El melancólico - Tirso de Molina - E-Book

El melancólico E-Book

Tirso de Molina

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Beschreibung

El melancólico es una de las comedias de capa y espada de Tirso de Molina, también llamadas comedias palatinas. Se basa en una historia de amor galante entreverada con aventuras, articulada en torno a una trama de comedia de enredo.-

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Tirso de Molina

El melancólico

Comedia famosa del maestro Tirso de Molina

Saga

El melancólicoCover image: Shutterstock Copyright © 1620, 2020 Tirso de Molina and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726549096

 

1. e-book edition, 2020

Format: EPUB 3.0

 

All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

 

SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com

PERSONAS

LEONISA, pastora.FIRELA, ídem.CARLÍN pastor.ROGERIO duque.EL DUQUE DE BRETAÑA. FILIPO, caballero.ENRIQUE, conde.CLEMENCIA, duquesa.PINARDO, viejo.UN PAJE. RICARDO. MÚSICOS.

Acto I

Escena I

LEONISA y FIRELA, pastoras, con líos de ropa en las cabezas. CARLÍN, pastor.

 

FIRELA Carlín, déjanos aquí;

no seas siempre pelmazo.

CARLÍN Pues ¿qué importaba un abrazo,

si ves cuál ando tras ti?

FIRELA ¿Cuál andas?

CARLÍN Cual te dé Dios 5

la salud: ando cual ves.

FIRELA ¿Cuál andas?

CARLÍN Ando en dos pies,

porque andas tú en otros dos.

FIRELA En cuatro fuera mejor,

que eres un asno.

CARLÍN Si tratas 10

de que ande, Firela, a gatas,

a gatas anda el amor,

que es niño, aunque canas tien.

LEONISA Déjanos ir a lavar,

que es tarde.

CARLÍN Pues no han de hablar. 15

LEONISA Déjale, Firela, y ven.

CARLÍN ¡Válgame Dios! ¿También ella

rezonga? Pues venga acá:

¿qué cuenta al cura dará

después, mi pastora bella, 20

si por no amarme me mata?

FIRELA ¡Oh, qué pesado que estás!

CARLÍN El quinto, no matarás;

no matéis, Firela ingrata,

con desdén a las criaturas, 25

que tenéis, aunque gallarda,

mucho, Firela, de albarda

en esto de her mataduras.

FIRELA Mira que estamos cargadas

con los líos de la ropa. 30

CARLÍN Si no más de en eso topa,

¿hay con soltallo, y sentadas

escuchar la arenga larga

de mi amor? Soltaldos, ¡ea!,

que lo que el amor desea 35

es echarse con la carga.

Lejos está el lavadero;

escuchad mis desvaríos,

y yo os llevaré los líos.

LEONISA Oye aqueste majadero 40

porque la ropa nos lleve

y acabe ya de cansarte,

que tengo a solas que hablarte.

FIRELA Vaya.

CARLÍN Vaya.

FIRELA En breve.

CARLÍN En breve.

Mi burro y yo...; no va bien, 45

que el burro no ha de ir delante:

yo y mi burro...; ¡qué ignorante!

Cuantos a un borrico ven

cargado, ¿no es cosa clara

que lleva al dueño tras sí 50

dándole de palos?

FIRELA Sí.

CARLÍN Pues llevando yo la vara

con que dalle, cuesta arriba

y cuesta abajo, a compás,

llevándome a mí detrás, 55

el burro delante iba.

LEONISA ¿Y eso importa para el cuento?

CARLÍN ¡Válgame Dios! De aquí arguyo

que es bien dalle lo que es suyo

también al pobre jumento. 60

FIRELA Pasa adelante.

CARLÍN ¿Quién? ¡Yo!

Si adelante he de pasar,

no querrá el borrico andar,

porque si detrás no vo

se me eleva al primer paso, 65

que es bestia de mucho tiento.

FIRELA Que pase adelante el cuento

te digo.

CARLÍN Vamos al caso.

La borrica del barbero,

que venía del molino, 70

luego que vio a mi pollino

(no sé yo quién vio primero

a quién). Mi burro bajaba

y la borrica sobía;

la vista el burro ponía 75

en cada paso que daba.

La burra, al sobir la cuesta,

no le debió de mirar,

porque nunca suele alzar

los ojos, que es muy honesta. 80

LEONISA Acaba ya.

CARLÍN No se aburra;

mas diga: cuando se ven,

¿quién mira primero a quién,

amándose, el burro o burra?

FIRELA Ambos a dos, si en tal caso 85

es igual la voluntad.

CARLÍN Por Dios que decís verdad;

así hue: vamos al caso.

El burro, como se pica

de cortesano, al pasar, 90

a la burra hizo lugar;

mas díjole la borrica:

«No pasaré, ciertamente;

pase vuesa borriquencia».

Dijo él: «No haré en mi conciencia». 95

Yo, que estaba ya impaciente,

alzando la vara y voz,

le di un palo entre las cejas;

y ella, alzando las orejas,

le dio al borrico una coz 100

tal que ha menester braguero,

porque está el pobre quebrado.

El alcalde ha sentenciado

que la burra del barbero,

si mi burro lo consiente, 105

con él tien de desposarse,

porque el dar coz es casarse

por palabras de presente.

Mas yo por eso no paso.

FIRELA Pues eso ¿qué tien que ver, 110

bestia, con darme a entender

el tu amor?

CARLÍN Vamos al caso.

El dar coces, ¿no es, Firela,

querer desposarse dos?

Dadme, pues, una coz vos, 115

con botín o con chinela;

cuésteme una quebradura

(aunque os estará a vos mal),

que con esto no habrá tal

como ahorrar de baile y cura; 120

pues si por pleito se saca,

venimos los dos a ser

tan marido y tan mujer

como Adán y doña Urraca.

Y porque no es para más 125

y voy a buscar amigos,

deste concierto testigos,

porque no os volváis atrás,

los líos que os prometí

llevo a la huente veloz; 130

mas mirad do dais la coz,

no os quejéis después de mí.

(Vase con los líos.)

Escena II

LEONISA y FIRELA.

 

LEONISA Es un tonto; déjale,

no hagas caso dél, Firela,

que cosas de más caudal 135

te quieren decir mis quejas.

Ese Rogerio, aquese hombre

que tiene el alma de piedra

en cuerpo de hueso y carne,

descuidado me desvela. 140

Ése, que todo lo sabe,

y haciendo del campo escuelas,

le llaman Fénix los sabios

en las armas y en las letras,

desdeñoso, presumido, 145

con saber todas las ciencias,

ignora las del amor,

que son las que el alma precia.

Bien sabes tú, mi pastora,

que me da nombre esta sierra, 150

verdadero, de cruel,

si mentiroso, de bella.

Aunque entre frisa y sayal

nací, serrana grosera,

en cuerpo humilde y villano 155

aposento un alma reina.

Caudalosos ganaderos

juran (podrá ser que mientan)

que el alma les tiranizo

cautiva de sus potencias. 160

¿Qué abril de la juventud

no me ofrece, si no pecha

entre esquilmos de intereses

tributos de gentilezas?

¿Qué tálamos de deseos 165

no son túmilos que enseñan

de desdenes homicidas,

esperanzas ya funestas?

¿Qué tronco no es ya letrado

a puras cifras y empresas, 170

libros de la voluntad,

del sencillo amor imprentas?

¿Hay fuente que no murmure

mi rigurosa aspereza?

¿Prado que no me retrate? 175

¿Eco que no me dé quejas?

Pues a todos soy ingrata.

Solo agradecida, necia,

a un hombre sabio, ignorante

que enamorado atormenta. 180

FIRELA Rogerio, Leonisa mía,

que en tantas cosas diversas

se ocupa, no da al amor,

ociosa deidad, licencia.

Es padre suyo Pinardo, 185

y sucédele en la herencia

de estas fértiles montañas,

que rústicos pueblos cercan.

Tenémosle por señor,

y como tal le respetan 190

los frutos de aquestos valles,

que siempre le pagan renta.

No querrá humillar el alma

a pastoriles bellezas,

que entre sayales vasallos 195

se ensoberbece la seda.

Hale enseñado su padre

todas sus armas y ciencias,

porque le herede su ingenio

como el estado le hereda. 200

Las letras, según el cura,

causan al sabio soberbia.

Sabio es Rogerio; ¿qué mucho,

si lo es, que se ensoberbezca?

Tú, si bien la más hermosa, 205

eres hija de una aldea,

pajiza choza tu casa

y tu dote cien ovejas.

A la sombra de las canas

que obediente reverencias, 210

mil aldeanas te envidian,

mil zagales te desean.

¿Qué abril hay que en flor y en rama

no te entapice la puerta?

¿Qué mayo, en gigantes mayos, 215

que a tu puerta no amanezca?

Quiere a quien te quiere bien

y imposibles locos deja,

que del brocado y sayal

nunca se hizo buena mezcla. 220

LEONISA Eso díselo tú al alma;

verás, amiga Firela,

qué de cosas te responde

en mi abono y su defensa.

¿El amor no es fuego?

FIRELA Sí. 225

LEONISA Y este, por naturaleza,

¿no sube lo más arriba

que es posible hasta su esfera?

FIRELA Así será, pues que tú

lo afirmas, que eres discreta. 230

LEONISA ¿Pues qué importa que esté el fuego

cebado en la tosca leña

o en la despreciada paja?

¿Por eso es razón que pierda

su inclinación generosa 235

y que el subir no apetezca?

Pues ¿qué importa que mi amor,

cebado en alma grosera,

humilde sujeto abrace

si experimento en mí mesma 240

que, a pesar de mi ser tosco,

subir al valor intenta

de Rogerio, noble y rico,

que es centro donde sosiega?

Todas las almas, amiga, 245

son iguales: la materia

de los cuerpos solamente

hacen esa diferencia.

Alma noble me dio el Cielo.

No te espantes si con ella 250

el amor, fuego con alas,

intenta subir y vuela.

A Rogerio he de adorar.

FIRELA Basta, que estás bachillera,

después que en Rogerio sabio 255

tus esperanzas alientas.

Vamos a lavar agora,

por ver si en la fuente templas

ardores tan desiguales.

LEONISA No hayas tú miedo que pueda, 260

que es poca el agua del mar.

FIRELA Los serranos que desdeñas,

¿qué han de hacer, si no los amas?

LEONISA Que pues padezco, padezcan.

 

(Vanse.)

Escena III

ROGERIO, galán, y PINARDO.

 

PINARDO Ya no tengo que enseñarte: 265

en la esgrima, tu destreza,

junto con tu fortaleza,

retratan en ti otro Marte;

la pintura verá su arte

eternizada por ti: 270

las liciones que te di

en la música, maestro

te han de llamar del más diestro,

cifrándole Apolo en ti.

Sutil dialéctico estás; 275

docto en la filosofía;

sabes de la astrología

lo que es lícito, y no más.

Metafísica podrás

enseñar a quien la enseña, 280

y aunque una parte pequeña

sabes de la arquitectura,

por ti Vitrubio asegura

el renombre que en ti empeña.

Versos haces extremados, 285

los que para un cuerdo bastan;

que los que a resmas los gastan

no están ya bien opinados.

Los términos no excusados

de la corte, en que publiques, 290

cuando al palacio te apliques,

lisonjas, estudiado has:

no falta, Rogerio, más

de que cuerdo los platiques.