La firmeza en la desdicha - Lope de Vega - E-Book

La firmeza en la desdicha E-Book

Лопе де Вега

0,0

Beschreibung

La firmeza en la desdicha es una comedia teatral del autor Lope de Vega. En la línea de las comedias famosas del Siglo de Oro Español, narra un malentendido amoroso a causa de celos que acabará por provocar varias situaciones humorísticas y de enredo. En este caso la trama se articula en torno a las relaciones secretas que mantienen los personajes de Octavio y Teodora. Cuando Octavio se entera de que el rey de Mesina piensa declararse a Teodora, urdirá un plan para frustrar sus planes.

Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:

Android
iOS
von Legimi
zertifizierten E-Readern
Kindle™-E-Readern
(für ausgewählte Pakete)

Seitenzahl: 101

Veröffentlichungsjahr: 2020

Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:

Android
iOS
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



Lope de Vega

La firmeza en la desdicha

 

Saga

La firmeza en la desdichaCopyright © 1619, 2020 Lope de Vega and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726617870

 

1. e-book edition, 2020

Format: EPUB 3.0

 

All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

 

SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com

Hablan en ella las personas siguientes.

-fol. 213v-

EL REY DE SICILIA. LEONARDO, General.EL CONDE OTAVIO. TEODORA, hermana del General.ROSELA, criada.FABIO, labrador.BATO. DOS NIÑOS, hijos del Conde.RICARDO. EVANDRO. CAPITÁN DE LA GUARDA. DOS CIUDADANOS. UN CRIADO. FLORO. RISELO. TIBURCIO. UN SOLDADO. CARDENIO. FULGENCIO. FLORA, Duquesa de Calabria.PRUDENCIO. FENICIO. SILVIO. ALBANO. VILLANOS.

Acto I

Salen el REY, OTAVIO y LEONARDO.

 

REY Hoy partirás de Mecina

con esta armada, Leonardo.

LEONARDO Sola tu licencia aguardo.

REY A la conquista camina

del libre y rebelde Sardo, 5

que mi palabra te doy

de premiarte como es justo.

LEONARDO Premiado, señor, estoy,

pues de honrarme tienes gusto,

donde el más humilde soy; 10

tanto que a Sicilia espanta

ver que tu amor me adelanta

a tantos nobles, a quien

generosa envidia den

-fol. 214r-

tanto honor y merced tanta, 15

que no habiendo preferido

los servicios que ellos tienen,

hazaña de amor ha sido.

REY Si ellos a servirme vienen,

tú me has, Leonardo, servido. 20

Que si del antecesor

heredan los sucesores

los servicios y el valor,

la virtud de tus mayores

me ha obligado a hacerte honor. 25

Lleva mi bastón real,

con nombre de General,

tan bien empleado en ti,

que pues hoy te igualo a mí,

ninguno ha sido tu igual. 30

LEONARDO Mil veces pongo la boca

en el suelo, que esas plantas

tocan.

REY Alzarte me toca.

LEONARDO Si a ti mismo me levantas,

tu mismo ser me provoca. 35

Seré en la conquista griego,

seré en Troya Agamenón.

REY Que mires mi honor te ruego.

OTAVIO La venta desta ocasión

mira mi gloria y sosiego. 40

Es Leonardo a quien ha dado

el Rey su bastón real,

sin saberlo mi cuñado,

que amor, con secreto igual,

con su hermana me ha casado. 45

 

(En tanto, habla el REY y LEONARDO, en secreto.)

 

Mas, como por tantos años

ha durado nuestro amor,

y el tiempo es descubridor

de los mayores engaños,

y más en cosas de honor, 50

anda Leonardo advertido,

quiero decir sospechoso,

de que está de mí ofendido,

estorbando, receloso,

el bien que tengo adquirido. 55

Fue mi error, también, traer

dos hijos, que deste amor

tuve a su casa, que ayer

los miró con tal rigor

que sus celos dio a entender. 60

Díjole su hermana que eran

expósitos, mas tenían

tales señas que pudieran

descubrir lo que encubrían

a cuantos su rostro vieran. 65

Ello fue notable error,

pero pintan ciego a amor.

Mas ya el Rey lo ha remediado

con haberle levantado

a tantos grados de honor. 70

Partirase a la conquista

de Cerdeña, revelada,

y perdiéndonos de vista,

no habrá temor, no habrá espada

que nuestra gloria resista. 75

Gozaré en paz de mi esposa

y de mis hijos queridos,

hasta la sazón dichosa,

que truequen los ofendidos

la guerra en paz amorosa. 80

Que los bandos sicilianos,

que nuestros padres y hermanos

han tenido, causa ha sido

de no habérsela pedido

y dádole en paz las manos. 85

REY No tengo más que advertir

que, a quien tan bien sabe hacer,

cánsale el largo decir.

LEONARDO Es, del buen obedecer,

mucho obrar y poco oír. 90

Desde aquí, con tu licencia,

me voy, señor, a embarcar.

REY Cuidado me da tu ausencia.

-fol. 214v-

LEONARDO Tú verás, en tierra y mar,

mi amor y mi diligencia. 95

 

(Toquen cajas y vase LEONARDO.)

 

OTAVIO Pensé, del notable amor

que hoy a Leonardo has mostrado,

que hubieras acompañado

su persona al mar, señor,

y hasta dejarle embarcado. 100

Nuevo a tu corte parece,

puesto que mucho merece,

Leonardo, el ver de qué modo,

a vista del Reino todo,

en el tu amor resplandece. 105

REY ¡Ay, Conde! no te espantes,

que todas estas cosas, por momentos

suceden entre amantes.

Amando están en paz los elementos,

y aquel su peso grave 110

sostiene amor para que no se acabe.

La celeste armonía,

con amor se conserva y corresponde,

el sol engendra y cría,

la tierra el grano, el mar la perla esconde, 115

ama la piedra al centro,

que no sé qué de amor se tiene dentro.

Amor halló las artes,

amor es la mayor filosofía,

es Dios que en todas partes 120

tiene su altar, su cetro y monarquía.

Las industrias nacieron

de amor, que antes de amor nunca se vieron.

Industria, Conde, ha sido,

y nacida de amor haberle dado, 125

sin haber preferido

serviciosa Leonardo el cargo honrado

con que mi armada lleva,

y ya para embarcarse toca a leva.

Amo, y amor me enseña 130

a quitar los estorbos del deseo.

OTAVIO No es la fuerza pequeña,

pues que te pone en el rigor que veo,

mas, ¿es posible que ama

dama Leonardo de tan alta fama? 135

¿Puedo saber el nombre,

ya que tu pensamiento me declaras?

REY Puedes, porque te asombre

-fol. 215r-

la gentileza de sus partes raras,

mas no es su dama, Otavio, 140

que, a ser su dama, no se hiciera agravio.

OTAVIO Mísero yo, ¿qué escucho?

cosa que amase el Rey mi dulce esposa.

REY Conde, si obliga mucho

la fe jurada y la lealtad forzosa, 145

tenme secreto y mira

que has de ayudar tu Rey.

OTAVIO Tu amor me admira.

REY Amo a Teodora, hermana

de Leonardo, ausentele de la corte

para dejar más llana 150

la puerta de su casa a cuanto importe.

A mi amoroso intento,

Otavio, ayuda tú mi pensamiento.

Entra en su casa, Otavio.

Conde, dile mi amor, di que no tema 155

de mi grandeza agravio,

rinde a sus pies la majestad suprema,

ofrece montes de oro,

di que las puertas de su casa adoro.

Mas, ¿qué te persuado?, 160

eres mancebo y querrás bien, pues quieres

de tu mismo cuidado,

cuando a tu dama, Otavio, le refieres,

saca el cuidado mío

y mira que mi honor de ti confío. 165

OTAVIO ¿Dónde a Teodora viste?

¿O qué ocasión para quererla tanto

como dices tuviste?

REY Que me preguntes la ocasión me espanto,

amor es rayo y pasa, 170

desde la vista el corazón abrasa.

OTAVIO A fe que ella sería

quien te diese la causa.

REY No lo creas,

yo vi a Teodora el día,

mas no preguntes, ni molesto seas, 175

vamos donde Teodora.

Sepa, Otavio, de ti, que el Rey la adora.

Que sirvas, solo quiero,

de sumiller de la cortina roja

-fol. 215v-

a mi temor primero, 180

del velo vergonzoso me despoja,

que descubierto luego,

también le sabré yo decir mi fuego.

OTAVIO ¿A quién ha sucedido

desdicha semejante?

REY Aquí me aguarda, 185

y mudaré vestido.

OTAVIO Qué miedo, qué vergüenza me acobarda,

de decirle que es mía

la hermosa prenda que gozar confía.

Pero, ¿quién ha quitado, 190

por estorbo, a su hermano de su gusto?,

si le digo el cuidado

con que su pretensión me da disgusto,

¿quién duda que me envíe

adonde para siempre me desvíe? 195

Pues sufrille que intente

una violencia es daño irreparable;

que Teodora se ausente

o que se esconda es medio saludable,

pero salir no puedo, 200

todo es confusa noche y todo es miedo.

El Rey se habrá mudado,

pluguiera a Dios, de pensamiento fuera,

quiero entrar sosegado,

pero cuando el dolor el alma altera, 205

quién hallará sosiego,

que della por los ojos sale el fuego.

Ánimo, pecho mío,

hasta ver el suceso no perdamos

el generoso brío 210

que de nuestros pasados heredamos.

Mas, ojalá los cielos

me mataran de amor y no de celos.

 

(Vanse y sale TEODORA, dama, ROSELA, criada, FABIO, labrador con dos niños.)

 

TEODORA Pues el hábito han mudado

mis ojos, también es justo 215

que mudes tú por mi gusto,

Fabio, el hábito heredado.

Pues no se han de hacer sin ti,

ni has de volver al aldea,

bien es que el hábito sea 220

como de quien vive aquí.

Ya se fue Fabio, mi hermano,

-fol. 216r-

de la manera que ves.

El Conde gusta que estés

en hábito cortesano, 225

porque para acompañar

mis hijos, no es bien que sea

como de monte y aldea.

FABIO Los dos lo podéis mandar

más dificultosamente. 230

A obedeceros me atrevo,

tanto por el traje nuevo,

como por la nueva gente.

Yo no estoy dohecho a las galas

de corte, ni a su estrecheza, 235

la propria naturaleza

las juzga y tiene por malas.

Si ha de bajar el sustento

por la boca a la garganta,

la dificultad es tanta, 240

que antes le causa tormento,

porque con cuello apretado

de lechuguilla o jubón,

baja con mala sazón

al estómago el bocado. 245

Y aun se lo estorba en el pecho

la pretina, que prosiga

la entrada de la barriga,

porque le entre en mal provecho.

Hizo la naturaleza 250

pies y manos con primor,

para espeler el humor,

y aun por la misma cabeza.

Y apretando el cortesano,

como en sus galas se vee 255

con zapato estrecho el pie

y con el guante en la mano,

todo en el cuerpo se encierra,

o bien haya el labrador

que de la tierra el sudor 260

le vuelve a la misma tierra.

El jubón desabrochado

deja pasar el sustento,

el ancho cinto a contento,

a la barriga el bocado. 265

La mano suelta sin freno

el pie en abarca o en zapato,

tan ancho que puede un pato

criar en cualquiera seno.

No le calientan colchones 270

la sangre, ni la comida

varia le acaba la vida

con tantas indigestiones.

¿Cuándo se ha visto villano

que muera de apoplejía, 275

ni por la empanada fría,

ni cantimplora en verano?

¡Ay dulces sombras adonde

es el pan seco maná!,

donde más gustos me da, 280

que tiene en su mesa el Conde.

Pues en llegando a dormir,

sin cuidado y pretensión,

sin envidia y ambición,

sin rogar y sin servir, 285

qué cama de seda y oro

tiene el Rey más regalada

TEODORA ¿Esa vileza te agrada?

FABIO Esta quiero y esta adoro,

pues en llegando a tratar 290

con aquesta buena gente,

allí es ello que serpiente

como la que oí contar,

que era de siete cabezas,

les hará comparación. 295

Sierpes de soberbia son,

vestidas de vanas piezas.

Ya pasa el otro arrogante,

ya el otro avaro y crüel,

ya el otro humano Luzbel, 300

en la ambición semejante.

Ya veréis uno preciado

de divino entendimiento,

fondo en raso de jumento,

-fol. 216v-

y por de fuera brocado. 305

Ya veréis un sacristán

metido a ser Cicerón,

y otro en calzas y jubón,

a Rodamonte y Roldán.

Todos caminan, en fin, 310

a opiniones singulares,

pues en llegando a pesares,

no ha dado tantos Pasquín.

Ahora bien, mucho he de hacer

en mudar naturaleza. 315

Quien vida tan nueva empieza,

de nuevo vuelve a nacer.

Mas, ¿de que podré servir

en tu casa, tosco y rudo,

ignorante, ciego y mudo? 320

TEODORA De callar, Fabio, y de oír.

FABIO Echarme quiero a tus pies,

por la cosa más bien dicha

que está escrita, que desdicha

de los cortesanos es 325

no guardar esa sentencia

del oír y del callar.

Ahora bien, quiero mudar

el traje y tener paciencia.

Voy a ponerme galán, 330

al vaso destos divinos,

con calzas de desatinos

y capa de charlatán.

Hareme luego hablador,

mentiroso y lisonjero, 335

con humos de caballero

y desprecio de señor.

Cercenaré cortesías

y seré muy miserable,

y hablaré mal cuando hable, 340

hasta de las cosas mías.

(Vase.)

TEODORA ¿Qué te parece, Rosela,

del humor del labrador?

ROSELA Que será el aya mejor

y la más discreta escuela 345

que a tus hijos puedas dar.

TEODORA Si costumbres es saber,

o tienen más que aprender,

que este les pueda enseñar.

¿Hoy qué hicistes Ludovico? 350

LUDOVICO Señora, un rato jugué

las armas.