El halcón de Federico - Lope de Vega - E-Book

El halcón de Federico E-Book

Лопе де Вега

0,0

Beschreibung

El halcón de Federico es una comedia teatral del autor Lope de Vega. En la línea de las comedias palatinas del Siglo de Oro Español, narra un malentendido amoroso que acabará por provocar varias situaciones humorísticas y de enredo.

Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:

Android
iOS
von Legimi
zertifizierten E-Readern
Kindle™-E-Readern
(für ausgewählte Pakete)

Seitenzahl: 91

Veröffentlichungsjahr: 2020

Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:

Android
iOS
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



Lope de Vega

El halcón de Federico

 

Saga

El halcón de FedericoCopyright © 1997, 2020 Lope de Vega and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726616699

 

1. e-book edition, 2020

Format: EPUB 3.0

 

All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

 

SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com

Elenco

FABIO, criado FELICIANO, criado LUDOVICO, caballero CAMILO, caballero JULIA, dama CELIA, mujer de Camilo PEROTE, loco LIDIO, criado CLAVELA RISELO AURELIANO EL CAPITÁN RUTILIO SOLDADOS CAJA BANDERA UN ALCALDE VILLANO ELIANO, [hermano de Celia] LELIO, [hermano de Celia] CÉSAR, [hijo de Celia] UN CASERO LABRADOR

En la lista de personajes, Lelio aparece como Celio por error.

Acto I

Salen FEDERICO, caballero, y FABIO, criado.

FABIO

El premio de más galán

te han dado en este torneo.

 

FEDERICO

Podré decir que al deseo,

Fabio, ese premio le dan,

5

que como yo no estoy,

y tanto deseo ser

quien pueda bien parecer

a los ojos de quien soy,

quien de galán me ha premiado,

10

por donde aquel ángel veo,

me ha visto, Fabio, el deseo

de agradar a quien no agrado,

que los ojos, cuya calma

del justo temor desdice,

15

son cédulas donde dice

sus pensamientos el alma.

¿Qué me dieron?

 

FABIO

Una pluma

de diamantes.

 

FEDERICO

Bien hicieron,

20

que en pluma y diamantes dieron

de todo mi mal la suma.

Pluma son mis esperanzas,

que lleva el viento inconstante,

y mis firmezas, diamante

25

al rigor de sus mudanzas.

Pluma son mis prevenciones,

que vuelan sin galardón,

y diamante el corazón

que sufre tantas pasiones.

30

Pluma son mis diligencias

contra un ingrato desdén,

y diamante el pecho en quien

caben tan largas paciencias.

Pluma es el loco volar

35

de aquesta imposible empresa,

y diamante lo que pesa

el peso de mi pesar.

 

FABIO

El seso se te ha olvidado,

que debieras hacer pluma

40

con que escribieras la suma

de lo mucho que has gastado.

Vuelve, por tu vida, en ti,

y con pluma en un diamante

escribe que un loco amante

45

a perderse vuela así.

Señor, en ninguna cosa

conoce a lo que has llegado,

como en que muestre un criado

libertad tan rigurosa.

50

Yo he propuesto hablarte claro:

si te ofendo, a amor castiga,

que él me manda que te diga

los daños en que reparo.

Toda Florencia murmura

55

tus gastos desatinados,

nacidos de los cuidados

de esta imposible hermosura.

Repórtate, y considera

que de esta hacienda gastada,

60

a Celia no alcanza nada,

cuando menester la hubiera.

Ella es casada, y su esposo

tan rico, que no hay dos hombres

en Florencia con los nombres

65

de rico y de venturoso,

que los tengan con más causa.

 

FEDERICO

La ventura bien le viene,

pues de quien la mayor tiene,

tantas desdichas me causa.

70

La riqueza, sabe Dios

que no le envidio.

 

FABIO

Eso creo,

porque antes tienes deseo

de ser pobre.

 

FEDERICO

Celia, en vos

toda mi riqueza estriba.

75

Oro fue vuestra cabeza;

de esa frente la belleza,

plata blanca, limpia, altiva.

Esos ojos, piedras son,

que preciosas hacen tiros;

80

¿quién ha visto con zafiros

dar veneno al corazón?

Rubíes y perlas bellas

son esos dientes y boca,

ámbar el aire que toca,

85

como en blanco azahar, en ellas.

Pues quien tiene en su belleza

perlas, piedras, plata y oro,

sin duda tiene el tesoro

de la más alta riqueza.

 

FABIO

90

Si fuera tuya, es verdad,

pero es casada, y ajena,

porque la riqueza es buena

gozada con libertad,

pero ¿qué se me da a mí

95

del jardín de mi vecino?

 

FEDERICO

Eres necio.

 

FABIO

Eso imagino.

 

FEDERICO

Pues es sin duda.

 

FABIO

Es así.

 

FEDERICO

La estimación de una cosa,

el conquistarla ha de ser,

100

que la fruta y la mujer,

la hurtada es la más sabrosa.

Si el oro que te he contado

de Celia tuviera yo,

del bien que nunca me dio,

105

Fabio, estuviera cansado.

No ha dicho la Antigüedad

en cuanto tengo leídas,

a la fábula de Midas

cosa que tenga igualdad.

110

Todo aquello que tocaba,

en oro se convertía,

oro comía y bebía,

y hasta el oro se acostaba.

Lo mismo deben de ser

115

los gustos de los casados,

pues estando en casa atados,

cuanto tocan es mujer.

 

FABIO

En mi vida, Federico,

cosa tan aguda oí.

 

FEDERICO

120

Ve por la pluma, y aquí

me deja.

 

FABIO

Oye, te suplico.

 

FEDERICO

No hay que oír; tú has de llevarle

a Celia.

 

FABIO

¿Vendrán, señor?

 

FEDERICO

¿Quién?

 

FABIO

El sastre, el bordador,

125

a quien fuera mejor darle,

porque quinientos ducados

que debes entre los dos...

 

FEDERICO

Camina, Fabio, ¡por Dios!

Deja esos necios cuidados.

 

FABIO

130

No te quiero replicar.

 

Vase FABIO.

FEDERICO

Tráeme a casa la respuesta.

 

Sale JULIA, dama.

JULIA

¿Podrete hablar?

 

FEDERICO

Poco cuesta,

Julia, oír; comienza a hablar,

y plega a Dios que aproveche.

 

JULIA

135

Cruel Federico airado,

¿qué montes te han engendrado?,

¿qué tigres te dieron leche?

 

FEDERICO

¿Ya comienzas por ahí?

 

JULIA

¿Ya el principio no te agrada?

 

FEDERICO

140

Ni me puede agradar nada,

Julia, de ti.

 

JULIA

¿Cómo así?

 

FEDERICO

El cómo, porque estoy loco,

y el así, porque estoy ciego;

Julia, todo soy de fuego.

145

¡Ay de las cosas que toco!

 

JULIA

Mucho en pensar me desvelo,

si es lo que dices así,

cómo tanto fuego en mí

pueda convertirse en hielo.

 

FEDERICO

150

Antes muy conforme estoy

a los extremos que llego,

porque para mí soy fuego,

y para ti hielo soy.

Consúmeme todo el día

155

amor, que es rayo del cielo,

y después parezco hielo,

porque la ceniza es fría.

 

JULIA

Si yo acabase conmigo

de aborrecer tu desdén,

160

no quería mayor bien

que en venganza tu castigo.

Pero como es, Tristán, loca,

lo que era vengarme en ti

viene a ser castigo en mí,

165

y en las entrañas me toca.

 

FEDERICO

¿Por qué me quieres?

 

JULIA

No sé.

 

FEDERICO

¿No lo sabes? Yo tampoco.

 

JULIA

Tú, ¿por qué me quieres?

 

FEDERICO

Por loco.

 

JULIA

Pues yo lo mismo seré.

170

Mas sin duda es la ocasión

que quiero, porque he querido

a quien me ha correspondido,

y dúrame esta pasión.

 

FEDERICO

Si quisiste a quien te amaba,

175

aborrece a quien te olvida,

que esta es razón conocida

y que todo el mundo alaba.

 

JULIA

¿Cómo no la consideras,

pues quieres quien te aborrece?

 

FEDERICO

180

Porque por eso merece

que la quiera con más veras.

Celia nunca me ha querido,

que si querido me hubiera,

y me olvidara, yo hiciera

185

contrayerba de su olvido.

 

JULIA

Pues si te digo verdad,

yo te quiero porque veo

que te mata otro deseo,

y enciende tu voluntad.

 

FEDERICO

190

Eso no es amor, que es celos

y envidia.

 

JULIA

Bien puede ser,

porque hicieron la mujer

llena de envidia los cielos.

Mejor libre me pareces

195

que cuando rendido estás;

en fin, yo te quiero más

después que tú me aborreces.

Y dame que me quisieras;

que a fe que me despicara

200

de suerte, que no te hablara

si dos mil almas me dieras.

Quédate, que el gran dolor

me ha hecho decirte más

de los justo, porque estás

205

lejos de tenerme amor.

Mas mira que la mujer

es peligroso enemigo.

 

FEDERICO

¿Qué puedes tú hacer conmigo,

más que dejar de querer?

 

JULIA

210

Si de quererte dejara,

luego no te persiguiera;

quien persigue y persevera,

amor secreto declara.

Y mientras te tengo amor,

215

te tengo de perseguir.

 

FEDERICO

¿Qué podrás hacer?

 

JULIA

Decir

a Celia que eres traidor.

 

FEDERICO

¡Ojalá que tú la hablases

y tu pasión la dijeses,

220

quejas de mi amor le dieses,

y el que tengo le contases!

¡Ojalá que a Celia hermosa

le dijeses que la quiero,

porque no hay tan buen tercero

225

como una mujer celosa!

¡Ojalá que por delito

dijeses que te aborrezco,

y que lo que yo merezco

viese en tus ojos escrito!

230

Por ventura podría ser

despertases a quien duerme.

 

JULIA

Mal sabes tú conocerme,

no entiendes lo que es mujer.

Yo lo trazaré de modo,

235

que sin saber que te quiero,

te pinte un bajo escudero

de vil pensamiento en todo.

Y, finalmente, has de ver,

ya que soy aborrecida,

240

que no hay víbora ofendida

como lengua de mujer.

 

Vase.

FEDERICO

Amo quien me aborrece, aborreciendo

a quien me quiere; adoro a mi enemigo;

huyo de quien me va siguiendo, y sigo

245

la misma sombra que de mí va huyendo.

Muero por quien por otro está muriendo,

y a quien me da su vida a muerte obligo;

a quien me sigue con lealtad, persigo,

y a quien jamás me paga estoy sirviendo.

250

Así por este mar de amor navego,

con hielo abraso, y nieve, en fin, me enciende,

donde sigo mi error, la razón niego,

que cuando amor lo que es razón pretende,

ya no es amor, que amor es niño y ciego;

255

cual ciego mira, y como niño entiende.

 

Vase FEDERICO. Sale CELIA, y CAMILO, su marido, de camino, y FELICIANO.

CELIA

¿Qué tiene allá que hacer?

 

CAMILO

Voy, hermosa Celia mía,

a la heredad por un día;

luego me pienso volver,

 

CELIA

260

¿Sabes cómo cuenta amor

el tiempo de las ausencias?

 

CAMILO

Conozco sus experiencias.

 

CELIA

Yo las entiendo mejor.

Amor ausente, Camilo,

265

cuenta de esta suerte un día,

porque en su contaduría

tengo aprendido el estilo:

un instante un día es,

un cuarto de hora es semana.

 

CAMILO

270

¡Buena cuenta!

 

CELIA

Cuenta es llana;

y una hora entera es un mes.

Que un día es un año, advierte;

una semana, una edad;

un mes, una eternidad.

 

CAMILO

275

¿Y un año?

 

CELIA

Nada, es la muerte,

porque si llega el rigor

a un año, y el que ama siente,

o ha de morirse el ausente,

o quitársele el amor.

 

CAMILO

280

Pues ¿tras un año de ausencia,

no hay amor?

 

CELIA

No.

 

CAMILO

¿De qué suerte?

 

CELIA

Ha de haber olvido o muerte:

muerte, porque no hay paciencia;

olvido, porque en un año,

285

si es que el ausente vivió,

es indicio que olvidó

y que no sintió su daño.

 

CAMILO

¡Pues, mi bien, venir dos días

antes que el año se acabe,

290

si es el término que sabe

amor en sus niñerías!

Mas ¿cómo estuvo diez años

Penélope, y no olvidó

su esposo?

 

CELIA

Porque fingió