El labrador venturoso - Lope de Vega - E-Book

El labrador venturoso E-Book

Лопе де Вега

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Beschreibung

El labrador venturoso es una comedia teatral del autor Lope de Vega. En la línea de las comedias famosas del Siglo de Oro Español, narra un malentendido amoroso que acabará por provocar varias situaciones humorísticas y de enredo.

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Seitenzahl: 76

Veröffentlichungsjahr: 2020

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Lope de Vega

El labrador venturoso

 

Saga

El labrador venturosoCopyright © 1635, 2020 Lope de Vega and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726617177

 

1. e-book edition, 2020

Format: EPUB 3.0

 

All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

 

SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com

PERSONAS

-fol. 192v-

DOÑA ELVIRA. CELIA. EL REY DON ALFONSO. ZAIDE. AUDALLA. DON MANRIQUE. DORISTO. ALFONSO. LAURO. LEONOR. FILENO, viejo.ZULEMA, rey de Sevilla.FELICIANO. FILANDRO. LISEO. RISELO.

Jornada I

Sale DOÑA ELVIRA y CELIA.

ELVIRA Mil vidas quiero perder,

bárbaro padre engañado.

CELIA Ya queda determinado

en que has de ser su mujer.

ELVIRA Eso, ¿cómo puede ser, 5

-fol. 193r-

si la ley cristiana adoro,

y el Rey de Sevilla es moro?

CELIA Ya lo ha mirado quien sabe,

y aunque es negocio tan grave,

no se ofende tu decoro; 10

que dicen que ser podría

que como amor te tuviese,

a nuestra Fe se volviese,

y que en su aumento sería.

ELVIRA Si yo dejase la mía, 15

¿no es el peligro mayor,

teniéndole el mismo amor?

CELIA No, porque enseñada estás,

ni es posible que jamás

dieses en tan grande error. 20

ELVIRA De los padres la obediencia

ha de ser en cosas justas,

que a las que son tan injustas

es justa la resistencia.

Apelo de la sentencia 25

que hoy pronuncia contra mí,

cristiana, Celia, nací,

esto quiero que me llames,

que de sus paces infames,

¿qué bien me resulta a mí? 30

Más justo pienso que fuera

que un ejército sacara,

con que del Betis temblara

toda la Andaluz ribera,

que no que una hija diera, 35

a un moro Rey de Sevilla,

que ha llegado hasta la orilla

del Tajo con sus caballos.

CELIA Harto a sus nobles vasallos

su pretensión maravilla, 40

entre los cuales, alguno

pudiera mejor honrarte,

cuando quisiera casarte.

ELVIRA No quiero, Celia, a ninguno.

Pero si el Rey importuno, 45

a mi desdén y temor

igualara mi valor,

¿cuánto mejor me empleara

en un Manrique de Lara

que en un Zulema Almanzor? 50

Pero no tendrá poder,

pues hay veneno y acero,

sáquenme el alma primero

que llegue a ser su mujer.

Cobarde debe de ser 55

contra el valor castellano,

y si fuera intento vano

casarme contra mi gusto;

¿cómo no ve que no es justo

con un bárbaro africano? 60

Celia, tú me has de ayudar

para salir de Toledo;

¿qué respondes?

CELIA Tengo miedo.

ELVIRA Ayúdame con callar.

CELIA Pues, ¿cómo piensas dejar 65

la grandeza en que has nacido?

ELVIRA Mudando, Celia, el vestido

se mudará la grandeza,

pues era mayor bajeza

rendirme a tan vil partido. 70

(Sale el REY DON ALFONSO, ZAIDE y AUDALLA, moros,y DON MANRIQUE.)

ZAIDE ¿Podremos de esa suerte, Rey cristiano,

besar la mano a nuestra Reina?

REY El día

que me determiné que fuese vuestra

-fol. 193v-

os corre obligación.

AUDALLA Dadnos, señora,

las manos, aunque indignos de besarlas 75

como a vasallos vuestros, los primeros

que os reconocen por señora y reina

de la parte mejor que tiene España,

y el claro Betis con sus ondas baña.

ZAIDE Vais a ser reina, no del Reino solo, 80

sino de nuestras almas; vais, señora,

a la mejor ciudad que mira Apolo,

desde el Ocaso a la rosada Aurora:

ocupa el nombre de Almanzor el Polo,

cuyas nieves el Sol apenas dora, 85

y con tan verdes años que no alcanza

toda su luz el fin de su esperanza.

ELVIRA Amigos, yo me tengo por dichosa

en ser mujer de un príncipe que pudo

obligar a mi padre, Rey cristiano, 90

con ley tan diferente, Dios os guarde.

AUDALLA ¡Qué dulce sol en nuestros ojos arde!

ZAIDE ¡Qué divina belleza! Porque tengas

mayor gusto, señora, desta dicha,

que así puedes llamar tu casamiento, 95

te quiero dar este retrato suyo

que me dio en esta joya, en ella puedes

considerar si representa al vivo

la Majestad Real, y le acompaña

marcial aspecto, de los Reyes digno. 100

ELVIRA De espacio le veré, guárdeos el cielo.

AUDALLA Él quiera que tan presto te veamos

con la corona insigne de Sevilla,

cuanto lleguemos a la verde orilla

del Betis, que te espera laureado 105

de las perlas que el mar le ofrece y rinde.

REY ¿Qué os parece de Elvira?

AUDALLA Que tendremos

una estrella por reina, un sol, un cielo.

REY Venga luego, Almanzor, que ya querría

darle mis brazos como hijo.

AUDALLA Él tiene 110

tal deseo de verte, que entretiene

con mil desasosiegos la esperanza.

REY Paz con Castilla para siempre alcanza.

-fol. 194r-

(Vanse todos, y queda solo DON MANRIQUE.)

MANRIQUE Cuando pudiera el dolor

tener licencia de hablar, 115

aun no me deja quejar

el estremo del rigor.

Ya no me quejo de amor,

que amor, mientras no me diga,

ni desmerece, ni obliga. 120

De la fortuna me quejo,

pues ya no tengo consejo

para que no me persiga.

Solo puede consolarme,

en que a tal estado vengo, 125

que de sus rigores tengo

ocasión para vengarme,

pues no tiene que quitarme,

ni tengo que le pedir,

como quien llega a morir, 130

que no estima lo que deja,

y así mi amor no se queja

de morir, ni de vivir.

Ah Rey, que en tu mocedad

estos bárbaros hiciste 135

temblar, ¿cómo los temiste

en tu más discreta edad?

¿Ha faltado la lealtad

de los Castellanos? No;

fe pienso que te faltó 140

pues das a un hombre sin fe

tu sangre, y sangre que fue

la que este Reino te dio.

¿Un ángel le das a un moro,

olvidado del suceso 145

que tiene Castilla impreso

en mármol con letras de oro?

¿Veré la prenda que adoro,

cielos, de un moro mujer?

Amor, ¿qué tengo de hacer, 150

si a la muerte me remites?

¿Cómo vivir me permites

para que lo pueda ver?

(Sale DOÑA ELVIRA con rebociño y sombrero.)

ELVIRA En tal desesperación

todo lo atropello y dejo, 155

porque es el mejor consejo

la breve resolución.

Que mientras el pensamiento

lo que es mejor determina,

veloz el tiempo camina, 160

lleva la ocasión el viento.

Mi remedio está en hüir.

Ánimo temor, no aguardes,

que es remedio de cobardes

querer dejarse morir. 165

Hombre me parece aquel,

si intenta reconocerme,

¿cómo podré defenderme

de mis desdichas y dél?

Noche, dame tu favor, 170

y ayuda mi atrevimiento.

MANRIQUE Pasos parece que siento,

¿quién va?

ELVIRA ¿No lo veis, señor?

Una mujer sola soy,

que no os da que recelar. 175

MANRIQUE Oíd.

ELVIRA Dejadme pasar,

en grande peligro estoy.

MANRIQUE ¡Del Alcázar a estas horas

mujer! Yo os tengo de ver.

ELVIRA Recelos de una mujer, 180

¿adónde hay tantas señoras?

MANRIQUE Pues, ¿a quién servís aquí,

que lo niega el buen olor?

ELVIRA Dejadme pasar, señor,

y no reparéis en mí, 185

que solo a saber entré

si está aquí un hombre celosa.

-fol. 194v-

MANRIQUE ¿De fuera sois?

ELVIRA ¿Pues no es cosa

fácil de entender?

MANRIQUE No sé.

ELVIRA Eso es ya descortesía. 190

MANRIQUE ¿Y si os quiero acompañar?

ELVIRA De aquí no habéis de faltar.

MANRIQUE ¿Por qué?

ELVIRA ¡Qué necia porfía!

(Vase.)

MANRIQUE Por Dios que fue necedad

no reconocerla bien, 195

que aunque mostraba desdén,

fue poca curiosidad.

Pero es tanta mi tristeza,

que para nada me aliento,

y un vil entretenimiento 200

es de un alto amor bajeza.

¡Oh mujer que quieres bien,

y celos te traen aquí,

si los tuvieras de mí,

no me mostraras desdén! 205

Que yo soy tan desdichado,

que sirviera de consuelo

a tus celos, y aun recelo

que tú me lo hubieras dado.

Rejas, lastimaos de mí, 210

pues no me puedo apartar

de vosotras y el lugar

adonde el alma perdí.

Si detrás de vos mi vida

duerme, y aquel Sol que adoro, 215

que ha de ser Luna de un moro,

de vil menguante ofendida;

decilde que no me atrevo

a esperar su luz hermosa,

que amanezca en pura rosa 220

para dar su envidia a Febo.

Que yo puesto que del llanto

su Aurora pudiera ser,

por no dejarme entender,

no puedo atreverme a tanto. 225

(Vase, salen DORISTO y FILENO, labradores.)

DORISTO ¿Ataste bien los pollinos?

FILENO Como tengan que pacer,

ellos se sabrán tener.

DORISTO Anda gente en los caminos,

y en sintiendo bestias, suelen 230

irse tras ellas.

FILENO No harán,

dormid, seguros están,

no temáis que vos desvelen.

DORISTO Ya poco debe de haber

de aquí al Alba.

FILENO Echaos ahí. 235

DORISTO Pon las alforjas aquí.

FILENO Dormid, Doristo, a pracer.

DORISTO ¿Qué has comprado en el mercado?

FILENO Vale tan caro en Toledo,

que apenas jurarvos puedo, 240

que unas cintas he comprado.

Concertaba unos breviescos,

y no alcanzó la soldada

de un año, pues una espada...

DORISTO ¿Breviescos?

FILENO Par Dios, tan frescos, 245

que ponérselos podía

la misma Infanta.

DORISTO Ya el sueño

me coge.