Erhalten Sie Zugang zu diesem und mehr als 300000 Büchern ab EUR 5,99 monatlich.
Las grandezas de Alejandro es una comedia teatral de Lope de Vega. Narra diferentes aspectos heroicos de la vida de Alejandro Magno desde un punto de vista desenfadado sin renunciar al carácter mítico y épico.
Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:
Seitenzahl: 91
Veröffentlichungsjahr: 2020
Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:
Lope de Vega
Saga
Las grandezas de Alejandro Copyright © 1966, 2020 Lope de Vega and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726618280
1. e-book edition, 2020
Format: EPUB 3.0
All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com
Tragicomedia dedicada al excelentísimo señor el Duque de Alcalá, virrey y capitán general en el principado de Cataluña
Cuánto importa el entretenimiento para que los cuidados no consuman el sujeto disputa Séneca en su libro de La Tranquilidad de la vida, y trae por ejemplo a Polión Asinio, aquel grande orador, que, en ciertas horas que descansaba, aun las cartas forzosas no leía Legum conditores (dice) festos instituerunt dies, ut ad hilaritatem homines publice cogerentur, tanquam necessarium laboribus interponentestemperamentum. No se puede entender esto mejor que de las comedias, que con pública alegría deleitan honestamente; y así, la autoridad de tan gran filósofo me ha dado atrevimiento de ofrecer ésta a V. Excelencia de entre la copia de cuidados de su gobierno, no para que imite tanto aquel orador riguroso, que en algún tiempo no incline los ojos a su historia, pues lo es tan verdadera siendo Las Grandezas de Alejandro, que no sólo se dirigen a V. Excelencia por este título, mas por el que pudiera merecer de sumo filósofo como lo fue Aristóteles, su maestro, pues no hay facultad en que V. Excelencia no sea eminente; cosa digna de mayor alabanza en un príncipe a quien su sola y natural virtud ha obligado a tan inmenso, estudio, pues no habiendo nada para vivir de las letras, tanto las ha estimado y adquirido que alcanzará por ellas inmortal nombre.
Capellán de V. E,
LOPE DE VEGA CARPIO.
Salen ATALO, capitán, y algunos soldados en tropa,y PAUSANIAS.
ATALO Pasad delante, soldados:
no os paréis aquí.
PAUSANIAS Detente;
que entre los que están parados
hay algún noble que siente
de pensamientos honrados. 5
Y eso de alzar el bastón,
no es hecho de capitán
con los que tan buenos son
que respetados están
por sangre de Agamenón 10
de su hijo Orestes fui
clarísimo descendiente.
ATALO ¿Cómo me hablas así?
PAUSANIAS ¿No es respuesta conveniente?
ATALO ¿Sabes lo que dices?
PAUSANIAS Sí. 15
ATALO ¿Y que soy Atalo sabes,
cuñado del Rey?
PAUSANIAS También;
pero los hombres tan graves
tratan sus iguales bien.
ATALO ¡Que de igualarme te alabes! 20
Estoy...
PAUSANIAS Harto mejor fuera
que yo mi agravio vengara,
y no dudes que lo hiciera
si a Filipo no mirara,
y su obediencia temiera. 25
Pero de tu gran malicia
yo le pediré justicia,
y sabrás con su castigo
cómo se han de usar conmigo
las leyes de la milicia. 30
Que, a no esperar con razón
que sabrá dejar vengada
mi honra en esta ocasión,
yo te volviera la espada
por donde vino el bastón. 35
ATALO ¡Prendedle!
PAUSANIAS ¡Quitaos allá!
(Vase.)
ATALO Mas dejadle, que él irá
donde le castigue el Rey;
¿así se guarda la ley,
así respuesta se da 40
a un capitán como yo?
(Sale el REY FILIPO de Macedonia, ALEJANDRO, suhijo LEÓNIDES y EFESTIÓN.)
FILIPO ¿Cuándo dicen que llegó?
LEÓNIDES Ayer dijo este correo.
FILIPO De verle tengo deseo.
EFESTIÓN Leónides, señor, le vio. 45
FILIPO Tengo notable afición
al Rey de Epiro.
ALEJANDRO Has pagado
deudas que tan justas son.
FILIPO Fuera de ser mi cuñado,
que era bastante razón, 50
a Cleopatra concerté
darle en casamiento.
ALEJANDRO Fue
muy justo darle a mi hermana.
FILIPO Con esto segura y llana
la dificultad dejé 55
de todas sus pretensiones
y podré al Asia pasar,
porque sus fieras regiones
esta vez han de temblar
mis esperados pendones. 60
La gente ¿está prevenida?
ATALO Y toda tan deseosa,
gran señor, de tu partida,
que a tu corona famosa
añade el Asia rendida. 65
FILIPO De un límite al otro pienso,
poner, Atalo, a tus pies.
ATALO ¡Plegue a Júpiter inmenso,
que entro los indios les des
mirra y oloroso incienso! 70
FILIPO ¿Qué hace Alejandro allí
con aquel lienzo en los ojos?
LEÓNIDES Llorando está.
FILIPO ¿Lloras?
ALEJANDRO Sí.
FILIPO ¿Qué es lo que te causa enojos?
¿Quieres tú quedarte aquí? 75
¿Amas la patria, o en ella
dejas algo de tu edad?
ALEJANDRO Ni de mis gustos ni de ella,
si te han dicho el amistad,
señor, de Campaspe bella, 80
siento soledad aquí;
no son lágrimas livianas;
que son de envidia de ti,
porque, si tú el mundo ganas.
¿qué has de dejar para mí? 85
FILIPO Todo el mundo conquistado,
Alejandro, ¿es poca herencia?
ALEJANDRO Mal entiendes mi cuidado,
porque ésta es la diferencia
en darme el mundo heredado. 90
Que me dejaras quisiera
que yo el mundo conquistara,
y que a mis pies le pusiera,
para que yo me alabara
de que por mí le tuviera. 95
FILIPO ¿Qué dices, Efestión?
EFESTIÓN Que es virtuosa ambición
la de Alejandro tu hijo.
FILIPO Ganarle quiero.
EFESTIÓN Eso dijo.
FILIPO Buenos pensamientos son. 100
(Sale PAUSANIAS.)
PAUSANIAS Si la definición de la justicia
es dar a cada cual su justa parte,
¡oh, Rey de Macedonia! el que codicia
ser justo rey, su sangre deje aparte;
al estilo común de la milicia, 105
disciplina política de Marte,
tuve respeto al capitán que tengo,
de cuyo agravio a querellarme vengo;
no hice poco en detener la espada,
que ya la vaína por salir rompía, 110
quejosa de la mano, que, agraviada,
la debida venganza suspendía;
mas la obediencia a tu valor jurada
silvió de freno cuando más corría;
di la vuelta a la cólera, aunque fiera, 115
porque a tus pies parase la carrera.
Detenerse en corrillo diez soldados
cuando quieres salir, no es tal delito
que merezcan por él los más honrados
perder su honor, sobre la luna escrito. 120
¿Bastón a un noble, a mí, que a mis pasados
añado gloria aunque la suya imito?
¡Justicia, Rey, o al Asia te irás solo!
FILIPO Tiene razón Pausanias, ¡por Apolo!
¿Quién es el capitán que te ha ofendido? 125
PAUSANIAS Atalo, tu cuñado.
FILIPO ¿Mi cuñado?
Merece ser, por serlo, preferido,
aunque eres noble, a un popular soldado;
de un hombre que mi hermana ha merecido,
no sé cómo te llamas agraviado; 130
vete, Pausanias: que el soldado sabio
nunca de su mayor recibe agravio.
PAUSANIAS ¿De esta manera vas al Asia? Dime,
¿así piensas llamarte Rey de Oriente?
¿Quién quieres que a servirte, Rey, se anime? 135
¡Qué buen principio de engañar tu gente!
FILIPO ¿No quieres tú que un capitán estime,
tan generoso, claro y excelente,
más que un soldado?
PAUSANIAS No, si es el soldado
merecedor de tu laurel sagrado. 140
Pero yo te aseguro que esto sea
parte para que el Asia, a que te partes,
jamás tus naves en sus puertos vea,
ni tremolen allá tus estandartes.
ATALO Calla, villano, ya.
FILIPO ¿Quién hay que crea 145
tal libertad?
ALEJANDRO Mejor es que te apartes.
Pausanias, del favor del poderoso.
PAUSANIAS ¡Forzadme, cielos, a un morir famoso!
(Vase.)
ATALO ¿Esto has sufrido?
FILIPO Es noble este mancebo,
y habló con el agravio; ven conmigo, 150
que diferir, mientras me parto, debo
de algunas libertades el castigo;
pase la gente que contenta llevo
donde me está aguardando mi enemigo,
que tú verás si la justicia mengua. 155
(Vanse todos; queda ALEJANDRO.)
ATALO Por ti la voz no le clavé en la lengua.
ALEJANDRO ¡Qué contento al Asia parte
mi padre, y qué triste yo,
a quien con tal fuerza dio
todas sus estrellas Marte! 160
Ganado me ha por la mano
el ser del mundo señor:
¡cielos, usad de rigor,
haced que venza el persiano!
Dejadme la empresa a mí, 165
estése queda la fama;
que he menester, pues me llama,
que toda se ocupe en mí.
(Sale OLIMPIAS, madre de ALEJANDRO.)
OLIMPIAS ¿Estáis ya muy de partida?
ALEJANDRO ¡Oh mi madre, oh mi señora! 170
¿Quién duda que estáis agora
cerca de perder la vida?
Vase Filipo, mi padre,
a dificultosa empresa.
OLIMPIAS ¿De eso piensas que me pesa? 175
ALEJANDRO Tendréisme amor como madre;
pero mayor sentimiento
os dará el Rey mi señor.
OLIMPIAS Si yo le debiera amor,
fuera justo pensamiento: 180
¡plegue al cielo, mi Alejandro,
pues tantos males me ha hecho,
que le sepulte el estrecho
adonde yace Leandro!
¡Plegue al cielo que sus naves 185
se conviertan en sirenas,
de la quilla a las entenas,
rotas en pedazos graves!
¡Plegue al cielo que su gente
le venda al persa cruel, 190
y que su verde laurel
ponga la fama en tu frente!
¡Plegue al cielo...!
ALEJANDRO Ya los cielos
se enojan; basta, señora:
¿en qué te ha ofendido agora? 195
OLIMPIAS Soy mujer, rabio de celos;
no me estima; quiere bien
esas mujeres que trata.
ALEJANDRO Bastante dolor te mata.
OLIMPIAS Bastaba el menor desdén; 200
que celos, no digo en seso,
de mujer, que en el varón
de más alta perfección,
obligan a un loco exceso.
Son, Alejandro, un furor 205
que, en justo aborrecimiento,
muda con rigor violento
la calidad del amor.
Amor, piadoso por sí,
es con celos tan cruel 210
que busca el daño de aquel
que adoraba más que a sí.
ALEJANDRO Con mi padre no es razón
que uséis de crueldad tan fiera.
OLIMPIAS Cuando Filipo lo fuera, 215
era bastante ocasión:
no es tu padre.
ALEJANDRO No han podido
llegar los celos a más,
pues ofendiéndote estás
para dejarle ofendido. 220
Y entre esas ofensas, madre,
¿no es menor mi bastardía?
OLIMPIAS De quien soy, hijo, confía
que te he dado honrado padre.
ALEJANDRO Más que Filipo, ¿hay alguno? 225
OLIMPIAS Júpiter, dios inmortal,
¿no es padre más principal
que de la tierra ninguno?
ALEJANDRO ¡Júpiter! ¿Cómo?
OLIMPIAS ¿Tú ignoras
que los dioses han gozado 230
mujeres?
ALEJANDRO ¿Qué me ha engendrado,
madre, el mismo dios que adoras?
OLIMPIAS Júpiter te ha dado el ser,
Alejandro, con que vives;