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Jorge Toledano es una comedia teatral del autor Lope de Vega, en este caso centrada en la historia de un soldado español capturado y cautivo por los musulmanes, en la línea del subgénero que se denominó "Comedia de cautivos".-
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Lope de Vega
Saga
Jorge ToledanoCopyright © 1928, 2020 Lope de Vega and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726617481
1. e-book edition, 2020
Format: EPUB 3.0
All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com
Salen ARAFE, ARGÁN, CELIMO, ISMAEL, TOSIRO y MALAFO, moros.
ARGÁN
Ya, señor, la tierra mides.
ARAFE
Esto poco diferencio
a las hazañas de Alcides.
ARGÁN
Entra.
ARAFE
Calla, que el silencio
escapa de los ardides.
ARAFE
Torna a la playa la plancha,
no quede estampa ni mancha
del atrevimiento hecho.
ARAFE
En el lugar más estrecho
el corazón se me ensancha.
TOSIRO
Volverás a las fragatas
la barca en que hemos tomado
tierra y puerto.
ARGÁN
¿De eso tratas
habiendo puerto cerrado
en los peñascos y matas?
Entre dos peñas la encaja.–
Y tú, Celimo, trabaja
que esté todo moro surto;
y hablen bajo, porque el hurto
se deleita en la voz baja.
CELIMO
Todos vienen avisados
y saben que han de callar;
diestros son y ejercitados,
que es bueno para la mar
estar bien acostumbrados.
Que aquesto de la mareta
extrañamente inquieta
y nos dejarán aquí.
ARAFE
¿Qué señas diste a Alí?
MALAFO
El eco de una escopeta.
ARAFE
No temo al viento cruel,
ni mudanza del mar creo
por más que luchen con él,
y más en parte que veo
las mismas luces de Argel.
Que me parece que a brazos,
sin tener por embarazos
espada, alquicel ni ropa,
pasase con viento en popa
en la nave de mis brazos.
ARGÁN
Eso, Arafe, más sería
por lo que dejas en él
que de heroica valentía.
ARAFE
¿Pues qué dejo yo en Argel?
¿Es Argel la patria mía?
¿No fui primero cristiano,
y no soy napolitano?
¿Qué puedes llevarme, Argán?
ARGÁN
Una cierta piedra imán,
una cierta hermosa mano
a sí te llama y te tira
a su vista, así su amor
de tu alma el norte mira.
CELIMO
No des ejemplo mayor.
En oyéndole, suspira.
ARAFE
¡Basta, que me habéis tratado
como hombre de otra ley!
¿Tan falso me habéis hallado
que de la amiga del Rey
he de estar enamorado?
¿Yo a Celima? Yo en mi vida
he dado ocasión que impida
a mis lealtades el paso.
ISMAEL
¡Por Alá, difícil caso
y afición mal entendida!
Si eres tú, Arafe, cristiano,
ella también es cristiana,
no es pensamiento en vano.
ARAFE
Por la luna soberana,
que es mi adorado tirano.
Confieso que bien la quiero
y que al Rey se la he pedido
por mujer, pero no espero
de ser jamás socorrido
del pensamiento que muero.
Porque el Rey la quiere bien,
y ella con tanto desdén
paga, amigos, mi afición,
que es amar sin galardón.
¡Mirad con quién y sin quién!
Pero habemos concertado
que si salgo con la presa
que hoy los dos hemos tratado
y llevo esta dama presa,
cuya fama le han contado,
me ha de dar en cambio de ella.
¡Ay, Dios!, a Celima bella,
que es el Argel de mi fe.
TOSIRO
Arafe, dichosa fue
para tanto bien tu estrella.
En buen punto en este risco
pusiste el pie si el morisco
que te avisa no te ha dado
en este engaño dorado
ponzoña de basilisco.
ARAFE
Yo sé que es hombre fiel
y que es por fuerza cristiano;
ya muere por ir a Argel,
y es lo menos de su mano
la fianza de un papel.
Que un hermano tiene allá,
que por rehenes me da
de esta empresa a que he venido.
ARGÁN
Hoy a Celima has vencido.–
No es del Rey, que tuya es ya.
¡Por Alá que si este caso
llega a efecto, que me paso
el pecho con esta daga,
porque es de mi alma paga
y en vivo fuego me abraso!
¿Que el Rey promete a su dama
en cambio de una mujer
que la conoce por fama,
y que mi alma ha de ver
en otros brazos quien ama?
Estorbaralo mi mano,
medio moro y vil cristiano,
a pesar de tu ventura.
ARAFE
¿Qué dices?
ARGÁN
Que esta espesura
encubre este monte y llano.
No pasemos de estas viñas,
porque no hay mejor celada
en todas estas campiñas.
ARAFE
Si la prendo, esta preciada
espada te doy que ciñas.
ARGÁN
¡Con esa te mataré
primero que el Rey te dé
la cristiana y mora hermosa!
ISMAEL
Arráez.
ARAFE
¿Hay alguna cosa?
ISMAEL
Gente.
ARAFE
¿Qué gente?
ISMAEL
De a pie.
ARAFE
Pues este es el capitán
y su gente, que ya van
la vuelta de Castellón.
¿Son muchos?
ISMAEL
Tres hombres son.
ARAFE
¿Dónde llegan?
ISMAEL
Cerca están.
Escóndense y salen el CAPITÁN ANTONIO, PALADIO, SERVIO y LAUDOMIA, dama.
ANTONIO
Vaya Servio por el coche,
Laudomia, si te parece,
que ya el día se escurece
y viene apriesa la noche,
y por las peñas no pudo
acercarse hasta la mar.
SERVIO
Aquí no puede llegar,
ni aun adelante no dudo.
Menester es que te esfuerces
aunque la arena te canse.
LAUDOMIA
Como este fresco no amanse
iré a pie sin que me esfuerces,
que antes lo tengo por gusto.
ANTONIO
Adonde pudiere llegue,
que en peñas no se le niegue
que se camina a disgusto.
En efecto le traerás
donde llegamos ahora.
SERVIO
Vaya Paladio por Flora,
que se queda muy atrás.
PALADIO
Quiero volver a buscalla,
que queda lejos de aquí.
ANTONIO
Sin duda está por ahí.
PALADIO
Flora no está, pues que calla.
ANTONIO
No des voces, ve por ella.
PALADIO
Luego aquí con ella estoy.
SERVIO
Y yo por el coche voy
mientras que vienes con ella.
Vanse SERVIO y PALADIO.
ANTONIO
¿Hate agradado el mar
y su apacible ribera?
LAUDOMIA
Ninguna cosa pudiera
mis ojos tanto alegrar.
A la música parece.
ANTONIO
Según eso alegre estás,
si al alegre alegra más
y al triste más le entristece.
LAUDOMIA
Pensarás que yo lo voy
porque tratas de casarme;
no en verdad, mas por hallarme
en tu gracia, como estoy,
que aunque aquese caballero
es un honrado marido,
ha días que le he tenido,
por marido verdadero.
ANTONIO
Decirte sus partes yo
y ser el tercero en esto
no se fíe a un padre honesto,
y en duda digo que no.
Pero baste que te cases,
como dices, a mi gusto.
LAUDOMIA
Con eso me viene al justo;
no es bien que adelante pases.
ARAFE
¡Ea, capitán valiente,
ríndete!
LAUDOMIA
¡Ay, Dios! ¡Ay de mí!
ARAFE
¡Seguidla!
ARGÁN
Déjame a mí.
ANTONIO
¡Criados, soldados, gente!
ARAFE
Capitán, date a prisión,
que cuantos más llames, más
nuestra presa aumentarás.
ANTONIO
¿Sois más?
ARAFE
Ciento en escuadrón.
Dejo en la mar diez fragatas
de gente y armas lucidas.
ANTONIO
Si tuvieras cien mil vidas
no las comprara baratas.
ARAFE
Ya conozco tu nación;
mas si comienza a faltar
gente en la tierra, ha de quedar
despoblado Castellón,
aunque yo entrarle pudiera,
sabe que vienes aquí
vendido.
ANTONIO
Créolo ansí.
(¡Ay de ti, si lo supiera!)
ARAFE
Tu hija solo pretendo,
que es el fin de mi intención,
que no quiero a Castellón
ni sus murallas ofendo.
Mi Rey adora su fama
y no ha visto su persona:
suya ha de ser la corona
de lo que hoy Argel se llama.
Ríndeme luego la espada
si quiere salvar la vida.
ANTONIO
¿Qué más vida que rendida
a una espada tan honrada?
Bien sé, moros, que sois pocos
para el ánimo que veis,
y sé que allá nos tenéis
por valientes o por locos.
Pero ver que ha de morir
presa mi hija y sin honra,
lo tengo por más deshonra
que no la espada rendir.
Que dondequiera que fuere
vida quiero procurar,
por podella aconsejar
en lo que mal le estuviere.
Mal la espada me pedistes
y mi persona cercastes,
que la espada me quitaste
cuando mi hija prendistes.
Allá, en fin, tenéis mi espada.
Esta os doy por no perdella,
que en no poder defendella
la doy limpia y no manchada.
Sin sangre os la doy, en fin,
porque la que allá lleváis
de otra sangre no tiñáis,
aunque no la tiene ruin.
ARAFE
Ya tus lágrimas la bañan.
ANTONIO
Las lágrimas de coraje
no hacen al honor ultraje,
antes su fuerza acompañan.
Como padre lloro aquí,
y porque al fin no peleo
como padre.
ARAFE
Yo lo creo
que tú lo hicieras así.
Camina a la mar ahora
y de razones te deja.
ANTONIO
¡Tarde el que mal se aconseja
se arrepiente, y presto llora!–
Aguarda, traerán mi hija.
ARAFE
Ya es ido por ella Argán.
ANTONIO
Pues donde mis ojos van
no habrá dolor que me aflija.
Vanse, y sale LAUDOMIA y ARGÁN.
ARGÁN
¿Pues quiérote yo matar?
LAUDOMIA
No huye de ti mi vida,
sino la honra querida,
que sé que me has de quitar.
ARGÁN
No corras más, está queda
y asegúrate de mí.
LAUDOMIA
Basta; yo fío de ti
lo que un justo temor pueda.
ARGÁN
¿Qué me darás si te llevo
segura hasta Castellón?
LAUDOMIA
No tiene comparación:
la vida y alma te debo,
pero querrasme engañar.
ARGÁN
Eso no, que aunque soy moro
soy noble.
LAUDOMIA
Esos pies adoro;
a tus pies me quiero echar.
ARGÁN
Si acaso por detenerme
en ir, como voy, contigo
viniese algún enemigo,
digo cristiano, a ofenderme,
mira que le has de decir
que yo tu vida guardé.
LAUDOMIA
Que eres mi dueño diré,
y a quien tengo que servir.
Diré que tu vida es mía,
y que soy tu humilde esclava.
ARGÁN
Mi alma tuya bastaba,
aunque es menor cortesía.
Y pues a la villa vamos
contarte la causa quiero
de haber yo sido el primero
de los que aquesto intentamos,
que aunque entonces fue interés,
yo sé que agora es piedad:
vence el amor y amistad.
LAUDOMIA
¡Y pura nobleza es!
ARGÁN
Tiene el Rey de Argel famoso,
bella cristiana, que guarde
el que tan bella te hizo,
de peligros semejantes,
una hermosa renegada,
natural de los Algarbes,
que agora llaman Celima
y antes se llamó Violante.
Discreta por todo extremo,
y al fin tan llena de partes
que hasta hoy la vieron ojos
cuya alma no lo pagase.
Esta quiere y a esta adora
este renegado Arafe,
con tal pena que en el mundo
yo solo puedo imitarle.
Pidiola al Rey por mujer,
siendo del Rey alma y sangre,
confiando en la privanza,
que no hay cosa que no alcance.
Un valenciano cautivo,
en estos medios o antes,
contole de tu hermosura,
discreción, gracia y donaire.
Fueron las palabras obras;
la fama, vista bastante;
la privación, apetito;
el imposible, amor grande.
Pidiole el Rey a este moro
que esta empresa procurase,
porque gozar pretendía
a Laudomia por Violante.
Un morisco le dio aviso,
que hacéis un yerro notable
en tener entre vosotros
este maldito linaje.
Sabiendo, pues, que venías
a la mar algunas tardes,
de las fragatas salimos
los moros más principales:
Mahometo y Ismael,
Celimo y aqueste Arráez
y yo, que me llamo Argán.
Si soy noble ya lo sabes.
Una barca entre dos peñas
dejamos para que aguarde
la presa que ya no llevan,
aunque harta presa es tu padre.
Yo, porque el Rey no le diese
a Celima si llevase
la que agora va conmigo,
fui ligero en alcanzarte.
Tu libertad procuré
porque aquese no se case
con aquella hermosa fiera,
con aquella fiera y ángel.
Aqueste fue mi principio,
mas ya quiere Amor que ablande
mi nobleza y tu hermosura
inconvenientes más grandes.
Gente viene, gente suena:
mira si es justo que guardes
de este peligro mi vida
o si es razón que me maten.
Salen RIBERIO, PALADIO, SERVIO y JORGE.
RIBERIO
Cuando supe que había salido al campo
quise, amigos, salir a recebille,
aunque cansado del camino vengo.
PALADIO
Si el Capitán supiera que venías,
él te hubiera ganado por la mano.
Salió esta tarde con su bella hija
orilla al mar a pasearse un poco.
RIBERIO
¿Dónde ha quedado?
PALADIO