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El vellocino de oro es una comedia teatral con trasfondo mitológico del autor Lope de Vega. En la línea de las comedias del Siglo de Oro Español, relata en tono desenfadado las aventuras y desventuras de unos viajeros que buscan el vellocino de oro de la mitología griega.
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Seitenzahl: 62
Veröffentlichungsjahr: 2020
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Lope de Vega
Saga
El vellocino de oroCopyright © 1622, 2020 Lope de Vega and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726617429
1. e-book edition, 2020
Format: EPUB 3.0
All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com
Tocando un clarín primero, salga una DAMA a caballo en el Pegaso, que ha de traer unas alas a los lados, y ella un tocado de plumas altas, y un manto de velo de plata, bordado de ojos y lenguas, preso en los hombros.
[DAMA 1.a ] Yo llego a buena ocasión,
si no me engaña el deseo;
los mismos que dijo son
hoy en su templo Febeo,
el gran padre de Faetón. 5
Aquí dijo que hallaría,
en las siestas de este día,
el Sol y Luna de España:
¡qué gloria los campos baña!
¡Qué resplandor! ¡Qué alegría! 10
Diome el caballo Pegaso,
de varias plumas vestido,
que estampa en el aire el paso,
cuyas alas me han traído
de las cumbres del Parnaso. 15
Puesto que la tierra y cielo
puedo penetrar de un vuelo,
porque toda plumas soy,
ciega de mirar estoy
tantos cielos en el suelo. 20
Con haberme fabricado
¡oh, tú que el cielo gobiernas,
alto Júpiter sagrado!
Toda de lenguas eternas,
aquí todas me han faltado. 25
Pues para ver sin enojos
tan soberanos despojos,
pocas las estrellas son
del esmaltado pavón
a quien Argos dio los ojos. 30
Ya mi propósito muda
el resplandor de su llama:
de hablar he quedado en duda;
¿quién dijera que la Fama
jamás estuviera muda? 35
Pero podré disculparme,
aunque el callar es mudarme
en otra naturaleza;
que sólo vuestra grandeza
pudo a silencio obligarme. 40
Yo vi a Alejandro, y hablé
de Alejandro, aunque señor
de toda la tierra fue,
y a César, cuyo valor
sobre Roma puso el pie. 45
Pero aunque tantas parecen
mis lenguas, hoy enmudecen
viendo con tanto valor
un Alejandro mayor,
pues dos mundos le obedecen. 50
Yo vi reinas, cuya historia
osé escribir, y dejar
para siempre a la memoria;
y aquí me viene a faltar
pluma para tanta gloria. 55
Pero ¡qué desconfianza
hace de quien soy, mudanza!
Hablar quiero; que pues soy
la Fama, obligada estoy
a vuestra eterna alabanza. 60
(Sale por otra parte, tocándose chirimías, otra DAMA a caballo,con un tocado de palmas de oro enlazadas, y un manto de plataen los hombros, bordado de palmas.)
DAMA 2.a El sitio lo manifiesta:
él es, que a la vista ofrece
tan esmaltada floresta:
no he tardado, pues parece
que dan principio a la fiesta. 65
Todo lo alcanza el deseo;
retratos del cielo veo
con tan altas majestades,
que pienso que en sus deidades
la turbada vista empleo. 70
Y como su perfección
apenas la diferencio,
y de igual belleza son,
la lengua han puesto en silencio,
la vista en admiración. 75
Luego que el sonoro fin
del animado clarín
de la Fama hirió mi oído,
vine a este jardín, que ha sido
ya cielo, que no jardín. 80
Lejos de las señas voy:
errar el sitio podía,
¡oh, qué venturosa soy!
pues a este jardín venía.
y dentro del cielo estoy. 85
Presumo, deidades bellas,
que estoy en él, pues por ellas
es fácil de conocer
que tierra no puede ser
donde hay sol, luna y estrellas. 90
Aquí se turbara Apeles
viendo sus luces mayores,
y dejara los pinceles,
aunque le dieran colores
los jazmines y claveles. 95
Aquí Virgilio dejara
la pluma, en el mundo rara,
pues para miraros sólo,
todos sus rayos Apolo
en medio del cielo para. 100
No es alabaros mi intento;
que si tanta perfección
fiara a mi entendimiento,
cayera, como Faetón,
al mar de mi atrevimiento. 105
Por eso, claras estrellas,
angélicas luces bellas,
daré al silencio mis faltas;
que ofende las cosas altas
quien no sabe encarecellas. 110
Quisiera tener lugar
desde donde ver pudiera
la fiesta; quiero mirar
el sitio. ¿Quién me pudiera
mejor de todo informar, 115
que aquella dama que llama
a su vista mi deseo?
¿Quién sois, generosa dama?
Aunque las señas que veo
me dicen que sois la Fama. 120
DAMA 1.a La Fama soy.
DAMA 2.a Este día
llevaréis bien qué contar.
DAMA 1.a Lo que no acierto a mirar,
acertar después querría
a encarecer y pintar. 125
Vos, ¿quién sois?
ENVIDIA La Envidia soy.
DAMA 1.a ¿La Envidia? Pues ¿tan gallarda?
No la pintaron ansí
tantas edades pasadas:
poetas e historiadores. 130
de manera la retratan,
que no hay furia, no hay arpía
con quien tenga semejanza;
vos disfrazada venís.
DAMA 2.a El nombre, Fama, os engaña; 135
que yo no soy esa Envidia
que las historias infaman.
Soy aquella Envidia noble,
que es virtud heroica y santa;
no la que es vicio, que aquí, 140
como hay tanto sol, no entrara.
¿No veis lleno mi vestido
de laureles y de palmas?
Pues por envidia las tengo
en las letras y en las armas. 145
Lloró Alejandro de envidia
que su padre no dejaba
más tierra que conquistase,
que fue de excederle causa.
Con envidia de Platón 150
estudió cosas tan raras
Aristóteles, que pudo
merecer más nombre y fama.
Aquesta Envidia soy yo;
porque si yo no animara 155
los ingenios de los hombres,
las plumas y las espadas,
ni hubiera libros famosos
de tantas ciencias, ni hallaras,
Fama, a quién dar tus laureles. 160
DAMA 1.a Altamente desengañas
la que tu nombre promete;
pero ¿a qué vienes, qué aguardas
de esta fiesta?
DAMA 2.a Quien la emprende,
a que pretenda me llama, 165
con envidia de otra fiesta,
puesto que ninguna basta
animar a lo imposible
las fuerzas de su esperanza.
Yo le dije que advirtiese 170
que era la empresa tan alta,
que a la misma Envidia noble,
con ser tan noble, desmaya,
y que habiendo precedido
tan rara invención, que basta 175
a ocupar eternamente
fama por naciones varias,
todo el bronce de tus lenguas,
todo el vuelo de tus alas,
no hallaba camino alguno, 180
porque la desconfianza
es ya mayor que la Envidia.
DAMA 1.a ¿Tú, por quien tantas hazañas
se han hecho en el mundo, dices
ahora tales palabras? 185
¿Qué invención pretende hacer?
DAMA 2.a Aquella historia que canta
Ovidio, de donde tuvo
principio el Tusón de España.
DAMA 1.a ¿Es la de Frixo y Helenia? 190
DAMA 2.a Esos trujeron al Asia
el vellocino de oro,
a quien Marte puso en guarda,
con dos toros, un dragón,
por cuya empresa las aguas 195
vieron la primera nave
abrir sus campos de plata.
DAMA 1.a ¿Quién le conquistó?
DAMA 2.a Jasón,
dando favor a sus armas
los encantos de Medea. 200
DAMA 1.a ¿Quién viene?
DAMA 2.a Volando baja.
(Venga por lo alto, en una invención, la POESÍA, vestida dedama, con un laurel en las manos y en la cabeza.)
POESÍA Envidia noble, prosigue:
no tengas temor, que ya
la Fama oyéndole está,