La batalla del honor - Lope de Vega - E-Book

La batalla del honor E-Book

Лопе де Вега

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Beschreibung

La batalla del honor es una comedia teatral del autor Lope de Vega. En la línea de las comedias famosas del Siglo de Oro Español, narra un malentendido amoroso a causa de celos que acabará por provocar varias situaciones humorísticas y de enredo.

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Seitenzahl: 96

Veröffentlichungsjahr: 2020

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Lope de Vega

La batalla del honor

 

Saga

La batalla del honorCopyright © 1735, 2020 Lope de Vega and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726617702

 

1. e-book edition, 2020

Format: EPUB 3.0

 

All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

 

SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com

Elenco

EL REY DE FRANCIA EL ALMIRANTE DE FRANCIA DOÑA BLANCA, su mujer ESTELA, su hermana DIONÍS CLAUDIO MARZAL ROSICLER PRUDENCIO ENRIQUE, privado CONDE ARNALDO TEODORO LEONELO CLORIS, criada FLORIS, criada JACINTA, cirada TANCREDO REPOSTERO DOS MÚSICOS

Acto I

Sale el rey de Francia y Enrique, privado suyo y dos músicos.

REY

Al paso de esta desdicha,

mi vida se ha de acabar.

 

ENRIQUE

No tiene el amor pesar

para contrastar tu dicha.

 

REY

5

¿Yo soy dichoso?

 

ENRIQUE

Eres rey,

recién heredado y mozo.

 

REY

El pagar pensión del gozo

fue siempre del mundo ley,

desde que el hombre primero

10

nos puso en tal sujeción,

pues cuantos mortales son

pasan por rigor tan fiero.

No vive el rey con seguro

de que el mal no se le atreva.

 

ENRIQUE

15

Sí, pero es cosa muy nueva

que su incontrastable muro

entre cualquier acidente,

pues ya por naturaleza

se les da la fortaleza

20

como atributo excelente.

Yo no hallo otra razón

para que a un rey se le den

de león.

 

REY

Dices muy bien,

porque yo imito al león.

 

ENRIQUE

25

Magnánimo, fuerte, grave

piadoso y noble ha de ser.

 

REY

Y querer a una mujer,

¿entre esas cosas no cabe?

 

ENRIQUE

No, señor, pues es ajena

30

y de hombre tan principal,

cuya virtud natural

tu indómito cuello enfrena.

 

REY

Necio, con mayor razón

soy león de esa manera,

35

pues es la cuartana fiera

que el cielo ha dado al león.

No fue sin gran providencia

templar tan fuerte animal,

ni en mi condición real

40

es de menos excelencia

esta cuartana de amor.

 

ENRIQUE

Sí; pero entonces lo fuera

que vuestra alteza quisiera

a quien le hiciera favor;

45

mas querer un imposible

de una mujer tan honrada,

de no más de imaginada

le parece inaccesible.

No se ha de llamar ansí,

50

otro nombre le conviene.

 

REY

¿Dirás que es locura?

 

ENRIQUE

Tiene

algo de locura en sí.

 

REY

Enrique, de la manera

que, dando a un hombre ocasión,

55

la ira, como pasión

natural, su sangre altera,

ansí también el amor,

como pasión natural,

viendo un rostro celestial

60

mueve la sangre mejor.

 

ENRIQUE

Pues ¿para qué es el discurso

de la razón?

 

REY

Para ver

que lo hermoso es de querer.

 

ENRIQUE

Más para atajar el curso

65

del natural apetito,

siendo ajeno.

 

REY

¡Extraño estás!

¿Y quieres a Estela más

que yo a Blanca solicito?

 

ENRIQUE

Señor, Estela es doncella;

70

no es casada como Blanca.

 

REY

Blanca, a quien la mano franca

de naturaleza bella

tan liberal se ha mostrado,

yo os amo con tal pasión,

75

que el discurso de razón

habéis al alma quitado.

Ya no vive el albedrío

con leyes de embajador,

que después que os tengo amor

80

vive más vuestro que mío.

Porfiad a aborrecer,

que yo sabré porfiar

a amar, porque tanto amar,

¿qué piedra no ha de vencer?

85

Esta noche a vuestra puerta

me ha de hallar la aurora blanca,

para ver si el sol de Blanca

a mis suspiros despierta.

Y esta y muchas ha de ser,

90

que, pues no os velo de día,

de noche a un ciego podría

vuestro sol amanecer.

 

ENRIQUE

¿Aquí te quieres estar

lo que de la noche falta?

 

REY

95

Ya Venus sube tan alta,

que al sol comienza a llamar.

Llamad vosotros el mío

con esas voces un poco.

 

MÚSICO

¿Qué diremos?

 

REY

Que estoy loco,

100

pues adoro un mármol frío.

 

Salen embozados el almirante, Leonelo y Dionís, criados.

ALMIRANTE

Aquí podéis retiraros.

 

LEONELO

Habla con todo seguro.

 

ALMIRANTE

¡Cielos! ¿qué es lo que procuro

viendo mis celos tan claros?

105

No por la parte que toca

a Blanca, mi esposa amada,

porque estará, conquistada,

como en la mar firme roca;

mas por la parte del rey,

110

mancebo, aunque honesto y sabio,

dispuesto a mi injusto agravio,

porque amor es rey sin ley.

¿Cómo le echaré de aquí

con el debido decoro

115

y dando a entender que ignoro

que no me lo guarda a mí?

Ahora bien, industria sea,

pues fuerza no ha de valer.

 

REY

(¿Sientes gente?

 

ENRIQUE

Puede ser

120

cierto galán que pasea

a Estela, de Blanca hermana.

 

REY

¿Quieres que de aquí le echemos?

Por dicha ocasión daremos

a que salga a la ventana.

 

ENRIQUE

125

No, señor, que ser podría

despertar al almirante.

 

REY

¿Y será poco importante,

Enrique, a la pena mía?

Despierte ¡cuerpo de tal!

130

del lado de la que adoro,

mientras envidioso lloro

yo su bien en tanto mal.

 

ENRIQUE

Mayor disparate harás,

porque despertar quien ama

135

gallarda y hermosa dama,

es dar ocasión…

 

REY

¡No más!

Pero advierte que es malicia

del hombre en llegarse acá.)

 

ALMIRANTE

¿Quién va, señores?

 

REY

¿Quién va?

 

ALMIRANTE

140

¿Quién va?

 

REY

¿Quién sois?

 

ALMIRANTE

La justicia.

 

REY

(¿Enrique?

 

ENRIQUE

¿Señor?

 

REY

¡Por Dios,

que es el almirante!

 

ENRIQUE

¿Quién?

 

REY

Su esposo mismo.

 

ENRIQUE

¡Qué bien!

 

REY

Que para echar a los dos

145

de su puerta se ha fingido

justicia.

 

ENRIQUE

Los celos son

todos industria.

 

REY

Invención

de celoso cuerdo ha sido.

¿Qué haré?

 

ENRIQUE

¿Qué puedes hacer?)

 

ALMIRANTE

150

¿Quién son? ¡Acaben!

 

REY

Mirad

que a gente de calidad

no se ha de reconocer.

 

ALMIRANTE

Los que la tienen no encubren

sus nombres a la justicia.

 

REY

155

Los que lo son de malicia,

los descubiertos descubren.

 

ALMIRANTE

Pues, ¿quién es el descubierto?

 

REY

El que en hábito, cual yo,

muestra que es noble y llegó,

160

en fe de serlo, encubierto.

 

ALMIRANTE

Aquí vive el almirante

de Francia, y cuando su hacienda

noble ladrón la pretenda,

será vuestro semejante.

165

Id en buen hora, y mirad

que os hago merced en esto.

 

REY

¡Soberbio sois!

 

ALMIRANTE

Vayan presto.

 

REY

Aguardad.

 

ALMIRANTE

No hay aguardad.

 

REY

Justicia, sois arrogante.

 

ALMIRANTE

170

Esto al mismo rey dijera,

mientras no le conociera,

a puertas del almirante.

 

REY

¿No puedo ser algún hombre

que pretenda casamiento

175

con su hermana?

 

ALMIRANTE

¡Extraño cuento!

Si sois tal, decid el nombre;

todos los conozco yo.

 

REY

Basta que aquesto sepáis,

y partíos, que estorbáis

180

a quien nunca os ofendió

y que os puede hacer merced.

 

ALMIRANTE

La mayor será partiros,

o tengo de descubriros.

 

REY

Si en eso os ponéis, creed

185

que me ponga también yo

en que luego me mostréis

si sois justicia o lo hacéis

de celos.

 

ALMIRANTE

¿Yo?

 

REY

¿Por qué no?

¿No hemos visto mil celosos

190

hacer industrias como estas?

 

ALMIRANTE

En demandas y respuestas

hay términos enfadosos.

Váyanse luego acostar,

que entre nobles esto es ley,

195

que si digo ‟¡Aquí del rey!”,

me han de salir a ayudar

de casa del almirante,

y aun él mismo.

 

REY

Podrá ser,

si no está con su mujer

200

en ocasión semejante.

Idos vos y estad seguro

que a Estela sirvo y adoro,

y que la guardo el decoro

que al almirante procuro.

205

Pues que trato de casarme,

que dar música no es cosa

de importancia.

 

ALMIRANTE

¿Y es honrosa

para quien puede culparme,

si sabe que aquí llegué,

210

de que no os reconocí,

los instrumentos rompí

y las armas os quité?

 

REY

Alguacil libre y cansado,

preguntador insufrible,

215

honrado, pero terrible

y curioso como honrado,

yo soy el mismo almirante

que acostarme vengo aquí.

¿Qué queréis?

 

ALMIRANTE

¿Vos?

 

REY

Yo.

 

ALMIRANTE

¿Vos?

 

REY

Sí.

 

ALMIRANTE

220

(¿Hay invención semejante?

El rey dice que soy yo

por poder disimular.

Ya no hay más que preguntar;

mi engaño el suyo venció.)

225

Suplico a vuestra excelencia

perdone mi demasía.

 

REY

No ha sido descortesía,

sino justa diligencia.

Yo haré que su alteza os haga

230

merced. El nombre decid,

y a la mañana venid

donde también satisfaga

la parte que me ha tocado

de guardar mi casa.

 

ALMIRANTE

El cielo

235

os guarde, que solo es celo,

solicitud y cuidado

de este oficio y de esta casa,

que en ser vuestra, el mismo rey

guardará su honor, y es ley,

240

que aun entre bárbaros pasa,

que las casas de los nobles

tienen más obligación

de guardarlas de traición,

de agravios y tratos dobles.

 

REY

245

Casas de tanto valor

guardadas están por sí.

 

ALMIRANTE

Créolo, como si aquí

lo oyera el rey, mi señor.-

¿Criados?

 

DIONÍS

¿Señor?

 

ALMIRANTE

No es gente

250

de sospecha.

 

DIONÍS

En esta calle

no es justo.

 

ALMIRANTE

(¿Quién hay que calle?

¿Quién hay que morir no intente?

¡Ah, poder, en pocos años

Dios alumbre tus sentidos,

255

que vasallos ofendidos

despéñanse a muchos daños!)

 

Vase el almirante.

ENRIQUE

El almirante, señor,

conociendo a vuestra alteza,

hizo esta loca fineza

260

para remediar su honor;

y a un obstinado amante

es de consejos capaz,

que no ha de ser pertinaz,

siendo a quien es importante,

265

dos cosas le están muy bien.

 

REY

¿Cuáles, Enrique?

 

ENRIQUE

Seguir

lo que acaba de decir:

que a mi dama quiere bien.

Dé a entender que sirve a Estela,

270

como al almirante dijo.

 

REY

¿La otra?

 

ENRIQUE

No ser prolijo

con quien ya su amor recela,

sino partirse de aquí,

que este no se ha de acostar

275

por ver en qué ha de parar.

 

REY

Bien dice, hablaste en mí.

No será mala invención

decir que sirvo a su hermana,

porque con eso se allana

280

el fin de mi pretensión

y se aseguran sus celos.

Tú de mí ¿no los tendrás?

 

ENRIQUE

De ti, ¿por qué, cuando estás

por Blanca en tantos desvelos?

285

Echa por aquí, señor,

porque no encuentres con él.

 

REY

Vamos. ¡Ay, Blanca cruel,

pues no te vence mi amor!

Pero presume también,

290

por más que tu honor lo impida,

que se ha de acabar mi vida

o he de vencer tu desdén.

 

Vanse. Salen doña Blanca y Estela.

ESTELA

¿Eres la mujer primera

que sientes con tanto exceso

295

ser amada?

 

BLANCA

Yo confieso

que si como el tuyo fuera

mi estado, Estela, me holgara

que el rey me tuviera amor,

y no el supremo señor

300

que al mismo sol se compara;

pero el más humilde y vil,

el más pobre y más villano,

que amor es un aire vano

que entra en las almas sutil.

305

De ser amada no hables,

que a nadie puede pesar,

pues dar ocasión de amar

es tener partes amables;

y si las que amables son

310

valor, gracia y hermosura,

honestidad, compostura,

limpieza, edad, discreción,

¿a qué mujer pesará

de ser hermosa, discreta,

315

graciosa, moza y perfeta

si en esto el amor está?