Erhalten Sie Zugang zu diesem und mehr als 300000 Büchern ab EUR 5,99 monatlich.
El último godo es un texto teatral de corte histórico del autor Lope de Vega. Se articula en torno a don Rodrigo, Florinda la Cava y la conquista de España por los mahometanos en el medievo español.
Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:
Seitenzahl: 80
Veröffentlichungsjahr: 2021
Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:
Lope de Vega
Saga
El postrer godo de España
Copyright © 1600, 2020 Lope de Vega and SAGA Egmont
All rights reserved
ISBN: 9788726617320
1. e-book edition, 2020
Format: EPUB 3.0
All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com
Fabila
Leosindo
Teodoredo
Armildo
Abén Búcar
Zara
Célimo
El conde Don Julián
Florinda
Ben Adulde, Rey de Argel
Elverio, esclavo
Abraido, moro
[Arsindo]
Muza
Rodrigo
Pelayo
Tarife
La reina
Sisiberto
Lucinda
Un villano
Adulfo
Anagildo
Ilderico
Orpaz
Un moro
Solmira
Zaide
Zulema
Leocán
España
Músicos
Salen Fabio, Arsindo, Leosindo, Teodoredo, Don Rodrigo, las espadas desnudas.
Rodrigo
Él tiene lo que merece.
Teodoredo
Antes con piedad le obligas,
que en el daño que padece
no parece que castigas,
5
mas que perdonas parece.
Rodrigo
Las espadas envainad,
que ya no hay quien os resista.
Fabio
Pacífica la ciudad,
desea tu alegre vista
10
y te muestra voluntad.
Rodrigo
Godos, sentaos junto a mí,
y tú Arsindo, y los romanos
que me han ayudado ansí
haber el cetro en mis manos,
15
que por Witiza perdí.
Leosindo
Toma esta silla, Rodrigo,
a quien ya por rey tenemos,
dando al tirano castigo.
Teodoredo
Por señor te obedecemos.
(Siéntase Rodrigo en una silla, los demás en unos banquillos.)
Rodrigo
20
Todos reinaréis conmigo;
ya sabéis, godos, que al rey Wamba santo,
que para rey sacó de entre los bueyes
el cielo porque diese al mundo espanto,
a España, culto, devoción y leyes.
25
El conde Ervigio, aborrecido tanto,
le dio ponzoña; Ervigio, que de reyes
fue decendiente por mujer y nieto
de Erudescinto, para tal efeto,
del godo Recisindo había quedado
30
un hijo niño, pero Ervigio aplica
a su hija el reino, que la había casado,
como sabéis, con el valiente Egica.
Teodofredo quedó desheredado,
a quien la línea justamente aplica.
35
El reino por Egica se le niega,
y a su hijo, Belisa se le entrega.
Belisa infame, viendo a Teodofredo
sin el reino, sintió justos enojos
para perder a su derecho el miedo.
40
En Córdoba le saca los dos ojos.
Este fue mi buen padre, que no puedo
acordándome aquí de sus despojos,
menos de enternecerme, aunque pues plugo
al cielo mi venganza, el llanto enjugo.
45
Viéndome yo legítimo heredero,
nieto de Recisindo valeroso,
hijo de Teodofredo, que primero
reinar debiera, que Belisa odioso
con ayuda de Roma, a quien espero
50
mostrarme agradecido, no reposo
hasta que del tirano por despojos
ofrezco a mi buen padre los dos ojos.
No le quise matar, sino tratalle
como él trató a mi padre Teodofredo,
55
y la muerte que voy bebiendo dalle,
llena de pena, confusión y miedo.
No es posible agora que en vos se halle,
godos, alguno, ni creerlo puedo,
que no conozca que es el reino mío,
60
de padre a hijo, no por yerno o tío.
Leosindo
Todos, Rodrigo famoso,
en justicia conocemos,
como a nieto generoso
de Recisindo, en quien vemos
65
un retrato glorïoso,
que sangre de aquel varón
nos da igual satisfación,
que no es menos que del cielo
para España este consuelo
70
y esta divina elección.
Si los ojos le sacaste
a Belisa, bien hiciste,
que en fin tu padre vengaste,
aquí en fin sus ojos viste,
75
y con los tuyos lloraste,
quede en Córdoba en profundo
llanto y tú digno del mundo,
vuelve a reinar a Toledo,
por hijo de Teodofredo,
80
y nieto de Recisindo.
Allí tu Corte tendrás,
allí por hacernos bien,
casarte, señor, podrás,
haciendo elección de quien
85
te iguale y te agrade más.
Ponte la corona aquí,
y toma el cetro en la mano,
para que vayas ansí,
como godo y rey cristiano,
90
que este ha de lucir en ti
hasta la iglesia mayor.
Rodrigo
Dadme el cetro y la corona.
(Pónenle la corona y toma el cetro.)
Leosindo
Bien asienta en tu valor
porque te llama y abona
95
legítimo sucesor.
Teodoredo
Que bien con ella pareces,
mas tal valor te acompaña,
y de suerte la engrandeces,
que aunque eres señor de España
100
no tienes lo que mereces.
Pero tú la ensancharás,
que si hasta el África llega
hasta el Asia pasarás,
esto España al cielo ruega.
Fabio
105
Tente, señor, ¿dónde vas?
(Cáese la corona y el cetro.)
Rodrigo
Cayóseme la corona
de la cabeza sin ver
que me tocase persona,
¡cielo!, ¿qué puede esto ser?
Leosindo
110
Tu virtud, señor, te abona.
Fabio
Y el cetro también cayó.
Rodrigo
¿No lo veis?
Arsindo
¡Qué mal agüero!
Rodrigo
Antes ninguno me dio
y advertid bien cómo quiero
115
este agüero entender yo.
La corona que ha corrido
de mi cabeza hasta el suelo
quiere decir que estendido
será, por gusto del cielo,
120
mi imperio y siempre temido;
el cetro como medida
fue a tomar la posesión
desta tierra a mí debida.
Fabio
Tan buenas señales son
125
pronóstico de tu vida,
ven para que des contento
con tu persona, Rodrigo,
al pueblo que aguarda atento.
Rodrigo
Cielos, aunque aquesto digo
130
vosotros sabéis que miento.
(Salgan con panderos y tamboriles, de zambra, algunos moros, Abén Búcar y Zara.)
(Canten.)
[Voces]
Vamos a la playa,
noche de San Juan
que alegra la tierra
y retumba el mar.
135
En la playa hagamos
fiestas de mil modos,
coronados todos
de verbena y ramos,
a su arena vamos,
140
noche de San Juan,
que se alegra la tierra
y retumba el mar.
Abén Búcar
Siéntate en aquesta orilla
en tanto, famosa Zara,
145
que se acosta la barquilla.
Zara
¡Por Alá, música rara!,
huelgo en estremo de oílla.
Abén Búcar
He por servirte labrado
una bella galeota
150
que hasta agora no se ha echado
al mar, en cuanto alborota,
vaso tan bien acabado.
He hecho una popa en ella
cercada de mil cristales
155
para que salgan por ella
esos rayos celestiales,
que al sol por la aurora bella,
de marfil y de nogal,
suelo, espaldas y molduras.
160
Puse de plata un fanal
y el color de mis venturas,
para dosel y cendal,
mil dorados comedores.
La cercan mil estandartes
165
de mil diversas colores,
llevando por varias partes
las cifras de mis amores.
Flámulas y banderolas
bajan de las altas gavias
170
casi a tocar en las olas
y si desto no te agravias,
con vitorias españolas
la chusma viste damasco.
Moviendo unos remos rojos,
175
alas de coral del casco,
pero mírenla tus ojos
a los pies de aquel peñasco.
Zara
Por mi vida que es muy bella,
¿cuándo entraremos en ella?
Abén Búcar
180
Cuando te diere contento,
que ya el subido elemento
está jugando con ella.
Parece que con las manos
como plato el mar la ofrece
185
a tus ojos soberanos
y por acercarla crece
con mil pensamientos vanos
en que te parece a mí,
pues cuando más voy a ti,
190
más huyes de que te tenga,
quiera Alá que a tiempo venga
en que te duelas de mí.
Zara
Si mi padre se agraviara
de sí, yo sé que tu amor
195
del mío no se quejara.
Abén Búcar
Harto iguala a tu valor,
a ti no te igualo, Zara.
Zara
Ahora bien, esto dejemos,
y en esta noche de Juan,
200
solo de holgarnos tratemos.
Abén Búcar
Las olas vienen y van,
es que se acercan los remos.
(Célimo con esclavos de la galeota, y muchos ramos y hachas encendidas.)
Célimo
Poned en tierra la planta,
guárdeos Alá, bella Infanta,
205
hija del gran rey de Argel.
Abén Búcar
Regocijado tropel.
Zara
No he visto yo fiesta tanta,
buenos los esclavos vienen
con los hachos encendidos.
Abén Búcar
210
Y los ramos que previenen
a esos pies, a quien rendidos
muestran los dueños que tienen;
pasad todos adelante.
Zara
¿Tiene noche semejante
215
el mundo, ni en él es vista?
Abén Búcar
Bien merece ese Baptista,
que el mundo sus glorias cante,
fue gran profeta de Cristo,
y allá piensan los cristianos,
220
que es con nosotros mal quisto,
y adorámosle, africanos
esclavos, como habéis visto
aun a costa de esa plancha,
dame aquesa mano hermosa
225
y entra que la tabla es ancha.
Zara
Vamos.
Abén Búcar
La mar espumosa
de que la has de honrar se ensancha.
Zara
¡Hola!, Zaide, el leño enfrena,
lleva la rienda en la mano,
230
tú da a la barca carena.
Abén Búcar
¡Hola, quién fuera troyano
para robar esta Elena!
(Éntrense y salgan Rodrigo y godos.)
Rodrigo
¿Por qué no habéis de romper
estas fuertes cerraduras?
Leosindo
235
Señor, mira que has de ser
retrato de desventuras
si esto te atreves hacer.
Rodrigo
¡Aguardad!
Teodoredo
Rompió el candado
y en la escura cueva entró.
Leosindo
240
Ya temo, rey desdichado,
que en mal punto España vio
tu cetro en sangre bañado.
Teodoredo
La codicia de creer
que aquí gran riqueza había
245
las puertas hizo romper.
Leosindo
Ya tiemblo ya dese día
lo que le ha de suceder.
Rodrigo
Hombres como esos serán
los que a España quitarán
250
a quien estos lienzos viere
que dirán los que esto oyeren.
Leosindo
¿Tu desventura dirán?
Teodoredo
Muestra, a ver.
Rodrigo
Quitadle allá
y no le mire ninguno.
Leosindo
255
Estarás contento ya
de ser al cielo importuno,
que esos avisos te da,
si rey ninguno entre tantos
en aquesta cueva entró
260
llena de miedos y espantos,
ni tu agüelo se atrevió,
santo entre los reyes santos,
¿cómo te atreves al cielo?
Rodrigo
Que eran cobardes recelo
265
y que por eso sería.
Leosindo
Estoy como nieve fría.
Teodoredo