Erhalten Sie Zugang zu diesem und mehr als 300000 Büchern ab EUR 5,99 monatlich.
La boba para los otros y la discreta para sí es una comedia teatral del autor Lope de Vega. En la línea de las comedias palatinas del Siglo de Oro Español, se articula en torno a una serie de enredos contados en tono desenfadado, en este caso en torno a la joven Diana, quien descubre que es hija del Duque de Urbino, en Italia. Diana tendrá que poner en práctica todo su ingenio para reclamar su derecho de nacimiento frente a su pérfida prima Teodora.
Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:
Seitenzahl: 81
Veröffentlichungsjahr: 2020
Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:
Lope de Vega
Saga
La boba para los otros y discreta para síCopyright © 1635, 2020 Lope de Vega and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726617733
1. e-book edition, 2020
Format: EPUB 3.0
All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com
Sale Diana, de labradora
DIANA
Pues, ¿tú de amores conmigo,
ignorante labrador?
Dirás (que yo no lo digo)
que el amor, en cuanto amor,
5
nunca mereció castigo.
No porque es mi rustiqueza
tanta, que ignore el grosero
estilo de mi rudeza,
que amor fue el hijo primero
10
que tuvo naturaleza.
De este amor han procedido,
cuantos son, cuantos han sido;
pero no me persüado,
a tenerle en bajo estado
15
a ningún hombre nacido.
Aquí, de estas peñas vivas
quisiera romper las hiedras,
no porque trepan altivas;
mas porque abrazan sus piedras
20
amorosas y lascivas.
Y aquí, con violentos brazos,
los enredos de estas parras
los embustes de sus lazos,
que, de pámpanos bizarras,
25
dan a los olmos abrazos.
Si de celos o de antojos
canta a la primera luz
algún ave sus enojos,
quisiera ser arcabuz
30
y matalla con los ojos.
Y tú, grosero villano,
vienes a decir amores
a quien, por el aire vano,
un nido de ruiseñores
35
derribó con diestra mano.
Tú, ni el de más brío, y talle,
no me hableis, que si en el valle
donde más lejos se esconde,
solo el eco me responde,
40
le suelo decir que calle.
No os fiéis en que esta aldea
me dio padre labrador,
que el alma que se pasea
por mi pecho, y el valor
45
me dice que no lo crea.
Tengo tan altos intentos
que, si pudieran con arte
subir trepando elementos,
pasaran de la otra parte
50
del cielo mis pensamientos.
¿Es posible que yo fui
parto de un monte y nací
de un rudo y tosco villano?
¿Un alma tan grande en vano
55
deposita el cielo en mí?
Son tales mis presunciones
y discursos naturales,
que en todas las ocasiones
aborrezco mis iguales
60
y aspiro a ilustres acciones.
Ayer (aunque no es fiel
intérprete la osadía)
tuve un sueño, y vi que en él
un águila me ponía
65
sobre la frente un laurel.
Con esto, tan vana estoy,
que pienso, por más que voy
reprendiendo mi bajeza,
que se erró naturaleza
70
o soy más de lo que soy.
Aires, corred más a prisa,
no bulliciosos peinéis
la hierba que el alba pisa;
fuentes, no me murmuréis;
75
tened un poco la risa.
Y si un alto pensamiento
en bajo sujeto os calma,
parad con advertimiento,
que son narcisos del alma
80
los locos de entendimiento.
Porque si posible fuera
que el autor del cielo diera
al entendimiento cara,
loca de verla quedara,
85
si en vuestro cristal la viera.
Sale Fabio
FABIO
Por las señas que me ha dado
un villano en esta aldea,
que la vio bajar al prado,
no es posible que otra sea.
DIANA
90
¿Qué buscáis con tal cuidado?
FABIO
Busco una bella aldeana,
que se ha de llamar Diana,
aunque es de almas cazadora,
desde que salió el aurora
95
a producir la mañana.
¿Sois vos acaso?
DIANA
Yo soy.
FABIO
¿Cierto?
DIANA
Y muy cierto.
FABIO
La mano
me dad.
DIANA
Los brazos os doy.
FABIO
En vuestro semblante humano
100
mirando mi dueño estoy.
DIANA
Sosegaos.
FABIO
Estoy sin mí
desde el instante que os vi.
DIANA
¿Pues qué queréis?
FABIO
Que me oigáis,
sin que un acento perdáis
105
de cuanto os dijere aquí.
Ilustrísima Diana,
hasta ahora, de estas selvas
humilde honor, aunque grave,
como está el oro en la tierra:
110
Octavio, duque de Urbino,
señor, como sabes, de esta,
por falta de sucesión,
trujo, de su hermano César,
a su sobrina Teodora,
115
hermosa como discreta,
a su Estado y a su casa,
(Estadme, por Dios, atenta,
que no entender los principios
hace obscuras las materias).
120
Siempre se pensó en Urbino,
que fuera Teodora bella
su heredera (claro estaba),
pues le tocaba tan cerca.
Así Teodora vivía,
125
y de estos estados era
señora, y espejo al duque:
se estaba mirando en ella.
Servíanla pretendientes,
príncipes, Parma, y Plasencia,
130
Ferrara, Mantua y Milán;
pero con menores fuerzas
y mayores esperanzas
(como quien sirve en presencia),
dos caballeros de Urbino:
135
Julio y Camilo, a quien ella
cortésmente entretenía,
con inclinación secreta:
a Julio; o por más galán,
o por más conforme estrella.
140
En estos medios, Diana,
la inexorable tijera
de la Parca cortó el hilo
al duque, en años cincuenta.
Lo que la muerte descubre,
145
lo que muda, lo que trueca
en cualquier Estado o casa,
bien lo muestra la experiencia.
Así fue en esta ocasión;
que en su testamento deja
150
declarado el duque Octavio,
que tiene en aquesta aldea
una hija natural,
que nombra por heredera.
Abriéndose el testamento,
155
Teodora sin alma queda;
Julio, sin vida, y Camilo,
con esperanza más cierta,
que será señor de Urbino,
si viene por quien le hereda,
160
pues Teodora no le amaba,
y aunque recatadas muestras
al fin, le amaba, que Julio
estaba más en su idea.
Con esto, hermosa Diana,
165
toda la corte se altera,
y en dos bandos se divide
con tal porfía, que llegan
a escribir leyes las armas,
y hacer derecho la fuerza.
170
Pero entrando de por medio
las canas de la nobleza,
vencen la furia a Teodora
y la juventud se sosiegan.
La legítima señora
175
buscar, alegres decretan,
y dan el cargo a Camilo,
que ya se llama, o lo sueña,
duque de Urbino contigo;
porque hasta esperar sentencia
180
de algunas dificultades,
quiere Julio que pretenda
su Teodora, aunque entre tanto,
Diana, a la corte vengas.
Yo, que en servicio del duque,
185
con poca nobleza y renta,
nací en humilde fortuna,
tanto, que me ha sido fuerza
valerme del buen humor,
para los señores, puerta;
190
aunque no falto, Diana,
de alguna virtud y letras,
respetando aquella sangre,
que del duque muerto heredas,
vine, no a pedirte albricias
195
del parabién de que seas
duquesa de Urbino, cuando
eco de estos montes eras,
sino para que el peligro
a que te llevan, adviertas
200
entre tantos enemigos,
sin que nadie te defienda.
Porque Camilo no es justo
que tu persona merezca,
donde príncipes tan grandes
205
estos Estados desean.
Teodora y Julio, ¿quién duda
que, al paso que te aborrezcan,
han de pretender tu fin
con injustas diligencias?
210
Mira el peligro en que estás
y si es menester que tengas
en tantas dificultades
entendimiento y prudencia.
Perdóname que te diga
215
que examinarte quisiera,
puesto que el buen natural
tales imposibles venza.
Pero ya con los caballos
el estruendo de las selvas
220
me avisó que, los que vienen
en tropa, a buscarte llegan.
No me puedo detener,
que no quiero que me vean
por ver si puedo después
225
servirte allá sin sospecha.
Dios te libre de traidores;
tu justicia favorezca,
tu buena dicha asegure
y tu inocencia defienda.
Vase. Salen Camilo y acompañamiento, Riselo, villano, y Liseno, criado.
RISELO
230
Esta, señores, es la que buscando
venís por este monte, hija de Alcino,
de esta aldea vecino,
que ahora está en los montes repastando.
DIANA
(Aparte)
(¡Oh, ingenio, aquí me ayuda!
235
Fingirme quiero simplememente ruda;
que es el mejor camino a un grande intento.)
CAMILO
Caballeros, mirando estoy atento
en esta labradora
lo que pueden la muerte y la fortuna.
LISENO
¡Qué sin sospecha alguna,
240
del estado que espera, está suspensa!
DIANA
(Aparte)
(Este es Camilo. Atentamente piensa
cómo ha de hablarme, y mi persona mira.
Quiere llegar, y el traje le retira.)
CAMILO
¿Qué sirve suspender a lo que vengo,
245
cuando presente, gran señora, os tengo?
Dadme los pies, duquesa generosa,
y tanta novedad no os cause espanto.
DIANA
¡No faltaba otra cosa!
¿Son que ellos vengan a burlarse tanto?
250
¿Qué duquesa decís o calabaza?
Si andáis acaso por el monte a caza,
no me tengáis por fiera.
CAMILO
(Aparte)
(Pensé que en lo exterior fuera villana,
y que la buena sangre le infundiera
255
un alma, por lo menos, cortesana.)
LISENO
¿Si acaso no es Diana?
CAMILO
¿Es Diana, pastor?
RISELO
En esta aldea
no hay otra que de aqueste nombre sea,
ni, como preguntáis, hija de Alcino.
CAMILO
260
¿Que esta ha de ser de Urbino
duquesa?
RISELO
¿No os agrada?
CAMILO
¿Cómo me ha de agradar?
RISELO
¿Pues qué os enfada?
CAMILO
El semblante risueño y los efetos,
que no son tan discretos
265
como su nacimiento prometía.
RISELO
¡Qué mal la conocéis! Porque podría
venderos más retórica, si hablase,
que cuantos la profesan en Bolonia.
CAMILO
Señora, el duque es muerto.
DIANA
270
¿Pues qué se me da a mí? Pero, si es cierto,
enterradle, señores,
que yo no soy el cura.
CAMILO
Mirad que es vuestro padre.
DIANA
¡Qué locura,
siendo Alcino mi padre!
CAMILO
(Aparte)
(Los temores
275
que tuve de su poco entendimiento
no me salieron vanos.)
LISENO
¿Qué te espanta,
si se ha criado en rustiqueza tanta?
CAMILO
También fuera milagro que no fuera,
criada en estos montes como fiera,
280
de esta ruda aspereza;