qué edad, Fabio, no desvía

del quicio de la razón

el gusto de una mujer?

 

FABIO

95

Dejadle desvanecer,

que los sueños, sueños son.

 

RAMIRO

¡Ay, Fabio! Después que vino

don Félix a este lugar,

se ha comenzado a trocar,

100

o yo soy mal adivino,

toda el alma de Leonor.

 

FABIO

¿En qué lo habéis conocido?

 

RAMIRO

En que dejando el vestido

de un padre, al fin labrador,

105

viste la tela y la seda

que la dama más gallarda

de la corte.

 

FABIO

El padre aguarda

casarla (que al fin hereda

más de treinta mil ducados)

110

con un hombre noble y rico,

a cuya intención aplico

las galas, y los cuidados;

que ya no fuera razón

que Leonor paño vistiera.

(Don Félix de soldado, y Tomé villano.)

 

DON FÉLIX

115

Aquí, como digo, espera;

que es la mejor ocasión.

 

TOMÉ

Temblando estoy, por mi fe;

¿para qué en esto me pones?

 

DON FÉLIX

Amor es todo invenciones;

120

no tengas miedo, Tomé.

 

FABIO

(¡El soldado!)

 

RAMIRO

(¡Pesia tal!...

No falta de Manzanares.)

 

DON FÉLIX

Ya entramos con dos azares.

 

TOMÉ

Gigantes tiene el portal.

 

DON FÉLIX

125

Este es aquel enfadoso

que pretende mi Leonor,

caballero y labrador,

rico, ignorante y celoso.

 

TOMÉ

Otra gracia tiene más

 

DON FÉLIX

130

Dilo a ver.

 

TOMÉ

Que es un judío.

 

DON FÉLIX

Por lo rico desconfío.

 

TOMÉ

Pues muy engañado estás,

pues Tello mata cada año

diez puercos, y apenas llegan

135

a San Juan.

 

RAMIRO

Celos me ciegan:

(Aparte a FABIO.)

temo algún notable daño.

Vámonos, Fabio, de aquí;

que a la puerta de Leonor,

claro está que esto es amor.

 

FABIO

140

Él ha reparado en ti.

 

RAMIRO

No le quites el sombrero.

(Pasen por delante muy tiesos.)

 

DON FÉLIX

¿Qué te parece, Tomé?

¡Qué tieso y grave se fue

este rico y majadero!

 

TOMÉ

145

¿Más que no sabes, señor,

por qué llaman en España

majadero a un necio?

 

DON FÉLIX

Extraña

pregunta; pero, en rigor,

debe de ser porque muele.

 

TOMÉ

150

A una mano de mortero,

¿no la llaman majadero?

 

DON FÉLIX

Ese nombre tener suele.

 

TOMÉ

Pues es porque eternamente

se dobla; y como pasar

155

tieso un hombre es enfadar,

queda diciendo la gente:

“¡Qué tieso va el majadero!”

Haciendo comparación

de un necio con almidón

160

a una mano de mortero.

 

DON FÉLIX

A fe de hidalgo, Tomé,

que por guardar a la calle

respeto, dejé de dalle

con el sombrero.

 

TOMÉ

¿Por qué?

 

DON FÉLIX

165

Porque a ser cortés aprenda.

 

TOMÉ

Por eso el otro decía,

siendo ladrón, que tenía

de quitar capas su hacienda.

Mi cortesía se escapa,

170

y a ningún peligro espero;

que otros quitan el sombrero,

y yo el sombrero y la capa.

 

DON FÉLIX

¡Oh! Bien haya un pretendiente

que barre con el sombrero

175

el suelo.

 

TOMÉ

El que es lisonjero

hasta en el sombrero miente.

 

DON FÉLIX

La corte enseña advertencia.

 

TOMÉ

Yo conozco un licenciado

que se quedó corcovado

180

de sólo hacer reverencias.

 

DON FÉLIX

Dejando a Ramiro aquí

por necio, alvierte, Tomé,

que entres como te enseñé

y hables como te advertí.

185

Si con su padre topares,

esta carta has de sacar,

diciéndole que a comprar

viene un hombre a Manzanares

el vino de su bodega,

190

y le escribe por saber

si se le querrá vender,

porque trajina y trasiega

cuanto hay aquí y en Membrilla,

para la corte.

 

TOMÉ

Está bien.

 

DON FÉLIX

195

Si no vieres padre o quien

te impida, puedes decilla

que de mi parte le das

este papel.

 

TOMÉ

Vete, pues,

que sale a la puerta Inés.

 

DON FÉLIX

200

Advierte…

 

TOMÉ

No digas más.

 

DON FÉLIX

Adiós.

(Váyase, y salga INÉS villana.)

 

INÉS

La calle pasea

don Félix, mas ya se fue.

 

TOMÉ

¿Podráte decir Tomé,

a la usanza de su aldea,

205

dos necedades, Inés?

 

INÉS

La una has dicho ya; prosigue

la otra.

 

TOMÉ

Aunque amor me obligue

de don Félix, que al fin es

el hijo de mi señor,

210

a que venga por acá

(que ya sabes tú que está

ciego y perdido de amor),

no vengo de mala gana

por verte, que estoy de suerte

215

que no es posible sin verte

vivir, si muy de mañana

no me diesen de almorzar,

a mediodía a comer,

y un pasatarde, que hacer

220

suele la salva al cenar,

y otras cosillas así

con que paso tanto amor.

 

INÉS

Perdido estás.

 

TOMÉ

Tu rigor

me tiene fuera de mí.

225

Si dice quien quiere bien

que tiene dentro del pecho

a quien ama, no es bien hecho

que de comer no le den.

¿No dicen que una preñada

230

come por dos? Pues ansí,

como yo por ti y por mí,

pues que de amor engendrada

en la barriga te tengo.

 

INÉS

¡Notable amante preñado!

 

TOMÉ

235

Qué le parece el cuidado

de amor a probarte vengo.

Un preñado tiene antojos,

quien ama no está sin ellos,

perder el comer por ellos,

240

díganle celos y enojos.

Una preñada no puede

encubrirlo, ni un amante

su amor, porque tray delante

quien lo que niega concede.

245

Crece, en efeto, el amor

al paso que una criatura,

aunque de sangre más pura

y vase haciendo mayor.

Cuando le nacen cabellos

250

es cuando los celos salen;

que no hay dolores que igualen

a los ascos que hacen de ellos.

Nueve meses encubierto

está el preñado mayor,

255

y así el más secreto amor

viene a quedar descubierto.

Como se ve claramente

después el hijo, o lo que es,

así aqueste amor después

260

le mira toda la gente.

Y como a un ama le fía

que le críe y dé calor,

así la costumbre a amor

que es el ama que le cría

 

INÉS

265

A fe que estás resabido;

bien se ve que te ha enseñado

ese tu dueño soldado,

que de la guerra ha venido.

Entra, que Tello está fuera,

270

si has de hablar a mi señora.

 

TOMÉ

Este papel me dio ahora,

que con secreto le diera.

Y pues tú le puedes dar

y yo aguardarte, no es justo

275

que suceda algún disgusto

de haberme atrevido a entrar.

Toma, y di que mi señor

muere por sus ojos bellos:

que si halla piedad en ellos,

280

tú conocerás mi amor;

porque seré tuyo, Inés,

como él suyo.

 

INÉS

En el portal

me aguarda.

 

TOMÉ

¿Hay ventura igual?

(INÉS se entre. TELLO, labrador viejo, salga con capa sobre el vestido, y camisa de trenzas a los lados, y BENITO, labrador, con él.)

 

BENITO

Aquí hay un hombre.

 

TELLO

¿Quién es?

 

TOMÉ

285

(Tello es este.)

 

TELLO

¿A quién buscáis,

buen hombre?

 

TOMÉ

A Tello, señor.

(El dimuño es este amor.)

 

TELLO

Si por Tello preguntáis,

yo soy; ¿qué es lo que queréis?

 

TOMÉ

290

Tráigole de la Membrilla

esta carta; recibilla

mientras doy vuelta, podéis,

y responded si del vino

le daréis lo que pidiere.

 

TELLO

295

Ya os entiendo. El que lo quiere,

¿es forastero o vecino?

 

TOMÉ

Forastero.

 

TELLO

Pues volved,

que ya tendré respondido.

 

TOMÉ

(Notable ventura ha sido.)

300

Haréisme mucha merced,

porque me queda aguardando.

 

TELLO

Id con Dios.

 

TOMÉ

Adiós, señor.

(Váyase TOMÉ.)

 

BENITO

La fama le da valor;

bien puedes ir despachando,

305

que esta es famosa ocasión

de vender como quisieres.

 

TELLO

Yo leo.

 

BENITO

No hay más que esperes

si estos forasteros son.

(TELLO lee la carta.)

 

TELLO

“Bien mío: después que vi

310

esa divina belleza,

que formó naturaleza

para admirarse de sí…”

¿Qué es esto, Benito hermano?

¿Esta no es carta amorosa?

 

BENITO

315

Que son una misma cosa

amor y vino, es muy llano;

que entrambos de una manera

quitan a un hombre el sentido.

 

TELLO

Este a Leonor ha venido,

320

como ya casarse espera;

y el alcahuete turbado,

a la fe que me la dio,

y volver luego fingió

por la respuesta.

 

BENITO

Tú has dado

325

en el blanco, a la verdad.

 

TELLO

Bien me diera pesadumbre

a no saber la costumbre

de la inquieta mocedad,

y la virtud de Leonor.

 

BENITO

330

¿Quién habrá el papel escrito?

 

TELLO

Estas son moscas, Benito,

que se andan alrededor

de la miel de mi dinero.

 

BENITO

Y de Leonor la hermosura

335

¿no es causa?

 

TELLO