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La Resistencia Honrada y Condesa Matilde es una comedia teatral del autor Lope de Vega. En la línea de las comedias famosas del Siglo de Oro Español, narra un malentendido amoroso a causa de celos que acabará por provocar varias situaciones humorísticas y de enredo.
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Seitenzahl: 107
Veröffentlichungsjahr: 2020
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Lope de Vega
Saga
La resitencia honrada y condesa MatildeCopyright © 1610, 2020 Lope de Vega and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726617672
1. e-book edition, 2020
Format: EPUB 3.0
All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com
Sale madama FLORIS, y RUPERTO, rompiendo un papel.
RUPERTO
¡No la rasgues!
FLORIS
Ya está hecho,
y, ¡vive Dios!, que quisiera
que el papel que has visto fuera...
RUPERTO
¡Tente!
FLORIS
... del Príncipe, el pecho.
RUPERTO
5
¡Oh, qué celosa locura!
Déjame pues, juntaré
los pedazos.
FLORIS
¿Para qué?
RUPERTO
Para darles sepultura.
FLORIS
No los juntes, que es hacer
10
su culpa más conocida,
que una necedad rompida,
juntarla es volverla a hacer.
Deja un poco al aire ahogarse;
pues ya está el papel rompido,
15
será reino dividido
y no podrá conservarse.
RUPERTO
¿Qué te dijo?
FLORIS
Que venía
la condesa de Belflor,
cuya hermosura y valor
20
fama en el mundo tenía
de más rara y milagrosa,
aquí a casarse a París,
cuya boda en San Dionís
había de ser famosa;
25
que le diese las colores
que se había de vestir,
porque quería salir
muy galán de mis favores;
y que de las que le diese
30
un vestido me enviaría,
para que yo el mismo día
de sus colores saliese.
¡Lindo, a fe, gran cortesano!
¿La dama de más primor,
35
la condesa de Belflor,
de su letra y en mi mano?
¿Y luego querer salir
a su boda, muy galán?
RUPERTO
Cosas enojo te dan
40
que harán a un muerto reír.
FLORIS
Bien sé que muerto estás,
porque los necios lo son,
que un cuerdo, en esta ocasión,
no se reirá jamás.
RUPERTO
45
Argumentos persüades
con muy contrarios efetos,
porque es muy de los discretos
reírse de necedades.
Porque como un mal pintor
50
no ríe de su pintura,
porque como es propia hechura,
la tiene aquel propio amor,
así un necio no se ríe
de la necedad que hace,
55
que si es hijo el que le nace,
quiere también que se críe.
FLORIS
No estoy para argumentar.
¡Déjame aquí, majadero!
RUPERTO
Responde.
FLORIS
Tampoco quiero.
60
Di lo que has visto pasar.
RUPERTO
Matarame, ¡vive Dios!,
si esa respuesta le llevo.
FLORIS
Pues venga otro paje nuevo
y terná que matar dos.
RUPERTO
65
¡Brava estás de pensamientos!
Voyme, y aún será forzoso,
que concertar a un celoso
es juntar los elementos.
FLORIS
Aunque conozco la bajeza mía,
70
delfín de Francia, y tu grandeza veo,
y es tanta la distancia, que no creo
que hay más de donde nace al fin del día;
amor –di mi humildad y cortesía
de manera despeña mi deseo,
75
que ni alma tengo, ni corazón poseo,
pus solo vive en mí mi fantasía–,
quien sabe que es celoso pensamiento,
disculparame que parezca ingrata,
quien no, mis males llamará fingidos.
80
Celos son el primero movimiento,
que como aquel los celos arrebata,
así aqueste se lleva los sentidos.
Entra ENRIQUE.
ENRIQUE
Es tu término de suerte,
que sin poder remediallo,
85
dejo a tu puerta el caballo
y de día vengo a verte.
¿Quién duda que ya estarán
satisfechas tus locuras?
FLORIS
¿Pues no, si salir procuras
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a estas fiestas galán?
Sal, pues, que yo en ese fundo
el enojo de mi empresa,
que en verdad que la Condesa
es la más bella del mundo.
95
¿Pues a mí, papel así?
¿A mí, tanta libertad?
Yo me iré de la ciudad,
vete a las fiestas sin mí.
Yo tengo culpa, en efeto,
100
que en gozando una mujer,
allí le viene a perder
el hombre todo el respeto.
Mas luego mi fe te empeño,
que es como ropa traída,
105
que a dos días de vestida,
nunca más la dobla el dueño.
Vaya luego Vuestra Alteza
y vístase muy galán,
pues tal ocasión le dan
110
las prendas de esa belleza,
que yo allá en mi pobre granja
pienso estarme estos dos días
y hacer de una viñas mías
abrir allende una zanja.
115
Seré en tanto, en mi dehesa,
villana con un gañán,
que es vuestra Alteza galán
de la señora Condesa.
Que allá podrá, en mis terrones,
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escribirme con cualquiera,
que calza saco y que cuera,
que plumas y que botones.
Y con esto, vuestra Alteza
vea si manda otra cosa.
ENRIQUE
125
¡Qué pensión tan rigurosa
del censo de la belleza!
Vuelve, ingrata, que a no estar
tan satisfecha de mí,
ni me trataras así,
130
ni amor te diera lugar.
Como me has visto en la liga,
vaste despacio a cogerme,
que sabes que has de tenerme
seguro, si amor me liga.
135
¿Ahora, Floris, te vas
a tu granja con tu hacienda?
Luego en tener esta prenda,
no va más, ni importa más.
Ahora tratas de vella,
140
porque trato de la Corte;
no hay cosa que el amor corte
que celos sepa cosella.
Si son ciertos, no lo sé,
pero son tan ciertos tiros,
145
que me cuestan mil suspiros
hasta empeñarte la fe.
¿Yo bodas, mi bien, sin ti?
¿Yo escribí por ofenderte?
FLORIS
¿Luego escribir de esa suerte
150
no es hacer burla de mí?
ENRIQUE
Si mi padre deudo tiene
con el Conde, y en su casa,
por honrarle más, le casa,
y esta noche el Conde viene,
155
¿qué ofensa te puede hacer
en pedirte una color
para servirte mejor?
FLORIS
No lo quieres entender.
Eso de que la Condesa
160
es la más bella del mundo
es en que mi enojo fundo.
ENRIQUE
De haberlo escrito, me pesa.
FLORIS
Si no quiere un oficial
que digan que otro es mejor,
165
un platero, un escultor,
o algún arte liberal;
si cuando lee el papel,
se corre el más vil poeta,
que alguien diga y se entremeta
170
que otro escribe mejor que él;
bien sabes que la atropella
el que dice a una mujer
que acaba entonces de ver
la mujer más linda y bella.
175
Estoy con los perros bien,
que en extremo son celosos,
si sus dueños amorosos
lo están en otros también.
Yo soy temeraria en esto;
180
quien me ha de querer a mí
aun no ha de quererse a sí,
porque aún tengo celos de esto.
Y aquesta es resolución;
vuestra Alteza se ha de ir
185
de París y no asistir
a verse en otra ocasión,
o yo me iré donde apenas
tengan nuevas de mi nombre.
ENRIQUE
Desventurado del hombre
190
que os está oyendo, sirenas!
Si en esto resuelta estás,
luego de París saldré,
aunque mi padre yo sé
que no me ha de hablar jamás.
195
Y porque entiendas que entiendo
qué es amor y qué es disgusto,
no volveré sin tu gusto,
pues con mi gusto te ofendo.
Parte, Ruperto, y al punto
200
haz que me tenga Clarino
aderezo de camino
y lo necesario junto,
que a los bosques partiré.
RUPERTO
¿Que no ves las fiestas?
ENRIQUE
No.
FLORIS
205
Ahora conozco yo
que es verdadera tu fe.
ENRIQUE
¿Hay más en que te servir?
¡Habla!, que lo haré también.
FLORIS
No, mis dulces ojos, ven,
210
que quiero verte partir.
Vanse. Y sale el REY LUIS, y el ALMIRANTE, y dos EMBAJADORES ingleses.
EMBAJADOR 1º
En esto el Rey se cansa; yo he venido
desde allá disculpado con el cargo
porque el embajador nunca lo ha sido.
LUIS
No me pone Eduardo justo cargo,
215
ni procura la paz de nuestra tierra,
que es su disgusto y nuestro cuento largo.
EMBAJADOR 1º
Si no te agrada, rómpase la guerra,
pues que ya de la tuya y tu corona
la paz por tantos años se destierra.
LUIS
220
Yo estimaba su gracias y su persona,
pero también, milor, es cosa fuerte
que quiera el Rey quedarse con Bayona.
Que me la vuelva, embajador, advierte;
donde no, Ingalaterra, no lo dudes,
225
verá otra vez a César.
EMBAJADOR 2º
Verná a verte.
Mas cuando de propósito no dudes,
serás, como fue César, resistido,
si no es con mayor ventura acudes.
Eduardo, mi rey, está ofendido;
230
Bayona, con presidio y bien guardada;
y yo, señor, mi comisión cumplido.
LUIS
Parte, por la cruz de aquesta espada,
que yo cobre a Bayona antes que venga
por enero otra vez la escarcha helada.
235
Que aunque esta barba tanta nieve tenga,
tengo de fuego el corazón bizarro.
EMBAJADOR 1º
¡El cielo te prospere y te mantenga!
LUIS
¿Qué te parece del inglés desgarro,
buen mosiur de Borbón?
ALMIRANTE
¡Que esto dijera
240
de su Bayona el español navarro!
La sangre, ¡por tu vida!, se me altera
cuando veo que en Francia los ingleses
blasonen del arnés de esta manera.
LUIS
Junta de acero tus lucidos arneses,
245
Borbón, en tanto que el inglés blasona,
y pon en campo armado mis franceses,
que yo sabré si es suya o no Bayona.
Y esto, apenas las bodas sean pasadas,
cuando pueden saber que se pregona.
ALMIRANTE
250
Dejando aquí las armas enojadas,
¿qué honras piensas prevenir al Conde,
que están las nuevas sangres alteradas?
LUIS
Lo que con ser mi deudo corresponde
y las que hiciera, si al Delfín casara:
255
esto a los mozos título corresponde.
Y tú, porque yo estoy cansado, ampara
al Conde, con salir en nombre mío
a recibille, y este amor declara,
que por cierta locura y desvarío
260
no hablo a Enrique ahora, que me cansa
verle tan arrogante de su brío.
ALMIRANTE
Déjame el cargo; olvídate y descansa,
que yo pondré en ejecución tu gusto.
LUIS
Querría ver si en mi desgracia amansa,
265
que aunque es mi luz, Borbón, me da disgusto.
Salen el conde GESUALDO, con galas de camino, DON DIONÍS, DON TIBALTE, VALDUINO; por otra parte, la condesa MATILDE.
GESUALDO
Sea vuestra señoría
mil veces en hora buena,
bien venida en este día,
que es, como fin de mi pena,
270
principio de mi alegría.
MATILDE
Otras tantas lo seáis vos,
y si juntarnos los dos
tanta norabuena tiene,
¿quién duda que es porque viene
275
de la voluntad de Dios?
GESUALDO
Sin Él no hay cosa en la tierra
que pueda tener valor,
quien piensa que acierta yerra;
así tiene paz amor,
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porque de otra suerte es guerra.
No quisiera aquí dejaros,
pero quieren abrazaros
mis primos, y también veros
todos estos caballeros
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que vienen a acompañaros.
¡Lleguen vuestras señorías!
(¿Hay hombre más venturoso?
¡Oh, bien esperados días,
fin alegre, fin dichoso
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de las esperanzas mías!
Bien puede un hombre tener
de renta un millón o dos,
por herencia o por saber,
pero la buena mujer
295
viene de mano de Dios.
Así me ha venido a mí,
para mi gloria, Matilde,
de que siempre indigno fui;
discreta, hermosa y humilde,
300
que estas gracias tiene en sí.)
DIONÍS
Yo, mi señora, estoy bueno,
y que pues vos lo venís,
estoy de mil bienes lleno.
GESUALDO
Es mi primo don Dionís,
305
de lisonjas siempre ajeno.
Créale vuestra señoría
cuanto diga en su alabanza,
que es mi sangre.
MATILDE
Y yo este día,
por lo que de vos alcanza,
310
le doy lugar en la mía.
A los demás caballeros,
vos podréis satisfacer.
TIBALTE
Y vos podréis responder,
que vos sola podréis ser
315
quien puede satisfaceros.
VALDUINO
Yo digo que si dichoso
hay algún hombre en el suelo,
es el Conde vuestro esposo.
GESUALDO
Tenéis razón, porque el cielo
320
me ha dado un bien prodigioso.
TIBALTE
El Almirante está aquí.
Entra el ALMIRANTE.
ALMIRANTE
¿Piensan vuestras señorías
hacer su entrada sin mí?
GESUALDO
¿Tantas honras?
ALMIRANTE
Eran mías,
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y así a buscarlas salí.
Y, fuera de ser mi gusto,
me manda el Rey en su nombre
visitaros, que el disgusto
de la edad, que acaba al hombre,
330
le impide lo que es tan justo.
Dice que él aquí viniera
si con salud se sintiera,
mas por mí os pide perdón.
GESUALDO
Señor mosiur de Borbón,
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¿vos me habláis de esa manera?
Su hechura soy; tú mereces,
Matilde, por justa ley
los favores que hoy me ofreces.
MATILDE
Yo beso los pies del Rey
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