Jorge Toledano - Lope de Vega - E-Book

Jorge Toledano E-Book

Лопе де Вега

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Beschreibung

Jorge Toledano es una comedia teatral del autor Lope de Vega, en este caso centrada en la historia de un soldado español capturado y cautivo por los musulmanes, en la línea del subgénero que se denominó "Comedia de cautivos".-

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Lope de Vega

Jorge Toledano

 

Saga

Jorge ToledanoCopyright © 1928, 2020 Lope de Vega and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726617481

 

1. e-book edition, 2020

Format: EPUB 3.0

 

All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

 

SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com

FIGURAS DE LA COMEDIA

ARGÁN ARAFE SERVIO RIBERIO ANTONIO JORGE SOLDADOS LAUDOMIA BELARDO CELIMA EL REY DE ARGEL TOSIRO ISMAEL CELIMO MALAFO LEONOR PALADIO [TRES CAUTIVOS]

Acto I

Salen ARAFE, ARGÁN, CELIMO, ISMAEL, TOSIRO y MALAFO, moros.

ARGÁN

Ya, señor, la tierra mides.

 

ARAFE

Esto poco diferencio

a las hazañas de Alcides.

 

ARGÁN

Entra.

 

ARAFE

Calla, que el silencio

escapa de los ardides.

 

ARAFE

Torna a la playa la plancha,

no quede estampa ni mancha

del atrevimiento hecho.

 

ARAFE

En el lugar más estrecho

el corazón se me ensancha.

 

TOSIRO

Volverás a las fragatas

la barca en que hemos tomado

tierra y puerto.

 

ARGÁN

¿De eso tratas

habiendo puerto cerrado

en los peñascos y matas?

Entre dos peñas la encaja.–

Y tú, Celimo, trabaja

que esté todo moro surto;

y hablen bajo, porque el hurto

se deleita en la voz baja.

 

CELIMO

Todos vienen avisados

y saben que han de callar;

diestros son y ejercitados,

que es bueno para la mar

estar bien acostumbrados.

Que aquesto de la mareta

extrañamente inquieta

y nos dejarán aquí.

 

ARAFE

¿Qué señas diste a Alí?

 

MALAFO

El eco de una escopeta.

 

ARAFE

No temo al viento cruel,

ni mudanza del mar creo

por más que luchen con él,

y más en parte que veo

las mismas luces de Argel.

Que me parece que a brazos,

sin tener por embarazos

espada, alquicel ni ropa,

pasase con viento en popa

en la nave de mis brazos.

 

ARGÁN

Eso, Arafe, más sería

por lo que dejas en él

que de heroica valentía.

 

ARAFE

¿Pues qué dejo yo en Argel?

¿Es Argel la patria mía?

¿No fui primero cristiano,

y no soy napolitano?

¿Qué puedes llevarme, Argán?

 

ARGÁN

Una cierta piedra imán,

una cierta hermosa mano

a sí te llama y te tira

a su vista, así su amor

de tu alma el norte mira.

 

CELIMO

No des ejemplo mayor.

En oyéndole, suspira.

 

ARAFE

¡Basta, que me habéis tratado

como hombre de otra ley!

¿Tan falso me habéis hallado

que de la amiga del Rey

he de estar enamorado?

¿Yo a Celima? Yo en mi vida

he dado ocasión que impida

a mis lealtades el paso.

 

ISMAEL

¡Por Alá, difícil caso

y afición mal entendida!

Si eres tú, Arafe, cristiano,

ella también es cristiana,

no es pensamiento en vano.

 

ARAFE

Por la luna soberana,

que es mi adorado tirano.

Confieso que bien la quiero

y que al Rey se la he pedido

por mujer, pero no espero

de ser jamás socorrido

del pensamiento que muero.

Porque el Rey la quiere bien,

y ella con tanto desdén

paga, amigos, mi afición,

que es amar sin galardón.

¡Mirad con quién y sin quién!

Pero habemos concertado

que si salgo con la presa

que hoy los dos hemos tratado

y llevo esta dama presa,

cuya fama le han contado,

me ha de dar en cambio de ella.

¡Ay, Dios!, a Celima bella,

que es el Argel de mi fe.

 

TOSIRO

Arafe, dichosa fue

para tanto bien tu estrella.

En buen punto en este risco

pusiste el pie si el morisco

que te avisa no te ha dado

en este engaño dorado

ponzoña de basilisco.

 

ARAFE

Yo sé que es hombre fiel

y que es por fuerza cristiano;

ya muere por ir a Argel,

y es lo menos de su mano

la fianza de un papel.

Que un hermano tiene allá,

que por rehenes me da

de esta empresa a que he venido.

 

ARGÁN

Hoy a Celima has vencido.–

No es del Rey, que tuya es ya.

¡Por Alá que si este caso

llega a efecto, que me paso

el pecho con esta daga,

porque es de mi alma paga

y en vivo fuego me abraso!

¿Que el Rey promete a su dama

en cambio de una mujer

que la conoce por fama,

y que mi alma ha de ver

en otros brazos quien ama?

Estorbaralo mi mano,

medio moro y vil cristiano,

a pesar de tu ventura.

 

ARAFE

¿Qué dices?

 

ARGÁN

Que esta espesura

encubre este monte y llano.

No pasemos de estas viñas,

porque no hay mejor celada

en todas estas campiñas.

 

ARAFE

Si la prendo, esta preciada

espada te doy que ciñas.

 

ARGÁN

¡Con esa te mataré

primero que el Rey te dé

la cristiana y mora hermosa!

 

ISMAEL

Arráez.

 

ARAFE

¿Hay alguna cosa?

 

ISMAEL

Gente.

 

ARAFE

¿Qué gente?

 

ISMAEL

De a pie.

 

ARAFE

Pues este es el capitán

y su gente, que ya van

la vuelta de Castellón.

¿Son muchos?

 

ISMAEL

Tres hombres son.

 

ARAFE

¿Dónde llegan?

 

ISMAEL

Cerca están.

 

Escóndense y salen el CAPITÁN ANTONIO, PALADIO, SERVIO y LAUDOMIA, dama.

ANTONIO

Vaya Servio por el coche,

Laudomia, si te parece,

que ya el día se escurece

y viene apriesa la noche,

y por las peñas no pudo

acercarse hasta la mar.

 

SERVIO

Aquí no puede llegar,

ni aun adelante no dudo.

Menester es que te esfuerces

aunque la arena te canse.

 

LAUDOMIA

Como este fresco no amanse

iré a pie sin que me esfuerces,

que antes lo tengo por gusto.

 

ANTONIO

Adonde pudiere llegue,

que en peñas no se le niegue

que se camina a disgusto.

En efecto le traerás

donde llegamos ahora.

 

SERVIO

Vaya Paladio por Flora,

que se queda muy atrás.

 

PALADIO

Quiero volver a buscalla,

que queda lejos de aquí.

 

ANTONIO

Sin duda está por ahí.

 

PALADIO

Flora no está, pues que calla.

 

ANTONIO

No des voces, ve por ella.

 

PALADIO

Luego aquí con ella estoy.

 

SERVIO

Y yo por el coche voy

mientras que vienes con ella.

 

Vanse SERVIO y PALADIO.

ANTONIO

¿Hate agradado el mar

y su apacible ribera?

 

LAUDOMIA

Ninguna cosa pudiera

mis ojos tanto alegrar.

A la música parece.

 

ANTONIO

Según eso alegre estás,

si al alegre alegra más

y al triste más le entristece.

 

LAUDOMIA

Pensarás que yo lo voy

porque tratas de casarme;

no en verdad, mas por hallarme

en tu gracia, como estoy,

que aunque aquese caballero

es un honrado marido,

ha días que le he tenido,

por marido verdadero.

 

ANTONIO

Decirte sus partes yo

y ser el tercero en esto

no se fíe a un padre honesto,

y en duda digo que no.

Pero baste que te cases,

como dices, a mi gusto.

 

LAUDOMIA

Con eso me viene al justo;

no es bien que adelante pases.

 

ARAFE

¡Ea, capitán valiente,

ríndete!

 

LAUDOMIA

¡Ay, Dios! ¡Ay de mí!

 

ARAFE

¡Seguidla!

 

ARGÁN

Déjame a mí.

 

ANTONIO

¡Criados, soldados, gente!

 

ARAFE

Capitán, date a prisión,

que cuantos más llames, más

nuestra presa aumentarás.

 

ANTONIO

¿Sois más?

 

ARAFE

Ciento en escuadrón.

Dejo en la mar diez fragatas

de gente y armas lucidas.

 

ANTONIO

Si tuvieras cien mil vidas

no las comprara baratas.

 

ARAFE

Ya conozco tu nación;

mas si comienza a faltar

gente en la tierra, ha de quedar

despoblado Castellón,

aunque yo entrarle pudiera,

sabe que vienes aquí

vendido.

 

ANTONIO

Créolo ansí.

(¡Ay de ti, si lo supiera!)

 

ARAFE

Tu hija solo pretendo,

que es el fin de mi intención,

que no quiero a Castellón

ni sus murallas ofendo.

Mi Rey adora su fama

y no ha visto su persona:

suya ha de ser la corona

de lo que hoy Argel se llama.

Ríndeme luego la espada

si quiere salvar la vida.

 

ANTONIO

¿Qué más vida que rendida

a una espada tan honrada?

Bien sé, moros, que sois pocos

para el ánimo que veis,

y sé que allá nos tenéis

por valientes o por locos.

Pero ver que ha de morir

presa mi hija y sin honra,

lo tengo por más deshonra

que no la espada rendir.

Que dondequiera que fuere

vida quiero procurar,

por podella aconsejar

en lo que mal le estuviere.

Mal la espada me pedistes

y mi persona cercastes,

que la espada me quitaste

cuando mi hija prendistes.

Allá, en fin, tenéis mi espada.

Esta os doy por no perdella,

que en no poder defendella

la doy limpia y no manchada.

Sin sangre os la doy, en fin,

porque la que allá lleváis

de otra sangre no tiñáis,

aunque no la tiene ruin.

 

ARAFE

Ya tus lágrimas la bañan.

 

ANTONIO

Las lágrimas de coraje

no hacen al honor ultraje,

antes su fuerza acompañan.

Como padre lloro aquí,

y porque al fin no peleo

como padre.

 

ARAFE

Yo lo creo

que tú lo hicieras así.

Camina a la mar ahora

y de razones te deja.

 

ANTONIO

¡Tarde el que mal se aconseja

se arrepiente, y presto llora!–

Aguarda, traerán mi hija.

 

ARAFE

Ya es ido por ella Argán.

 

ANTONIO

Pues donde mis ojos van

no habrá dolor que me aflija.

 

Vanse, y sale LAUDOMIA y ARGÁN.

ARGÁN

¿Pues quiérote yo matar?

 

LAUDOMIA

No huye de ti mi vida,

sino la honra querida,

que sé que me has de quitar.

 

ARGÁN

No corras más, está queda

y asegúrate de mí.

 

LAUDOMIA

Basta; yo fío de ti

lo que un justo temor pueda.

 

ARGÁN

¿Qué me darás si te llevo

segura hasta Castellón?

 

LAUDOMIA

No tiene comparación:

la vida y alma te debo,

pero querrasme engañar.

 

ARGÁN

Eso no, que aunque soy moro

soy noble.

 

LAUDOMIA

Esos pies adoro;

a tus pies me quiero echar.

 

ARGÁN

Si acaso por detenerme

en ir, como voy, contigo

viniese algún enemigo,

digo cristiano, a ofenderme,

mira que le has de decir

que yo tu vida guardé.

 

LAUDOMIA

Que eres mi dueño diré,

y a quien tengo que servir.

Diré que tu vida es mía,

y que soy tu humilde esclava.

 

ARGÁN

Mi alma tuya bastaba,

aunque es menor cortesía.

Y pues a la villa vamos

contarte la causa quiero

de haber yo sido el primero

de los que aquesto intentamos,

que aunque entonces fue interés,

yo sé que agora es piedad:

vence el amor y amistad.

 

LAUDOMIA

¡Y pura nobleza es!

 

ARGÁN

Tiene el Rey de Argel famoso,

bella cristiana, que guarde

el que tan bella te hizo,

de peligros semejantes,

una hermosa renegada,

natural de los Algarbes,

que agora llaman Celima

y antes se llamó Violante.

Discreta por todo extremo,

y al fin tan llena de partes

que hasta hoy la vieron ojos

cuya alma no lo pagase.

Esta quiere y a esta adora

este renegado Arafe,

con tal pena que en el mundo

yo solo puedo imitarle.

Pidiola al Rey por mujer,

siendo del Rey alma y sangre,

confiando en la privanza,

que no hay cosa que no alcance.

Un valenciano cautivo,

en estos medios o antes,

contole de tu hermosura,

discreción, gracia y donaire.

Fueron las palabras obras;

la fama, vista bastante;

la privación, apetito;

el imposible, amor grande.

Pidiole el Rey a este moro

que esta empresa procurase,

porque gozar pretendía

a Laudomia por Violante.

Un morisco le dio aviso,

que hacéis un yerro notable

en tener entre vosotros

este maldito linaje.

Sabiendo, pues, que venías

a la mar algunas tardes,

de las fragatas salimos

los moros más principales:

Mahometo y Ismael,

Celimo y aqueste Arráez

y yo, que me llamo Argán.

Si soy noble ya lo sabes.

Una barca entre dos peñas

dejamos para que aguarde

la presa que ya no llevan,

aunque harta presa es tu padre.

Yo, porque el Rey no le diese

a Celima si llevase

la que agora va conmigo,

fui ligero en alcanzarte.

Tu libertad procuré

porque aquese no se case

con aquella hermosa fiera,

con aquella fiera y ángel.

Aqueste fue mi principio,

mas ya quiere Amor que ablande

mi nobleza y tu hermosura

inconvenientes más grandes.

Gente viene, gente suena:

mira si es justo que guardes

de este peligro mi vida

o si es razón que me maten.

 

Salen RIBERIO, PALADIO, SERVIO y JORGE.

RIBERIO

Cuando supe que había salido al campo

quise, amigos, salir a recebille,

aunque cansado del camino vengo.

 

PALADIO

Si el Capitán supiera que venías,

él te hubiera ganado por la mano.

Salió esta tarde con su bella hija

orilla al mar a pasearse un poco.

 

RIBERIO

¿Dónde ha quedado?

 

PALADIO