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El melancólico es una de las comedias de capa y espada de Tirso de Molina, también llamadas comedias palatinas. Se basa en una historia de amor galante entreverada con aventuras, articulada en torno a una trama de comedia de enredo.
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Seitenzahl: 87
Veröffentlichungsjahr: 2020
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Tirso de Molina
Comedia famosa del maestro Tirso de Molina
Saga
El melancólicoCover image: Shutterstock Copyright © 1620, 2020 Tirso de Molina and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726549096
1. e-book edition, 2020
Format: EPUB 3.0
All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com
LEONISA y FIRELA, pastoras, con líos de ropa en las cabezas. CARLÍN, pastor.
FIRELA Carlín, déjanos aquí;
no seas siempre pelmazo.
CARLÍN Pues ¿qué importaba un abrazo,
si ves cuál ando tras ti?
FIRELA ¿Cuál andas?
CARLÍN Cual te dé Dios 5
la salud: ando cual ves.
FIRELA ¿Cuál andas?
CARLÍN Ando en dos pies,
porque andas tú en otros dos.
FIRELA En cuatro fuera mejor,
que eres un asno.
CARLÍN Si tratas 10
de que ande, Firela, a gatas,
a gatas anda el amor,
que es niño, aunque canas tien.
LEONISA Déjanos ir a lavar,
que es tarde.
CARLÍN Pues no han de hablar. 15
LEONISA Déjale, Firela, y ven.
CARLÍN ¡Válgame Dios! ¿También ella
rezonga? Pues venga acá:
¿qué cuenta al cura dará
después, mi pastora bella, 20
si por no amarme me mata?
FIRELA ¡Oh, qué pesado que estás!
CARLÍN El quinto, no matarás;
no matéis, Firela ingrata,
con desdén a las criaturas, 25
que tenéis, aunque gallarda,
mucho, Firela, de albarda
en esto de her mataduras.
FIRELA Mira que estamos cargadas
con los líos de la ropa. 30
CARLÍN Si no más de en eso topa,
¿hay con soltallo, y sentadas
escuchar la arenga larga
de mi amor? Soltaldos, ¡ea!,
que lo que el amor desea 35
es echarse con la carga.
Lejos está el lavadero;
escuchad mis desvaríos,
y yo os llevaré los líos.
LEONISA Oye aqueste majadero 40
porque la ropa nos lleve
y acabe ya de cansarte,
que tengo a solas que hablarte.
FIRELA Vaya.
CARLÍN Vaya.
FIRELA En breve.
CARLÍN En breve.
Mi burro y yo...; no va bien, 45
que el burro no ha de ir delante:
yo y mi burro...; ¡qué ignorante!
Cuantos a un borrico ven
cargado, ¿no es cosa clara
que lleva al dueño tras sí 50
dándole de palos?
FIRELA Sí.
CARLÍN Pues llevando yo la vara
con que dalle, cuesta arriba
y cuesta abajo, a compás,
llevándome a mí detrás, 55
el burro delante iba.
LEONISA ¿Y eso importa para el cuento?
CARLÍN ¡Válgame Dios! De aquí arguyo
que es bien dalle lo que es suyo
también al pobre jumento. 60
FIRELA Pasa adelante.
CARLÍN ¿Quién? ¡Yo!
Si adelante he de pasar,
no querrá el borrico andar,
porque si detrás no vo
se me eleva al primer paso, 65
que es bestia de mucho tiento.
FIRELA Que pase adelante el cuento
te digo.
CARLÍN Vamos al caso.
La borrica del barbero,
que venía del molino, 70
luego que vio a mi pollino
(no sé yo quién vio primero
a quién). Mi burro bajaba
y la borrica sobía;
la vista el burro ponía 75
en cada paso que daba.
La burra, al sobir la cuesta,
no le debió de mirar,
porque nunca suele alzar
los ojos, que es muy honesta. 80
LEONISA Acaba ya.
CARLÍN No se aburra;
mas diga: cuando se ven,
¿quién mira primero a quién,
amándose, el burro o burra?
FIRELA Ambos a dos, si en tal caso 85
es igual la voluntad.
CARLÍN Por Dios que decís verdad;
así hue: vamos al caso.
El burro, como se pica
de cortesano, al pasar, 90
a la burra hizo lugar;
mas díjole la borrica:
«No pasaré, ciertamente;
pase vuesa borriquencia».
Dijo él: «No haré en mi conciencia». 95
Yo, que estaba ya impaciente,
alzando la vara y voz,
le di un palo entre las cejas;
y ella, alzando las orejas,
le dio al borrico una coz 100
tal que ha menester braguero,
porque está el pobre quebrado.
El alcalde ha sentenciado
que la burra del barbero,
si mi burro lo consiente, 105
con él tien de desposarse,
porque el dar coz es casarse
por palabras de presente.
Mas yo por eso no paso.
FIRELA Pues eso ¿qué tien que ver, 110
bestia, con darme a entender
el tu amor?
CARLÍN Vamos al caso.
El dar coces, ¿no es, Firela,
querer desposarse dos?
Dadme, pues, una coz vos, 115
con botín o con chinela;
cuésteme una quebradura
(aunque os estará a vos mal),
que con esto no habrá tal
como ahorrar de baile y cura; 120
pues si por pleito se saca,
venimos los dos a ser
tan marido y tan mujer
como Adán y doña Urraca.
Y porque no es para más 125
y voy a buscar amigos,
deste concierto testigos,
porque no os volváis atrás,
los líos que os prometí
llevo a la huente veloz; 130
mas mirad do dais la coz,
no os quejéis después de mí.
(Vase con los líos.)
LEONISA y FIRELA.
LEONISA Es un tonto; déjale,
no hagas caso dél, Firela,
que cosas de más caudal 135
te quieren decir mis quejas.
Ese Rogerio, aquese hombre
que tiene el alma de piedra
en cuerpo de hueso y carne,
descuidado me desvela. 140
Ése, que todo lo sabe,
y haciendo del campo escuelas,
le llaman Fénix los sabios
en las armas y en las letras,
desdeñoso, presumido, 145
con saber todas las ciencias,
ignora las del amor,
que son las que el alma precia.
Bien sabes tú, mi pastora,
que me da nombre esta sierra, 150
verdadero, de cruel,
si mentiroso, de bella.
Aunque entre frisa y sayal
nací, serrana grosera,
en cuerpo humilde y villano 155
aposento un alma reina.
Caudalosos ganaderos
juran (podrá ser que mientan)
que el alma les tiranizo
cautiva de sus potencias. 160
¿Qué abril de la juventud
no me ofrece, si no pecha
entre esquilmos de intereses
tributos de gentilezas?
¿Qué tálamos de deseos 165
no son túmilos que enseñan
de desdenes homicidas,
esperanzas ya funestas?
¿Qué tronco no es ya letrado
a puras cifras y empresas, 170
libros de la voluntad,
del sencillo amor imprentas?
¿Hay fuente que no murmure
mi rigurosa aspereza?
¿Prado que no me retrate? 175
¿Eco que no me dé quejas?
Pues a todos soy ingrata.
Solo agradecida, necia,
a un hombre sabio, ignorante
que enamorado atormenta. 180
FIRELA Rogerio, Leonisa mía,
que en tantas cosas diversas
se ocupa, no da al amor,
ociosa deidad, licencia.
Es padre suyo Pinardo, 185
y sucédele en la herencia
de estas fértiles montañas,
que rústicos pueblos cercan.
Tenémosle por señor,
y como tal le respetan 190
los frutos de aquestos valles,
que siempre le pagan renta.
No querrá humillar el alma
a pastoriles bellezas,
que entre sayales vasallos 195
se ensoberbece la seda.
Hale enseñado su padre
todas sus armas y ciencias,
porque le herede su ingenio
como el estado le hereda. 200
Las letras, según el cura,
causan al sabio soberbia.
Sabio es Rogerio; ¿qué mucho,
si lo es, que se ensoberbezca?
Tú, si bien la más hermosa, 205
eres hija de una aldea,
pajiza choza tu casa
y tu dote cien ovejas.
A la sombra de las canas
que obediente reverencias, 210
mil aldeanas te envidian,
mil zagales te desean.
¿Qué abril hay que en flor y en rama
no te entapice la puerta?
¿Qué mayo, en gigantes mayos, 215
que a tu puerta no amanezca?
Quiere a quien te quiere bien
y imposibles locos deja,
que del brocado y sayal
nunca se hizo buena mezcla. 220
LEONISA Eso díselo tú al alma;
verás, amiga Firela,
qué de cosas te responde
en mi abono y su defensa.
¿El amor no es fuego?
FIRELA Sí. 225
LEONISA Y este, por naturaleza,
¿no sube lo más arriba
que es posible hasta su esfera?
FIRELA Así será, pues que tú
lo afirmas, que eres discreta. 230
LEONISA ¿Pues qué importa que esté el fuego
cebado en la tosca leña
o en la despreciada paja?
¿Por eso es razón que pierda
su inclinación generosa 235
y que el subir no apetezca?
Pues ¿qué importa que mi amor,
cebado en alma grosera,
humilde sujeto abrace
si experimento en mí mesma 240
que, a pesar de mi ser tosco,
subir al valor intenta
de Rogerio, noble y rico,
que es centro donde sosiega?
Todas las almas, amiga, 245
son iguales: la materia
de los cuerpos solamente
hacen esa diferencia.
Alma noble me dio el Cielo.
No te espantes si con ella 250
el amor, fuego con alas,
intenta subir y vuela.
A Rogerio he de adorar.
FIRELA Basta, que estás bachillera,
después que en Rogerio sabio 255
tus esperanzas alientas.
Vamos a lavar agora,
por ver si en la fuente templas
ardores tan desiguales.
LEONISA No hayas tú miedo que pueda, 260
que es poca el agua del mar.
FIRELA Los serranos que desdeñas,
¿qué han de hacer, si no los amas?
LEONISA Que pues padezco, padezcan.
(Vanse.)
ROGERIO, galán, y PINARDO.
PINARDO Ya no tengo que enseñarte: 265
en la esgrima, tu destreza,
junto con tu fortaleza,
retratan en ti otro Marte;
la pintura verá su arte
eternizada por ti: 270
las liciones que te di
en la música, maestro
te han de llamar del más diestro,
cifrándole Apolo en ti.
Sutil dialéctico estás; 275
docto en la filosofía;
sabes de la astrología
lo que es lícito, y no más.
Metafísica podrás
enseñar a quien la enseña, 280
y aunque una parte pequeña
sabes de la arquitectura,
por ti Vitrubio asegura
el renombre que en ti empeña.
Versos haces extremados, 285
los que para un cuerdo bastan;
que los que a resmas los gastan
no están ya bien opinados.
Los términos no excusados
de la corte, en que publiques, 290
cuando al palacio te apliques,
lisonjas, estudiado has:
no falta, Rogerio, más
de que cuerdo los platiques.