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Finea es una niña rica que se niega a madurar. Todos a su alrededor piensan que es un poco tonta. Sin embargo, un día, la supuesta dama boba se enamora de Lorenzo y entonces pone de manifiesto toda su cordura y su sensatez.
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Veröffentlichungsjahr: 2017
LISEO, caballero.
TURÍN, lacayo.
LEANDRO, caballero.
OTAVIO, viejo.
MISENO, su amigo.
LAURENCIO, caballero.
DUARDO, caballero.
FENISO, caballero.
RUFINO, maestro.
NISE, dama.
FINEA, su hermana.
CLARA, criada.
CELIA, criada.
PEDRO, lacayo.
[MÚSICOS].
[UN MAESTRO de danzar].
(Portal de una posada en Illescas)
LISEO, caballero, y TURÍN, lacayo; los dos de camino.
LISEO:
¡Qué lindas posadas!
TURÍN:
¡Frescas!
LISEO:
¿No hay calor?
TURÍN:
Chinches y ropa
tienen fama en toda Europa.
LISEO:
¡Famoso lugar Illescas!
No hay en todos los que miras
quien le iguale.
TURÍN:
Aun si supieses
la causa...
LISEO:
¿Cuál es?
TURÍN:
Dos meses
de guindas y de mentiras.
LISEO:
Como aquí, Turín, se juntan
de la Corte y de Sevilla,
Andalucía y Castilla,
unos a otros preguntan,
unos de las Indias cuentan,
y otros con discursos largos
de provisiones y cargos,
cosas que el vulgo alimentan.
¿No tomaste las medidas?
TURÍN:
Una docena tomé.
LISEO:
¿Y imágenes?
TURÍN:
Con la fe
que son de España admitidas,
por milagrosas en todo
cuanto en cualquiera ocasión
les pide la devoción
y el nombre.
LISEO:
Pues, dese modo,
lleguen las postas, y vamos.
TURÍN:
¿No has de comer?
LISEO:
Aguardar
a que se guise es pensar
que a media noche llegamos;
y un desposado, Turín,
ha de llegar cuando pueda
lucir.
TURÍN:
Muy atrás se queda
con el repuesto Marín;
pero yo traigo qué comas.
LISEO:
¿Qué traes?
TURÍN:
Ya lo verás.
LISEO:
Dilo.
TURÍN:
¡Guarda!
LISEO:
Necio estás.
TURÍN:
¿Desto pesadumbre tomas?
LISEO:
Pues, para decir lo que es...
TURÍN:
Hay a quien pesa de oír
su nombre. Basta decir
que tú lo sabrás después.
LISEO:
¿Entretiénese la hambre
con saber qué ha de comer?
TURÍN:
Pues sábete que ha de ser...
LISEO:
¡Presto!
TURÍN:
...tocino fiambre.
LISEO:
Pues, ¿a quién puede pesar
de oír nombre tan hidalgo?
Turín, si me has de dar algo,
¿qué cosa me puedes dar
que tenga igual a ese nombre?
TURÍN:
Esto y una hermosa caja.
LISEO:
Dame de queso una raja;
que nunca el dulce es muy hombre.
TURÍN:
Esas liciones no son
de galán ni desposado.
LISEO:
Aún agora no he llegado.
TURÍN:
Las damas de Corte son
todas un fino cristal:
transparentes y divinas.
LISEO:
Turín, las más cristalinas
comerán.
TURÍN:
¡Es natural!
Pero esta hermosa Finea
con quien a casarte vas
comerá...
LISEO:
Dilo.
TURÍN:
No más
de azúcar, maná y jalea.
Pasaráse una semana
con dos puntos en el aire,
de azúcar.
LISEO:
¡Gentil donaire!
TURÍN:
¿Qué piensas dar a su hermana?
LISEO:
A Nise, su hermana bella,
una rosa de diamantes,
que así tengan los amantes
tales firmezas con ella;
y una cadena también,
que compite con la rosa.
TURÍN:
Dicen que es también hermosa.
LISEO:
Mi esposa parece bien,
si doy crédito a la fama,
de su hermana poco sé;
pero basta que me dé
lo que más se estima y ama.
TURÍN:
¡Bello golpe de dinero!
LISEO:
Son cuarenta mil ducados.
TURÍN:
¡Bravo dote!
LISEO:
Si contados
los llego a ver, como espero.
TURÍN:
De un macho con guarniciones
verdes y estribos de palo,
se apea un hidalgo.
LISEO:
¡Malo,
si la merienda me pones!
LEANDRO, de camino.- (Dichos)
LEANDRO:
Huésped, ¿habrá qué comer?
LISEO:
Seáis, señor, bien llegado.
LEANDRO:
Y vos en la misma hallado.
LISEO:
¿A Madrid?...
LEANDRO:
Dejéle ayer,
cansado de no salir
con pretensiones cansadas.
LISEO:
Esas van adjetivadas
con esperar y sufrir.
Holgara, por ir con vos,
lleváramos un camino.
LEANDRO:
Si vais a lo que imagino,
nunca lo permita Dios.
LISEO:
No llevo qué pretender;
a negocios hechos voy.
¿Sois de ese lugar?
LEANDRO:
Sí soy.
LISEO:
Luego podréis conocer
la persona que os nombrare.
LEANDRO:
Es Madrid una talega
de piezas, donde se anega
cuanto su máquina pare.
Los reyes, roques y arfiles
conocidas casas tienen;
los demás que van y vienen
son como peones viles:
todo es allí confusión.
LISEO:
No es Otavio pieza vil.
LEANDRO:
Si es quien yo pienso, es arfil,
y pieza de estimación.
LISEO:
Quien yo digo es padre noble
de dos hijas.
LEANDRO:
Ya sé quién;
pero dijérades bien
que de una palma y de un roble.
LISEO:
¿Cómo?
LEANDRO:
Que entrambas lo son;
pues Nise bella es la palma;
Finea un roble, sin alma
y discurso de razón.
Nise es mujer tan discreta,
sabia, gallarda, entendida,
cuanto Finea encogida,
boba, indigna y imperfeta.
Y aun pienso que oí tratar
que la casaban...
LISEO:
(A TURÍN)
¿No escuchas?
LEANDRO:
Verdad es que no habrá muchas
que la puedan igualar
en el riquísimo dote;
mas, ¡ay de aquel desdichado
que espera una bestia al lado!
Pues más de algún marquesote,
a codicia del dinero,
pretende la bobería
desta dama, y a porfía
hacen su calle terrero.
LISEO:
(A TURÍN)
Yo llevo lindo concierto.
¡A gentiles vistas voy!
TURÍN:
(A LISEO)
Disimula.
LISEO:
(A TURÍN)
Tal estoy,
que apenas hablar acierto.-
En fin, señor, ¿Nise es bella
y discreta?...
LEANDRO:
Es celebrada
por única, y deseada,
por las partes que hay en ella,
de gente muy principal.
LISEO:
¿Tan necia es esa Finea?
LEANDRO:
Mucho sentís que lo sea.
LISEO:
Contemplo, de sangre igual,
dos cosas tan desiguales...
Mas, ¿cómo en dote lo son?
Que, hermanas, fuera razón
que los tuvieran iguales.
LEANDRO:
Oigo decir que un hermano
de su padre la dejó
esta hacienda, porque vio
que sin ella fuera en vano
casarla con hombre igual
de su noble nacimiento,
supliendo el entendimiento
con el oro.
LISEO:
Él hizo mal.
LEANDRO:
Antes bien, porque con esto
tan discreta vendrá a ser
como Nise.
TURÍN:
¿Has de comer?
LISEO:
Ponme lo que dices, presto,
aunque ya puedo escusallo.
LEANDRO:
¿Mandáis, señor, otra cosa?
LISEO:
Serviros. (¡Qué linda esposa!)
(Vase LEANDRO)
(TURÍN, LISEO)
TURÍN:
¿Qué haremos?
LISEO:
Ponte a caballo,
que ya no quiero comer.
TURÍN:
No te aflijas, pues no es hecho.
LISEO:
Que me ha de matar, sospecho,
si es necia, y propia mujer.
TURÍN:
Como tú no digas «sí»,
¿quién te puede cautivar?
LISEO:
Verla no me ha de matar,
aunque es basilisco en mí.
TURÍN:
No, señor.
LISEO:
También advierte
que, siendo tan entendida
Nise, me dará la vida,
si ella me diere la muerte.
(Éntrense)
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