Los amores de Albanio y Ismenia - Lope de Vega - E-Book

Los amores de Albanio y Ismenia E-Book

Лопе де Вега

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Beschreibung

Los amores de Albanio y Ismenia es una comedia teatral del autor Lope de Vega. En la línea de las comedias palatinas de enredo del Siglo de Oro Español, narra un triángulo amoroso en torno a unas fiestas de Moros y Cristianos, que acabará por provocar varias situaciones humorísticas y de enredo.

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Seitenzahl: 96

Veröffentlichungsjahr: 2020

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Lope de Vega

Los amores de Albanio y Ismenia

 

Saga

Los amores de Albanio y IsmeniaCopyright © 1916, 2020 Lope de Vega and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726618396

 

1. e-book edition, 2020

Format: EPUB 3.0

 

All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

 

SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com

Elenco

ALBANIO, pastor. ISMENIA, pastora. SILVANA, pastora. LA CONDESA LERIANA. ANTANDRA, pastora. VIRENO, pastor. ASCANIO, pastor. DALISO, pastor. PINARDO, pastor. MARANDRO, viejo. EL CONDE ERACLIO. GALATEO, pastor. PENISO, pastor. BURESTO, pastor. BERTOLANO, alcalde. ALBANEGO, alcalde. UN VOLTEADOR DOS GITANAS. FRONDOSO, criado. UNA ESFINGE. EL MAESTRESALA. DOS O TRES PASTORES.

Jornada I

(Salen a un bateo los PASTORES que sean menester para las fuentes, rosca y aguamanil y niño, y luego ALBANIO, padrino, y ISMENIA, madrina, y ASCANIO y VIRENO, pastores.)

ASCANIO.

Honrado habéis el aldea,

hermosísima zagala.

 

VIRENO.

Venturoso el que hoy emplea

en vos su donaire y gala.

 

ALBANIO.

5

Quiera el amor que lo sea,

que si yo soy venturoso,

como el principio dichoso

lo va prometiendo ya,

seguro Albanio estará

10

de ser de nadie envidioso.

 

ISMENIA.

Antes vuestra calidad

engrandece este bautismo.

 

ALBANIO.

Y la vuestra mi humildad.

 

ISMENIA.

Si no os igualo a vos mismo,

15

no hay en el mundo igualdad.

 

ALBANIO.

Bien decís, que siendo dino

de ser igual y padrino

de tan hermosa madrina

por la parte que es divina,

20

vengo de humano a divino.

Yo puedo decir que soy

el que hoy nace, pues en mí

ha de nacer desde hoy

ser otro Albanio que fui.

 

ASCANIO.

25

¡Muerto vengo!

 

VIRENO.

¡Muerto soy!

 

ASCANIO.

¡Ay, celos! ¡Rabioso mal!

 

VIRENO.

¡Celos, me llevan mortal!

 

ASCANIO.

¡Envidia de Albanio tengo!

 

VIRENO.

¡De Albanio envidioso vengo!

 

ALBANIO.

30

¡Oh hermosura celestial!

¡Oh claros, divinos ojos!

Consagro a vuestro desdén

mi libertad en despojos.

 

ISMENIA.

Mirad, Albanio, que os ven

35

mil ojos y mil antojos.

Creedme que os agradezco

saber de vos merezco

pareceros agradable.

 

ALBANIO.

Calle la lengua y no hable,

40

que a muy buen tiempo enmudezco;

que quien de un ángel tan bello

esto merece escuchar

y de su boca sabello,

a la suya puede echar

45

de eterno silencio un sello.

Callaré, pastora mía,

tanto bien, porque podría

temer de fortuna ingrata,

que si envidia no me mata,

50

me matará mi alegría.

 

ASCANIO.

Dejad lo que se concierta,

que a la puerta habéis llegado.

 

ALBANIO.

La del cielo viera abierta

si siendo yo tu velado

55

llegáramos a la puerta.

 

ASCANIO.

Ya el teniente y sacristán

puestos a la pila están.

 

ISMENIA.

¿Hay música?

 

ASCANIO.

A maravilla.

Entra y verás la capilla,

60

toda raso y tafetán.

 

ISMENIA.

Y ¿qué nombre le pondremos?

¿Será el de su madre o cuyo?

 

ALBANIO.

Del tuyo, Ismenia, le honremos.

 

ISMENIA.

Para ser dichosa, el tuyo

65

será mejor que le demos.

 

ALBANIO.

Siendo niña, es justa cosa

pueda en tu nombre fiarse

de que saldrá muy hermosa.

 

ISMENIA.

Eso no, porque en casarse

70

tendrá desdicha forzosa.

 

ALBANIO.

Pues ¿qué haremos de ese modo?

 

ISMENIA.

El de entrambos le acomodo:

Ismenia Albania se llame.

 

ALBANIO.

Pues dame esa mano y dame

75

licencia.

 

ISMENIA.

Y el alma y todo.

 

(Vanse todos como que es en la iglesia y queda VIRENO solo.)

VIRENO.

Si son envidia los celos

bien se prueba en mi dolor,

pues de invidiosos recelos

en un infierno de amor

80

me van poniendo los cielos.

¡Oh bastardos pensamientos!

Que no habéis estado atentos

al sol de Ismenia que adoro.

¡Qué tarde mi engaño lloro

85

y vuestros locos intentos!

De mi pecho os quiero echar

porque sois hijos ajenos

de amor, que me ha de obligar

con mil pensamientos buenos

90

a servir y porfiar.

Que no porque Ismenia sea

hoy madrina en nuestra aldea,

con un pastor extranjero

en un favor tan ligero

95

ha de caber cosa fea.

Ya el temor de efecto muda;

mas ¡ay! ¿de qué me aprovecha

que agora el remedio acuda?

Que es aumentar la sospecha

100

poner la verdad en duda.

Mejor es darme a entender

que verdad debe de ser,

para templar el dolor,

querer Ismenia un pastor

105

que vino de Extremo ayer.

Hallarame apercebido

el temor del mal que espero;

porque un daño prevenido

no suele ofender tan fiero

110

como engañando el sentido.

Pero Ascanio vuelve aquí.

(Sale ASCANIO.)

¿Qué hay de nuevo?

 

ASCANIO.

Que ya vi

declarado nuestro mal.

 

VIRENO.

¿Qué dices?

 

ASCANIO.

Que estoy mortal.

 

VIRENO.

115

Pues ¿qué dirás de mí?

Dirasme que ya soy muerto.

 

ASCANIO.

¡Bien puedes, Vireno amigo,

temer tu daño por cierto!

De mi muerte soy testigo,

120

y de la tuya te advierto.

Yo vi...

 

VIRENO.

¿Qué viste?

 

ASCANIO.

Encontrados

de Albanio y Ismenia fiera

los ojos enamorados,

tanto, que un ciego pudiera

125

adivinar sus cuidados.

Vi los espíritus vivos

que de los ojos salían,

como rayos atractivos,

que poco a poco encendían

130

los corazones cautivos.

Vi que se estaba mirando

Ismenia en los ojos de él,

y que él la estaba contemplando;

ella abrasada por él,

135

y él por ella suspirando.

No es el niño que han traído

el que hoy han apadrinado,

sino el amor, que hoy ha sido

por los ojos engendrado

140

y en las entrañas nacido.

Mas si ella es Venus hermosa

y él Adonis, que en rigor

tiene esta tierra envidiosa,

que nazca de nuevo amor

145

no parece injusta cosa.

 

VIRENO.

Calla, no me digas más,

que bien parece que estás

enamorado de burlas,

pues de los celos te burlas

150

que recibes y me das.

En fin, que amor ha nacido

de los dos apadrinado.

Haz cuenta, Ascanio, que ha sido

un demonio bautizado,

155

aunque en ángel revestido.

Que quien tan hermoso y tierno

de celos al duro infierno

un alma puede atraer,

de aquellos debe de ser

160

que viven en fuego eterno,

y tanto es verdad segura,

cuando de Ismenia nació

este amor o desventura,

pues al infierno cayó

165

del cielo de su hermosura.

¡Vive Dios! que rabio y muero

y que espero con su muerte

remedio a mi daño fiero.

 

ASCANIO.

Más temo yo de esta suerte,

170

pues ningún remedio espero;

que si tú en su muerte estribas

para que seguro vivas,

yo en la tuya y en la suya,

pues tú también con la tuya

175

del bien de Ismenia me privas.

 

VIRENO.

Toda tu vida tuviste,

Ascanio, esas libertades;

mas si en mi muerte consiste

el bien de que te persuades,

180

hoy tus deseos cumpliste;

que yo voy donde procure

hacer que ese tiempo dure

mi vida y pena cruel

cuanto en un roble un cordel

185

mi frágil cuello asegure.

 

(Vase VIRENO.)

ASCANIO.

Allá vayas y no vuelvas,

pastor grosero, envidioso,

para que no nos revuelvas,

satiro fierto y celoso,

190

basilisco de estas selvas.

¡Qué contento quedo aquí,

por más que me alcance a mí

parte de pena tan fiera

en que Ismenia a Albanio quiera

195

para vengarme de ti!

 

(Sale LISEO, pastor.)

LISEO.

¿De esta manera acompañas,

Ascanio, nuestro bateo?

 

ASCANIO.

Son mis descuidos hazañas

de aquel amor y deseo

200

que me abrasa las entrañas.

Apostaré que se han ido.

 

LISEO.

Por otra puerta han salido,

no los aguardes en esta.

 

ASCANIO.

¡Qué mal se hallara en su fiesta

205

la guerra de mi sentido!

Déjalos ir norabuena,

que el principio de su historia

mi dura tragedia ordena;

que el asistir a su gloria

210

crece del alma la pena;

que todo mi daño es poco

pues a morir me provoco.

 

LISEO.

¿Qué gloria y qué pena es esta?

¿Qué historia, tragedia y fiesta?

215

¿Estás, por ventura, loco?

 

ASCANIO.

Sí estoy, Liseo; sí estoy,

pues Albanio me ha quitado

dos mil esperanzas de hoy.

 

LISEO.

¿Albanio?...

 

ASCANIO.

Albanio, que ha dado

220

el alma a quien yo la doy.

 

LISEO.

Pues ¿Ismenia corresponde

a su pasión?

 

ASCANIO.

Y de suerte

que he visto mi muerte.

 

LISEO.

¿Adónde?

 

ASCANIO.

En sus ojos vi mi muerte,

225

que en ellos Albanio esconde.

Allí, con letras de fuego,

Albanio escrito se vía,

y vi en los de Albanio luego

que Ismenia en rayos se ardía,

230

dejándome loco y ciego.

Mira tú si Albanio es tal,

cuando Ismenia no quisiera

pagar su fe con fe igual,

que darme celos pudiera

235

y el más gallardo zagal;

que, como en el cielo Apolo,

es único, raro y solo,

Albanio en sangre y riqueza,

discreción y gentileza

240

es fénix de polo a polo.

 

LISEO.

¡Oh! ¡Plegue al cielo que doble

tu cosecha el blanco trigo,

y tú, ganando tres doble;

que loar al enemigo

245

arguye pecho muy noble!

Si yo tu pastora fuera,

es este punto te diera

de mi alma posesión.

 

ASCANIO.

Mal sabes la condición

250

de esta mi adorada fiera.

 

LISEO.

Poco a poco hemos llegado

en casa de la parida.

 

ASCANIO.

Y poco a poco abrasado

me va quitando la vida

255

este amor desesperado.

 

LISEO.

Has de entrar.

 

ASCANIO.

Conmigo ven,

que por parabién es bien

que le dé en ocasión tal,

quizás que para mi mal

260

voy a dar el parabién;

que si a Albanio miro honrado

de mis debidos despojos,

muerto soy.

 

LISEO.

Pierde cuidado.

Entra, pues.

 

ASCANIO.

¡Ay, falsos ojos,

265

cuán presto os habéis mudado!

 

(Salen ALBANIO y ISMENIA y DALISO y SILVANA y otros PASTORES que acompañan.)

ALBANIO.

Cristiana viene la dama.

¿Sábelo ya la parida?

 

SILVANA.

Sí, Albanio; ya está advertida

que Ismenia Albania se llama,

270

y de vuestros nombres dos

que ha de tener se asegura

la ventura y la hermosura

que en entrambos puso Dios.

 

ISMENIA.

Como la de Albanio tenga

275

segura vivir podría,

que no es bien que con la mía

tanta desdicha le venga.

 

ALBANIO.

A todos, Ismenia, espantas

con iguales maravillas

280

de ver que al suelo te humillas

y que al cielo me levantas.

Pero cuanto más al suelo

te humillas por ensalzarme,

tanto más siento humillarme

285

al resplandor de tu cielo.

 

DALISO.

A fe que estáis cortesanos.

 

SILVANA.

Gentiles golpes se tiran.

 

DALISO.

Advertid muy bien que os miran

algunos ojos villanos.

290

Cese la conversación,

aunque le pese al deseo,

que el dueño de este bateo

os quiere dar colación;

que, aunque es pobre, se ha empeñado,

295

y desde ayer se previno,

en fe del noble padrino

que le tiene por honrado.

 

ISMENIA.

Bien lo pudiera excusar.

 

ALBANIO.

¿Qué ha de ganar ni perder?

 

SILVANA.

300

¿Cómo se puede romper

la costumbre del lugar?

¡Hola!, dadnos colación,

y siéntate junto a mí.

 

ISMENIA.

Pues siéntese Albanio aquí.

 

ALBANIO.

305

Siéntome del corazón.

 

(Salen VIRENO y ASCANIO.)

VIRENO.

A buen tiempo hemos venido.

 

ASCANIO.

No ha sido poco acertado

si, como habemos llegado,

nos hubieran recibido.

 

VIRENO.

310

Hablando están y de suerte

que no nos echan de ver.

 

ASCANIO.

¡Qué vengo mi muerte a ver!

 

VIRENO.

¡Que he venido a ver mi muerte!

 

ASCANIO.