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La mujer que manda en casa es una de las comedias religiosas de Tirso de Molina, un género en el que alcanzó gran altura, con trama de trasfondo religioso pero con protagonistas que se alejan de la alegoría y la abstracción y abrazan la humanidad, con motivaciones más cercanas a los sentimientos y no tanto a los prodigios religiosos.
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Seitenzahl: 86
Veröffentlichungsjahr: 2020
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Tirso de Molina
Saga
La mujer que manda en casaCover image: Shutterstock Copyright © 1620, 2020 Tirso de Molina and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726548976
1. e-book edition, 2020
Format: EPUB 3.0
All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com
Hablan en él las personas siguientes.
Jezabel. Paje.
Nabot. Jehú.
Raquel. Josefo.
Abdías. Acab.
Criselia. Elías.
(Música de todos géneros y por una parte suben al tablado, habiendo venido a caballo al son de un clarín, en hábito de caza, Jezabel, Raquel, Criselia y cazadores, con perros, ballestas y venablos. Por la otra parte al mismo tiempo suben también, al son de cajas y trompetas, soldados marchando, y entre ellos Nabot, Abdías y Jehú; detrás de todos, a lo hebreo con corona y bastón, el rey Acab. Tocan chirimías y en estando todos arriba llega Acab a Jezabel y dice.)
Acab Por más que inmortalice,
eterna en sus murallas
Babilonia a Semíramis su reina
y su fama felice,
diosa de las batallas, 5
lauros la ciña cuando Ofires peina,
pues sin cuidar prendellos,
causando al Asia espantos
y ocasionando simulacros tantos,
opuesta al sol, enarboló cabellos; 10
su fama en vos admiro,
luz de Sidón, Semíramis de Tiro.
Guerra es también la caza,
estratagemas tiene,
inventa ardides y emboscadas pone; 15
vos de la misma traza
(cuando en triunfo solenne
mis sienes manda Marte que corone
del árbol fugitivo
al dios planeta esquivo) 20
porque Moab postrado,
sujeto a vuestro Acab, parias le ha
dado,
divina cazadora,
triunfos de fieras blasonéis,
aurora.
Envidia tengo al ave 25
que ejecutando vuela,
rayo veloz de pluma, altanerías;
si lo que goza sabe
no ha menester pigüelas
que en las alas repriman osadías; 30
en cárcel generosa
alcándara es hermosa
de cristal transparente
vuestra mano: si en ella favor
siente
que mi fortuna pueda hacer dichosa,35
la garza que hay más bella
renunciará por no apartarse della.
Provincia es tributaria
Moab, por mí abatida,
de Israel, porque en dichas trueque
quejas; 40
su rey pecha a Samaria,
en cambio de su vida,
cada año para vos cien mil ovejas:
vellocinos de plata
daros en ellas trata, 45
que se blasonen dignos
como el de Colcos, ser del cielo
signos
y el múrice convierta en escarlata,
porque Jezabel pueda
anteponer la púrpura a la seda. 50
Cargados mil camellos
de marfil y oro puro,
espolios son que os sirvan de
tesoro,
con que alcázares bellos
os labre que procuro 55
palacios de marfil a deidad de oro.
Hónrenlos vuestros ojos
y mezclando despojos
de la caza y la guerra,
yo valles conquistando, vos la
sierra, 60
vencedores los dos, lloren enojos
enemigos agravios,
mientras este cristal sellan mis
labios.
(Bésala una mano.)
Jezabel Ni la mano, rey, me pidas,
ni vitorioso blasones 65
conquistas de otras naciones
a tus banderas rendidas,
mientras en tu reino olvidas
tu desacato y mis penas,
que en balde triunfos ordenas 70
cuando haces de hazañas copia,
rebelde tu nación propia
y obedientes las ajenas.
Mano que el cetro interesa
por tu causa de Israel, 75
y menospreciada en él
tu reino todo no besa,
no es digna que en tal empresa
lisonjas tuyas admita:
sírvate el pueblo moabita, 80
y rebelde tu nación
desprecie mi religión,
si es bien que tal se permita.
Hija soy del rey sidonio,
por tu esposa me eligió, 85
presumí contigo yo
dar de mi amor testimonio;
coyundas del matrimonio
enlazan, tal vez ardientes,
dos corazones; no intentes 90
mostrar de tu amor extremos
porque mal nos uniremos
los dos en ley diferentes.
Baal es mi dios, Baal
satisface mis deseos; 95
dioses de los amorreos
tienen poder inmortal;
soberbio, no admite igual
el que en desprecio de Apolo
dice que de polo a polo, 100
autor de la noche y día,
gobierna sin compañía
y dios se intitula solo.
Ese verdugo de Egipto
que, cruel, tantos ha muerto; 105
ése que por un desierto
llevó número infinito
de hebreos y sin delito
cuarenta años desterrados
por veniales pecados, 110
criminal siempre con ellos
cuchillo para sus cuellos
fueron siempre castigados.
Por adorar a un becerro
dio muerte a una inmensidad. 115
¿Será de Dios tal crueldad,
tal castigo por tal yerro?
¿Para qué tanto destierro,
si darles luego podía
la tierra que prometía? 120
¿Para qué de Egipto huyendo,
si no fue porque temiendo
sus dioses, los perseguía?
Profeta falso, Moisén,
ocasionó tantos daños: 125
como brutos cuarenta años
entre páramos se ven.
Labróle en Jerusalén
templo después Salomón,
mas como su religión 130
juzgó por cosa de risa,
los dioses de la etiopisa
mudaron su adoración.
Las tres partes de la tierra
veneran (sino unos pocos 135
hebreos, ciegos y locos)
los dioses que el cielo encierra.
¿Diremos que el mundo yerra
y ellos solos acertaron?
Sabios que a Grecia ilustraron, 140
filósofos que nos dieron
las ciencias ¿todos mintieron?
¿Todos, en fin, se engañaron?
¿Qué ceguedad, rey, es ésta?
No dije bien, que no es rey 145
quien, defensor de su ley,
los blasfemos no molesta.
Ten por cosa manifiesta
que entretanto que a Baal
con aplauso general 150
no reverencie Israel,
no has de hallar en Jezabel
agrado a tu amor igual. (Llora.)
Acab Antes que el sol de tu cara,
hechizo del alma mía, 155
eclipse la luz al día
que mis tinieblas repara,
llore el mundo en noche avara
obscuridades eternas;
enjugue lágrimas tiernas 160
que el alba envidie al llorarlas,
que es lástima malograrlas
cuando mis dichas gobiernas.
Adore Jerusalén
su dios en su templo de oro 165
que yo a Jezabel adoro
y al sacro Baal también.
Cuantos en mi reino estén
reverencien a Baal
por deidad universal, 170
pues Jezabel se le humilla;
quien no le hinque la rodilla
tenga pena capital.
De pórfido y jaspe hermoso
le labre templo sutil, 175
de alabastro y de marfil,
del metal más generoso,
y a su culto religioso
consagre profetas tantos
que causen a Judá espantos 180
y a mi inclinación empleos;
dioses de los amorreos
ilustren altares santos,
bosques a sus sacrificios
plante en sus montes Samaria; 185
quien fuere de ley contraria
prevenga sus precipicios,
mi amor ha de dar indicios
de que soy amante fiel.
La corona de Israel 190
tiene en mi esposa su esfera;
quien no obedeciere, muera,
a mi hermosa Jezabel. (Vase.)
Jezabel La jurisdición acepta
mi fe, que el rey me concede: 195
del Dios de Sión no quede
con vida ningún profeta;
quien a Baal se sujeta
venga a medrar su privanza;
el que me diere venganza 200
de cuantos siguen a Elías,
espere en promesas mías
y logrará su esperanza.
Aras a Baal levanten
cuantos en Samaria están; 205
seguiré de Jeroboán
cultos que a la fama espanten;
en selvas y bosques canten
himnos a la adoración
de los dioses de Sidón 210
y con festivos empleos
a cuantos los amorreos
consagran su adoración.
De mi mesa han de comer
sus sacerdotes manjares 215
dignos de quien sirve altares
que frecuenten mi poder.
Verá el mundo, aunque mujer,
mi gobierno en breves días;
honrad las deidades mías, 220
dejad leyes imperfetas.
¡Mueran los ciegos profetas
que siguen al falso Elías!
Por cada cabeza ofrezco,
que sirva al dios de Abrahán, 225
hacerle mi capitán;
beber su sangre apetezco.
Si gobernaros merezco,
hijos nobles de Israel,
servid a Baal, que en él 230
todo nuestro bien estriba.
Decid ¡viva Baal!
Todos ¡Viva!
Jezabel ¿Quién más?
Todos ¡Viva Jezabel!
(Vanse con el aparato que entraron. Quédanse Raquel
y Nabot.)
Nabot ¿Podrá darte los brazos
quien, tras la ausencia que dilata
plazos, 235
el premio desta guerra
cifra en la vista que el pesar
destierra,
hermosa Raquel mía,
que el alma sin tus ojos padecía?
Raquel Podrás, esposo caro, 240
con ellos a mis ansias dar reparo,
que en su círculo espera
ser centro el alma de tan dulce
esfera.
¿Cómo en Moab te ha ido?
¡Qué asustada en sus riesgos me has
tenido! 245
Despierta te lloraba,
dormida mi recelo te soñaba
lastimosos despojos
de la Parca fatal; toda era enojos,
todo es ya regocijo. 250
¡Qué gloria causa el bien tras mal
prolijo!
Nabot Peligros tu memoria
atropelló, cantando la vitoria.
Postró al fiero moabita
Acab blasfemo, que la gloria quita255
al Dios único y santo,
ingrato a tanta dicha, a triunfo
tanto.
Raquel Tiénele loco y ciego,
rendido el amoroso y torpe fuego
desta mujer lasciva, 260
que, idólatra, le postra y le
cautiva.
Nabot Si ella el gobierno goza
de las tribus hebreas y destroza
leales, ya la igualo
a Pasife.
Raquel Será Sardanapalo 265
rey que no se aconseja,
y afeminado su gobierno deja
a mujer enemiga
de la piadosa ley.
Nabot Dios nos castiga.
Raquel ¿Qué será, Nabot mío, 270
la causa que con tanto desvarío
Jezabel arrogante
persiga a nuestro Dios, aras levante
al ídolo sidonio
y a tanto simulacro del demonio? 275
Discreta es y no ignora
que quien al verdadero Dios adora
peligros asegura,
gozando en paz riquezas y hermosura.
Bien sabe los castigos 280
con que se venga de sus enemigos,
desde el sepulcro egipcio
(el mar Bermejo digo), precipicio
de tantos guerreadores
(abriéndose a Israel jardín de
flores 285
por las doce carreras
más frescas que esmaltaron
primaveras)
hasta Roboán, que necio
por hacer de sus tribus menosprecio,
perdió en los reinos doce 290
los diez y medio; si esto, pues,
conoce
¿cómo se precipita
y la debida adoración nos quita?
Nabot No es solamente tema
la que enloquece a Jezabel blasfema,295
sino la licenciosa
ley de Baal, al orbe escandalosa.
Permite, esposa mía,
de aquel ídolo vil la idolatría,
que después que la plebe 300
toda a su templo sacrificios lleve
y entre incendios infaustos
le aplauda en libaciones y
holocaustos
en el bosque (que junto
del infierno en tinieblas es
trasumpto), 305
cuando el planeta hermoso
ausente a los trabajos da reposo,
con lasciva licencia
se mezcle el apetito y la insolencia
de todos, de tal modo 310
que privilegie el vicio sexo todo;
allí con lo primero
que encuentra, desde el noble al
jornalero,
como si fuera bruto,
paga al deleite escandaloso fruto;315
allí tal vez la dama
de ilustre sangre y generosa fama
con el plebeyo pobre,
mezcla de plata y abatido cobre,
porque Venus instiga 320
bate moneda amor de infame liga.
Consiéntelo el marido