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El gran duque de Moscovia es un drama teatral con trasfondo histórico del autor Lope de Vega, en este caso articulado en torno al reinado de Boris Gudonov, primer zar no perteneciente a la dinastía Riúrik.-
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Lope de Vega
y emperador perseguido
Saga
El gran duque de MoscoviaCopyright © 1606, 2020 Lope de Vega and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726617092
1. e-book edition, 2020
Format: EPUB 3.0
All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com
-fol. 75r-
Salen el PRÍNCIPE TEODORO, mentecato, y BASILIO, duque de Moscovia, y DEMETRIO, niño de doce años, y CONRADO, caballero.
-fol. 75v-
BASILIO ¡Monstruo de naturaleza,
hijo en mal punto engendrado,
indigno de la grandeza
de mi generoso estado,
vil, fabulosa cabeza 5
a la que miraba igual
aquel astuto animal
que, de verla, se espantaba
viendo que sin seso estaba
la belleza natural! 10
¡Hombre falto y ignorante,
rudo y villano, grosero,
a una estatua semejante,
más que los bárbaros fiero
que están en el mar Adlante! 15
TEODORO Señor...
BASILIO ¡Esa boca tapa,
infame, medio mujer!
¡Tan vil razón se te escapa!
¿Ansí se ha de responder
a un embajador del Papa? 20
TEODORO Pues, ¿sé yo quién es?
BASILIO ¿No sabes
que es el que tiene las llaves
de Pedro, y Pedro de Cristo?
TEODORO Cuando yo le hubiera visto...
BASILIO Pero, ¿quién en cosas graves 25
mete a un hombre sin razón
y discurso natural?
TEODORO Señor, tú tienes pasión.
Todo te parece mal.
Celos de mi hermano son. 30
Pues cierto que soy discreto
y que dicen por ahí
que sé más que tú.
BASILIO En efeto,
yo te engendré.
TEODORO ¿Y yo salí
de ti con tan mal concepto? 35
BASILIO ¿Qué sierpe de libio7 monte,
¡cielo!, qué asirio elefante,
cuál indio rinoceronte
o qué monstruo semejante
a los que abrasó Faetonte 40
vi pintado en mi aposento
la noche que te engendré?
TEODORO Calla, que hablas a tïento,
que ningún monstruo se ve
mayor que el mismo contento. 45
Tú has sembrado en tu ducado,
por lo que quieres, a Juan,
que soy yo tonto8 .
BASILIO Admirado
los sentidos que le dan
me dejan, ¡por Dios!, Conrado. 50
Mira lo que digo; advierte
si sentencia puede haber
tan alta.
CONRADO Es razón muy fuerte,
que es gozar una mujer
monstruo que el alma divierte. 55
No le apremies, pues que sabes
que estos intervalos tiene.
TEODORO Si no hablo palabras graves
como a un príncipe conviene...
Tú tienes urcas y naves; 60
envíame a Roma luego:
pediré al Papa perdón.
DEMETRIO Señor, humilde te ruego
que no le des ocasión
a mayor desasosiego. 65
Acepta, si he merecido
tu gracia por ser tu nieto.
BASILIO Si por ti no hubiera sido,
Demetrio, que tan discreto
has de una bestia nacido, 70
sospecho que le encerrara
donde ninguno le viera.
DEMETRIO Abuelo y señor, repara
en que la celeste esfera
nunca el movimiento para. 75
Ella en las causas segundas
infunde este bien o mal.
BASILIO Muy bien su disculpa fundas.
DEMETRIO ¿Y qué más clara señal
para que tu error confundas 80
que ver que de ti, en efeto,
padre tan sabio y discreto,
-fol. 76r-
naciese un hijo ignorante,
y de un hijo semejante
venga a nacer este nieto? 85
BASILIO Deso entiendo que los Cielos
dan, Demetrio, a los abuelos
parte en la generación
de los nietos.
DEMETRIO Ramas son
de sus troncos.
TEODORO Todo es celos. 90
Todo es querer dar a Juan,
tu hijo, aqueste ducado.
Pues tus ojos no verán
ese tu Juan coronado
en quien tan puestos están, 95
que yo pediré favor
al Papa, al Emperador
y a los príncipes cristianos.
BASILIO Si no pongo en ti las manos
es por ver...
DEMETRIO ¡Señor...!
CONRADO ¡Señor...! 100
TEODORO ¿Tú qué me puedes hacer?
Dame, padre, a mi mujer:
seremos frailes los dos,
que quiero servir a Dios,
que es rey de mayor poder. 105
BASILIO ¿Tu mujer fraile contigo,
animal?
TEODORO Pues, ¿por qué no?
BASILIO Yo me voy, Conrado amigo,
que hijo el Cielo me dio
para mi afrenta y castigo. 110
Según la cólera mía,
temo que aqueste bastón
le ha de dar la muerte un día.
(Este bastón traen los DUQUES DE MOSCOVIA por cetro.)
CONRADO Nunca, señor, la razón
con la ignorancia porfía. 115
Juan se queda, aunque menor,
para que herede tu estado
y a quien tienes tanto amor.
BASILIO Ese consuelo me ha dado
remedio en tanto dolor. 120
(Vase el DUQUE.)
CONRADO No tienes razón, Teodoro,
de hablar a tu padre ansí.
TEODORO ¿En qué le pierdo el decoro?
¿Tiranizó para mí
sus reinos y su tesoro? 125
Si para tal monarquía
no tengo capacidad,
no ha sido la culpa mía.
DEMETRIO La virtud en esta edad
es corta sabiduría. 130
TEODORO ¡Vive Dios que si me hace
que me vaya por el mundo...!
DEMETRIO Dios da el ser. Si Dios nos hace,
o el instrumento segundo,
no tiene culpa el que nace. 135
Padre mío y mi señor,
dejad agora el furor.
TEODORO Hijo, ¿qué quieres que quiera?
¡Ah, nunca yo te pariera
para ver tanto dolor! 140
DEMETRIO Engendrado fui de ti,
que no has de decir parido.
TEODORO ¿Engendrado?
DEMETRIO Señor, sí.
TEODORO Ved el mundo a que ha venido
y ved quién me enseña a mí. 145
¿Entre parir y engendrar
hay alguna diferencia?
(Sale AUGUSTO,caballerizo.)
AUGUSTO ¿Qué caballo han de sacar?
TEODORO ¡Qué graciosa impertinencia!
¡Qué enfadoso preguntar! 150
Cualquiera me lleva bien;
saca cualquiera.
DEMETRIO Señor,
di que el castaño te den,
que hay gustos en la color
y bueno y malo también. 155
TEODORO Si la elección muestra el gusto,
el gusto el entendimiento,
saca el castaño, que gusto
del castaño.
AUGUSTO Mucho siento
-fol. 76v-
que esté enfermo.
TEODORO ¿Cómo, Augusto? 160
AUGUSTO Que ese caballo, señor,
está enfermo.
TEODORO Pues, ¿qué esperas,
que no llamas un doctor?
AUGUSTO ¿Doctor?
TEODORO Pues, ¿de qué te alteras?
Dios, que es soberano autor 165
de la noche, el Sol y el día,
¿no cría al hombre?
AUGUSTO Sí cría.
TEODORO Pues también cría al caballo,
y ansí es menester curallo.
CONRADO ¡Notable filosofía! 170
DEMETRIO ¿Tú no ves que la excelencia
del hombre es por diferencia
del ánima racional?
TEODORO Darle ración será igual
en racional preeminencia. 175
(Hacen dentro ruido de perros.)
¿Qué es eso?
CONRADO Los perros son
que ladran.
TEODORO ¿Por qué razón?
CONRADO A quien los cura maldicen.
TEODORO Id vós a ver lo que dicen.
CONRADO ¿Yo?
TEODORO Vós.
CONRADO Pedirán ración. 180
(Vase.)
TEODORO Sois en lisonja primeros,
¿y no coméis? Eso es más
que no el correr tan ligeros,
porque en palacio jamás
han faltado lisonjeros. 185
AUGUSTO Cosas dice que me admira.
(Salen CONRADO y el SASTRE.)
CONRADO Aquí está el sastre.
TEODORO ¡Oh, maestro!
Siéntate aquí.
CONRADO Señor, mira...
TEODORO ¡Callad! Todo el trato nuestro
es arrogancia y mentira. 190
¿Quién viste a un toro del cuero,
de escama al pez, pluma al ave,
para su curso ligero?
SASTRE Naturaleza, que sabe,
y ella fue el sastre primero. 195
TEODORO Pues si tiene tanto nombre
quien viste con tal primor
un animal, no os asombre
que le merezca mejor
el sastre que viste al hombre. 200
Siéntate.
SASTRE Señor, yo estoy
como debo estar.
TEODORO Querría,
pues harta seda te doy,
vestir por la traza mía
esto que en el mundo soy. 205
SASTRE ¿Qué traza tienes pensada?
TEODORO Una vestidura holgada
que ni me ciña ni apriete
ni a nueva ley me sujete,
pues fue la antigua estremada. 210
Cuantos habemos nacido
del cuerpo esclavos, nos llaman
con la comida o vestido.
Unos más que otros le aman,
pero todos le han seguido. 215
Y pues yo le he de seguir
y desnudar y vestir,
no me hagas calza o jubón
que me apriete el corazón
y no me deje vivir. 220
Hazme, si me has entendido,
una ropa de una pieza
que, sin paje ni ruido,
se me entre por la cabeza
y quede todo vestido. 225
Basta el dormir y el comer,
sin que el vestir venga a ser
el que también se nos lleve
la mitad del tiempo breve
que pasa y no ha de volver. 230
CONRADO Mucho que decir dará;
nunca tal error dijiste.
TEODORO Conrado, engañado estás,
que, como el señor se viste,
se vestirán los demás. 235
-fol. 77r-
Ven, sastre amigo, que quiero
darte la traza a mi gusto.
(Vanse TEODORO y el SASTRE.)
DEMETRIO Mientras que más considero
a mi padre, amigo Augusto,
menos su remedio espero. 240
Peor está cada día.
AUGUSTO Esto es cosa sin remedio.
CONRADO Tu madre viene.
(Sale CRISTINA, princesa, y LAMBERTO.)
LAMBERTO Sería
un justo y honesto medio,
pues tanto el Duque porfía; 245
mas no sé yo si seré
tal que le enseñe y dotrine.
CRISTINA Justa mi esperanza fue,
porque a la virtud se incline
que en tus costumbres se ve. 250
LAMBERTO Aquí está Demetrio.
CRISTINA Quiero
hablarle a solas.
LAMBERTO Y es justo,
porque si tu fuego fiero
lo sabe, en mayor disgusto
te ha de poner que el primero. 255
CRISTINA ¡Conrado! ¡Augusto!
CONRADO ¿Señora...?
CRISTINA Despejad la sala.
AUGUSTO ¡El Cielo
te guarde!
(Vanse LAMBERTO y AUGUSTO [y CONRADO].)
CRISTINA Demetrio, agora
conocerás de mi celo
lo que una madre te adora. 260
A lo que te digo advierte,
que en guardarte y advertirte
están tu vida o tu muerte.
DEMETRIO Tu esclavo seré en servirte,
tu hijo en obedecerte. 265
CRISTINA Juan Basilio, duque ilustre
de Moscovia, mi Demetrio,
tuvo dos hijos, Teodoro
y Juan, gallardos y bellos.
Mas como Teodoro fuese 270
el mayor y de su ingenio
se esperase gran bondad,
virtud, justicia y gobierno,
invidiosos y privados
de Juan, segundo heredero, 275
dieron yerbas a Teodoro
para que perdiese el seso.
Quedó incapaz de reinar,
con tanto aborrecimiento
del padre y de sus vasallos 280
como has visto en él y en ellos,
no porque furioso intente
su daño ni su provecho,
mas porque muchos discursos
le falta el entendimiento. 285
Los lúcidos intervalos,