La resitencia honrada y condesa Matilde - Lope de Vega - E-Book

La resitencia honrada y condesa Matilde E-Book

Лопе де Вега

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Beschreibung

La Resistencia Honrada y Condesa Matilde es una comedia teatral del autor Lope de Vega. En la línea de las comedias famosas del Siglo de Oro Español, narra un malentendido amoroso a causa de celos que acabará por provocar varias situaciones humorísticas y de enredo.

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Seitenzahl: 107

Veröffentlichungsjahr: 2020

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Lope de Vega

La resitencia honrada y condesa Matilde

 

Saga

La resitencia honrada y condesa MatildeCopyright © 1610, 2020 Lope de Vega and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726617672

 

1. e-book edition, 2020

Format: EPUB 3.0

 

All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

 

SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com

Elenco

MADAMA FLORIS ENRIQUE RUPERTO CLARINO LUIS, rey de Francia CONDE GESUALDO ARDENIO MATILDE, condesa BORBÓN, almirante DON DIONÍS DON TIBALTE VALDUINO DOS EMBAJADORES ROSELA LAURINO VALGRIS SEVERINO UN VIEJO UN SOLDADO UN PAJE [SOLDADOS]

Jornada I

Sale madama FLORIS, y RUPERTO, rompiendo un papel.

RUPERTO

¡No la rasgues!

 

FLORIS

Ya está hecho,

y, ¡vive Dios!, que quisiera

que el papel que has visto fuera...

 

RUPERTO

¡Tente!

 

FLORIS

... del Príncipe, el pecho.

 

RUPERTO

5

¡Oh, qué celosa locura!

Déjame pues, juntaré

los pedazos.

 

FLORIS

¿Para qué?

 

RUPERTO

Para darles sepultura.

 

FLORIS

No los juntes, que es hacer

10

su culpa más conocida,

que una necedad rompida,

juntarla es volverla a hacer.

Deja un poco al aire ahogarse;

pues ya está el papel rompido,

15

será reino dividido

y no podrá conservarse.

 

RUPERTO

¿Qué te dijo?

 

FLORIS

Que venía

la condesa de Belflor,

cuya hermosura y valor

20

fama en el mundo tenía

de más rara y milagrosa,

aquí a casarse a París,

cuya boda en San Dionís

había de ser famosa;

25

que le diese las colores

que se había de vestir,

porque quería salir

muy galán de mis favores;

y que de las que le diese

30

un vestido me enviaría,

para que yo el mismo día

de sus colores saliese.

¡Lindo, a fe, gran cortesano!

¿La dama de más primor,

35

la condesa de Belflor,

de su letra y en mi mano?

¿Y luego querer salir

a su boda, muy galán?

 

RUPERTO

Cosas enojo te dan

40

que harán a un muerto reír.

 

FLORIS

Bien sé que muerto estás,

porque los necios lo son,

que un cuerdo, en esta ocasión,

no se reirá jamás.

 

RUPERTO

45

Argumentos persüades

con muy contrarios efetos,

porque es muy de los discretos

reírse de necedades.

Porque como un mal pintor

50

no ríe de su pintura,

porque como es propia hechura,

la tiene aquel propio amor,

así un necio no se ríe

de la necedad que hace,

55

que si es hijo el que le nace,

quiere también que se críe.

 

FLORIS

No estoy para argumentar.

¡Déjame aquí, majadero!

 

RUPERTO

Responde.

 

FLORIS

Tampoco quiero.

60

Di lo que has visto pasar.

 

RUPERTO

Matarame, ¡vive Dios!,

si esa respuesta le llevo.

 

FLORIS

Pues venga otro paje nuevo

y terná que matar dos.

 

RUPERTO

65

¡Brava estás de pensamientos!

Voyme, y aún será forzoso,

que concertar a un celoso

es juntar los elementos.

 

FLORIS

Aunque conozco la bajeza mía,

70

delfín de Francia, y tu grandeza veo,

y es tanta la distancia, que no creo

que hay más de donde nace al fin del día;

amor –di mi humildad y cortesía

de manera despeña mi deseo,

75

que ni alma tengo, ni corazón poseo,

pus solo vive en mí mi fantasía–,

quien sabe que es celoso pensamiento,

disculparame que parezca ingrata,

quien no, mis males llamará fingidos.

80

Celos son el primero movimiento,

que como aquel los celos arrebata,

así aqueste se lleva los sentidos.

 

Entra ENRIQUE.

ENRIQUE

Es tu término de suerte,

que sin poder remediallo,

85

dejo a tu puerta el caballo

y de día vengo a verte.

¿Quién duda que ya estarán

satisfechas tus locuras?

 

FLORIS

¿Pues no, si salir procuras

90

a estas fiestas galán?

Sal, pues, que yo en ese fundo

el enojo de mi empresa,

que en verdad que la Condesa

es la más bella del mundo.

95

¿Pues a mí, papel así?

¿A mí, tanta libertad?

Yo me iré de la ciudad,

vete a las fiestas sin mí.

Yo tengo culpa, en efeto,

100

que en gozando una mujer,

allí le viene a perder

el hombre todo el respeto.

Mas luego mi fe te empeño,

que es como ropa traída,

105

que a dos días de vestida,

nunca más la dobla el dueño.

Vaya luego Vuestra Alteza

y vístase muy galán,

pues tal ocasión le dan

110

las prendas de esa belleza,

que yo allá en mi pobre granja

pienso estarme estos dos días

y hacer de una viñas mías

abrir allende una zanja.

115

Seré en tanto, en mi dehesa,

villana con un gañán,

que es vuestra Alteza galán

de la señora Condesa.

Que allá podrá, en mis terrones,

120

escribirme con cualquiera,

que calza saco y que cuera,

que plumas y que botones.

Y con esto, vuestra Alteza

vea si manda otra cosa.

 

ENRIQUE

125

¡Qué pensión tan rigurosa

del censo de la belleza!

Vuelve, ingrata, que a no estar

tan satisfecha de mí,

ni me trataras así,

130

ni amor te diera lugar.

Como me has visto en la liga,

vaste despacio a cogerme,

que sabes que has de tenerme

seguro, si amor me liga.

135

¿Ahora, Floris, te vas

a tu granja con tu hacienda?

Luego en tener esta prenda,

no va más, ni importa más.

Ahora tratas de vella,

140

porque trato de la Corte;

no hay cosa que el amor corte

que celos sepa cosella.

Si son ciertos, no lo sé,

pero son tan ciertos tiros,

145

que me cuestan mil suspiros

hasta empeñarte la fe.

¿Yo bodas, mi bien, sin ti?

¿Yo escribí por ofenderte?

 

FLORIS

¿Luego escribir de esa suerte

150

no es hacer burla de mí?

 

ENRIQUE

Si mi padre deudo tiene

con el Conde, y en su casa,

por honrarle más, le casa,

y esta noche el Conde viene,

155

¿qué ofensa te puede hacer

en pedirte una color

para servirte mejor?

 

FLORIS

No lo quieres entender.

Eso de que la Condesa

160

es la más bella del mundo

es en que mi enojo fundo.

 

ENRIQUE

De haberlo escrito, me pesa.

 

FLORIS

Si no quiere un oficial

que digan que otro es mejor,

165

un platero, un escultor,

o algún arte liberal;

si cuando lee el papel,

se corre el más vil poeta,

que alguien diga y se entremeta

170

que otro escribe mejor que él;

bien sabes que la atropella

el que dice a una mujer

que acaba entonces de ver

la mujer más linda y bella.

175

Estoy con los perros bien,

que en extremo son celosos,

si sus dueños amorosos

lo están en otros también.

Yo soy temeraria en esto;

180

quien me ha de querer a mí

aun no ha de quererse a sí,

porque aún tengo celos de esto.

Y aquesta es resolución;

vuestra Alteza se ha de ir

185

de París y no asistir

a verse en otra ocasión,

o yo me iré donde apenas

tengan nuevas de mi nombre.

 

ENRIQUE

Desventurado del hombre

190

que os está oyendo, sirenas!

Si en esto resuelta estás,

luego de París saldré,

aunque mi padre yo sé

que no me ha de hablar jamás.

195

Y porque entiendas que entiendo

qué es amor y qué es disgusto,

no volveré sin tu gusto,

pues con mi gusto te ofendo.

Parte, Ruperto, y al punto

200

haz que me tenga Clarino

aderezo de camino

y lo necesario junto,

que a los bosques partiré.

 

RUPERTO

¿Que no ves las fiestas?

 

ENRIQUE

No.

 

FLORIS

205

Ahora conozco yo

que es verdadera tu fe.

 

ENRIQUE

¿Hay más en que te servir?

¡Habla!, que lo haré también.

 

FLORIS

No, mis dulces ojos, ven,

210

que quiero verte partir.

 

Vanse. Y sale el REY LUIS, y el ALMIRANTE, y dos EMBAJADORES ingleses.

EMBAJADOR 1º

En esto el Rey se cansa; yo he venido

desde allá disculpado con el cargo

porque el embajador nunca lo ha sido.

 

LUIS

No me pone Eduardo justo cargo,

215

ni procura la paz de nuestra tierra,

que es su disgusto y nuestro cuento largo.

 

EMBAJADOR 1º

Si no te agrada, rómpase la guerra,

pues que ya de la tuya y tu corona

la paz por tantos años se destierra.

 

LUIS

220

Yo estimaba su gracias y su persona,

pero también, milor, es cosa fuerte

que quiera el Rey quedarse con Bayona.

Que me la vuelva, embajador, advierte;

donde no, Ingalaterra, no lo dudes,

225

verá otra vez a César.

 

EMBAJADOR 2º

Verná a verte.

Mas cuando de propósito no dudes,

serás, como fue César, resistido,

si no es con mayor ventura acudes.

Eduardo, mi rey, está ofendido;

230

Bayona, con presidio y bien guardada;

y yo, señor, mi comisión cumplido.

 

LUIS

Parte, por la cruz de aquesta espada,

que yo cobre a Bayona antes que venga

por enero otra vez la escarcha helada.

235

Que aunque esta barba tanta nieve tenga,

tengo de fuego el corazón bizarro.

 

EMBAJADOR 1º

¡El cielo te prospere y te mantenga!

 

LUIS

¿Qué te parece del inglés desgarro,

buen mosiur de Borbón?

 

ALMIRANTE

¡Que esto dijera

240

de su Bayona el español navarro!

La sangre, ¡por tu vida!, se me altera

cuando veo que en Francia los ingleses

blasonen del arnés de esta manera.

 

LUIS

Junta de acero tus lucidos arneses,

245

Borbón, en tanto que el inglés blasona,

y pon en campo armado mis franceses,

que yo sabré si es suya o no Bayona.

Y esto, apenas las bodas sean pasadas,

cuando pueden saber que se pregona.

 

ALMIRANTE

250

Dejando aquí las armas enojadas,

¿qué honras piensas prevenir al Conde,

que están las nuevas sangres alteradas?

 

LUIS

Lo que con ser mi deudo corresponde

y las que hiciera, si al Delfín casara:

255

esto a los mozos título corresponde.

Y tú, porque yo estoy cansado, ampara

al Conde, con salir en nombre mío

a recibille, y este amor declara,

que por cierta locura y desvarío

260

no hablo a Enrique ahora, que me cansa

verle tan arrogante de su brío.

 

ALMIRANTE

Déjame el cargo; olvídate y descansa,

que yo pondré en ejecución tu gusto.

 

LUIS

Querría ver si en mi desgracia amansa,

265

que aunque es mi luz, Borbón, me da disgusto.

 

Salen el conde GESUALDO, con galas de camino, DON DIONÍS, DON TIBALTE, VALDUINO; por otra parte, la condesa MATILDE.

GESUALDO

Sea vuestra señoría

mil veces en hora buena,

bien venida en este día,

que es, como fin de mi pena,

270

principio de mi alegría.

 

MATILDE

Otras tantas lo seáis vos,

y si juntarnos los dos

tanta norabuena tiene,

¿quién duda que es porque viene

275

de la voluntad de Dios?

 

GESUALDO

Sin Él no hay cosa en la tierra

que pueda tener valor,

quien piensa que acierta yerra;

así tiene paz amor,

280

porque de otra suerte es guerra.

No quisiera aquí dejaros,

pero quieren abrazaros

mis primos, y también veros

todos estos caballeros

285

que vienen a acompañaros.

¡Lleguen vuestras señorías!

(¿Hay hombre más venturoso?

¡Oh, bien esperados días,

fin alegre, fin dichoso

290

de las esperanzas mías!

Bien puede un hombre tener

de renta un millón o dos,

por herencia o por saber,

pero la buena mujer

295

viene de mano de Dios.

Así me ha venido a mí,

para mi gloria, Matilde,

de que siempre indigno fui;

discreta, hermosa y humilde,

300

que estas gracias tiene en sí.)

 

DIONÍS

Yo, mi señora, estoy bueno,

y que pues vos lo venís,

estoy de mil bienes lleno.

 

GESUALDO

Es mi primo don Dionís,

305

de lisonjas siempre ajeno.

Créale vuestra señoría

cuanto diga en su alabanza,

que es mi sangre.

 

MATILDE

Y yo este día,

por lo que de vos alcanza,

310

le doy lugar en la mía.

A los demás caballeros,

vos podréis satisfacer.

 

TIBALTE

Y vos podréis responder,

que vos sola podréis ser

315

quien puede satisfaceros.

 

VALDUINO

Yo digo que si dichoso

hay algún hombre en el suelo,

es el Conde vuestro esposo.

 

GESUALDO

Tenéis razón, porque el cielo

320

me ha dado un bien prodigioso.

 

TIBALTE

El Almirante está aquí.

 

Entra el ALMIRANTE.

ALMIRANTE

¿Piensan vuestras señorías

hacer su entrada sin mí?

 

GESUALDO

¿Tantas honras?

 

ALMIRANTE

Eran mías,

325

y así a buscarlas salí.

Y, fuera de ser mi gusto,

me manda el Rey en su nombre

visitaros, que el disgusto

de la edad, que acaba al hombre,

330

le impide lo que es tan justo.

Dice que él aquí viniera

si con salud se sintiera,

mas por mí os pide perdón.

 

GESUALDO

Señor mosiur de Borbón,

335

¿vos me habláis de esa manera?

Su hechura soy; tú mereces,

Matilde, por justa ley

los favores que hoy me ofreces.

 

MATILDE

Yo beso los pies del Rey

340