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Los comendadores de Córdoba es uno de los llamados dramas de honor del dramaturgo Lope de Vega. Se articula en torno a la leyenda de la torre de Malmuerta, según la cual un caballero cordobés asesinó a su esposa a raíz de su traición con un comendador que la había seducido.
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Seitenzahl: 95
Veröffentlichungsjahr: 2020
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Lope de Vega
Saga
Los comendadores de CórdobaCopyright © 1596, 2020 Lope de Vega and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726618433
1. e-book edition, 2020
Format: EPUB 3.0
All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com
(Sale DON JORGE y DON FERNANDO, comendadores, y DON LUIS, caballero.)
DON JORGE
Grande merced nos ha hecho
el Obispo, mi señor.
DON FERNANDO
Corresponde a su buen pecho,
ha igualado a su valor,
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y su sangre, satisfecho.
DON LUIS
Que os trate como sobrinos,
¿qué os admira, si sois dignos
de serlo del mismo Rey?
DON FERNANDO
Por su sangre, a toda ley;
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que por lo demás, indignos.
¡Cuánto se ha holgado de vernos
tan robustos y soldados!
—que nos dejó niños tiernos—
y tan cerca de ocupados
15
en militares de gobiernos,
y no con malas haciendas.
DON LUIS
Y, más si tan altas prendas
a los méritos reduces,
por buena sangre, las cruces,
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por obras, las encomiendas.
Ya tenía información
que en Granada habéis servido
al Rey en esta ocasión,
y que han parejas corrido
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hazañas y obligación.
Huélgase en extremo en verosn
al veloz curso o al paso
subir caballo andaluz,
si fuere el mismo Pegaso.
30
En cualquier nave me engolfo,
ni temo estrecho ni golfo,
con todo me estrello y rifo;
domar puedo al Hipogrifo,
como se dice de Astolfo.
DON LUIS
35
Pues alto: no desconfíes;
venga algún paje que os calce.
DON FERNANDO
Traedme unos borceguíes.
DON JORGE
A mí, la humildad me ensalce.
DON FERNANDO
¿Ya de mis retos te ríes?
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Córdoba hará que me vengue.
(Sale GALINDO, lacayo, la capa al brazo y la espada desnuda, y dicen dentro:)
¡Aparta, aparta!
GALINDO
No importa:
¡Téngase, señor perrengue,
o haré que Juan de la Horta
los dos ojos le derrengue!
DON JORGE
45
¡Vive el Señor, que es Galindo!
¡Ah, borracho!
GALINDO
¡Mentís, loco!
DON JORGE
¿Hablas conmigo?
GALINDO
Al decillo,
¿me hablaste?
DON FERNANDO
Deténte un poco:
¿con quién lo has?
GALINDO
Con un grillo.
DON JORGE
50
Envaina ya, majadero.
GALINDO
Manda a la cólera tú
que me deje.
DON JORGE
Está hecho un cuero.
¿Tú, espada en casa? ¡Jesú!
¿Hoy venido, y hoy grosero?
GALINDO
55
Repórtome.
DON JORGE
Si al balcón
saliere el Obispo…
DON FERNANDO
Es llana,
Galindo, tu perdición.
GALINDO
Reportéme con cuartana:
¿no sabe que soy león?
DON FERNANDO
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Iremos a un hospital
por ella.
DON JORGE
Di lo que fue.
GALINDO
No queréis al hombre mal,
según en esto se ve.
DON JORGE
¿Veis éste? No tiene igual:
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es mi privado y querido.
DON FERNANDO
Cuenta, necio, lo que ha sido.
DON JORGE
Di presto lo que ha pasado.
GALINDO
¿Resuello por algún lado?
Que creo que vengo herido.
DON JORGE
70
Miradlo, Fernando, vos.
DON FERNANDO
No tienes, nada, ¡por Dios!
DON JORGE
¿Qué has tenido, mentecato?
GALINDO
¡Ay, que fue con un mulato!
DON JORGE
¡Buenos estaban los dos!
GALINDO
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Como si yo fuera un payo,
y el cocinerillo, obispo,
me dijo, sacando el bayo:
"¿Es este puerco el lacayo
del sobrino del Obispo?"
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"Callad", le dijeron dos
que estaban con el guillote,
"que es más valiente que vos".
"Gana me da, ¡vive Dios!",
dijo, "de asille un bigote".
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Y entonces la rienda arrojo,
y acercándome, desato
la lengua con este enojo:
"Si está preñado el mulato,
llegue, cumplirle he su antojo."
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"Los negros", dijo, "no son
judíos, y es argumento
que aprueba bien la cuestión,
que hubo en el Nacimiento
negros, y no en la Pasión."
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Yo entonces, con algún brío,
le dije: "Perro, no ladre;
que bien puede ser judío
por la parte de su madre,
y basta ser gusto mío;
100
que él no es fino de Segovia,
sino muy bajo cinqueno."
Replica, y el cuerpo agobia:
"Judío veinticuatreno,
con más faldas que una novia,
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tómeme esa bofetada."
Y diome con el sombrero.
Yo arranco la acicalada,
y ya fuera el negro harnero,
a no ser por gente honrada…
110
¡Sal aquí, perron!
DON FERNANDO
Está quedo.
DON LUIS
Bien os podéis sosegar;
que yo le haré castigar.
DON FERNANDO
La mano le habéis de dar;
que es un mozo de caballos
115
de casa, y hombre de bien.
DON JORGE
Los nuestros, don Luis, nos den.
DON FERNANDO
Haced al patio sacallos.
Y tú con nosotros ven.
DON JORGE
¿A dónde, Fernando, iremos?
DON FERNANDO
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A visitar nuestra prima,
que harta obligación tenemos.
DON LUIS
Y aun es la prima más prima
que en Córdoba visto habemos.
DON JORGE
¿Es hermosa?
DON LUIS
Un ángel bello;
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en rostro, manos y cuello,
vence alabastro y jazmín;
toda es bellísima, al fin,
desde los pies al cabello.
DON JORGE
Pésame muy en extremo
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que esté ausente el Veinticuatro;
que ya el recatarse temo,
y yo su fama idolatro,
y en su memoria me quemo.
DON FERNANDO
¿De qué se ha de recatar
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siendo sus primos?
DON LUIS
Por dar
ejemplo de casto pecho;
que con hermanos lo han hecho
otras del mismo lugar.
DON FERNANDO
Aquesos son disparates;
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de verla es justo que trates,
o tómelo mal o bien.
DON JORGE
Haz, Galindo, que nos den
borceguíes y acicates.
(Vanse. Sale el rey DON FERNANDO, GARCILASO DE LA VEGA y el CONDE de Palma y HERNANDO DEL PULGAR y DON GARCÍA DE TOLEDO.)
REY
Estoy, nobles caballeros,
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de vosotros bien servido,
pues vuestros blancos aceros
habéis en sangre teñido
de aquestos bárbaros fieros.
Y aunque es de Dios la victoria,
150
Él quiere que vuestra gloria
no se oscurezca de olvido,
pues habéis engrandecido
la fe con tan larga historia.
Ya poseo la Granada,
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que tan agria, áspera fue,
dulce, madura y cortada,
y de católica fe
la cabeza coronada.
Costóme mucho el venir
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a poderla conseguir,
después de tan larga guerra;
que estaba en nevada sierra,
tan áspera de subir.
Débeseos, conde de Palma,
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mucha parte de la empresa;
ya de esa palma no es palma
el fruto que antes profesa;
Granada lleva esa palma.
¿Quién vio palmas con granadas?
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Pero así suele ingerillas
el corte de las espadas,
y a vuestra frente rendillas,
todas de palma enlazadas.
CONDE
Señor, si la palma mía
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os diera aquesta Granada,
o en palma vuestra podría;
pero fue palma sembrada,
que ha dado el fruto tardía.
Perdonad su rustiqueza;
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que humillarse a Vuestra Alteza
tiene por mayor hazaña.
REY
Antes es palma de España,
que ha de ceñir su cabeza.
Vos, Hernando del Pulgar,
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creedme, que eternamente
vuestra hazaña singular
vivirá de gente en gente,
desde el nuestro al Indo mar.
Que el Ave, por quien tan ciertas
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vemos nuestras peticiones,
de estas vidas, en Dios muertas,
ya que no en los corazones,
la clavastes en las puertas.
Fuistes un Marte Gabriel,
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que con la embajada escrita,
tanto os parecéis a él.
PULGAR
Quien al moro se la quita,
más tiene del Ave y de él.
Si clavé el Avemaría
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en las puertas de Granada,
de Garcilaso podría
loarse más ser quitada
al moro que la traía.
GARCILASO
Vos habéis dado sujetos
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a la fama en qué emplearse,
y a los poetas concetos,
porque más debe loarse
la causa que los efetos.
Vos la distes a mi empresa.
REY
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Con vuestra alabanza, cesa
la que a entrambos puedo dar.
GARCILASO
Mis armas ha de envidiar
el cielo.
REY
Harta gloria es ésa.
GARCILASO
Ya luce el Avemaría
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en mis banderas y escudos,
donde el sol detiene el día.
REY
¿Por qué nos tenéis tan mudos
vuestros hechos, don García?
¿O han de ir éstos como salva,
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y de vuestro sol el alba,
que a mí encarecerlo puedo?
Hablad, famoso Toledo,
honor de la casa de Alba.
DON GARCÍA
Entre tales caballeros,
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¿qué puedo, señor, decir?
REY
El que fue de los primeros
en hacer y proseguir
se alaba de los postreros;
no fue vuestra espada en blanco,
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ni fue vuestra lanza mimbre;
que ya llega al cielo franco,
el ángel azul y blanco
de vuestro dorado timbre.
Hoy queda por vos el nombre
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de Toledo eternamente,
a donde la vida asombre
de ver un hombre excelente,
si quien es tan grande es hombre.
PAJE
Aquí, Rey invicto, está
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don Fernando el veinticuatro
de Córdoba, que hoy se va,
y de Écija tres o cuatro
hidalgos.
REY
Descansen ya.
Vuélvanse a sus casas todos,
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pues volvieron de mil modos
por España y por su honra,
desde la infamia y deshonra
del primer rey de los godos.
¿Quién son?
PAJE
Esteban Sarmiento
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y Pedro Trillo.
REY
Este Trillo
es hombre de mucho cuento:
un su abuelo, con un trillo
dicen dio la muerte a ciento.
PAJE
Martín Fernández, también,
255
de Bohorques, está aquí.
REY
¡Qué gran soldado!
DON GARCÍA
Harto bien
pelear, señor, le vi
con la espada de Jaén.
Valientes hombres han sido
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todos los de este linaje.
REY
Muy bien los he conocido.
Entre el Veinticuatro, paje.
(Sale el VEINTICUATRO.)
VEINTICUATRO
Los pies, gran señor, te pido.
REY
¿Qué es esto, Fernando?
VEINTICUATRO
Ya,
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que Granada y sus extremos
por tuya, señor, está,
el sosiego en que te vemos
licencia a todos nos da,
y a venírtela a pedir
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para volver a mi casa,
si aquí no te he de servir.
REY
A la guerra que aquí pasa,
la paz se debe seguir.
Vete, Fernando, y descansa
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con tu mujer, que ya es justo.
VEINTICUATRO
Nunca el servirte me cansa,
pero da el ocio disgusto
si Marte la furia amansa.
Y en los que somos casados,
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corre más la obligación
de la patria, y los cuidados
de acudir a los que son
forzosos, y no excusados.
Córdoba te dio sus hijos,
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que en conquistar esta tierra
has visto firmes y fijos,
más para andar en la guerra,
que para los regocijos.
Ya la guerra se acabó;
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las fiestas tendrélas yo
con mi familia, si mandas.
REY
Para tan justas demandas
no puedo decir de no.
Siento apartarte de mí,
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que sabes que te estimé.
VEINTICUATRO
Siempre, señor, os serví,
siempre esa luz mi sol fue,
y como sombra os seguí.
No he podido daros más,
300
siendo mi caudal tan poco.
REY
En fin, Fernando, ¿te vas?
VEINTICUATRO
Señor, mi intento revoco;
ni me voy, ni iré jamás.
Hagamos, señor, aquí