Los cinco misterios dolorosos de la pasión y muerte de nuestro señor Jesucristo, con su sagrada resurrección - Lope de Vega - E-Book

Los cinco misterios dolorosos de la pasión y muerte de nuestro señor Jesucristo, con su sagrada resurrección E-Book

Лопе де Вега

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Beschreibung

Los cinco misterios dolorosos de la pasión y muerte de nuestro señor Jesucristo, con su sagrada resurrección es un drama teatral de Lope de Vega que, como su propio nombre indica, se desarrolla en torno a la pasión, muerte y resurrección de la figura de Jesús de Narzaret.-

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Lope de Vega

Los cinco misterios dolorosos de la pasión y muerte de nuestro señor Jesucristo, con su sagrada resurrección

 

Saga

Los cinco misterios dolorosos de la pasión y muerte de nuestro señor Jesucristo, con su sagrada resurrección

 

Copyright © 1987, 2021 SAGA Egmont

 

All rights reserved

 

ISBN: 9788726618426

 

1st ebook edition

Format: EPUB 3.0

 

No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.

 

www.sagaegmont.com

Saga Egmont - a part of Egmont, www.egmont.com

Al muy Ille. señor don Hi[eróni]mo Manrique del Q[onsej]o Supremo de Su Mag[esta]d de la sancta general Inquisiçión. Considerando (M. Ille.señor) los días pasados en qué pudiera enplear los desocupados ratos que del serviçio de V. m. resultan, allé que en ninguna tan justamente se enplean como en obras de deboçión, prinçipalmente en ésta a quien todos con tanta razón estamos obligados, que no es otra cosa (verdaderamente) sino una piedra ymán que las más remotas almas del serviçio de tan alto misterio así la[s] atra[h]e tan de beras, que abrazando (de corazón) la cruz de sus trabajos, siguen aquel que tan de buena gana con la suya le sirbe de capitán y guía contra el enemigo exército del demonio; ansí yo atrahido d[e] esta dibina piedra, quise en la contenplaçión d[e] estos misterios publicar el sentimiento a que la memoria de tanta pena nos obliga. Bien sé que alguien dirá que a sido atrevimi[ento] querer seguir sujeto que después de quatro dibinos ebangelistas an seguido y imitado tantos peregrinos ingenios. Pero tendré disculpas diziendo que tan alta istoria y balerosas hazañas de tan heroico príncipe an de ser de nuebo cada día tan sentidas y dibulgadas que las coxan todos con abundançia el berdadero fin. Mas porque para tan pequeña obra exçede ya la epístola, es justo límite no más de que V. m. resçiva este mínimo serviçio como del más mínimo de sus criados de V. m., cuya muy ilustre persona nuestro Señor guarde y en estado aumente, como todos deseamos.

 

V.L.m.a. V.M. su menor criado Lope de Vega

PRIMERO MISTERIO

No la fiereza de Belona y Marte,

no del amor el dulçe estilo canto,

no de bana fiction siguiendo el arte,

no heroicos hechos de temor y espanto,

no las inpresas de enemiga parte,

no las mentiras del fingido encanto,

no los tropheos, triunphos y victorias,

que no me preçio, no, de humanas glorias.

Fiereza canto, o Marte, canto y guerra,

amores canto de un heroico pecho,

los hechos canto del que en cielo y tierra

dignas hazañas de memoria ha hecho;

inpresas canto del balor que encierra

el que el mundo ganó con solo un hecho

tropheos soberanos y victorias,

preciándome cantar dibinas glorias.

Canto aquellos misterios dolorosos

de la pasión y muerte que dio bida

a los humanos honbres temerosos

de quien no fue tal gloria conosçida,

canto los llantos tristes, lastimosos,

de una prinçesa y reina esclaresçida

de cuya pena triste hará memoria

el ronco pecho de mi amarga istoria.

No inploro el fiero y apolíneo aliento,

pues d[e]él y de sus musas la mía huye,

que a ti, dibino Apolo, ba mi intento

[y] el fin del saver en ti concluye.

Y tú, saçerdotisa, a mi lamento

tu néctar çelestial y anbrosía influye;

inspírame saver, Virgen clemente,

pues presente estubiste en lo presente.

Comiénçese la istoria dolorosa

aconpañen mis lágrimas la pluma,

llore mi alma triste, temerosa,

y en suspiros se abrase y se consuma,

sienta mi corazón la rigurosa

pena y dolor en lamentable suma

y mientras sigo tan lloroso estilo

nazca de mis dos ojos otro Nilo.

El Hijo eterno del eterno Padre

el rey del çielo inpírio, mar y tierra,

el que nasçió de aquella Virgen madre

en quien la çelestial virtud se ençier[r]a

porque su exçelso amor con obras quadre,

porque Satán no haga al mundo guerra

con tres soldados de su conpañía

al huerto, triste, con dolor, subía.

Pedro se llama el d[e]ellos más ançiano

el que más joven Juan y el otro Diego,

con estos tres su poderosa mano

se determina de acometer luego

y aquel prínçipe de lo soberano

de amor del honbre derretido en fuego

a solas se halló en el solo huerto

del pecho saca su dolor cubierto.

Y como ya su pena le afligía,

d[elesta suerte les habla suspirando:

«Triste y aflita está el alma mía

hasta la muerte. Aquí espera orando

e ya apartado de su conpañía,

mortales ansias y t[h]emor pasando

con un mortal dolor sangriento y frío

al Padre eterno dize: «Padre mío,

Si es posible, Señor, pase de mí

aqueste triste cáliz de amargura,

y no como yo quiero, pero en mí

tu voluntad se cunpla eterna y pura».

Con lágrimas pedía fuese ansí

y con sudor de sangre que la dura

tierra ablandava, que de amor se abría

y las ardientes gotas resçevía.

Lebántase Jesús y ba mirando

sus apóstoles todos ya dormiendo

y dixo a Pedro: «¿Cómo que belando

no pudiste una ora estar pudiendo?

Belad y orad, guardaos no bais entrando

en tentaçión, pues entendéis y entiendo

qu[e] está pronto el espíritu aparejado

pero la carne enferma abes cuidado».

Con esto buelto a orar muy angustioso

gotas de rosa sangre derramava

por aquel rostro tímido y ansioso,

que de sudor divino destilava,

y dixo: «Padre mío poderoso,

si este cáliz, sino es que d[e]é1 gustava,

pasar de mí no puede, qual desea

tu voluntad en mí cunplida sea».

¡Quién biera, ay Dios, tenblar de belle el çielo,

los ángeles muy tnstes lamentando!

¡quién biera en aquel güerto y berde suelo

las tiernas yerbezillas tremolando,

los árboles mostrando pena y duelo!

con el son de las ojas están dando

un temeroso espanto dolorido

al pájaro que en ellas haze el nido.

La tierra está vesando las rodillas

y algunas vezes la dibina cara,

y indigna de vesar tales mexillas

huye y de lo tocar se muestra abara;

tanbién las pequeñuelas yerbezillas

biendo tocarse de la efigie clara

resçiven humilladas la faz pura

bolbiendo en seda su aspereza dura

Después de aber el buen Jesús orado

la vista en sus apóstoles rebuelbe,

belos estar en sueño sosegado

y sin hablar tercera vez rebuelbe.

E ya después que al Padre a suplicado

lo que en la oraçión dicha se resuelbe

un ángel del inpíreo çielo abaxa,

que consolarle en su dolor trabaja.

El mensajero alado como llega,

de rodillas tenblando se le pone,

a darle biene la espantosa nueba

y lo qu[e] el Padre a Jesús le dispone.

Que humano entendimiento no remueba

nuebo dolor y con amor propone