La prudencia en la mujer - Tirso de Molina - E-Book

La prudencia en la mujer E-Book

Tirso de Molina

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Beschreibung

La prudencia en la mujer es una de las comedias históricas de Tirso de Molina, historias teatrales que suelen mezclar tramas de enredo amoroso con un trasfondo histórico, en este caso centrada en la historia de la María de Molina, reina consorte de Castilla a finales de. S. XIII.

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Seitenzahl: 88

Veröffentlichungsjahr: 2020

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Tirso de Molina

La prudencia en la mujer

 

Saga

La prudencia en la mujerCover image: Shutterstock Copyright © 1620, 2020 Tirso de Molina and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726548945

 

1. e-book edition, 2020

Format: EPUB 3.0

 

All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

 

SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com

PERSONAJES

EL INFANTE DON ENRIQUE. EL INFANTE DON JUAN. DON DIEGO LÓPEZ DE HARO. LA REINA DOÑA MARÍA. EL REY DON FERNANDO IV, niño.DON MELENDO. DON JUAN ALONSO DE CARVAJAL. CARRILLO. DON JUAN BENAVIDES. CHACÓN. DON NUÑO. DON LUIS. ISMAEL, médico judío.EL MAYORDOMO. UN MERCADER. DON ÁLVARO. EL REY DON FERNANDO IV, mozo.TORBISCO. BERROCAL. GARROTE. CRISTINA. NISIRO.

Acto I

Sala en el Alcázar de Toledo.

Escena I

El infante DON ENRIQUE, el infante DON JUAN, DON DIEGO DE HARO.

 

DON ENRIQUE Será la viuda Reina esposa mía,

y dárame Castilla su corona

o España volverá a llorar el día

que al conde Don Julián traidor pregona.

¿Con quién puede casar Doña María, 5

si de valor y hazañas se aficiona,

como conmigo, sin hacerme agravio?

Enrique soy, mi hermano Alfonso el Sabio.

DON JUAN La Reina y la corona pertenece

a Don Juan, de Don Sancho el Bravo hermano. 10

Mientras el niño rey Fernando crece,

yo he de regir el cetro castellano.

Pruebe, si algún traidor se desvanece,

a quitarme la espada de la mano;

que mientras gobernare su cuchilla 15

sólo Don Juan gobernará a Castilla.

DON DIEGO Está vivo Don Diego López de Haro,

que vuestras pretensiones tendrá a raya,

y dando al tierno Rey seguro amparo,

casará con su madre, y cuando vaya 20

algún traidor contra el derecho claro

que defiendo, señor soy de Vizcaya.

Minas son las entrañas de sus cerros,

que hierro dan con que castigue yerros.

DON ENRIQUE ¿Qué es esto, Infante? ¿Vos osáis conmigo 25

oponeros al reino? ¿Y vos, Don Diego,

conmigo competís, y sois mi amigo?

DON JUAN Yo de mi parte la justicia alego.

DON DIEGO De mi lealtad a España haré testigo.

DON ENRIQUE A la Reina pretendo.

DON JUAN De su fuego 30

soy mariposa.

DON DIEGO Yo del sol que miro,

yerba amorosa que a sus rayos giro.

DON DIEGO Tío, Don Juan, soy vuestro, y de Fernando

el Santo que ganó a Sevilla, hijo.

DON JUAN Yo nieto suyo: Alfonso me está dando 35

sangre y valor con que reinar colijo.

DON DIEGO Primo soy del rey muerto; pero cuando

no alegue el árbol real con que prolijo

Ailí el cronista mi ascendencia pinta,

alegaré el acero de la cinta. 40

DON ENRIQUE Vos, caballero pobre, cuyo

Estado cuatro silvestres son, toscos y rudos,

montes de hierro, para el vil arado,

hidalgos por Adán, como él desnudos.

Adonde en vez de Baco sazonado, 45

manzanos llenos de groseros nudos dan

mosto insulso, siendo silla rica,

en vez de trono, el árbol de Garnica.

¡Intentáis de la Reina ser consorte,

sabiendo que pretende Don Enrique 50

casar con ella, ennoblecer su corte,

y que por rey España le publique!

DON JUAN Cuando su intento loco no reporte

y edificios quiméricos fabrique,

mientras el reino gozo y su hermosura, 55

se podrá desposar con su locura.

DON DIEGO Infantes, de mi Estado la aspereza

conserva limpia la primera gloria

que la dio, en vez del Rey, naturaleza,

sin que sus rayas pase la vitoria. 60

Cuatro bárbaros tengo por vasallos,

a quien Roma jamás conquistar pudo,

que sin armas, sin muros, sin caballos,

libres conservan su valor desnudo.

El árbol de Garnica ha conservado 65

la antigüedad que ilustra a sus señores,

sin que tiranos le hayan deshojado,

ni haga sombra a confesos ni a traidores.

En su tronco, no en silla real sentado,

nobles, puesto que pobres electores 70

tan sólo un señor juran, cuyas leyes

libres conservan de tiranos reyes.

Suyo lo soy agora, y del Rey tío,

leal en defenderle, y pretendiente

de su madre, a quien dar la mano fío, 75

aunque la deslealtad su ofensa intente.

Infantes, si a la lengua iguala el brío,

intérprete es la espada del valiente;

el hierro es vizcaíno, que os encargo,

corto en palabras, pero en obras largo. 80

Escena II

La REINA DOÑA MARÍA, de viuda. DON ENRIQUE, DON JUAN, DON DIEGO.

 

REINA ¿Qué es aquesto, caballeros,

defensa y valor de España,

espejos de lealtad,

gloria y luz de las hazañas?

Cuando muerto el rey Don Sancho, 85

mi esposo y señor, las galas

truecan León y Castilla

por jergas negras y vastas;

cuando el moro granadino

moriscos pendones saca 90

contra el reino sin cabeza,

y las fronteras asalta

por la lealtad defendidas,

y abriéndose su Granada,

por las católicas vegas 95

blasfemos granos derrama;

¡en civiles competencias,

pretensiones mal fundadas,

bandos que la paz destruyen

y ambiciosas arrogancias, 100

cubrís de temor los reinos,

tiranizáis vuestra patria,

dando en vuestra ofensa lenguas

a las naciones contrarias!

¡Ser mis esposos queréis, 105

y como mujer ganada

en buena guerra, el derecho

me reducís de las armas!

¡Casarme intentáis por fuerza

y ilustrándoos sangre hidalga, 110

lalibertad de mi gusto

hacéis pechera y villana?

¿Qué veis en mí, ricoshombres?

¿Qué liviandad en mi mancha

la conyugal continencia que 115

ha inmortalizado a tantas?

¿Tan poco amor tuve al Rey?

¿Viví con él mal casada?

¿Quise bien a otro, doncella?

¿A quién, viuda, di palabra? 120

Ayer murió el Rey mi esposo,

aún no está su sangre helada

de suerte que no conserve

reliquias vivas del alma.

Pues cuando en viudez llorosa 125

la mujer más ordinaria

al más ingrato marido

respeto un año le guarda;

cuando apenas el monjil

adornan las tocas blancas, 130

y juntan con la tristeza

gloria del vivir casta;

yo, que soy reina, y no menos

al rey don Sancho obligada.

¿Queréis, grandes de Castilla, 135

que desde el túmulo vaya

al tálamo incontinente?

¿De la virtud a la infamia?

¿Me conocéis, ricoshombres?

¿Sabéis que el mundo me llama 140

la reina Doña María?

¿Que soy legítima rama

del tronco real de León;

y como tal, si me agravian,

seré leona ofendida, 145

que muerto su esposo brama?

Si porque el Rey es un niño

y una mujer quien le ampara,

os atrevéis ambiciosos

contra la fe castellana; 150

tres almas viven en mí:

la de Sancho, que Dios haya,

la de mi hijo, que habita

en mis maternas entrañas,

y la mía, en quien se suman 155

esotras dos: ved si basta

a la defensa de un reino

una mujer con tres almas.

Intentad guerras civiles,

sacad gentes en campaña. 160

Vuestra deslealtad pregonen

contra vuestro Rey las cajas;

que aunque mujer, yo sabré,

en vez de las tocas largas

y el negro monjil, vestirme 165

el arnés y la celada.

Infanta soy de León;

salgan traidores a caza

del hijo de una leona,

que el reino ha puesto en su guarda; 170

veréis si en vez de la aguja,

sabrá ejercitar la espada,

y abatir lienzos de muros

quien labra lienzos de Holanda.

Escena III

Descúbrese sobre un trono el REY DON FERNANDO, niño ycoronado.

 

(El REY DON FERNANDO acompañamiento. La REINA, DON ENRIQUE, DON JUAN, DON DIEGO.)

 

REINA Vuestro natural señor 175

es éste, y la semejanza

de Don Sancho de Castilla;

Fernando cuarto se llama.

Al sello real obedecen,

sólo por tener sus armas, 180

los que su lealtad estiman,

con ser un poco de plata.

El que veis es sello vivo

en quien su ser mismo graba

vuestro Rey, que es padre suyo; 185

su sangre las armas labran.

Respetadle aunque es pequeño;

que el sello nunca se iguala

al dueño en la cantidad;

que tenga su forma basta. 190

Forma es suya el niño rey:

llegue el traidor a borrarla,

rompa el desleal el sello;

conspire la envidia ingrata.

Ea, lobos ambiciosos, 195

un cordero simple bala;

haced presa en su inocencia,

probad en él vuestra rabia,

despedazad el vellón

con que le ha cubierto España, 200

y privadle de la vida,

si a esquilmar venía su lana.

Si muere, morirá rey;

y yo con él abrazada,

sin ofender las cenizas 205

de mi esposo, siempre casta,

daré la vida contenta,

antes que el mundo en mi infamia

diga que otro que Don Sancho

esposa suya me llama. 210

DON JUAN Alto, pues la justicia que me esfuerza

a Castilla conquiste, pues la heredo,

que mi esposa seréis de grado o fuerza,

y lo que amor no hizo, lo hará el miedo.

Yo haré que vuestra voluntad se tuerza, 215

cuando veáis la vega de Toledo

llena de moros, y en mi ayuda todos,

asentarme en la silla de los godos.

(Vase.)

DON ENRIQUE El rey de Portugal es mi sobrino;

el derecho que tengo al reino ampara. 220

Pues que juzgáis mi amor a desatino

cuando creí que cuerda os obligara,

enarbolar su enseña determino,

triunfando en ellas mi justicia clara,

aunque fueran sus muros de diamantes, 225

contra tu Alcázar real y San Cervantes.

(Vase.)

DON DIEGO Reina, Aragón mi intento favorece,

Vizcaya es mía, y de Navarra espero

ayuda cierta; si mi amor merece

la mano hermosa que adoré primero, 230

favor seguro al niño rey ofrece

contra Enrique, Don Juan y el mundo entero.

Despacio consultad vuestro cuidado

mientras por la respuesta vuelvo armado.

(Vase.)

Escena IV

La REINA, el REY, acompañamiento.

 

REINA Ea, vasallos, una mujer sola, 235

y un niño rey que apenas hablar sabe,

hoy prueban la lealtad en que acrisola

el oro del valor con que os alabe.

La traición sus banderas enarbola;

si amor de ley en vuestros pechos cabe, 240

volved por los peligros que amenazan

a un cordero que lobos despedazan.

Si la memoria de Fernando el Santo

os obliga a amparar a su biznieto,

Fernando como él; si puede tanto 245

de un Sabio Alfonso el natural respeto;

si un rey Don Sancho os mueve, si mi llanto,



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