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Los embustes de Fabia es una comedia teatral de Lope de Vega. Narra en tono humorístico y relajado el adulterio de la noble Fabia, esposa del senador Catulo, en la antigua Roma. Fabia ordenará a otro de sus amantes que asesine a su marido, aunque el restulado no será el esperado.
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Seitenzahl: 91
Veröffentlichungsjahr: 2020
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Lope de Vega
Saga
Los embustes de FabiaCopyright © 1595, 2020 Lope de Vega and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726618464
1. e-book edition, 2020
Format: EPUB 3.0
All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com
-fol. 509-
Salen CAMILA y FABRICIO.
CAMILA ¡Bien te descuidas en verme,
Fabricio!
FABRICIO ¿Quieres dejarme?
CAMILA Basta, que das en helarme
para de nuevo encenderme.
Pues ya me dejas, Fabricio, 5
con la boca a la pared,
señal es que tu merced
se enfada de mi servicio.
Vete con Dios.
FABRICIO Calla, loca.
CAMILA ¿Que calle? ¡Gentil razón! 10
¿Tiene puerta el corazón
cuando le cierran la boca?
¿Podrá decir sus enojos
-fol. 510-
si aquesta puerta le vedan?
Sí podrá, pues que le quedan 15
las ventanas de los ojos.
Lloren mis ojos, ¡ay, ay!,
pues solo hablar no me dejas.
FABRICIO Tanto más siempre te quejas
cuanto menos razón hay: 20
no me maltrates las4 niñas
donde tan niño me veo.
Cúmpleme aqueste deseo,
y sufriré que me riñas.
CAMILA ¡Que no los maltrates, dices, 25
y que el triste llanto aplaquen!
¡Plega a Dios que me las5 saquen
cuervos, grajos y perdices!
FABRICIO Así las aves le toman.
CAMILA ¿A cazar con ellas vienes? 30
Pues como búho las tienes
para que otras me las coman.
Deja mis niñas, Fabricio,
que dellas será mejor
que llorando al niño Amor 35
haga injusto sacrificio.
¡Ay, ay!
FABRICIO Ireme, por Dios,
por no ver cómo padeces,
lo que más bien me pareces.
CAMILA Vete, adiós.
FABRICIO Adiós.
CAMILA ¿Adiós? 40
¿Adónde mueve la planta,
bracamana, helado, scita6,
abarimo, troglodita7,
indio, alarbe, garamanta?
Vuelve, no me hagas fieros. 45
FABRICIO No volveré.
CAMILA Venga acá.
FABRICIO ¿Lloras?
CAMILA No me quedan ya
sino tantitos pucheros.
FABRICIO Pues es hacerme pedazos.
CAMILA Pues llégate acá, león. 50
Sosiégame el corazón.
FABRICIO ¿Con qué, tigre?
CAMILA Con tus brazos.
FABRICIO Agora me manda, y pisa
aqueste cuello cien veces,
pues tanta gloria me ofreces 55
con esa boca de risa.
CAMILA ¿Hablará más a la tuerta?
FABRICIO ¡Vive Júpiter que ha un mes
que no han tocado mis pies
los umbrales de su puerta! 60
CAMILA ¿Ni en casa de Teodoreta,
la quebrada de color?
FABRICIO No, por tus ojos, amor,
que es ciega, y es alcagüeta,
y ya la he dado de mano. 65
CAMILA Perro, si quebradas quieres,
hallarás en mil mujeres
este barro zamorano.
FABRICIO La comparación no entiendo,
que nunca en España estuve. 70
CAMILA Yo sí, que la flor que tuve
allí la gasté sirviendo,
que fui con el Senador
cuando le hicieron tribuno.
FABRICIO ¡Que siempre en nombrando alguno 75
le llaman con atambor!
Toma ese papel, y adiós.
CAMILA ¿Cúyo?
FABRICIO De Vitelio es.
Cobra respuesta, y después
nos hablaremos los dos. 80
(Vase FABRICIO y entra[n] CATULO, viejo senador, y ERITREO, AURELIO y criados.)
CATULO ¡Por Júpiter, que se huyó
el mozalbillo Eritreo!
ERITREO Que te has engañado creo,
que ni huye, ni te vio.
CATULO ¿Mis ojos engañarelos? 85
-fol. 511-
ERITREO Puedes engañar tus ojos,
pues los cubres con antojos.
CATULO ¿De qué antojos?
ERITREO De tus celos,
que hacen la letra grande,
como se suele decir. 90
CATULO ¿En qué entiendes?
CAMILA En servir8.
¿Mandas algo?
CATULO ¡Que te mande!
¡Oh Camila!, ¿pudo ser
que contra aquella esperanza
hicieses tanta mudanza? 95
Pudiste como mujer,
como materia imperfeta
más presto dispuesta al mal,
que esta regla general
pocas o ninguna excepta. 100
ERITREO ¡Cómo!, ¿a todas las igualas?
CATULO Necio, ¿por qué me condenas?
Digo que hay muchas muy buenas,
pero que hay muchas muy malas.
No siguen el medio igual, 105
y claramente se ven:
la buena, estremo del bien,
la mala, estremo del mal.
ERITREO Por cierto, en balde te quejas.
AURELIO Señor, en balde te matas. 110
CAMILA Mal nos quieres, mal nos tratas;
debe de ser que nos dejas.
¿Mudaste la condición
como mudaste la edad?
CATULO ¡Mudela con la maldad 115
de vuestra infame traición!
No estoy en la senetud,
que os tengo de aborrecer
porque no puedo tener
lo que da la juventud. 120
Otra cosa me atormenta.
CAMILA Esta, mi señor, te aqueja.
¿No has oído la aconseja
que de la zorra se cuenta?
En dos jarras enramada, 125
vio sacudir de los vientos
los racimos y sarmientos
y las uvas sazonadas;
alcanzar las pretendía,
pero fue gran desatino, 130
porque un alto antiguo espino
en sus brazos las tenía,
y viendo que era imposible
dicen que dijo a la gente:
«De aquesta fruta presente 135
os guardaréis lo posible,
que es aceda, y venenosa,
y gran daño os puede hacer»;
como tú de la mujer
sabia, cuerda, honesta, hermosa, 140
que ya que la edad te doma
y de sus gustos excedes,
cuando comella no puedes,
quieres que nadie la coma.
CATULO ¡Hasme indignado! ¡Hasme muerto! 145
¡No pensé llegar a tal,
y aunque escarbe por mi mal,
se ha mi mal descubierto!
Aurelio, tenle estos brazos,
y tú también, Eritreo. 150
CAMILA ¡Cielos!, ¿qué es esto que veo?
¿Queréis hacerme pedazos?
Si me quieres castigar,
dime primero el porqué.
CATULO Tú lo sabrás, que bien sé 155
que me queréis acabar.
CAMILA ¿Tal se sufre y se consiente?
Que no quieras, señor, no,
que carnes que Dios me dio
me las vea tanta gente. 160
¿Qué me buscas en los pechos?
CATULO La ponzoña injusta o suerte
donde me tratas la muerte.
CAMILA ¡Pedazos los tienes hechos!
-fol. 512-
¡Bien medro, ay pobre doncella! 165
¡Y adónde las manos mete!
CATULO Ya ha parecido el billete,
podéis dejar de tenella.
Agora veréis las pruebas
de mi verdad.
CAMILA9 ¡No hay qué hablar! 170
Dime, ¿quién ha de pagar
la castidad que me llevas?
CATULO Veréis si mis quejas fueron
tan solo para quejarme,
y veréis si puedo honrarme 175
de la mujer que me dieron.
¡Ah papel, que en corte rabio,
escrito por mi deshonra
en el papel de mi honra
con la tinta de mi agravio! 180
CAMILA [Aparte a AURELIO y ERITREO.]
Mucho mejor es que sea
escrito discretamente
en el papel de su frente
con el cuerno de Amaltea.
AURELIO ¿Oíste tal desvergüenza? 185
ERITREO Calla, ¿no tienes temor?
CAMILA No, porque su mucho amor
me ha quitado la vergüenza.
Quiere bien a mi señora,
sufrirá que le azotemos. 190
AURELIO ¡Qué hace de hacer estremos!
¡Sin duda mueres agora!
CAMILA ¿De aquesto te maravillas?
Déjale, Aurelio, enojar,
que ella le sabe ablandar 195
con dos falsas lagrimillas.
(Sale FABIA, dama.)
FABIA ¿Qué alboroto es este pues?
¿Qué estás leyendo, señor?
Dadme el papel, por mi amor,
que de alguna dama es. 200
CATULO ¡Suelta, infamia de las buenas!
¡Suelta, no rompas! ¡Quisiera
que un dardo, un rayo rompiera
la ponzoña de tus venas!
Y ya que quiera rompellas, 205
no rayo que las quemara,
mas yerro porque sacara
sangre que bebiera dellas.
Haslo rompido y deshecho,
y aunque le deshagas más, 210
la traición no desharás
que en escribirle me has hecho.
Mira en aqueste pedazo
cómo dice desta suerte
que me deseas la muerte 215
y que ya se llega el plazo.
¡Oh Fabia, al fin mal nacida10 ,
llena de infamia y deshonra!,
basta quitarme la honra,
porque me quitas la vida. 220
Mas bien haces de esa suerte,
el yerro es fuego apercibe,
que aquel que sin honra vive
dichoso acaba en la muerte.
FABIA ¡Señor!
CATULO ¡No muevas la lengua! 225
¡Sierpe, víbora!
FABIA ¡Señor!
CATULO ¡Calla, que harás al dolor
que dé voces en tu mengua!
Mas, pues della y de su pena
la mayor parte me alcanza, 230
yo tomaré la venganza
por propria, o por mano ajena.
Verteré tu sangre infame,
manchará el vestido en ella,
lavaré mi honor con ella 235
al tiempo que se derrame.
Este es el medio mejor,
pues entre tu sangre, luego,
como el fénix en su fuego,
ha de renacer mi honor. 240
Y ese Vitelio que adoras,
ese Vitelio, tu cielo,
-fol. 513-
ese lascivo mozuelo
por quien suspiras y lloras,
ese, ¡oh Fabia!... Pero basta. 245
Venid conmigo los dos.
FABIA ¡Oh Senador, sabe Dios
que te sirvo humilde y casta!
(Vanse CATULO y los criados.)
CAMILA ¡Y cómo si le servimos!
¡Mal año para Lucrecia! 250
Es tan casta, que es muy necia.
¡Dios sabe lo que sufrimos!
Mi señora, vuelve en ti,
que ya veo en su locura
abierta tu sepultura 255
y una horca para mí,
que he de morir ahorcada.
FABIA ¿Haces donaire, medrosa?
CAMILA ¿Piensas que soy mentirosa?
Ahorcada o despernada, 260
que un zahorí me lo dijo
por las rayas de una pierna.
FABIA Por haber sido tan tierna,
agora, ¡oh cielos!, me aflijo.
Mil veces a este enemigo 265
le hubiera dado la muerte
quien tuviera a buena suerte
poderse casar conmigo.
Detuve el cuchillo fiero
que agora habré de buscar, 270
y si él me quiere matar,
adelantarme primero.
CAMILA Eso sí, llega temprano,
pues tienes a quien lo pidas,
y pues que jugáis las vidas, 275
gánale tú por la mano:
determina luego a quién.
FABIA ¿Quién, Vitelio?
CAMILA Agora creo
que tienes solo un deseo;
en llegando a querer bien, 280
ya debe de estar cumplido,
pues a Vitelio aborreces.
FABIA ¡Ay Dios, qué pena me ofreces!
¿Mi Vitelio aborrecido?
Imagina el monte Celio 285
tan llano como la palma,
y no que pueda mi alma
aborrecer a Vitelio.
CAMILA Pues, ¿por qué quieres hacer
que Vitelio haga este insulto? 290
Pues, si acaso no es oculto,
por fuerza le has de perder.
Hágalo otro enemigo
que aborrezcas, y que pueda,
pues libre Vitelio queda 295
para casarse contigo.
FABIA Bien dices, razón te sobra;
adevínasme el deseo.
No sea Vitelio el reo,
Lelio lo ponga por obra, 300
que es fanfarrón, y gallardo,
y se pica de valiente.
CAMILA Has dicho discretamente.
FABIA ¿Qué me detengo? ¿Qué aguardo?
¡Muera el Senador! ¡No viva 305
tal pestilencia en el suelo!
¡Rescate el piadoso cielo
esta su hechura cautiva,
dadas de Lelio!
CAMILA ¡Oh, qué bien
de un joven fuerte y soldado, 310
y muerto de enamorado
a manos de tu desdén,
el negocio se le pinta!
Que ansí desea agradarte,
que no está Segenio Marte 315
dentro de su esfera quinta.