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La pieza, llena de equívocos narrados en tono cómico, se centra en la peripecia de la bella Doña María, quien es testigo de una ofensa hecha a su padre por un tal Don Diego. Para vengar la humillación y en guisa de caballero, reta a duelo al infame y lo mata. Debe entonces huir de su Ronda natal hacia Madrid, acompañada por el galán Don Juan, enamorado de María, pero que cree que acompaña a un joven fugitivo, pues ella permanece con ropas de varón.
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Veröffentlichungsjahr: 2020
Lope de Vega
LA MOZA DEL CÁNTARO
Traducido por Carola Tognetti
ISBN 978-88-3295-898-0
Greenbooks editore
Edición digital
Noviembre 2020
www.greenbooks-editore.com
I
II
El Conde Don Juan Don Diego
Fulgencio, galanes Don Bernardo, viejo Pedro
Martín Lorenzo
Bernal, lacayos Doña María, dama Doña Ana, viuda Lüisa
Leonor
Juana, criadas
Un Alcaide Un Indiano Un Mesonero
Un Mozo de Mulas Músicos.—Lacayos Acompañamiento
La escena es en Ronda, en Adamuz y Madrid
Sala en casa de don Bernardo, en Ronda.
Doña María y Lüisa, con unos papeles
LUISA
Es cosa lo que ha pasado Para morirse de risa.
DOÑA MARÍA
¿Tantos papeles, Lüisa, Esos Narcisos te han dado?
LUISA
¿Lo que miras dificultas? DOÑA MARÍA
¡Bravo amor, brava fineza! LUISA
No sé si te llame alteza Para darte estas consultas.
DOÑA MARÍA
Á señoría te inclina,
Pues entre otras partes graves, Tengo deudo, como sabes, Con el duque de Medina.
LUISA
Es título la belleza Tan alto, que te podría
Llamar muy bien señoría, Y aspirar, Señora, á alteza.
DOÑA MARÍA
¡Lindamente me conoces! Dasme por la vanidad.
LUISA
No es lisonja la verdad, Ni las digo, así te goces.
No hay en Ronda ni en Sevilla Dama como tú.
DOÑA MARÍA
Yo creo,
Lüisa, tu buen deseo. LUISA
Tu gusto me maravilla. Á ninguno quieres bien.
DOÑA MARÍA
Todos me parecen mal. LUISA
Arrogancia natural
Te obliga á tanto desdén.— Éste es de don Luis.
DOÑA MARÍA
Lo leo
Sólo por cumplir contigo. LUISA
Yo soy de su amor testigo.
DOÑA MARÍA
Y yo de que es necio y feo.
( Lee.) «Considerando conmigo á solas, señora doña María...»
No leo. ( Rompe el papel.) LUISA
¿Por qué?
DOÑA MARÍA
¿No ves
Que comienza alguna historia, Ó que quiere en la memoria De la muerte hablar después?
LUISA
Éste es de don Pedro. DOÑA MARÍA
Muestra.
LUISA
Yo te aseguro que es tal, Que no te parezca mal.
DOÑA MARÍA
¡Bravos rasgos! ¡Pluma diestra! ( Lee.) «Con hermoso, si bien severo, no dulce, apacible sí rostro, señora mía, mentida vista me miró vuestro
desdén, absorto de toda humanidad, rígido empero, y no con lo brillante solícito,
que de candor celeste clarifica vuestra faz, la hebdómada pasada.»
¿Qué receta es ésta, di? ( Rómpele.)
Qué médico te la dió? LUISA
Pues ¿no entiendes culto? DOÑA MARÍA
¿Yo?
¿Habla de aciértame aquí? LUISA
Hazte boba, por tu vida.
¿Puede nadie ser discreto Sin que envuelva su conceto En invención tan lucida?
DOÑA MARÍA
¿Ésta es lucida invención? Ahora bien, ¿hay más papel?
LUISA
El de don Diego, que en él Se cifra la discreción.
DOÑA MARÍA
( Lee.) «Si yo fuera tan dichoso como vuestra merced hermosa, hecho estaba el partido.»
¿Qué es partido? No prosigo. ( Rómpele.) LUISA
¿Qué nada te ha de agradar? DOÑA MARÍA
Pienso que quiere jugar Á la pelota conmigo.
Lüisa, en resolución, Yo no tengo de querer Hombre humano.
LUISA
¿Qué has de hacer,
Si todos como éstos son? DOÑA MARÍA
Estarme sola en mi casa. Venga de Flandes mi hermano, Pues siendo tan rico, en vano Penas inútiles pasa.
Cásese, y déjeme á mí Mi padre; que yo no veo Dónde aplique mi deseo De cuantos andan aquí,
Codiciosos de su hacienda; Que, si va á decir verdad, No quiere mi vanidad
Que cosa indigna le ofenda. Nací con esta arrogancia.
No me puedo sujetar, Si es sujetarse el casar.
LUISA
Hombres de mucha importancia Te pretenden.
DOÑA MARÍA
Ya te digo
Que ninguno es para mí. LUISA
Pues ¿has de vivir ansí? DOÑA MARÍA
¿Tan mal estaré conmigo? Joyas y galas ¿no son
Los polos de las mujeres?
Si á mí me sobran, ¿qué quieres? LUISA
¡Qué terrible condición! DOÑA MARÍA
Necia estás. No he de casarme. LUISA
Si tu padre ha dado el sí,
¿Qué piensas hacer de ti? DOÑA MARÍA
¿Puede mi padre obligarme Á casar sin voluntad?
LUISA
Ni tú tomarte licencia Para tanta inobediencia.
DOÑA MARÍA
La primera necedad
Dicen que no es de temer, Sino las que van tras ella, Pretendiendo deshacella.
LUISA
Los padres obedecer
Es mandamiento de Dios. DOÑA MARÍA
¿Ya llegas á predicarme? LUISA
Nuño acaba de avisarme Que estaban juntos los dos...
DOÑA MARÍA
¿Quién? LUISA
Mi señor y don Diego. DOÑA MARÍA
¿Qué importa que hablando estén, Si no me parece bien,
Y le desengaño luego? LUISA
Y don Luis ¿no es muy galán? DOÑA MARÍA
Tal salud tengas, Lüisa. Muchas se casan aprisa, Que á llorar despacio van.
LUISA
Ésa es dicha, y no elección; Que mirado y escogido Salió malo algún marido,
Y otros sin ver, no lo son. Que si son por condiciones Los hombres buenos ó malos, Muchas que esperan regalos, Encuentran malas razones.
Pero en don Pedro no creo
Que haya más que desear. DOÑA MARÍA
Sí hay, Lüisa...
LUISA
¿Qué?
DOÑA MARÍA
No hallar
Á mi lado hombre tan feo. LUISA
Mil bienes me dicen dél, Y tú sola dél te ríes.
DOÑA MARÍA
Lüisa, no me porfíes;
Que éste es don Pedro el Cruel. LUISA
Tu desdén me maravilla. DOÑA MARÍA
Pues ten por cierta verdad Que es rey de la necedad, Como el otro de Castilla.
LUISA
Don Diego está confiado; Joyas te ha hecho famosas.
DOÑA MARÍA
¿Joyas?
LUISA
Y galas costosas;
Hasta coche te ha comprado. DOÑA MARÍA
Don Diego de noche y coche. LUISA
¡De noche un gran caballero! DOÑA MARÍA
Mas ¡ay Dios! que no le quiero Para don Diego de noche.
Otra le goce, Lüisa,
No yo. ¡De noche visiones! LUISA
Oigo unas tristes razones. DOÑA MARÍA
Volvióse en llanto la risa.
¿No es éste mi padre? LUISA
Él es.