La desdichada Estefanía - Lope de Vega - E-Book

La desdichada Estefanía E-Book

Лопе де Вега

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Beschreibung

La desdichada Estefanía es un texto teatral de corte histórico del autor Lope de Vega. Se articula en torno al hecho histórico del asesinato de la dama leonesa Estefanía Alfonso, apodada La Desdichada, a manos de su esposo por una supuesta infidelidad.

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Seitenzahl: 82

Veröffentlichungsjahr: 2020

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Lope de Vega

La desdichada Estefanía

 

Saga

La desdichada EstefaníaCopyright © 1619, 2020 Lope de Vega and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726617795

 

1. e-book edition, 2020

Format: EPUB 3.0

 

All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

 

SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com

HABLAN EN ELLA LAS PERSONAS SIGUIENTES

EL REY ALFONSO EL REY LUIS FERNÁN RUIZ DE CASTRO FORTÚN JIMÉNEZ ESTEFANÍA ISABEL MUDARRA, lacayo OLFOS, criado BERMUDO REY MIRAMAMOLÍN, moro ZAYDE, moro ANDELMÓN, moro JIMENO ZEYDÁN, moro ALBUMASAR, moro ALMOHADÍ, moro RAMIRO [DE GUZMÁN] ORDOÑO EL CONDE DON NUÑO [SANCHO LÁINEZ]

Acto I

Salen el rey LUIS y el rey ALFONSO, FERNÁN RUIZ DE CASTRO y FORTÚN JIMÉNEZ

LUIS

Contento en extremo voy

de la merced recibida.

 

ALFONSO

En obligación estoy

mientras Dios me diere vida.

 

LUIS

5

Señor, vuestro hijo soy,

que con aquesto confieso

la obediencia y sujeción.

 

ALFONSO

Aunque ser padre profeso,

por sangre, a esta obligación

10

quedo por mil causas preso.

Mal sin regalo os detengo,

aunque en aquesta ocasión,

ya que a recibiros vengo,

he enchanchado el corazón,

15

donde como a hijo os tengo.

 

LUIS

Cuando el huésped que recibe

es pobre, cumple mostrando

la obligación en que vive;

cuando es rico, solo obrando

20

las grandezas que apercibe.

De estas, tantas ha mostrado

Castilla, que voy, señor,

de vuestro nombre admirado;

justamente Emperador

25

de España fuisteis llamado.

No creí que tal poder

teníades. ¡Cosa extraña!

Dios os deje, Alfonso, ser

rey absoluto de España;

30

Dios y vos lo habéis de hacer.

Dios, en ensanchar el celo

de vuestra fe contra el moro;

vos, en derribar al suelo

su imperio, y de este tesoro

35

ofrecerle el quinto al cielo,

que tenéis ilustre gente,

que en las fiestas ha mostrado

tal valor, que no consiente

igualdad con el pasado

40

ni fama con el presente.

¡Qué de ilustres caballeros!

Gobernar pueden mil mundos,

naciendo entre moros fieros;

en la edad al Cid segundos,

45

pero en el valor primeros.

Yo llevo bien qué contar

a mis nobles a París.

 

ALFONSO

No tenéis vos qué envidiar,

porque vuestra flor de lis

50

cubre el suelo, ocupa el mar.

No he mostrado cumplimiento,

como a hijo os he tratado,

solo he mostrado contento

en verme de vos honrado,

55

aunque en este favor siento

que no mostráis alegría.

 

LUIS

Voy, cual veis, en romería

a Santiago, y es razón

ir con igual devoción,

60

y es también condición mía.

 

ALFONSO

No, ¡por Dios! Algo tenéis,

que cuando a alegraros vais,

aquel placer suspendéis,

y en la suspensión mostráis

65

que del gusto os ofendéis.

¿Cánsaos Castilla, o quedó

algo en París que os lastima?

Suegro y amigo soy yo;

quien esto postrero estima,

70

la voluntad agravió.

¿Qué tenéis? ¿De qué estáis triste?

 

LUIS

Yo dijera en qué consiste

a estar solos.

 

ALFONSO

Aquí están

dos hombres que os servirán,

75

sangre y nobleza los viste.

El uno, aunque es español,

se pasó a Francia a serviros;

su pecho es oro en crisol,

y solo puedo deciros

80

que es sombra de vuestro sol.

Con vos priva, y la privanza

es solo hacer confianza

de la verdad del que priva,

para que seguro viva

85

quien noble privado alcanza.

El otro, de cuya mano,

espada y rojo pavés

tiembla el morisco africano,

Fernán Ruiz de Castro es,

90

que llaman el Castellano.

Este, como allá con vos

Fortunio Jiménez, priva,

es mi privanza, ¡por Dios!

Si en los dos tal fuerza estriba,

95

delante habla de los dos,

o entrambos se salgan fuera.

 

LUIS

Pues ahora puedo hablar,

no es bien que callando quiera

con mi silencio aumentar

100

mi pasión de esta manera.

Tu hija, Alfonso, me diste

en casamiento.

 

ALFONSO

Es verdad.

 

LUIS

Ser legítima dijiste,

igual a la majestad

105

que en Francia y sus reyes viste.

 

ALFONSO

¿Quién lo duda?

 

LUIS

Yo, que he sido

de lo contrario informado,

y que bastarda ha nacido,

Rey, y que has engañado

110

a quien no lo ha merecido.

Constanza, bastarda tuya,

¿me das a mí?

 

ALFONSO

Qué, ¿a eso vienes

de Francia?

 

LUIS

La gracia suya,

y mil naturales bienes,

115

quieren que su sangre arguya,

mas yo tengo información

de que es bastarda Constanza,

y entre reyes no es razón

engañar la confianza

120

ni ofender la estimación.

Dime, Alfonso, la verdad.

 

ALFONSO

Constanza, Rey, sin cautela,

que no cabe en mi amistad,

es hija de Berenguela,

125

mi mujer.

 

CASTRO

¿Hay tal maldad?

¡Vive Dios, que si entendiera

quién de esa suerte informó

a tu Majestad, que hiciera...

 

FORTÚN

¿Cómo hablas donde estoy yo,

130

Fernán Ruiz, de esa manera?

 

CASTRO

Pues ¿cómo tengo de hablar?

 

FORTÚN

Sin mirarme, porque es dar

ocasión que piense el Rey

que dejé la noble ley

135

cuando la dejé de honrar,

y que en esto soy culpado.

 

CASTRO

Tú a ningún rey has honrado:

ni al de España antes que fueses

a Francia por intereses

140

de tu mal tenido estado,

ni al de Francia, pues allá

le has dicho lo que le ha hecho

venir con desprecio acá,

en que se ve que tu pecho

145

en ninguna parte está.

Tu mudable condición

y deseo de venganza

han hecho aquesta invención,

porque tienes esperanza

150

de la injusta posesión.

Y moviendo los que están

en paz a perpetua guerra,

tus malos intentos van

a ser rayo de tu tierra,

155

con otro conde Julián;

mas antes que seas rayo

y vuelva a tan vil desmayo

tu patria, España, infamada,

pondrá Dios en esta espada

160

la ventura de Pelayo.

 

FORTÚN

Ruiz de Castro, yo nací

noble en Castilla, y al Rey

que está presente serví

en defensa de la ley

165

que en la crisma recibí.

Antes de que España fuera

a Francia con la venera

que la cruz roja acompaña,

ayudé a ganar a España

170

y a levantar su bandera.

No me fui por ser traidor,

sino porque la malicia

de algún poderoso error,

derribando mi justicia,

175

oscureció mi valor.

Busqué rey a quien servir,

y hallele de igual poder,

y esto no puede impedir

que aquí no pueda volver,

180

pues no salí por huir.

Si es mal hecho, y esto ofende,

el Rey de Alfonso desciende

que sirvió en Toledo a un moro,

y esto no ofende el decoro

185

que la nobleza pretende,

que también Guzmán el Bueno

fue en Marruecos capitán,

y no dejó, de honor lleno,

de ser bueno y ser Guzmán,

190

por servir al Rey ajeno;

y en lo que toca que he sido

quien al de Francia ha informado

que la Reina no ha nacido

de reina, si lo has pensado,

195

tu pensamiento ha mentido;

y si lo dice tu lengua,

Castro, por la barba mientes.

 

CASTRO

La tuya vil se deslengua

porque, dos reyes presentes,

200

no se conozca tu mengua,

pero recibe este guante,

y al Rey de Castilla pido

campo.

 

ALFONSO

En causa semejante

no os puede ser concedido,

205

y estando otro Rey delante,

y, Ruiz de Castro, advertid

que no me enojo con vos,

agradecido a la lid

que vencí, después de Dios,

210

por ser vos el adalid,

que si otro que vos no fuera...

 

CASTRO

Señor, volved por mi honor,

porque si de vos no espera

remedio, podré, señor,

215

cobrarle de otra manera;

y ansí al rey de Francia pido

campo en su tierra.

 

LUIS

No puede

ser en París concedido

lo que en Burgos no concede

220

Rey a quien habéis servido.

 

CASTRO

Pues, Fortunio, en Fez te espero;

ni a España ni a Francia quiero,

ni a Navarra ni Aragón.

Muestra en aquesta ocasión

225

si eres noble caballero,

que si no tienes valor

y vas a África esta vez

para volver por tu honor,

pondré carteles en Fez

230

y quedarás por traidor.

 

FORTÚN

Vámonos juntos; espera.

 

CASTRO

Nunca voy con mi enemigo.

 

Vanse.

ALFONSO

Teneos, no salgáis fuera.

 

FORTÚN

Gran señor...

 

ALFONSO

Teneos digo.

 

FORTÚN

235

Señor, mi honor considera.

 

LUIS

Vos no quedáis agraviado,

Fortunio, que no habéis sido

quien del caso me ha informado,

ni él pudo ser desmentido

240

por solo habello pensado.

Acierta su Majestad

en no daros libertad

para que salgáis con él.

Enviad, señor, por él,

245

no salga de la ciudad.

 

FORTÚN

Pues ¿quedo yo bien ansí?

 

ALFONSO

Basta, Fortunio, que el Rey

lo diga.

 

LUIS

Hiciérala aquí,

si en esto no hubiera ley.

250

Corra el agravio por mí.

 

ALFONSO

Vos quedáis bien satisfecho;

y para que el Rey lo quede

de la verdad de mi pecho

(que a quien soy faltar no puede

255

en este ni en otro hecho),

quiero que este caso entienda

y la verdad del engaño.

 

LUIS

No hay cosa que yo pretenda

como el cierto desengaño

260

de mi amada y dulce prenda.

Señor, dadme este contento,

porque sepa yo que ha sido

legítimo el casamiento.

 

ALFONSO

Dadme, Luis, atento oído.

 

LUIS

265

Ya os escucho.

 

ALFONSO

Estadme atento.

De Berenguela, mi mujer primera,

tuve tres hijos y una hija sola:

Sancho, el mayor; Fernando y don García,

y Constanza, Isabel, que todo es uno.

270

Por dicha, equivocándose los nombres,

piensan que os engañé, Rey cristianísimo,

y que por daros a Isabel, mi hija,

os he dado a Constanza; o por ventura,

piensan que os he casado con la bella

275

y hermosa Estefanía, a quien ahora

veréis para más prueba de este engaño.

 

LUIS

Pues ¿quién es esta bella Estefanía?